¿Qué le pasó a la Selección Colombia?

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Razones de la pálida Copa de Colombia El equipo no tuvo gol, ni creación, ni fútbol. Se despidió sin nada de brillo. Análisis. Por: PABLO ROMERO | 10:22 p.m. | 28 de junio de 2015 Foto: AFP La Selección Colombia reunida, en el juego contra Argentina, en el que no pudieron conseguir la victoria y quedaron eliminados. Afp 1. Un equipo sin gol Colombia padeció el peor drama del fútbol, no tener gol. No fue suficiente tener a delanteros de primer nivel como Falcao García, Jackson Martínez, Teófilo Gutiérrez, Carlos Bacca o Luis Fernando Muriel. El equipo nunca generó el juego ofensivo que le diera posibilidades a sus delanteros y, por eso, todos –porque al final todos jugaron– pasaron por la Copa América sin trascender. Ni jugando dos atacantes o solo uno tuvieron posibilidades. De hecho, en cuatro partidos jugados Colombia solo anotó un gol, marcado por el defensor Jeison Murillo, a Brasil. Así, sin duda, es muy difícil aspirar en grande, por eso, el favoritismo con el que llegó a Chile se fue opacando y quedó en cuartos de final. El problema del gol pasó porque a los atacantes nunca les llegó el balón, pues en cada partido se vieron aislados, solitarios, luchando contra las defensas rivales y sin espacios. Colombia padeció su principal problema en la creación de ideas, pues no hubo nadie que metiera un pase o una asistencia. Los laterales nunca fueron armas de ataque y, por eso, cualquiera de los poderosos delanteros que pusiera, iban a tener la misma suerte: cero goles. 2. James y Falcao Radamel Falcao García, delantero colombiano. (AFP) La Selección Colombia despertó en Chile muchas expectativas por la presencia de sus dos jugadores más estelares: James y Falcao. James venía de una buena temporada en el Real Madrid y llegó con el rótulo de ser el máximo anotador de la Copa del Mundo en Brasil, y por todo eso quizá se esperaba mucho de él. Pero James no brilló en la Copa América. De los cuatro partidos jugados no fue determinante en ninguno, pese a que los jugó todos. Si acaso contra Brasil tuvo algunos destellos, porque encontró libertades, pero en lo demás, su Copa fue para el olvido. El apagón de James demostró que Colombia depende mucho de su juego, que cuando no luce, el equipo se queda sin ideas, pierde el norte; no tiene quién lo guíe. El caso de Falcao es más entendible. Al atacante le pasó factura su floja temporada en Inglaterra, su poca continuidad. Se le vio muy lejos del nivel que mostró antes de su lesión y, con todo y eso, fue el delantero que más insistió. James y Falcao se fueron sin brillo. 