El beso de Guillermo que convirtió a Kate Middleton en la Princesa Catalina

El beso de Guillermo que convirtió a Kate Middleton en la Princesa Catalina






Después de casi diez años, la historia de amor entre el Príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton se ha hecho realidad y los dos jóvenes por fin han llegado hasta el altar de la Abadía de Westminster para unirse en matrimonio. Este 29 de abril la joven pareja pasa a la historia del Reino Unido y se convierte en todo un reto contra la tradición de divorcios y separaciones reales que ha vivido la corona británica en las últimas décadas.

Un par de horas antes de que la ceremonia comenzara, los primeros invitados al gran enlace real comenzaban a llegar a la iglesia, luciendo esplendorosos un colorido popurrí de pamelas, tocados y, en el caso de los hombres, elegantes chaqués y míticas chisteras.

Los más puntuales fueron una elegante pareja formada por David y Victoria Beckham. Como era de esperar, ella no ha querido enseñar su avanzado estado de gestación, por lo que ha decidido ocultar su tripa bajo un amplio a la par que elegantísimo vestido. De esta forma, el matrimonio se ha convertido en el más glamouroso de toda la Boda Real, por encima de príncipes y princesas.

Seguidamente empezaron a llegar los más conocidos del mundo de la música y el cine, como es el caso de Elton John, visiblemente emocionado y acompañado de su pareja David Furnish, Guy Ritchie, el ex de Madonna, Mr. Bean o Tara Palmer-Tomkinson, una auténtica it-girl en el Reino Unido.

A continuación, la alfombra roja se desplegó para recibir a las autoridades políticas, destacando el pimer y viceprimer ministros británicos con sus respectivas mujeres, Samantha Cameron y la española, Miriam González.

Justo en ese momento, el Príncipe Guillermo, con uniforme de la Guardia Montada Irlandesa, con capa roja y como condecoración la insignia del Ejército del Aire, salía de Clarence House junto a su hermano Enrique, que ejerció de padrino de bodas e iba ataviado con el uniforme de la Caballería Real.

Mientras tanto, los distintos miembros de las casas reales, incluyendo nuestros Príncipes de Asturias y la Reina Sofía, van saliendo de sus hoteles y llegando a la Abadía, pero la televisión oficial no lo retransmitió puesto que coincidía con la llegada de la comitiva británica.

A quien sí pudimos ver fue a Carol Middleton, la madre de la novia, acompañada de su hijo James y, a la Reina Isabel II quien en un arrebato de atrevimiento, se enfundó en un traje amarillo que le ha costado el apodo de 'la Reina Pollo' en todas las redes sociales. A continuación, hicieron su aparición el Príncipe Carlos junto a su inseparable Duquesa de Cornualles.

LLEGÓ EL MOMENTO: SE DESVELA EL SECRETO DEL VESTIDO NUPCIAL

De repente, llegó el momento más esperado del día. Kate Middleton sale del hotel y entra en la limusina Rolls Royce, propiedad de la casa británica. Mientras que la novia llega y no llega a Westminster, vemos a Pippa Middleton, hermana y dama de honor de la futura Princesa Catalina, entrando en la catedral con un impresionante vestido blanco que se ajusta perfectamente a sus curvas y dirigiendo a unos graciosos pajes.

Con puntualidad británica, la futura esposa del Príncipe Guillermo baja del coche y es cuando nos percatamos de que Kate ha elegido un sencillo vestido de satén marfil y blanco, que más tarde sabremos que firma Sarah Burton para Alexander McQueen, con cuerpo de manga larga de encaje, escote corazón y cola de tres metros. Además, la joven lleva un velo que completa con una tiara prestada por la Reina de Inglaterra para su gran día.

Nerviosa ante tales momentos, Middleton, del brazo de su padre, hace su entrada nupcial en la Abadía de Westminster recorriendo la alfombra roja que la lleva hasta el altar donde la espera su príncipe azul. Con el reencuentro, Guillermo y Kate se dedican una tierna sonrisa cargada de complicidad y él, mirándola a los ojos, le dice: "Estás preciosa".

A continuación, saltándose el protocolo, la novia decide retirarse el velo de la cara y nos enseña su suave y natural maquillaje, según dicen, realizado por ella misma. Cogidos de la mano, ambos realizan el ritual del matrimonio pronunciando, de manera clara y concisa, los votos y, como estaba previsto, ella se decantó por la fórmula que ya había empleado Diana de Gales en 1981: no incluir la promesa de "obediencia" pero sí la de "amar, reconfortar, honrar y cuidar" a su esposo.

Y llegó el momento en el que el Príncipe le pone el anillo en el dedo, no sin cierta dificultad para encajarlo, a su recién convertida en mujer, convirtiéndola así en la nueva Princesa Catalina. Y así fue cómo Guillermo y Kate se convirtieron en marido y mujer.

EL BESO, MOMENTO MÁS ESPERADO DEL ENLACE REAL

A su salida de la Abadía, los recién casados se suben a una carroza, la misma que utilizaron Carlos de Inglaterra y Lady Di en su paseo nupcial que data del año 1902, que les ha conducido por el recorrido para saludar a todo su pueblo que llevaba días durmiendo en la calle esperando este momento.

El carruaje llegó hasta el Palacio de Buckingham donde, mientras los novios se someten a la tradicional sesión de sus primeras fotos oficiales, la Reina Isabel II se comportó como una auténtica anfitriona recibiendo a todos sus invitados.

A la vez, más de dos millones de curiosos se congregan en los alrededores del palacio esperando con ansiedad el mejor momento del día: el beso con el que Guillermo presente a su princesa en el balcón.

Y por fin llega el momento histórico, el tan esperado beso que, finalmente, se ha tornado en un tímido y rápido roce de labios. Eso sí, por aclamación popular ha sido repetido de una manera un pelín más pausada, pero con la misma frialdad provocada por los nervios de los dos jóvenes.

Y así termina la historia de cómo Kate Middleton, una plebeya de a pie, se convirtió en princesa por sorpresa.