DeNunCianDo  
Denunciando   Video Porno luly bossa Completo   Video Porno Sandra Muños Completo   Alejandra Omaña Primer video porno   Lina Arroyave, DESNUDA, la mama del hijo de Kevin Roldan   

Retroceder   DeNunCianDo » ..:::: CoMuNiDaD DeNunCianDo.CoM ::::.. » Discusiones Generales » Politica y Sociedad

Politica y Sociedad Espacio dedicado a la información y discusión de todo lo relacionado con nuestro país, departamento y ciudad, pero también de todo aquello que ocurre en el mundo. Noticias, fenómenos sociales y datos históricos tienen su sitio aquí. Todas las opiniones se aceptan siempre y cuando se hagan respetando a los demás y sin insultos.

Hola Invitado!
Tómate un minuto para registrarte, es 100% GRATIS y no verás ninguna publicidad! ¿Qué estás esperando?
tapatalk Para Ingresa a Denunciando.com por medio de TapaTalk Clic ACA
Registrarse Ahora
Politica y Sociedad »

Falsos positivos de Dabeiba: “que el agua siga corriendo sin sangre”

Participa en el tema Falsos positivos de Dabeiba: “que el agua siga corriendo sin sangre” en el foro Politica y Sociedad.
....



Temas Similares
Tema Autor Foro Respuestas Último mensaje
Confesión sobre los falsos positivos en Dabeiba Heráclito Politica y Sociedad 1 05-07-2022 02:08:15
Los cuerpos hallados por la JEP en Dabeiba sí eran víctimas de “falsos positivos” winzip890 Politica y Sociedad 9 30-11-2020 09:23:50
Detalles del montaje de la JEP con supuestos falsos positivos en Dabeiba RICARDO69 Politica y Sociedad 0 17-11-2020 14:52:13
Siga siga siga!, se le tiene el disfraz, bien pueda y siga (mix. de cosplay) Misos Fotos y Modelos 25 07-02-2013 11:21:36
Lentos positivos (falsos positivos) rev. semana freeyon Politica y Sociedad 0 30-01-2011 08:04:42

Respuesta
Herramientas
 
Antiguo , 19:20:39   #1
My Custom Emoticon Falsos positivos de Dabeiba: “que el agua siga corriendo sin sangre” Calificación: de 5,00

Los mejores licores
El horror causado por la instigación a presentar resultados en la lucha contra le guerrilla. De la presión de arriba se llegó a los falsos positivos de abajo.

Cita:
Falsos positivos de Dabeiba: “que el agua siga corriendo sin sangre”

Julio 03, 2023

Hugo de Jesús Tamayo



El auditorio Mariano Ospina Pérez, de la Terminal del Norte de Medellín, estaba preparado con cerca de ciento cincuenta sillas para escuchar la verdad. Las primeras ocho sillas, al fondo y a la derecha, estaban acomodadas de frente al público y eran donde se sentarían los militares que reconocerían su responsabilidad por asesinar inocentes.

En la primera fila del público, mirando hacia el estrado, había catorce asientos que tenían unas hojas tamaño carta pegadas en la parte delantera del espaldar, las cuales llevaban impresos los nombres de las personas que nunca las ocuparían: las víctimas identificadas de los “falsos positivos” que enterraron en el cementerio Las Mercedes del municipio de Dabeiba.

Al frente de los asientos de los ausentes, también estaban exhibidas sus fotos acompañadas de ramos de flores y leyendas alusivas a lo que aquí se convocaba: “verdad, justicia, reconciliación, reparación y no repetición”, como luego se rezaría una y otra vez, en especial, por los magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En los alrededores de la sala también se apreciaban varios cuadros que representan la forma cómo los militares engañaban a las víctimas para llevárselas a hacer el último recorrido de sus vidas. Las pinturas tenían una leyenda abajo en estos cuadros: ¿Dónde están?

