Los que se quedan, una demostración impecable de cinematografía, argumento y actuaciones

Soyado · 13-01-2024 , 16:09:10

Una historia tan sencilla como potente envuelta en un paquete audiovisual que rememora las películas de hace cincuenta años, bien podría ser un resumen (algo tosco) de este magnífico filme que no tenía en mi agenda. Paul Giamatti en el papel del profesor Paul Hunham, y Da’Vine Joy Randolph encarnando a la cocinera Mary Lamb, ganaron el Globo de Oro el domingo pasado por sus respectivas cátedras interpretativas en esta memorable gema del séptimo arte.

SOYADO

Antes de comenzar mi pequeña reseña sobre «Los que se quedan» (The holdovers), a manera de capricho personal como de curiosidad informativa, les comparto los momentos en que Da’Vine y Paul, los actores mencionados en el lead de este escrito, ganaron sus Golden Globes el 7 de enero del presente año merced a su trabajo en la peli que nos atañe.

Perdón en este siguiente video por el idiota del Will Ferrell, y porque el discurso de Giamatti está «mochado».

Me sorprende lo activo que desde el 25 de diciembre he estado viendo películas, algo que no me sucedía desde hace mucho tiempo. Y que esté retomando esta faceta de analizar largometrajes y compartir mis impresiones en el foro, era una actividad que extrañaba de vez en cuando pero que por diversas circunstancias no me animaba a retomar –incluso con las pocas pelis que he pillado en, digamos, no sé, ¿las dos últimas temporadas?...-.

El filme visto por yo anoche, «Los que se quedan», curiosamente es el tercero en línea esta semana que tiene que ver con un profesor: el miércoles y anteayer respectivamente y en cine, «Radical» (Sergio Juárez, un educador de la vida real) y el animado de Pixar del 2020 «Soul» (Joe Gardner, maestro de música para niños).

Aquí el máistro protagonista se llama Paul Hunham, un tipo de carácter gris, poco o nada atractivo físicamente, con diversos problemas médicos (bizco, pre diabético, con hiperhidrosis y que apesta, porque su organismo no procesa una vaina que descompone agentes del mal olor corporal), cuyo único motor de vida es el de ser educador en un colegio para chavales de clase alta.

Como bien lo indaga la sinopsis de la movie, nadie en su entorno habitual parece tenerle a él siquiera un mínimo de consideración, principalmente por su estricto apego a las reglas de la prestigiada institución para la cual labora (Y, cosas de la vida, este aspecto le pondrá en una encrucijada tal, de la cual no quiero en este texto dar la más mínima pista). La única persona que parece querer acercársele, por el motivo que sea, es la señorita Crane, una asistente de director que resulta de lo más atrayente en apariencia y encantadora para este hombre.

Un individuo absorto en sí, que parece cómodo dentro de su particular burbuja emocional y que denuesta de la mayoría de sus estudiantes de Civilizaciones Antiguas, la materia que él lidera. Porque la excepción dentro de estos colegiados resulta ser Angus, adolescente tan brillante como exasperante, que está convencido de irse de vacaciones con su madre a San Cristóbal y Nieves, pero por una inesperada situación tendrá que pasar las Pascuas y el principio de año encerrado en el colegio con su «querido» profesor Hunham … Y con Mary Lamb.

Mary es una de esas negras pasadísimas de tallas con las que con cierta frecuencia logro toparme; de las que todo lo que dicen les suena como cantando un currulao, o en este caso como se trata de una afro estadounidense algún soul. Ella, la cocinera principal del colegio, ha sufrido recientemente la pérdida de su hijo en Vietnam (estamos hablando de que los acontecimientos se desarrollan en las navidades de 1970). Entonces estas tres almas, ya sea por elección o avatares del destino, deberán de sortearse entre ellas durante el tiempo de las vacaciones de invierno en que los demás han logrado estar fuera del recinto estudiantil.

Algo que me ha cautivado de la película «Los que se quedan», ha sido la intención de sus creadores de presentarla como si se hubiese grabado en el último año de la década del sesenta. La presentación que hoy está tan de moda de escenificar viejos logos animados de clásicas productoras cinematográficas, o de crearles una presentación vintage a las más recientes de este rubro, es una circunstancia que se adueña con gracia del resto del filme.

No solo en su parte visual en cuanto al granulado de la imagen, el uso del zoom out, etc., –fíjense bien por igual en la fuente y estilo de los créditos-: la banda sonora se une a esta cruzada nostálgica, de modo que nos sumergimos de lleno en aquel pedazo del siglo XX. Pintado a lo gringo, sí, por supuesto. Yo considero los primeros minutos de este metraje en sonido y exhibición como algún videoclip de Simon & Garfunkel, que estaban en su cénit por aquellos compases de la historia.

Este poster... ¡Hasta el poster es vintage, carajo!

A medida que transcurren esas últimas fechas de 1970 en los alrededores de aquel estirado colegio de Nueva Inglaterra, «Los que se quedan» nos permite deshilar con una natural maestría de situaciones las personalidades y circunstancias del profesor Paul, el chico Angus y la madre Mary. Es una reverencia al arte de la narración contemplar lo que sucede tanto al encontrarse juntos como a cada uno por separado. Resulta por igual conmovedor la manera en que todos y cada uno de ellos escala sus propias cumbres borrascosas dentro de un viaje metafórico y literal, en el que como sucede en esos guiones tan bien tejidos como seda china, nos damos cuenta de que las diferencias son solo caprichos humanos.

Hay espacio para todo un grupo de géneros narrativos dentro de las dos horas benditas de esta peli, que calificarla bajo el signo de uno solo resulta errado, en resumidas cuentas. Están esas escenas de sopor sustentadas con diálogos antológicos; situaciones comiquísimas que por sí solas constituirían memes a prueba del tiempo; fotogramas de absorbente fatalidad en diversos grados los cuales nos abren alguna antigua herida del corazón; unos muy breves instantes de acción, que son deudores de algunos de los títulos del séptimo arte que fueron el verdadero punto de partida de las actuales (y previsibles, descartables) películas de explosiones y balazos…

Por último, decirles que bien pueden dirigirse a gnula.nu para descargar y disfrutar de esta propuesta fílmica como hice mí, sus mercedes, o bien esperar al 8 de febrero que es su fecha de estreno aquí en Colombia (información esta última de procinal.com.co). Qué maravilla es así, cuando te topás sin proponértelo, con una perla en viernes por la noche.

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