Gobierno de Petrovski declara a Uber servicio de transporte ilegal en Bogotá

Entonces porque en Cali no la han sancionado?

Detrás de esto están claramente los empresarios tradicionales del transporte en Bogotá (Uldarico Peña y demás), apelando a una leguleya da a través de un alcalde al que seguramente ayudaron a subir pagándole la campaña.

La base de la sociedad es el derecho de propiedad y de libre elección: cada quien debe poder hacer lo que quiera mientras no afecté de forma negativa a otros! Los que usamos ubér a quien le hacemos mal? Ubér a quien le hace mal? A los taxistas? No son competencia directa! Cada cual puede hacer plata como quiera mientras no le haga daño a nadie!

A nadie hacen daño, vuelvo y repito. Pero claramente hace falta una lesgislación que formalice este servicio y otros tipos de transporte alternativo.

Petronilo sería feliz si pudiera simplemente decir: "¡Exprópiese!"

Aquí dan a entender con más claridad qué es lo que sucede con el Uber



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no se permite dejar links a otras webs mas atento david

Tanto el link de wilfred como el que cito individual eliminados

"No se como será la tercera guerra mundial, sólo se que la cuarta será con piedras y lanzas" (Albert Einstein)

Para que no se pierda el aporte:




El problema de Uber no es que, en los últimos 10 días, decenas de camionetas que prestan el servicio en Bogotá hayan sido inmovilizadas por la Policía. Tampoco es, como argumentan las autoridades capitalinas, que el servicio no esté autorizado.

El problema, en realidad, es que que la ley colombiana no está preparada para Uber.

El limbo de Uber


Uber, en el limbo legal.
En Colombia se pueden prestar dos clases de servicios de transporte: el servicio público individual y el servicio especial. El primero es prestado por los taxis amarillos, y el segundo por los carros blancos. El primero se contrata entre un usuario y el conductor, el segundo entre una empresa usuaria –por ejemplo, una oficina o un hotel– y una empresa de transporte. ¿Ya se dieron cuenta del lío? Uber no es ni una cosa ni la otra.

Pero las autoridades bogotanas ya tomaron partido. Según Marta Coronado, directora de infraestructura y transporte de la Secretaría de Movilidad, “en la medida que el usuario pide un servicio y paga por un servicio individualmente, Uber es un transporte individual que no puede ser prestado por los vehículos de transporte especial”.

Por supuesto, el trabajo de la Policía es hacer cumplir la ley, y sus operativos contra el transporte ilegal son rutinarios y no están dirigidos específicamente contra este servicio. Coronado, además, dice que no se suspenderán.

Pero Uber no está de acuerdo. Cuando llegó al país, se dio cuenta que aquí no está reglamentado el servicio de alquiler de limusina o ‘hire car’, que es la figura bajo la cual se ampara en la mayoría de ciudades en las que opera. Por eso, se dio cuenta de que la mejor opción era operar por medio del servicio especial.

AUNQUE LA LEY ES LA MISMA QUE FUNCIONA EN BOGOTÁ, EN CALI UBER NO HA TENIDO PROBLEMAS

“Nosotros tenemos contratos con las empresas de transporte y representamos al grupo de nuestros usuarios. Es lo que se hace en un club social; hay un grupo de personas con algún tipo de vínculo con la entidad que está contratando. Nosotros usamos ese tipo de modelo como ejemplo, y así estamos trabajando en Colombia“, explicó a ENTER.CO Mike Shoemaker, gerente general de Uber en Colombia.

Mejor dicho: en Colombia, Uber no es ni legal ni ilegal. Lo que quiere Uber, según Shoemaker, es “que se siga revisando la normatividad“, pues es claro que estar en el limbo no es una situación sostenible. Pero mientras tanto, la compañía pide que “se detengan los operativos“, y asegura que no saldrá de la ciudad ni dejará de operar en ella. En Cali, donde también opera y donde el servicio especial está reglamentado de la misma manera –el decreto de la Presidencia que regula esto es de carácter nacional–, no ha tenido problemas.

Taxistas vs. usuarios


Los taxis bogotanos no quieren a Uber.
“Queremos que Uber salga del país“. Eso le dijo a ENTER.CO Manuel Ruiz, vicepresidente de la Federación de Taxistas de Bogotá. Basado en el mismo argumento de las autoridades bogotanas –que los ‘carros blancos’ no pueden operar como taxis–, asegura que el servicio “está patrocinando una ilegalidad“, pues “está abriendo la brecha para otras piraterías”. Según Ruiz, tras la llegada de Uber otros carros de transporte especial están comenzando a funcionar como taxis, lo que representa –dice– una “competencia desleal“.

Sin embargo, los usuarios de Uber están muy contentos con el servicio. Hay que recordar que Bogotá es una ciudad en la que la gente tuitea las placas de los taxis que aborda, por si pasa algo malo. Para algunos, tomar un vehículo amarillo en la calle es sinónimo de ‘dar papaya’, de ofrecerse como voluntario para ser atracado.