3. La mutación del equipo A la selección Colombia, que tenía problemas de gol y de generación de juego, también le tocó afrontar otros inconvenientes, como las ausencias que se fueron presentando, incluso, desde antes del inicio de la Copa América. Por lesiones quedaron descartados Abel Aguilar, Fredy Guarín, Adrián Ramos y Juan Fernando Quintero, cuatro que estuvieron en el pasado Mundial, tres de ellos volantes. Luego, durante la competición, sufrió la expulsión de Carlos Bacca, la suspensión de Carlos Sánchez por acumulación de amarillas y la lesión de rodilla de Edwin Valencia. Sánchez y Valencia se perdieron el duelo contra Argentina y sus ausencias pusieron a pensar a Pékerman, que tuvo que hacer modificaciones obligatorias, ya que perdió a dos volantes de marca para un choque tan complicado. También empleó diferentes fórmulas tácticas de acuerdo al rival y a las bajas que tenía. Por ejemplo, arrancó contra Venezuela con dos delanteros, pasó a jugar solo con Falcao y luego remató con Jackson. En el último partido, contra Argentina, arrancó con un sistema 4-1-4-1, con Alexánder Mejía como único volante de marca, y tuvo que replantear rápidamente para buscarle compañía a Mejía, con Edwin Cardona. Luego cambio a los laterales, a Zúñiga lo mandó a la izquierda porque Messi hacía estragos y a Arias a la derecha. Colombia fue mutando, buscando soluciones a las eventualidades; el problema es que cambió su forma de jugar y ya no era un equipo con ataque, sino uno a la defensiva. 4. Llegaron sin nivel Antes de la Copa América se insistió mucho en que la mayoría de jugadores de la Selección iban a llegar con muy poco ritmo de competencia, debido a las difíciles temporadas en sus respectivos clubes. Eso les pasó factura. Por ejemplo, uno de los casos más delicados fue el de los laterales, pues de los cuatro que fueron convocados, tres tuvieron que superar largas lesiones y muy poca actividad; es el caso de Camilo Zúñiga, Pablo Armero y Santiago Arias. Ellos sufrieron en la temporada, pero eran los laterales de Pékerman y sí o sí iban a ser convocados. Aunque se les vio en un nivel bajo. Camilo Zúñiga, lateral de la Seleccion Colombia. (AFP) También pesó el tema de Cuadrado que, luego de un semestre de escasa aparición con el Chelsea, estuvo muy lejos de su mejor rendimiento. Era una de las cartas de Pékerman y no lució. Eso sin reiterar el bajo nivel de Falcao. En la defensa, Murillo y Zapata sobresalen, pese a que también tuvieron una temporada difícil. 5. Ya no es el del Mundial Colombia está muy lejos de ser el equipo que fue quinto en la pasada Copa del Mundo. Por nivel y por eficacia demostró que está a kilómetros de distancia. Hay nuevas caras, hay jugadores jóvenes que se han ido integrando y otros que se han ido ya de la Selección. El buen nivel en el Mundial de Brasil se debió, en parte, a que fue la culminación de un proceso de la larga eliminatoria. Ahora, con esta Copa América, parece que arranca un nuevo ciclo en el que José Pékerman está involucrando a nuevos jugadores, llenando el vacío de los que se fueron y proyectando el mejor equipo de cara a la eliminatoria para Rusia 2018. En esta tarea este tipo de traspiés eran probables, es solo que golpean fuerte, justamente porque era una de las selecciones candidatas, y más allá de que no alcanzó ni la semifinal, dejó una imagen agridulce de muy poco fútbol. PABLO ROMERO Enviado especial de EL TIEMPO Chile

