Los hijos de Michael Jackson por fin viven una vida "normal"

Ser hijo de Michael Jackson implica una vida dominada por la constante presencia de los medios, que convierten en caos y espectáculo cualquier intento de actividad cotidiana. Pero ahora que su padre ya no está, los tres hijos del cantante han dejado de llevar máscaras en público y están acostumbrándose a la normalidad, haciendo su vida lejos de la atención mediática. La constante presencia de la prensa en la vida de Michael Jackson llevó al cantante a intentar proteger la intimidad de sus hijos a cualquier precio, incluso haciéndoles salir de casa con la cara tapada, una costumbre que ha desaparecido tras la muerte del Rey del Pop.
Fuentes de la familia han reconocido que los pequeños "ya no llevan máscaras cuando salen, es una experiencia diferente para ellos". Dado que la atención de los medios se ha reducido notablemente tras la muerte del cantante, sus hijos no tiene problema para llevar una vida como la de cualquier niño.
Prince Michael I, Paris y Prince Michael II tienen ahora una rutina mucho más tranquila y sosegada, rodeados del cariño de sus amigos y familiares. Según informa la revista People: "Lo están llevando bien, tienen una familia increíble".
Adam Streisand, abogado de la abuela y tutora de los niños Katherine Jackson, afirma que "los niños se están dando unos a otros mucha alegría, corriendo por la casa, riendo y jugando".
Y es que nueve meses después de la muerte del cantante de Billie Jean, sus hijos parecen estar superando lo ocurrido con normalidad; estudian en casa, van a clases de kárate, a la biblioteca y a la iglesia, y la familia se reúne frecuentemente para cenar todos juntos.
Los pequeños están demostrando así gran madurez ante la ausencia de su padre, aunque la influencia de éste sigue vigente. Desde la familia aseguran que "hablar con Prince es como hablar con Michael", puesto que es "muy inteligente y sensato para su edad". Paris, por su parte, ya ha decidido que quiere seguir los pasos del cantante, y tiene intención de labrarse un futuro sobre los escenarios.