Escritos de Armando

uy parce mando mero poema papa lo jelicitooooooo me gusto mucho esta parte: Mayo, Mayo... ¡Mayo!
¿Mes? No: emoción, sentimiento... pasión.

Cuando me acerco por los ramos acaricio sus hojas:
a veces es la lluvia... otras veces, han llorado. EXCELENTE!!

muy bueno, especialmente las primeras estrofas

Son hermosas... son mujeres.
Es difícil notar cómo se camuflan
en las festividades. Se pierden entre las flores,
por su color, por su dulzura... por su fragancia.


que buen verso =)

en general es ta muy vacano

Muchas gracias a todos por sus comentarios. Lamento el haber estado ausente; les comparto esta historia:



La tortuga buscaba algo en sus ojos, como si se le hubiera perdido algo y, ese algo hubiera quedado inmerso en la pupila del camello.

Un grupo de animales pasó por aquellos árboles. Fue hasta cuando esas sombras se alargaron que lo miró fijamente y le dijo: "Mira: los hombres tienen algo de mujer... digamos que estuvieron en una casa casi por nueve meses. ¿Quién es la dueña del inmueble? La mujer, por supuesto.

Cuando son pequeños tienen las facciones en el rostro llenas de dulzura e inocencia. No importa ni está mal el besar al padre. Hasta tienen la voz de la madre. No tienen vello en su cara ni les gusta el fútbol. Se sienten intranquilos -nerviosos- a veces y quieren que los consientan. Lo del fútbol y lo de la cerveza empieza a ser de su interés cuando les da pena reconocerce como niños y..."

El camello se limitaba a escucharlo, como pensando que los árboles frondosos brindan sombra: estaba dándose cuenta de algo muy obvio.

-"...¡qué cosa tan curiosa!"- exclamó la tortuga mirando al piso, a la vez que permitía que una sonrisa sardónica huyera por su boca.

"...por alguna extraña razón, los hombres y las mujeres no quieren ser vistos como niños ni como viejos".





Y fue que un pajarito estaba allí,
voló hasta acá y me lo dijo a mí.

Imagina esto: es mediodía en cualquier calle de Medellín. Hay una muchacha muy bonita que está en una moto. El semáforo está en rojo. Cerca de ella hay unos policías en una moto que la miran. Por allí pasa un hombre caminando, se da cuenta de esto y mientras sigue su camino mira mal a los policías.

Cualquier cosa ha de moverse
si un video quieres grabar,
pero inmóvil sostenerse
si una foto quieres tomar.

Por la casilla pasó un hombre con barbilla tocando un bombillo, como cuando se marcha a una guerrilla. Este pregón marcial hizo que la siesta terminara.


Marinilla era una cuchilla, se despertó y miró su almohada: otra canilla había caído. Estaba allí, proyectando una sombrilla, quieta, como si tuviera frenillos. Marinilla se levantó de su camilla. En su mesita de noche tenía la foto de un viaje: cuando conoció la costilla y viajó en barquillo. Estaba feliz. Fue para un 20 de julio… le recordaba que las banderas tienen astillas para izarse y algunas son pesadillas. También tenía el recuerdo de haber ido a un zoológico, donde conoció a las morcillas.


Marinilla extendió su manilla y tomó su bolsillo. Iba a enviar una cartilla. Dio pasillos y tomó su bastón… con la puntilla de este palillo y sin notarlo, le pisó la colilla a su gatillo. Éste maulló de dolor. Marinilla, sorprendida y arrepentida, levantó las cejillas. Tomó la cartilla que debía enviar.


A Marinilla le gustan las perillas y las manzanas. Pasó por la cocina, su gatillo estaba recostado y se lamía una patilla. El gatillo reparaba una vainilla sobre la pastilla de un libro: era el recetario de Marinilla y ya disponía de arveja y atún para una ensalada. ¡El colmillo si le faltaba la zanahoria! Después de enviar la cartilla debía pasar por el mercado para comprarle leche a su gatillo. Revisó la nevera y había leche. Sólo debía enviar la cartilla.

¿Cuántas zanahorias tenía Marinilla para la ensalada? Cerillo.