Era jueves 29 de junio, a las 7:00 am, y la plazoleta que le antecede al auditorio de la Terminal del Norte de Medellín, estaba plagada de agentes de policía, periodistas e invitados, todos a la expectativa del segundo día de la audiencia de reconocimiento de verdad de la JEP sobre los 49 “falsos positivos” cometidos por militares en Dabeiba. A esa hora llegó un hombre de saco azul, bajito, blanco, de gafas trasparentes, resguardado por tres hombres vestidos totalmente de negro. Era el magistrado Alejandro Ramelli, a quien de inmediato lo asaltaron con cámaras y micrófonos, queriendo saber detalles del evento.

Después de que el magistrado Ramelli atendiera a los periodistas, se desplazó hacia el recinto: él se movía dos pasos y sus escoltas daban tres o cuatro hacia adelante, hacia los lados. Dos de ellos, casi que caminando de espaldas, miraban alrededor. Siempre a la expectativa. No era simple paranoia, Ramelli y otras 11 personas involucradas con el caso del cementerio de Dabeiba —entre magistrados y comparecientes— habían sufrido amenazas en los últimos meses antes de audiencia. El objetivo claro de las amenazas era que no se realizara la audiencia y que los testimonios no salieran a la luz.

Cuando el magistrado estaba ubicado arriba, sentado para escuchar las versiones de víctimas y comparecientes, Ramelli ya no estaba acompañado por sus escoltas. En su lugar, ante sus pies, lo acompañaban las catorce fotos de las almas ausentes.


El acto de reconocimiento

El magistrado Óscar Parra preguntó al grupo de los ocho militares comparecientes: “¿Ustedes son responsables? ¿Todos son responsables?”. Uno de ellos movió tímidamente la cabeza, mientras los demás callaban en arrepentimiento.

Pocas veces he visto un recinto tan atento, tan callado, suspirar en silencio. Parecía más a un velorio que una audiencia. El público no se miraba entre sí. “Están prohibidos los gestos”, había dicho la secretaria judicial antes de empezar. Y hubo cero gestos. Luego empezaron las declaraciones de los militares. Las narraciones de los hechos, a medida que avanzaban, subían de tono y eran de no creer. Mi ansiedad por el evento pronto cambió por la rabia, pues los comparecientes estaban dando respuesta a lo que les pidió el magistrado Ramelli: “Cuenten los hechos. Los engaños”.

El primer en hablar fue el sargento retirado Fidel Iván Ochoa Blanco, exintegrante del batallón de Contraguerrilla N.° 79. Entre muchas cosas, dijo: “Fue el comandante del batallón quien nos suministró los recursos económicos para trasladarnos aquí, a esta terminal. Este es el sitio simbólico para hacer esta audiencia, porque, así como para Jhon Jarvi Cano (víctima engañada) estos fueron sus últimos pasos, estos también fueron los de muchos que perdieron la vida en este ‘patrón dos’”.

Ochoa se refería al segundo patrón macrocriminal que identificó la JEP en los “falsos positivos” desaparecidos en el cementerio de Dabeiba. La razón por la que en Medellín se realiza una segunda jornada de una audiencia, sobre unos crímenes cometidos en Urabá, es porque fue en esta ciudad que los militares buscaron a personas vulnerables, como habitantes de calle o personas con problemas de drogadicción, para engañarlos, asesinarlos y luego reportarlos falsamente como bajas en combate. “Desde aquí llevamos con engaños a un joven a inmediaciones de Dabeiba”, reconoció Ochoa.

El sargento retirado hablaba con voz clara y fuerte. En ocasiones, movía su cuerpo hacia atrás y hacia adelante, en otros espacios, desplazaba sus piernas de derecha a izquierda, derecha, izquierda. Estaba nervioso. “Pero también como comandante de pelotón, a los soldados bajo mi mando —y los señaló— los comenzamos a ilustrar. Soldados que se convirtieron en los reclutadores de los posteriores casos de ‘falsos positivos’. No como dicen los superiores de nosotros, que no quieren aceptar esta responsabilidad. No éramos ruedas sueltas. Había una jerarquía al mando”, contó.

