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Con la reciente elección de Rusia y Qatar como sedes mundialistas para los años 2018 y 2022 respectivamente, se ha revivido una controversia sobre la manera en cómo se están otorgando la organización de eventos deportivos de gran escala como los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial de la FIFA. Según muchos críticos de estos sucesos, los encargados de tomar las decisiones han estado más influidas por el dinero o la apertura a nuevos mercados que en la tradición, la experiencia y la popularidad del deporte.
El problema de elegir naciones cuya experiencia en organización de este tipo de eventos es muy poca o casi nula es que en estos países generalmente se planifica para el antes y el durante, pero casi nunca para el después.
En el caso de los Juegos Olímpicos, todos recuerdan con emoción los pasados Juegos en Pekín y el imponente "Nido de Pájaro" que sirvió como escenario central de las justas. Dos años después, el magno escenario se encuentra en un estado deplorable, prácticamente ha estado a su suerte desde la finalización de los Juegos, a pesar de que se han realizado algunas competencias y exhibiciones. Una de las obras arquitectónicas más costosas de los últimos tiempos está en una agonía y se desconoce aún lo que ueda pasar con el escenario. En contraste, la elección de Atenas para los Juegos de 2004 fue muy criticada teniendo en cuenta que Grecia, a diferencia de China, no cuenta con muchos recursos para organizar un evento de semejante envergadura, y fue más criticada aún cuando se realizó la construcción del Estadio Olímpico que absorbió gran parte de los recursos del Estado. Sin embargo, el Estadio Olímpico se mantiene en perfectas condiciones y sigue albergando eventos deportivos importantes, como la final de la UEFA Champions League de 2007.
En el caso mundialista, se cuestionó mucho la elección de Sudáfrica para el mundial de 2010, debido a que es un país que aunque empieza a tener auge en el continente africano, es un país con recursos limitados. Los temores se hicieron reales tan sólo unos meses después de la cita mundialista, y en efecto hoy nos encontramos con unos escenarios en condiciones deplorables, en especial de Soccer City, máximo escenario del pasado mundial, cuya pintura ya empieza a desgastarse. Otra asignación criticada fue la de Japón y Corea en 2002, países cuya tradición futbolística era muy pobre y se temió por el futuro de los escenarios una vez hubiese concluido el mundial. Sin embargo, los escenarios se mantienen casi perfectos.
¿En qué fallaron? Simple, no se planeó qué hacer con los escenarios después de la finalización de los eventos. Esto se debe a la tradición deportiva de cada nación y a la popularidad del deporte. En el caso chino, no hubo una planificación correcta para el escenario posterior a los Juegos, puesto que es un escenario al aire libre e ideal para deporte de campo abierto, deportes que en China están relegados ante deportes de salón como el baloncesto, el tenis de mesa y la gimnasia; caso contrario ocurre en Grecia, donde el fútbol es un deporte muy popular y convoca miles de aficionados cada semana. En el caso sudafricano tenemos un notorio caso de la popularidad del fútbol, deporte que en Sudáfrica apenas está tomando impacto pero que sigue opacado por el rugby, que en este país ya cuenta con suficientes escenarios; en Japón y Corea el fútbol ha venido cobrando un nivel de popularidad altísimo desde el mundial de 2002, y no es de extrañar ver los estadios abarrotados en juegos de fútbol.
¿Una pésima decisión? Yo diría que no por ahora, pero sí se debería tener en cuenta, además de los factores económicos, logísticos y de organización, un conocimiento sobre la cultura deportiva de dicho país. Y las naciones que han recibido tal responsabilidad, planificar qué utilidades van a tener los escenarios para cuando finalicen las competencias; esto además les permitirá planificar un presupuesto menor, dinero que sale de los impuestos que la gente paga en sus respectivos países.
buen aporte david y aunque yo queria q esas fueran las sedes de dichos mundiales (para darles oportunidad a los q no habian hecho mundiales), no habia pensado en el poco de elefantes blancos que van a quedar.
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