DeNunCianDo - Ver Mensaje Individual

Heráclito · 11-08-2011 , 11:53:51

Cita:

Iniciado por fabian2011p

Si pienso que la reacción fue negativa, como también son negativos estos foros que alimentan la intolerancia
Quien se cree que es usted, gente mala y buena hay en todos lados, arrogantes hay en todos lados, en Colombia también, pero esto es positivo alimenta nuestro amor por nuestra bandera.
Le agradezco nuevamente que se ocupe de nosotros los porteños y argentinos sigan viniendo a estudiar a nuestras universidades son bienvenidos

De acuerdo, como decimos por estos lados, "en todas partes se cuecen habas", o más gráficamente, "de todo hay como en botica". Pero en algo diferimos, la arrogancia no es buena, nunca lo ha sido despreciar a los demás.

Se debe sentir orgullo de lo propio, de sus logros, de sus victorias, de su cultura, pero respetando lo de los demás, que es igualmente valioso. La arrogancia excluye, el orgullo, engrandece.

No me ocupo de los porteños, sino del estilo porteño, que es diferente. De la soberbia de la hormiga que cree que su hormiguero es el único mundo que existe, simplemente porque no tiene la visión del águila.

Buenos Aires es una ciudad maravillosa, linda y muy culta, por demás. Hay gente estupenda, cosmopolita, que nada tiene de arrogante, como lo puede uno comprobar en los círculos universitarios, ya que usted se refiere a ellos.

Hay un bonaerense que admiro como al que más, Daniel Baremboin, no solo por su talento que el mundo reconoce, sino por su grandeza. Ha sido capaz de organizar una orquesta de palestinos y judíos. Sólo un grande entre los grandes es capaz de ver más allá de las fronteras patrias.

Eso es lo que reclamo. Que los argentinos abandonen el "porteño" y adopten el "barenboim", si me permite la expresión. Y por Dios, cómo no admirar a Buenos Aires si produjo a gigantes como Borges y alimentó la prodigiosa narrativa de Cortázar.

Y si nos vamos a lo reciente, tuve la fortuna de conocer a Facundo Cabral desde mis épocas de universitario, y me dolió como al que más su muerte. A propósito, a él tampoco le caía en gracia el porteño, y conste que nació en La Plata.

Pero ellos eran argentinos universales. Séanlo también los deportistas. Dejen atrás la arrogancia porteña y sigan el ejemplo de tanto argentino universal, como el propio Gardel que murió en Medellín, una ciudad, por si usted no lo sabe, que le rinde culto al tango.

Recuerde eso y bienvenida la fiesta del fútbol.