Y siguió con vehemencia: “Lo voy a repetir y sé que esto me trae consecuencias. Me puede traer hasta la muerte. Puedo estar tirándome una lápida encima. (...) Esos ‘falsos positivos’ se vuelven sistemáticos cuando el general Montoya se convierte comandante de la Séptima División del Ejército”, dijo Ochoa. Reiterando que las presiones por bajas venían desde los mandos militares más altos como el general Mario Montoya, quien llegó a ser comandante del Ejército.

Pero entre todas las confesiones que hicieron estos militares la que más me causó impresión fue la del sargento retirado Jaime Coral. Cuando se paró para presentarse, me asombré de que un hombre como él —bajito, un poco delgado, mirada dubitativa, repito, un hombre como él— hubiera sido capaz de cometer los crímenes que con su misma voz confesó: “He asesinado a 54 personas”. Esa frase la escuché antes de la audiencia, pues Coral la dijo dos días antes en Dabeiba y salió por televisión nacional. Después de escuchar sus palabras guardé en mi cabeza su rostro.

Momentos antes de que iniciara formalmente la audiencia, empecé a buscarlo hasta que lo identifiqué sentado en las sillas frente al público. Desde mi silla, que estaba en la ante penúltima fila, no lo perdí de vista, pues esa cifra, “54”, es el mismo saldo de bajas que la guerrilla de las Farc le causó en ese mismo municipio al Ejército, cuando este fue a apoyar a la policía en medio de una toma guerrillera, el 19 de octubre del año 2000.

Esa coincidencia me llenó de un mar de preguntas para ese suboficial. Las escribía en una libreta, pero a cada instante me aparecían más interrogantes y cada que lo miraba, allí, en esa silla, me llegaba una pregunta más: ¿Qué recuerda de esa toma? ¿Fue coincidencia o usted no tenía en mente esa cifra, 54? ¿Apuntaba en un papelito para ir igualando esa cifra? ¿Tenía rabia y sed de venganza por esta masacre? ¿Qué piensa su familia de esto?. Y, mientras seguía con telarañas en mi cabeza, él empezó con su confesión: “Soy un campesino que me equivoqué al tomar este rumbo…”.

Entonces, el sargento retirado Ochoa pidió de nuevo la palabra: “Quiero limpiar el nombre de estas personas”. Mirando las hojas impresas con los nombres, como para pedir perdón, se dispuso a caminar por el frente de esa primera fila de sillas vacías y uno a uno fue leyendo los nombres de ellas. A medida que leía, daba un paso más y, cuando leyó el último nombre, alzó la voz como si quisiera levantar de la tumba a esos inocentes: “¡Nunca hicieron parte de un grupo al margen de la ley! ¡Al contrario, eran personas buenas, honestas, al igual que sus familiares!”.

Ochoa hizo una pausa para hablar de él mismo, de su humanidad. Reconoció que había estado 9 años en prisión antes de acogerse a la JEP y entrar en un proceso de justicia restaurativa. “En esos nueve años no logré resocializarme porque pensaba igual que como entré (...) Porque como decían la mayoría de las víctimas y tienen toda la razón: éramos unos criminales. Yo considero que éramos, porque ya no lo somos, pensamos diferente. Le digo a las víctimas, la JEP nos ha cambiado esa mentalidad”.


Los crímenes contra los más vulnerables

“¿Por qué Medellín? ¿Qué tenía en particular?”, preguntó la magistrada Nadiezhda Henríquez a los militares. La respuesta fue la búsqueda de impunidad. “Porque se le dificultaría más a un familiar de una víctima para buscarlo. En Medellín hay más personas de calle (habitantes de calle) que en un municipio pequeño”, dijo el sargento retirado Ochoa.

Fue justo de los habitantes de calle, de sus ilusiones, de sus carencias, de su vulnerabilidad, que los militares se aprovecharon para engañarlos y llevarlos hasta Dabeiba, donde encontraron la muerte. Por eso, esta audiencia en Medellín buscaba restaurar la dignidad y los derechos que a esta población le negaron sus victimarios.