Fuente: El Tiempo

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Las razones de Meluk:

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Meluk le cuenta... (Ahora la Selección no es 'tierra arrasada') Es apenas obvio que hay que hacer ajustes para la eliminatoria. 5:45 p.m. | 29 de junio de 2015 Jorge Valdano ha hecho famosas varias frases. De ellas, hoy escojo dos. Primero, esta: “Los periodistas son el único equipo invicto, pues nunca pierden”. Y esta otra: “Los periodistas son los profetas del pasado”. Rotundas y demoledoras. Recuerdo también a Germán Blanco, exeditor de estas páginas y quien me alineó por primera vez en la titular de la redacción de Deportes de EL TIEMPO, cuando nos decía: “Es que el lunes todos nos ganamos el 5 y 6”, las viejas apuestas de las carreras de caballos. Tal cual. Yo, pecador, me confieso... Con la eliminación de la Selección Colombia en los cuartos de final de la Copa América, se cumplen todas esas máximas. Hay voces que, en la inmediatez del resultado, han creado una lectura de ‘tierra arrasada’; que hay que refundar el equipo, que el DT José Pékerman no trabaja, que hay que cambiar hasta los baldes que carga el utilero, que el equipo ahora es pegador, que hay que convocar a los jugadores de la Liga local a cambio de los que están en Europa, que Perú y Paraguay ya nos eliminaron del Mundial de Rusia 2018, que hay que reconstruir y reedificar el equipo... ¡El apocalipsis! Ni tanto ni tan poco: los periodistas somos –y me incluyo porque peco– los que antes del torneo dijimos que era una bestialidad que jugaran, por ejemplo, Zúñiga y Armero, pues venían de lesión y larga suplencia, y resultó que Zúñiga y Armero no lo hicieron para nada mal. También se dijo que, por fortuna, James se había lesionado en febrero, con lo que se vio obligado a ‘parar’ y así llegaba en su punto a la Selección. A la luz de los que pasó después, se sentenció con total autoridad que no dio pie con bola porque venía cansado y exprimido del Real Madrid. ¿Al fin, qué? Se juró que Teófilo Gutiérrez fue el alma que resucitó a Colombia en la victoria contra Brasil, después de su ausencia en la derrota con Venezuela; pero cuando Teo falló (muy feo) al intentar hacer ese mismo rol en el juego contra Argentina (lo que originó su rápido cambio), resulta que esa es la prueba pública de una autoaceptación de Pékerman de su pésimo planteamiento de juego... ¡Y sí: lo planteó mal, pero porque puso un solo volante de marca a falta de sus dos titulares! Se dice que ya no hay táctica ni estrategia y que ahora somos los más violentos del área: las pruebas estadísticas contradicen eso. Atérrense: ¡Colombia pegó más en el Mundial! Antes, cuando se enfrentó a Jordania, Senegal o El Salvador se habló del técnico como un excelente buscador de sparrings, pero ahora que jugó contra Baréin y Kuwait (que son menos que jugar contra Nacional de Eléctricos o Caterpillar Motor, seguro), Pékerman y su cuerpo técnico son una bola de vagos. Yepes era un lento armario antes del Mundial y fue el capo de capos en Brasil. Abel Aguilar era torpe y ahora resultó ser el ‘ausente salvador del primer pase’ y así. Y los ‘oráculos del mal’ andan felices repitiendo, mientras muestran sus colmillos, listos para morder el pescuezo: “Yo ya lo había dicho, ya lo había dicho...”. Ahora dizque todo es ‘tierra arrasada’. Lo que pasa es que es lunes y todos nos ganamos el 5 y 6... Dos errores y soluciones El diagnóstico general coincide en dos males, que se deben tratar para llegar sanos a la eliminatoria. 1. Ausencia de generación y juego ofensivo: ese fue el gran problema. Se produjeron pocas opciones de gol y los delanteros se fueron en blanco. Los generadores, James y Cuadrado, fueron mucho más vigilados y marcados por sus rivales, plenamente conscientes de su potencial. Ante eso no hubo alternativas para sostener el balón o promover soluciones para los desafíos defensivos del rival. Hay que buscar una alternativa para James, un apoyo para él, que brinde un juego de más sostenimiento de bola, un jugador tipo Macnelly Torres, que sea su ‘Compay Segundo’ en la creación, como ocurrió en la eliminatoria. Esto es lo que peor tiene a la crítica y a la afición. Ese el mayor dolor, la preocupación más grande: ¿con todos esos cracs arriba, y nada? 2. Debilitada escogencia de jugadores por lesiones previas y bajo nivel futbolístico: la teoría de Pékerman de que “mientras los jugadores estén bien físicamente”, como lo dijo antes de salir para Chile, es suficiente porque sabe de sus condiciones futbolísticas hay que tomarla con pinzas. Ya se sabe que para la eliminatoria hay que tener una evaluación clara y precisa del nivel futbolístico (no solo físico) del que se jacta que se hacía en la Selección con el riguroso seguimiento del veedor y analista de jugadores, para equivocarse lo menos posible, a sabiendas de que todo entrenador tiene jugadores preferidos y probados por él. El ejemplo real fue Cuadrado. No logró imponer su desequilibrio. Y, de la lista de 30 preinscritos, se lesionaron Abel, Guarín y Quintero. Fatal. Ahí se descuadró la cosa gravemente. Se afirma, en medio de este ‘apocalipsis’, que la liga local debe aportar, entonces, muchísimos mejores jugadores. Pongamos el ejemplo de Cardona (de reciente paso a México): ¿le dio vida ofensiva a Colombia? Pues, no... ¿Entonces? Es apenas obvio que hay que hacer ajustes para la eliminatoria, pero la Selección Colombia no es tierra arrasada, ni hay que ‘levantarla de sus impresionantes ruinas’, ni mucho menos. Y, por más que queramos (el burro por delante) dictar veredictos absolutos, todo es relativo. Y lo que es claro es que el fútbol es de todos los días y que si Colombia se duerme, como roncó entre 1998 y el 2014, se la llevará la corriente... Meluk le cuenta… GABRIEL MELUK Editor de Deportes

Fuente: El Tiempo

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La jalada de orejas de Vladdo que interpreta lo que pensamos los de a pie:

