El Colmo: Mininterior llama a las calles para presionar aprobación de reforma tributaria

Las masas emberracadas reemplazan el ordenamiento jurídico. Resucitando el funesto "Estado de opinión" que impulsó Uribe en los últimos 20 años, para el que la movilización popular era el Estado superior del Estado de derecho, hasta que se le volteó la arepa y ahora lo quiere resucitar Prada desde la orilla contraria.

Cada época política tiene su mentor. Las dos primeras décadas del siglo XXI, en especial la primera, tuvieron en Uribe como su máxima expresión de violencia, corrupción y polarización. Para justificar sus crímenes y saltarse las leyes apeló al Estado de opinión sobre el Estado de derecho. No fue su invento. Desde la antigua Grecia se han manipulado las masas para consolidarse en el poder

En esta próxima década será el petrismo el protagonista. Confiemos en que no se caiga en la tentación de poner la emoción por encima de las leyes. La tentación es grande cuando se tiene el favor de las masas empobrecidas que quieren creer en soluciones mágicas a sus miserias. Por ahora se ve un cierto desorden en la toma de decisiones. El nuevo gobierno no tiene patente de corso para sacar adelante sus iniciativas. Debe transitar por el ordenamiento jurídico. Cualquier atajo debe ser denunciado.

Muy simplista la respuesta. Para que quede claro, Uribe ya nada tiene que ver en esta nueva realidad. Su momento ya pasó. Se hizo la referencia porque es la más cercana. Se podría ir más atrás a la época de Rojas Pinilla o Laureano Gómez. Lo que Uribe hizo no fue sino interpretar a su acomodo lo que otros hicieron en las décadas anteriores.

Ahora lo recrea el nuevo gobierno que inaugura su manera de ver la sociedad. Y como todo el que llega encaramado en la efervescencia popular cede a la tentación de gobernar con las emociones y no con la ley. Confiemos en que el control parlamentario y judicial lo bajen de la nube populista. Ahora es el gobernante de todos los colombianos y es en bien de todos que debe dirigir sus esfuerzos de primer mandatario.

Sólo es una referencia histórica como en este momento lo es Santos, de mayor importancia porque fue el que hizo posible con el proceso de paz la llegada de Petro al poder. Hoy este proceso se estudia en el mundo como ejemplo de como se debe tratar un conflicto armado.

El fin de los conflictos armados no son de suyo la paz, apenas la terminación de la guerra. La construcción de la paz es más dispendiosa porque es más difícil convencer que se deje de odiar que se deje de matar. Serán varias las generaciones que deberán poner su esfuerzo, pero lo importante es que ya se dio el primer paso.

Poco a poco a medida que se vaya avanzando en la serie de reformas que se han planteado recobrará su importancia el expresidente Santos en esta década y quizás en las siguientes. Por fortuna llegó la época de los estadistas. Al principio habrá algo de torpeza, pero los buenos equipos siempre salen adelante.