“Me atrevo a afirmar que es la primera vez que la justicia colombiana escucha a los habitantes de la calle en Colombia” dijo el magistrado Alejandro Ramelli. “Y esto es la justicia transicional, que las víctimas tengan voz. La voz de los que no tienen voz”.

Así llegó el momento de hablar de dos mujeres que fueron habitantes de calle. Pasaron al frente y se presentaron. “Soy Helen Durango Muñoz, fui habitante de calle por 29 años”, mientras decía su identidad, negada a las víctimas que aún siguen sin nombre, desenterradas del cementerio de Dabeiba, su compañera sostenía sobre el pecho la leyenda: ¿Desechable quién?

Luego su amiga Omaira Estela Montoya tomó la palabra y Helen sostuvo otro cartel que decía: “La vida de los de la calle importa”. Ellas, al igual que algunas de las “Madres de la Candelaria”, estaban ahí como madrinas de 17 cuerpos enterrados en el cementerio Las mercedes de Dabeiba y que no habían sido identificados, pues muchos de ellos fueron habitantes de calle engañados. “No buscamos a personas de un sector, buscamos a personas que tuvieran una debilidad y eso fue lo que hicieron mis hombres”, dijo el compereciente Ochoa.

“¿Dónde está mi compañera, la que me traía el chute, el sobrado? Cuando yo estaba enferma, tirada en una acera, se turnaban ellos para traerme comida. Los habitantes de calle somos muy solidarios”, dijo Omaira, quien vivió 40 años en las calles y vio cómo sus amigos de acera desaparecieron de un día para otro.

Omaira continuó su intervención. Leía un documento donde exponía sus apreciaciones y demandas por los hechos. Tanto ella como Helen les tocaba en repetidas ocasiones suspender la lectura, pues su voz se les entrecortaba cuando estaban exponiendo. Narraban historias que les traía malos recuerdos o mucha nostalgia, por eso paraban y le decían al público, “perdón”, y seguían. Por momentos, en medio de la lectura, bajaban las hojas y daban una mirada al escenario, pero sobre todo a los comparecientes. Y ellos, con mucho respeto, les sostenían la mirada. Omaira, para finalizar su intervención, terminó con la misma pregunta impresa que tuvo en una hoja contra su pecho: “¿Desechable quién?”

Las Madres de la Candelaria, junto con Helen y Omaira Estela, pidieron un pequeño espacio para enrollar, sobre un pequeño tapete, los papeles con las frases antes mencionadas y las hojas de los discursos y peticiones para una futura reparación. Luego depositaron el tapete con su contenido al pie de las 14 fotos, como pidiéndole a esas almas que ayuden a encontrar las familias biológicas de los demás cuerpos que no han sido identificados. Helen, cuando estaba inclinada, mirando dónde quedaba dicho tejido, dijo pasito: “yo sé que ustedes nos ayudan”.


Compromisos de reparación

“Me comprometo, como dicen las víctimas, con un mural en Dabeiba, un mural en Medellín. Lo vamos a materializar”, dijo el sargento retirado Ochoa. También se levantó el coronel retirado Efraín Prado y les dijo a las víctimas: “Vamos a tratar de cumplirles con todos esos eventos que ustedes han propuesto. Vamos a tocar puertas en alcaldías, gobernaciones porque para todo se necesita dinero”.

Esta parte no es meramente simbólica. Los comparecientes a la JEP se comprometieron a aportar verdad sobre sus crímenes cometidos en el marco del conflicto armado y a reparar a sus víctimas a cambio de condenas alternativas, que en toda caso no implican cárcel. A cambio, deben asumir sanciones restaurativas, que nacen de las demandas de las víctimas.

Los comparecientes se comprometieron a cumplir con “quince necesidades” de las víctimas, como lo prometió el mayor retirado Hermes Mauricio Alvarado. Esto implica su compromiso con trabajar en hacer vías terciarias, construir galpones de gallinas y especialmente seguir buscando las familias de los cuerpos aun sin identificar encontrados en el cementerio Las Mercedes.

