Argentina, silbada en Medellín

Los argentinos estaban muy molestos porque la tribuna estuvo con Egipto y en un momento confuso, con la cabeza caliente, se enfrentaron a la tribuna. No estoy seguro de quien lo inició, pero si sobre su actitud desafiante.

Recuerdo que el día anterior al famoso 5-0, Maradona con su arrogancia, dijo que Colombia no podía ir contra la historia. Como sabemos, la historia al otra día se las metieron cinco veces...

Pero ojalá entendamos que todo se trata de un deporte, nada más, y que estos muchachos que ahora defienden los colores de Argentina, ojala abandonen ese "porteño" que sus mayores han cultivado con esmero, y se conviertan en argentinos de verdad, como Messi, humilde en su grandeza.

Ni la tribuna los debio chiflar, ni ellos perder la cabeza y causar destrozos en los camerinos q nos costaron un ojo de la cara.

Jajajaja bien ganada tienen esa fama los porteños de arrogantes, los dicen todos desde un argentino de Mendoza o de La Rioja o sus vecinos del otro lado del río de la Plata, no hay que generalizar pero si tienen ganada esa reputación

]Cuentan que lo primero que pidió el Papa Benedicto cuando visitó Turquía el 2006 fue que lo llevaran al estadio Ataturk"¿Por qué quiere visitar el estadio, Su Santidad?", le preguntaron. Sin inmutarse, el Sumo Ponmtífice respondió: "Porque quiero conocer el lugar donde ocurrió el Milagro de Estambu

me imagino esa gente jugando de local

Ojala Pasen A La Semifinal !!!

A ver Con Que Cara van A Vlover Al Atanasio Con 42 Mil Personas En Su Contra !!!

Argenitnos HPTas

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Van a volver porque a Portugal le ganan, por calidad y garra.

Sería un lindo gesto, de "varones" como les gusta decir, aunque yo diría más que de caballeros, que se reconciliaran con la afición, pidiéndole disculpas. Sería una muestra de grandeza y de madurez de estos muchachos que apenas comienzan a transitar los caminos de la gloria.

Y también sería un hermoso gesto de la tribuna que los recompensaran con un aplauso para mostrarles que el fútbol es la oportunidad para que los países fraternicen. Y todos en esta Copa, sin importar la etnia o la cultura o la religión, son seguidores de uno de los más hermosos deportes que existen.

¿Será posible?

Señor: me parece arrogante y estúpido la silbatina desmedida re injustificada de la parciaidad en el estadio.
Yo lo ví por tv y me sorprendió. Soy porteño y normal. no merezco su crítica y la selección nacional no es solo de porteños. Si no les gusta Buenos Aires y su gente me parece bien, pero sus comentarios están demás.Me siento mas poteño y argentino que nunca y personas como usted son las que despiertan con sus críticas infundadas los nacionalismos en la gente. Viva Buenos Aires y creo que las críticas son envidia.
No sea envidioso.

Y usted insultando demuestra su baja categoría, Debe ser algún otro envidioso. que bueno tener a la gente en contra, quiere decir que se importan por nosotros. Gracias por hablar de nosotros. Esperemos ganar en su estadio Atanasio y callar la boca de 42 mil personas. Y siga insultando, siga hablando, veo que somos la piedra en el zapato de varios. Que bueno!!!!!

Lo que importa es que gane el mejor, que gane bien, con calidad, que no sólo es moverse bien en la cancha sino ser generoso en la victoria. Y si por alguna razón llega la derrota, también tener la grandeza de reconocer las virtudes del adversario.

Infortunadamente, Argentina no es un ejemplo de eso, porque a sus jugadores, desde que empiezan a mostrarse en las competencias internacionales, se les enseña la soberbia del pequeño y no la humildad del grande.

Grondona mismo, con todo el respeto que nos merece por ser el dirigente del fútbol gaucho, puso su cuota al mandar a callar a la tribuna con un gesto suyo. ¿Si eso lo hacen los dirigentes, qué se puede esperar de los demás?

Los colombianos tenemos un recuerdo maravilloso del 5-0 con el que se les ganó en casa. Aparte del resultado, la tribuna se puso de pie y aplaudió a nuestra selección con gallardía y admiración. Incluso lo hizo el propio Maradona.

Si ustedes ganan la Copa, y tienen con qué, con Lamela e Iturbe encabezando un conjunto que con el correr de los partidos se va acoplando, créame, la tribuna los premiará con aplausos de admiración y respeto.

Pero esa admiración y ese respeto hay que ganárselo, como se lo han ganado otros en el pasado, porque Argentina, como todos, es un país que merece respeto y cariño. al igual que nos lo merecemos los demás. ¿O no?

De acuerdo, como decimos por estos lados, "en todas partes se cuecen habas", o más gráficamente, "de todo hay como en botica". Pero en algo diferimos, la arrogancia no es buena, nunca lo ha sido despreciar a los demás.

Se debe sentir orgullo de lo propio, de sus logros, de sus victorias, de su cultura, pero respetando lo de los demás, que es igualmente valioso. La arrogancia excluye, el orgullo, engrandece.

No me ocupo de los porteños, sino del estilo porteño, que es diferente. De la soberbia de la hormiga que cree que su hormiguero es el único mundo que existe, simplemente porque no tiene la visión del águila.

Buenos Aires es una ciudad maravillosa, linda y muy culta, por demás. Hay gente estupenda, cosmopolita, que nada tiene de arrogante, como lo puede uno comprobar en los círculos universitarios, ya que usted se refiere a ellos.

Hay un bonaerense que admiro como al que más, Daniel Baremboin, no solo por su talento que el mundo reconoce, sino por su grandeza. Ha sido capaz de organizar una orquesta de palestinos y judíos. Sólo un grande entre los grandes es capaz de ver más allá de las fronteras patrias.

Eso es lo que reclamo. Que los argentinos abandonen el "porteño" y adopten el "barenboim", si me permite la expresión. Y por Dios, cómo no admirar a Buenos Aires si produjo a gigantes como Borges y alimentó la prodigiosa narrativa de Cortázar.

Y si nos vamos a lo reciente, tuve la fortuna de conocer a Facundo Cabral desde mis épocas de universitario, y me dolió como al que más su muerte. A propósito, a él tampoco le caía en gracia el porteño, y conste que nació en La Plata.

Pero ellos eran argentinos universales. Séanlo también los deportistas. Dejen atrás la arrogancia porteña y sigan el ejemplo de tanto argentino universal, como el propio Gardel que murió en Medellín, una ciudad, por si usted no lo sabe, que le rinde culto al tango.

Recuerde eso y bienvenida la fiesta del fútbol.