¿Gastar o invertir?

En el relato bíblico de las vacas gordas y las vacas flacas que no es otra cosa que sentido común, está parte de la solución, hay que ahorrar para el futuro. En Colombia, siguiendo el ejemplo de Chile en nuestra región, se impuso la regla fiscal en el primer período de Santos (2011) que obliga al ahorro de los ingresos transitorios (bonanza de precios de hidrocarburos, por ejemplo) y al incremento del gasto sólo si existe una fuente permanente de ingresos que pueda financiarlo, dejando los créditos sólo en casos de extrema necesidad y por corto tiempo. Antes de 2011, si se recibía mucho se gastaba mucho, si se recibía poco se gastaba poco. En resumen, poner orden en la casa.

Gracias a la regla fiscal nuestro país va a sufrir en menor medida el bajonazo de los precios del petróleo con una desaceleración del 1% (se va a crecer este año alrededor de 3.2%), uno de los mejores de la región. De ahí la importancia de la inversión en infraestructura proyectada por el gobierno que le inyectará 6 billones de pesos a la economía para contrarrestar la disminución de divisas por exportaciones de petróleo. Por eso se insiste en la venta de Isagen, antes que promover una reforma tributaria, un aumento del IVA o crédito externo.

Infortunadamente, en la mayoría de países de Latinoamérica se hizo lo de siempre, se gastó mucho y como sucede con los despilfarradores, las vacas flacas los sorprendió sin un peso ahorrado, con muchas deudas y con pocos ingresos para responder, lo que significa que pocos se aventuran a seguirles prestando dinero o si lo hacen los intereses van a estar por las nubes. De ahí que salgan a empeñar sus reservas o feriar sus recursos a futuro. menos dinero en el bolsillo, más dinero para los prestamistas y poca o nula inversión, lo que implica recesión y mayor pobreza.

Colombia corrigió el rumbo a tiempo, pero desperdició varios años y aunque en menor medida también pagará su precio creciendo menos de lo esperado, pero su recuperación a corto plazo es factible. En 2016 se volverá a crecer con mayor dinamismo, pero el mal momento de la región afectará sus exportaciones. Por fortuna la alianza para el Pacífico le da posibilidades de colocar sus productos en otros mercados que comienzan a recuperarse como la UE y siguen llegando recursos frescos a través de la inversión extranjera.