Pero esa reparación también implica la reconciliación. Antes de cerrar el evento formal, la magistrada Nadiezhda Henríquez invitó al sargento (r) Ochoa para que hiciera un acto simbólico de reconciliación que tenía programado.

Ochoa se puso de pie con dos mochilas en sus manos.“Yo le había prometido a doña Amparo (Amparo del Socorro Cano) algo simbólico con el nombre de su hijo. Quiero manifestarle que esta mochila la construí yo mismo”, le dijo Ochoa a la madre de Jhoin Jarvi Cano, la primera víctima que los militares del Batallón de Contraguerrillas N.°79 engañaron para luego asesinar.

“Esta mochila viene llena de arrepentimiento. Hoy quiero dársela a doña Amparo porque yo contribuí con la muerte de su hijo y hoy quiero decirle que esas manos que fueron utilizadas para hacer el mal, hoy fueron utilizadas para hacer algo con el nombre de su hijo”, dijo el sargento.

La señora Amparo miraba hacia el cielo con sus ojos enlagunados, cuando recibió en sus manos una mochila con el nombre “Jhon” en la parte frontal. El sargento (r) Ochoa, después de terminar sus palabras, le colgó la mochila del cuello y la abrazó. Inmediatamente que se desprendieran, ella, con su mano derecha, se limpió las lágrimas. No se le escuchó una sola palabra, la señora solo tomó de nuevo asiento.

Después, el militar tomó otra modelo de su fabricación y anunció: “También quise hacer esta mochila sin nombre, porque es el símbolo a esas víctimas que sus familiares no ha encontrado y quiero entregársela a una persona de Dabeiba que ha luchado por encontrar a su hermano. Se la entrego al señor Javier y vamos a aportar todo lo que esté al alcance de nosotros para encontrarlo y que eso se dé. Gracias, gracias, gracias”.


Palabras finales

Finalizado el evento, los periodistas se abalanzaron, hacia los magistrados para preguntarles por las amenazas del Clan del Golfo, como lo reseñó la prensa en días anteriores. Yo sorteé sillas, cables, trípodes con sus cámaras instaladas y público en general y llegué donde el sargento retirado Jaime Coral. Me le acerqué, por un lado, me le presenté, le narré en dos o tres frases la masacre de las Farc en Dabeiba en la que 54 militares fueron asesinados. Le pregunté sobre la coincidencia de esa cifra: 54, que es la misma que él confesó. “La verdad, sobre esa coincidencia, yo no había caído en cuenta”, fue su respuesta. Luego se alejó para responder otras preguntas.

Entonces vi a Javier Fernando Durango, quien recibió una mochila sin nombre en representación de quienes aún buscan a sus familiares, como él encontró el cuerpo de su hermano el año pasado después de que fuera identificado dentro de los “falsos positivos” del cementerio de Dabeiba.

─ Con estos eventos, en particular con el de hoy, ¿descansa usted un poco?— le pregunté.

─ Lo tomo como si fuera un agua tibia — fue su respuesta.

─ ¿Esto no sirve de mucho?— lo interpelé.

─ No, es como si una agua tibia lo fuera a uno refrescando poquito a poco ─ me dijo mientras pasaba su palma derecha rozando la piel del otro brazo ─. Como si esa agua tibia me fuera alivianando el dolor. Como si fuera alivianando poquito a poco este sufrimiento. Esto es un paso más. Se va uno arrimando cada día más a la verdad y conocer esa verdad. Entonces yo veo que en estos encuentros voy teniendo un poco de alivio. Se van sanando los dolores, pero con despacio. Con algo tiempo, pero todavía no se han sanado las heridas ni se ha sanado todo dolor. Falta mucho.

─ ¿Qué más espera porque la desaparición de Óscar de Jesús, su hermano? — pregunté un poco.

─ Que se diga la verdad, que se haga justicia, que no se vuelva a repetir — dijo.

No me quise quedar con esa respuesta que todos los colombianos sabemos de memoria, como un guion y que se dice en todo encuentro de víctimas. Frase que campesinos humildes, como Javier, la recitan de corrido como si la hubieran ensayado.

