Roces calientes con mi cuñada.

Para nadie es un secreto, muchas veces, algunos miembros de la familia política se convierten en personas cercanas, al punto, que ocurren cosas que en principio se pensaban no podían ocurrir.

Hablaré algunas cosas de mi (espero no aburrirlos). Soy profesional, sencillo, no me quejo, no soy millonario pero me va bien en la vida. No suelo ser un hombre de sorpresas, al contrario, intento planificar todo muy bien excepto en algo: la esfera sexual de mi vida.

No estoy casado, pero llevo una relación estable hace ya 8 años, por eso, con la hermana de mi novia, hablamos ya de “cuñados”. Tal vez esto no tiene marcha atrás. Debo reconocerlo, en principio mi cuñada no era de mis afectos, intercambiabamos saludos y no mas. Es una mujer madura me lleva al menos 6 años. Eso sí, tiene todo muy en su sitio: cara tierna y cuidada, senos firmes, grandes, abdomen plano, cola tonificada y de buen volumen, piernas gruesas. Ella posee un elemento adicional que la hace supremamente deseable: es una mujer exitosa (¿habrá algo que sea más excitante que esto?). En resumidas cuentas mi cuñada es una mujer exitosa, hermosa (muy hermosa no sólo en lo físico sino en su forma de ser), madura (en todo el sentido de la palabra) y casada.

No voy a decir que soy un santo. Aunque en principio mi relación con ella no era precisamente la más cordial, reconozco que desde el principio su cola fue el atributo que más admire. Aún recuerdo como, recien la conocí, veia esa parte de su cuerpo, la admiraba, mas que un deseo morboso, como algo bonito. No fue sino 3 años después que comenzamos a hablar como amigos. Entonces intercambiamos números telefónicos y solemos chatear con frecuencia; desde entonces, nada sexual, sólo chistes, bromas o sencillamente para ver como estamos. Como se podrán imaginar cuando nos vemos también todo es normal, un saludo, un abrazo, un intercambio de palabras y cada quien con lo suyo.

Sin embargo, hace 6 meses, comenzaron a darse algunos cambios, no he podido interpretarlos bien porque a veces los hombres somos expertos en “ver cosas donde no las hay”, exageramos gestos de las mujeres al punto de creer, que somos lo más hermoso para ellas, por eso, no se como interpretar la forma en que mi cuñada actúa conmigo.

Hace 6 meses, lo recuerdo bien, 24 de diciembre, reunión familiar. Llegue pasadas las 10 pm a la casa donde nos reuniriamos y mi cuñada ya estaba allí. Estaba sencillamente espectacular: pelo mono, liso y suave como la seda, sus labios carnosos y sensuales, tenia una blusa blanca que insinuaba su hermoso y firme pecho, tenia puesto un jean que resaltaba las curvas de su cadera, sus muslos y su hermosa cola, (¡¡esa cola parecia querer escapar de su pantalón!!), unas botas de cuero negras, tacón alto, en pocas palabras, se veia como una ejecutiva sexy. Nos saludamos de beso en la mejilla pero al sentir sus labios sobre mi mejilla percibí algo diferente…

Hablamos todos un buen rato, mientras tanto también compartiamos algunos tragos sin llegar a ser excesivos. Llego la media noche y el momento de desear una feliz navidad. Uno por uno, nos ibamos felicitando. De pronto llego mi cuñada “feliz navidad cuñado” dijo ella, nos dimos un abrazo muy cordial, puso sus brazos alrededor de mi espalda, junto su pecho para que lo sintiera perfectamente con mi pecho, junto sus caderas a las mias y llevo su cara hacia la mia para darme un beso, nuestros labios juntaron sólo en sus extremos, como quien da un beso prohibido. Al sentir sus labios sobre los mios no pude evitarlo, senti una gran excitación que recorrio todo mi cuerpo, pude sentir entonces como ella junto a un más sus caderas, tal vez con deseo de sentir todo mi pene. No duramos ni un minuto así, pero ese instante parecio eterno, no por malo, al contrario, porque sentí una gran cantidad de sensaciones.

Siguio la reunión. Llego el momento del baile, después de unos 40 minutos de estar bailando me acerqué a ella y le pedí que bailarámos. Aunque sabía que no estaba bien, quería tener nuevamente esa cercanía con ella. En cada oportunidad ella llevaba sus caderas junto a las mias, acercaba su cara y me hacía una sonrisa. Bailamos unas 6 veces y en todas ocurrio lo mismo. Yo había llevado la comida de esa reunión así que llegado el momento fui a la cocina para comenzar a servir. Cuando ella vió que estaba en la cocina fue hasta allá para ayudarme en esa tarea. Veia su cola y no podía evitarlo, intentaba acercarme disminuladamente y rosaba mi pene, ella entretanto acercaba más su cadera. No nos deciamos nada, sólo lo haciamos.

Ya sobre la madrugada (con varios tragos encima y más de uno durmiendo), intercambiabamos miradas, de esas miradas que son complices de lo prohibido, de lo tabú, de los deseos más entreñables de nuestro ser. De pronto su esposo la motivo a que se fueran y ella, al despedirce, repitió nuevamente juntando disminuladamente sus labios a los mios.

Después de ese día han ocurrido otras cosas. Vamos al mismo gymnasio y noto que ella disfruta que vea su cola, al finalizar nuestra rutinas siempre me pide que la ayude con los estiramientos y, al hacerlos rozamos nuestras manos por nuestros cuerpos. También tenemos detalles en las fechas importantes mucho más significativos (e incluso costosos). Además hemos repetido estos roces, casí podría decir que siempre que hay oportunidad los hacemos.

Esos roces los recuerdo mucho y cuando lo hago, siento la misma excitación de ese día. No se si sólo juega conmigo, si quiere algo más o si sencillamente disfruta sólo con esto que hacemos. Pero lo que si se es que ha despertado un increible deseo en mi por ella.

Nota del autor (osea yo XD): ya había escrito este relato para otra página pero es de mi completa autoria. Espero que lo disfruten