“QUEREMOS QUE UBER SALGA DEL PAÍS”: TAXISTAS

Justa o no, exagerada o no, los taxistas tienen mala fama: mucha gente cree que manejan mal, que les gusta pelear con los pasajeros y que son cómplices de los criminales. Más allá de eso, el servicio puede mejorar bastante: encontrar un taxi en hora pico es muy difícil, a veces solo transportan a alguien si va a donde ellos se dirigen, y a menudo no llevan dinero sencillo para dar cambio. Ruiz admite que “algunos compañeros prestan un mal servicio” y que “el gremio tiene que cambiar“, pero advierte que “no se puede generalizar. No todos los taxistas somos así, pero los medios nos han pintado a todos por igual”.

Uber buscó atacar todo eso, y está teniendo éxito. Según Shoemaker, “al llegar a Colombia vimos una necesidad impresionante en movilidad en Bogotá. No había suficiente disponibilidad de transporte público, vimos una demanda muy grande“. Y eso se nota en las reacciones de los usuarios, que han acogido una petición que, hasta el momento, va en 11.130 firmas y busca impedir que el Gobierno les quite la única alternativa aceptable de transporte que, consideran, queda en la ciudad:


La decisión que se debe tomar

Uber ya está curtido en esta clase de peleas. Desde California hasta España, la historia se repite: bajo presión de los transportadores tradicionales, las autoridades se dan cuenta de que la reglamentación no estaba preparada para esto. En el ‘estado del sol’ la polémica se zanjó cuando el regulador del transporte aprobó la creación de una nueva categoría del servicio. Medidas similares han sido tomadas en otros estados de Estados Unidos.

Pero en Europa el servicio no ha sido tan bienvenido. En Francia se aprobaron leyes que obligan a los carros de Uber y servicios similares a esperar 15 minutos antes de recoger al pasajero. La Generalitat de Cataluña, por ejemplo, dice tener claro que el servicio es ilegal en ese territorio. En todas partes, los taxistas han estado detrás de la presión contra Uber, e incluso en París y Lyon han violentado los vehículos.

Para algunos, esto puede ser simplemente un problema de hacer cumplir la ley. Pero para otros, lo que está en juego aquí es la posibilidad de que la innovación nos permita tener cosas mejores. Después de Uber podrían venir líos para otros servicios innovadores que buscan competir con sectores tradicionales, como AirBnb.

Esto ocurre porque la Ley se está quedando obsoleta para entender y abarcar la innovación. Esta vez el Ministerio de Transporte debe decidir si aprovecha o no la oportunidad de ponerla al día.

En cuanto al artículo, en un país donde reina la burocracia y donde la corrupción es la que permite escribir las leyes se ve complicado el panorama.... Aunque la presión social podría hacer que se llegue a un acuerdo que beneficie a todos.... Bueno a todos menos al corrupto y abusivo Uldarico, y al inepto y autoritario Petro, dios de PEDRITO el bobito.

En un pueblito de cuyo nombre no quiero acordarme, existía únicamente la plaza de mercado para comprar los alimentos de todos sus habitantes. Por supuesto que los comerciantes de esa plaza hacían lo que les daba la gana, trataban mal a los clientes y vendían productos de mala calidad y a precios muy elevados.

Un día, un tipo pilo vio que algo tan de primera necesidad estaba inexplotado por otras personas y pensó en prestar un gran servicio y, a la vez, ganarse unos pesos. Consiguió un local grande y puso un minimercado de frutas y verduras, además de otros productos alimenticios.

Lo montó poniendo especial cuidado en la calidad, en el precio y en la atención hacia sus clientes. A la semana de abrir su negocio, no daba ya abasto para atender a toda la cantidad de gente que hacía colas para comprarle.

Obvio que los de la plaza se quejaron, demandaron, al estilo Petro pusieron tutelas, dijeron que nadie podía quitarles su trabajo, el sustento de sus familias, etc, etc, todo lo que se inventan cuando alguien hace bien lo que ellos no han podido o no han querido hacer.

Afortunadamente, fuera de algunas trabas que le puso la alcaldía, el señor pudo seguir adelante con su labor y hasta ahora sigue comercializando sus productos con mucho éxito.

Lo bueno es que los de la plaza se dieron cuenta que el camino para progresar no es entorpecer a los demás sino ellos también crecer en servicios, productos y en atención, y se adaptaron al nuevo modelo de negocio y la gente ha vuelto a comprarles también a ellos.

Resultado: Todos ganaron por la libre competencia, especialmente el usuario.

En Bogotá tomar un taxi es un deporte de alto riesgo. Si no lo llevan por donde les da la gana, andan a velocidades altísimas, cometiendo todo tipo de infracciones de tránsito de tal manera que ponen en riesgo la seguridad y hasta la vida de los usuarios, cobran lo que les da la gana, tratan al pasajero como si fuera la moza del Bolillo y luego le hacen lobby a Petro para que declare ilegal un magnífico servicio, sin querer cambiar la pésima forma de administrar su negocio.

La mafia de los taxistas es uno de los factores por lo que la movilidad en Bogotá está tan patas arriba