─ ¿Usted no espera nada económico? — le volví a preguntar:

─ No, no, no — contestó rotundamente — Eso no alivia los males que tenemos. Lo que queremos es que se haga justicia, a nivel mundial. Que no se vuelva a estigmatizar otra vez a mi pueblo y tampoco se vuelva a derramar más sangre. Es lo que yo anhelo más en esta vida.

─ Usted está de acuerdo con lo que piden y lo leyeron hoy, como por ejemplo, que les prometieron un galpón de gallinas. ¿Cómo toma usted este proyecto?

─ Esos pollos los tomo yo como un estímulo a lo que tenía mi abuelo, pero aparte de esos animales, necesitamos que vayan más allá. Que se mejoren las condiciones al campesino. No tanto los animales, necesitamos que el campo vuelva a ser así como antes. Necesitamos que el agua siga corriendo limpiamente — dijo esto y alargó su mano como si quisiera mostrar el caudal de un río.

─¿ Cómo así? — le pregunté.

─ Sí, necesitamos que esa agua no siga manchándose de sangre. Que siga corriendo limpia— dijo mientras el recinto ya estaba casi vacío y en silencio.

Fuente: La Silla Vacía

Comentarios Facebook

__________________

Última edición por Heráclito; 03-07-2023 a las 19:37:50
Heráclito no está en línea   Responder Citando

compartir
                 
remocion sep Gold sep Silver sep Donar

marcaNo Calculado   #1.5
SponSor

avatar
 
Me Gusta denunciando
Estadisticas
Mensajes: 898.814
Me Gusta Recibidos: 75415
Me Gustado Dados: 62988
Fecha de Ingreso: 02 jun 2006
Reputacion
Puntos: 1574370
Ayudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen camino
emoticon Re: Falsos positivos de Dabeiba: “que el agua siga corriendo sin sangre”

 
Los mejores licores
 
   
   
_______________________________________________
Publicidad :)
conectado
Antiguo 03-07-2023 , 20:36:42   #2
Denunciante Épico
 
Avatar de Heráclito
Me Gusta
Estadisticas
Mensajes: 30.238
Me Gusta Recibidos: 22297
Me Gustas Dados: 15339
Ingreso: 19 jun 2011

Temas Nominados a TDM
Temas Nominados Temas Nominados 136
Nominated Temas Ganadores: 0
Reputacion Poder de Credibilidad: 598
Puntos: 1141044
Heráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputación
Premios Recibidos
Corazon Purpura Concurso General 10 Años Concurso General Mejor Colaborador Mencion De Honor Denunciando 
Total De Premios: 8

  
My Custom Emoticon Complemento

Complemento:

Cita:

Los habitantes de calle fueron las principales víctimas de las ejecuciones extrajudiciales. En el Cementerio de Dabeiba, de los 28 cuerpos encontrados, 17 corresponden a personas sin hogar que deambulaban por los barrios de Medellín. CAMBIO reconstruyó el testimonio de Omaira Montoya, una habitante de calle que vio cuando se llevaron a siete compañeros suyos que nunca volvieron.
Por: Alfredo Molano Jimeno

Dabeiba, propiamente el Cementerio de Las Mercedes, fue el escenario de la tercera audiencia de reconocimiento de responsabilidad por parte de oficiales y soldados que participaron en las ejecuciones extrajudiciales, mal llamadas falsos positivos. Los testimonios de los uniformados ratificaron lo que el país ya conoce: que no fueron prácticas aisladas ni acciones de “manzanas podridas”, que fueron crímenes masivos, que tuvieron sistematicidad y siguieron un patrón. Los testimonios de los comparecientes dejaron claro que en estas atrocidades participaron soldados, suboficiales y hasta la máxima comandancia del Ejército Nacional. Todos envueltos en un baño de sangre que se desató tras una directiva macabra que planteó la lógica de recompensas a cambio de muertos. Y aunque de esto mucho se ha hablado, la audiencia dejó planteado un tema del que muy poco se conoce: que las víctimas de muchos de los falsos positivos fueron los habitantes de calle, personas sin dolientes, a quien nadie buscaba, algunos de ellos sumidos en la droga y casi todos en el abandono.