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El proceso Pékerman Desde el inicio de la era Pékerman, algunos comentaristas deportivos se han dedicado a descalificar la labor de un técnico que ha llevado a nuestra Selección a la cumbre más alta de su historia. 10:07 a.m. | 1 de julio de 2015 Concluida la participación de Colombia en la Copa América, el tiempo y el ambiente se vuelven propicios para apreciar lo que ocurre dentro y fuera de los estadios. Ya sin los nervios de punta ni las preocupaciones causadas por nuestra Selección, es fácil concluir, por ejemplo, que lo único más voluble que el senador Roy Barreras son los comentaristas de fútbol. Su comportamiento, aunque parece errático, es en realidad acomodaticio, lo cual explica que en un mismo partido, y sin el menor pudor, cambien de enfoque repetidamente y acudan a fórmulas tan peculiares para manifestar sus contradicciones. Debe ser que el fútbol es tan dinámico como la política. Claro que, en aras de la justicia, no se puede meter en el mismo saco a todos los comentaristas. Me parece que en Colombia hay magníficos reporteros, presentadores y analistas –empezando por Hernán Peláez– que, con sus conocimientos, informes y opiniones, se convierten en una grata compañía a la hora de ver eventos como el Mundial de fútbol o la Copa América. Sería interminable la lista de periodistas y locutores que, con voz amena, ritmo descomplicado y observaciones puntuales, ayudan a entender y a disfrutar este apasionante deporte, tal y como ocurre en el Carrusel Caracol. Pero, por otra parte, hay unos cuantos que no aportan mucho y, en cambio, son maestros del ridículo. Son aquellos que, en un intento barato de imitar a los locutores argentinos, se dedican a atropellar el idioma a punta de muletillas extravagantes y el uso de palabras inventadas o trasplantadas del Cono Sur que solo sirven para confundir. ¿No se darán cuenta de lo absurdos que se oyen? ¿No tendrán pareja, hermanos, hijos o amigos que les hagan el favor de decirles que están haciendo el oso? Capítulo aparte merecen esos que creen que saben más que el resto del planeta. Ellos ya sabían hace siglos lo de la corrupción en la Fifa, pero no se habían atrevido a denunciarlos; critican porque sí y critican porque no; regañan a los futbolistas; insultan a los dirigentes; desacreditan a los técnicos y se burlan de los árbitros; eso sí, siempre y cuando los afectados no sean de sus simpatías. En esos casos, no tienen alma al lanzar sus dardos envenenados o al hacer comentarios malintencionados; vaya uno a saber si por simple ‘gadejo’ o por otras razones que los aficionados desconocemos. De hecho, desde el inicio de la era Pékerman, varios de estos tertulianos radiales se han dedicado a descalificar la labor de un técnico que no solo ha trabajado con seriedad y dedicación, sino que ha llevado a nuestra Selección a la cumbre más alta de su historia. Por esa época, y por el simple hecho de mantener al equipo aislado de los medios, llegaron incluso a decir que el entrenador tenía secuestrados a los muchachos. Y como en el Mundial de Brasil tuvieron que tragarse todas sus críticas infundadas, ahora esa jauría quiere aprovechar el traspié sufrido por la Selección en la Copa América para hacer leña del árbol caído, y ya vaticinan lo peor para las eliminatorias al Mundial 2018. ¿Que Pékerman ha cometido errores? Es obvio; el profesor no es infalible y él mismo lo admite cada vez que tiene ocasión. ¿Que fue pobre el papel de Colombia en Chile? Nadie lo ha negado; tanto los jugadores como el cuerpo técnico así lo han reconocido. Pero una cosa es hacer un análisis crítico de las fallas evidentes de la Selección y otra, muy distinta, pretender desconocer la integridad y la disciplina de Pékerman. Por fortuna somos más, muchísimos más, los que valoramos el proceso de transformación y crecimiento de nuestros futbolistas, que solo ha sido posible gracias a la idoneidad, a la discreción y a la honestidad profesional de José Néstor Pékerman. ¡Gracias, profe!

Fuente: El Tiempo

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Para mi la falla estuvo en el medio campo defensivo, Pékerman le faltó analizar que hay rojas y lesiones, llevo mucho delantero y demás y se quedó corto en lo mencionado, para mi hay estuvo la mayor falla, antes que nada estos jugadores no sólo garantizan seguridad en el medio sino que envían el balón a los creadores..

Y quien mas recupera si no está Sánchez, no se vislumbran muchos mediocampistas que garanticen seguridad y buen juego.

Curiosamente se jugo una pesima copa america pero por fin le ganamos a brasil.

Una deuda que faltaba por saldar y en una competencia importante. Estuvimos a punto de hacerlo en el Mundial, pero aún el respeto era grande... o el miedo. En la Copa América se salió con la necesidad de no hacer un papelón después de haber perdido con Venezuela y se consiguió. Quitarse de encima ese pendiente puede constituirse en un gran activo hacia el futuro. De ser así, se le perdió el respeto a los grandes y ahora debemos dejar la pendejada de arrugarnos con los demás, sobre todo con Venezuela.

Al margen: Igual le toca a Neymar con Colombia, convertida en su bestia negra. Salió del mundial y ahora de la Copa América luego del partido contra nuestro país y en el partido siguiente su selección fue eliminada. Esperemos lo que pasará en las eliminatorias y en la Copa Centenario.

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Y en los laterales. Quedamos sin salida por las bandas y embotellados en el medio.

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ver a bonet de entrada me hizo reir y dudar mucho del topic