Leo Messi es, como Diego, Pelé y muchos, irrepetible: una persona extraordinaria para la altura en la que está y un genio que, desde el silencio, trasciende los tiempos, las épocas y los recuerdos futuros que todos tendremos. Messi no tiene camiseta porque el deleite es patrimonio de todos. Leo es un crack en todos los aspectos de la vida. Tiene compañeros maravillosos, un entrenador de lujo y juntos son la cúspide de los sentidos hasta la fecha. Caerán como todos, se acabará como todo, pero han hecho historia porque ya son parte de la memoria colectiva, del espacio en el que muy pocos jugadores y equipos consiguen vivir y perdurar. ¿Puede ser Leo el mejor de la historia? La pregunta, entiendo, no merece respuesta, pero sí estamos seguros que estos años, nuestra época, tiene un dueño, con o sin Mundial: Lionel Andrés Messi.