Los casos quedaron a la vista: de los 28 falsos positivos encontrados en el Cementerio de Las Mercedes en Dabeiba, solo 11 cuerpos han podido ser identificados y entregados a sus familiares, los otros 17 serían los restos de personas que habitaban las calles de Medellín y que fueron llevados por soldados mediante engaños con la falsa promesa de que les darían trabajo y alguna remuneración. Ya en Dabeiba eran asesinados y sepultados como NN en el cementerio del pueblo, con la garantía de impunidad de que al ser habitantes de calle nadie los buscaría, nadie denunciaría, nadie reclamaría, simplemente porque quizás nadie los extrañaría. Incluso, sería más fácil para los uniformados cubrir sus cuerpos con prejuicios y señalamientos. “No estarían recogiendo café”, dijo el expresidente Álvaro Uribe sobre los jóvenes desaparecidos en Soacha y asesinados en el Catatumbo, Dabeiba o Cesar.

Solo los usarios con mas de 1000 puntos de reputacion o los usuarios con membresia Gold, pueden ver este link
Que es la reputacion? - Membresias Pagas

En la audiencia de Dabeiba quedó plasmado un testimonio que da detalles sobre cómo estos habitantes de calle fueron las víctimas perfectas de los falsos positivos. Lo brindó el sargento Jaime Coral Trujillo, quien se reconoció como uno de los ocho máximos responsables de los falsos positivos encontrados en este municipio antioqueño. Coral confesó que ante la presión por resultados y con la ilusión de conseguir un viaje al exterior se contactó con un paramilitar para que le entregara víctimas que podrían ser asesinadas y pasadas como bajas en combate. “Con un contacto que yo tenía en los paramilitares, con quienes habíamos hecho operaciones en Llano Grande y Llano Gordo, lo llamo y le digo que necesito dar un resultado porque en la brigada estaban haciendo presión, estaba el coronel Amor Páez Jorge amenazando con que nos iban a dar de baja, que al batallón tocaba cambiarlo de allá, amenazando a las patrullas porque no habían dado resultado”, arranca confesando el militar.



El paramilitar ofreció a una persona que había traído de Medellín y se la entregó esa noche. “Todas estas bajas eran fingidas porque jamás había combates, no eran en los sitios donde uno hacía los informes. Estas bajas se llevaban a un sitio cerca de la antena y se les daba de baja. Es el caso del 16 de diciembre de 2005. Una persona que quedó sin identificar en el Cementerio de Las Mercedes”, cuenta el uniformado, y agrega que posteriormente él y su compañía apropian la técnica paramilitar, y entrenan a soldados para que fueran a Medellín a los barrios del centro para recoger habitantes de calle, que luego eran asesinados, disfrazados de guerrilleros y “legalizados” como bajas en combate.

“Una vez me llama el coronel Giraldo y me pide resultados. Yo le digo que uno da resultados, pero nunca recibe ningún premio y me dijo: esta vez sí le vamos a dar. Me dice: Sinaí (refiriéndose a una asignación en el Batallón Colombia en Egipto) no se puede, pero sí puedo un viaje al exterior a estudiar un curso de desarrollo profesional para suboficiales. Reúno a los soldados, yo los entreno, les digo que vamos a dar resultados y les pido que hagamos aportes de dinero para mandar a los soldados que iban a traer a la gente. (…) Yo los entreno y les digo cómo era la manera para que se acercaran a estas personas que eran vulnerables de la calle. Arenas viene a Medellín, le damos la plata, y con otros dos soldados se traen tres personas. Se desplazan hasta Dabeiba, allá se suben a unos mototaxis en dirección hacia los Naranjos, y por ese sector los esperamos”, narra el militar, quien añade que ahí los hacen ir al batallón, los asesinan a sangre fría, les plantan armamento, legalizan la operación y los entierran como NN en el cementerio de Dabeiba.

