La jalada de orejas de Vladdo que interpreta lo que pensamos los de a pie:

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El proceso Pékerman Desde el inicio de la era Pékerman, algunos comentaristas deportivos se han dedicado a descalificar la labor de un técnico que ha llevado a nuestra Selección a la cumbre más alta de su historia. 10:07 a.m. | 1 de julio de 2015 Concluida la participación de Colombia en la Copa América, el tiempo y el ambiente se vuelven propicios para apreciar lo que ocurre dentro y fuera de los estadios. Ya sin los nervios de punta ni las preocupaciones causadas por nuestra Selección, es fácil concluir, por ejemplo, que lo único más voluble que el senador Roy Barreras son los comentaristas de fútbol. Su comportamiento, aunque parece errático, es en realidad acomodaticio, lo cual explica que en un mismo partido, y sin el menor pudor, cambien de enfoque repetidamente y acudan a fórmulas tan peculiares para manifestar sus contradicciones. Debe ser que el fútbol es tan dinámico como la política. Claro que, en aras de la justicia, no se puede meter en el mismo saco a todos los comentaristas. Me parece que en Colombia hay magníficos reporteros, presentadores y analistas –empezando por Hernán Peláez– que, con sus conocimientos, informes y opiniones, se convierten en una grata compañía a la hora de ver eventos como el Mundial de fútbol o la Copa América. Sería interminable la lista de periodistas y locutores que, con voz amena, ritmo descomplicado y observaciones puntuales, ayudan a entender y a disfrutar este apasionante deporte, tal y como ocurre en el Carrusel Caracol. Pero, por otra parte, hay unos cuantos que no aportan mucho y, en cambio, son maestros del ridículo. Son aquellos que, en un intento barato de imitar a los locutores argentinos, se dedican a atropellar el idioma a punta de muletillas extravagantes y el uso de palabras inventadas o trasplantadas del Cono Sur que solo sirven para confundir. ¿No se darán cuenta de lo absurdos que se oyen? ¿No tendrán pareja, hermanos, hijos o amigos que les hagan el favor de decirles que están haciendo el oso? Capítulo aparte merecen esos que creen que saben más que el resto del planeta. Ellos ya sabían hace siglos lo de la corrupción en la Fifa, pero no se habían atrevido a denunciarlos; critican porque sí y critican porque no; regañan a los futbolistas; insultan a los dirigentes; desacreditan a los técnicos y se burlan de los árbitros; eso sí, siempre y cuando los afectados no sean de sus simpatías. En esos casos, no tienen alma al lanzar sus dardos envenenados o al hacer comentarios malintencionados; vaya uno a saber si por simple ‘gadejo’ o por otras razones que los aficionados desconocemos. De hecho, desde el inicio de la era Pékerman, varios de estos tertulianos radiales se han dedicado a descalificar la labor de un técnico que no solo ha trabajado con seriedad y dedicación, sino que ha llevado a nuestra Selección a la cumbre más alta de su historia. Por esa época, y por el simple hecho de mantener al equipo aislado de los medios, llegaron incluso a decir que el entrenador tenía secuestrados a los muchachos. Y como en el Mundial de Brasil tuvieron que tragarse todas sus críticas infundadas, ahora esa jauría quiere aprovechar el traspié sufrido por la Selección en la Copa América para hacer leña del árbol caído, y ya vaticinan lo peor para las eliminatorias al Mundial 2018. ¿Que Pékerman ha cometido errores? Es obvio; el profesor no es infalible y él mismo lo admite cada vez que tiene ocasión. ¿Que fue pobre el papel de Colombia en Chile? Nadie lo ha negado; tanto los jugadores como el cuerpo técnico así lo han reconocido. Pero una cosa es hacer un análisis crítico de las fallas evidentes de la Selección y otra, muy distinta, pretender desconocer la integridad y la disciplina de Pékerman. Por fortuna somos más, muchísimos más, los que valoramos el proceso de transformación y crecimiento de nuestros futbolistas, que solo ha sido posible gracias a la idoneidad, a la discreción y a la honestidad profesional de José Néstor Pékerman. ¡Gracias, profe!

Fuente: El Tiempo