Nada ahuyenta mas la inversión privada que la falta de claridad en la normatividad vigente. En nuestra legislación hay de todo menos claridad, se puede conseguir la interpretación de la ley que usted quiera para vulnerar los derechos ajenos o lograr beneficio propio.

Si quiere señalar mediocres gobernantes sin tener que responder por las mediocridades propias al frente del mismo ente se le tiene.

Si quiere condenar a un gobernante por no haber previsto 3 días de basuras pero sin que sea señalado otro que no fue capaz de preveer 3.000 muertes inocentes se le tiene.

Si quiere condenar un opositor por no vigilar que sus subalternos recogieran cumplidamente unas bolsas pero sin que quede condenado otro que no vigilo que los suyos no regalaran los dineros públicos a sus amigotes también se le tiene.


Un circo literalmente, donde todos somos los payasos que seguimos confiando en las mismas fieras. Donde todos tenemos la razón y ninguno la tiene. Donde la ley no se aplica nunca en derecho sino en razón de las preferencias de quien este a cargo en ese instante.