Solo los usarios con mas de 1000 puntos de reputacion o los usuarios con membresia Gold, pueden ver este link
Que es la reputacion? - Membresias Pagas

Tras la intervención del sargento Coral declararon dos representantes de las organizaciones de habitantes de calle, quienes narraron las violencias a las que son sometidas las personas que deambulan en los barrios de la capital de Antioquia. Una de ellas fue Omaira Estella Montoya, quien pasó 40 años en las aceras de Medellín consumiendo bazuco. Llegó a la calle a los 9 años huyendo de la violencia que se vivía en su casa. Por décadas sobrevivió robando, manejando “plazas” de drogas y prostitución de mujeres y niñas. El bazuco la llevó a tocar fondo. Llegó a pesar 34 kilos y a pasar semanas encerrada en un cuarto “soplando bazuco”. En esas calles vio un día cómo se llevaron a varios conocidos suyos, ofreciéndoles “un trabajo” del que nunca volvieron.

“A mi hijo no lo volví a ver, de muchos compañeros nunca supe nada. Porque cuando a algún habitante de calle lo matan uno se entera, pero de los desaparecidos ni idea. Una vez, cuando yo estaba en Centro Día, unos compañeros me dicen: ‘guerrera, vinieron unos señores y nos dijeron que nos iban a dar trabajo en una finca, que venían mañana para llevarnos, nos dieron platica, nos dijeron que estuviéramos limpiecitos’. Estaban contentos, dijeron que iban a trabajar mucho, a conseguir platica y a salir de la calle para volver a sus casas. Esa información empezó a correr entre los habitantes de calle, incluso oí algunos decir que no iban a consumir esa noche para al otro día estar plenos para el trabajo. La bomba se regó por todo el centro”, cuenta Omaira, quien hoy es creyente y trabaja en la red de calle para ayudar a otras personas a salir de la droga.

“Al otro día, los vi salir temprano para la cita, y yo los oía por allá llamando a los compañeros para que se metieran en una jaula. Yo no entendía eso para qué era. Luego vi cuando se iban. Vi a los muchachos, algunos casi colgando en la parte de atrás de la jaula. Y se fueron. No los volví a ver nunca. Eran como siete u ocho muchachos, y nunca más los volvimos a ver. Pero uno en la calle no se entera de noticias, y si alguien desaparece pues uno piensa: de pronto volvió a su casa, dejó la droga o quizá está preso o lo mataron por cualquier cosa, porque nosotros los habitantes de calle somos víctimas de tanta violencia, de intolerancia, nos persiguen todos los grupos armados, hasta de sectas satánicas y de limpieza social. Que alguien desaparezca no es nada raro”, concluye su narración Omaira.

De estos habitantes de calle que un día se subieron en la jaula nadie sabe, no hay quien los reclame ni los identifique. Por eso, las mujeres buscadoras de Medellín, las madres de La Candelaría que ya han encontrado a sus familiares víctimas de falsos positivos, han asumido la tarea de buscar a las familias de estos 17 NN. La propuesta de Omaira es que en las sanciones con sentido reparador, los militares que participaron de la desaparición de sus compañeros de calle tengan como castigo buscar a las familias de estas personas para pedirles perdón y entregarles los cuerpos.
Fuente: Revista Cambio
Imágenes Adjuntas
Tipo de Archivo: png Captura de pantalla 2023-07-03 202025.png (856,3 KB (Kilobytes), 8 visitas)

__________________
Heráclito no está en línea   Responder Citando
Respuesta
Los mejores licores

Etiquetas
agua, corriendo, dabeiba, falsos, positivos, sangre”, siga, “que




La franja horaria es GMT -5. Ahora son las 03:34:04.
Desarrollado por: vBulletin® Versión 3.8.9
Derechos de Autor ©2000 - 2024, Jelsoft Enterprises Ltd.
DeNunCianDo.CoM ©
DeNunCianDo


Page generated in 0,24389 seconds with 16 queries

SEO by vBSEO