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“Flores Frescas” o el amor pagado

La calle no es gran cosa para una ciudad que se jacta de seducir a propios y extraños. Más aún, parece resignada a conservar por siempre su tradicional arquitectura que le mantiene en pie la teja de barro cocido y el bahareque. Calle estrecha y de asfalto reventado que la hace ver paraplégica.

http://eldiario.com.co/uploads/userf...6261-copia.jpgDe poco movimiento, algunos se atreven a decir que huele a amoníaco. Sin embargo tiene “flores frescas” que le cambian la fragancia repugnante al comenzar la tarde para perdurar con buen perfume hasta la madrugada del día siguiente.

Yo he bautizado esta calle como Ninfa Flora que era la diosa de las flores, los jardines y la primavera, en la mitología romana. Y esto es lo que puede ser para un hombre que es arrastrado por su propia lujuria hasta la calle 26, cuadra que le puso esquinas y tiempo a las carreras 6a. y 7a.

Sus alegrías son alegrías a puerta cerrada, situación que pasa inadvertida para el desprevenido transeúnte porque el qué dirán se sigue respetando más que al obispo.

¿Cómo una calle que no es principal ni posee arquitectura histórica puede tener dicho atractivo?. Pues bien, esta calle lo tiene y es de flores que se abren al comenzar la tarde y al llegar la noche. En la mañana están durmiendo excesos de devaneo.

Brillaron demasiado con la ayuda de luces artificiales y de la semidesnudez de cuerpos perfectos.

Lo ostentoso
http://eldiario.com.co/uploads/userf...6264-copia.jpgFlores Frescas anuncia la fachada del edificio más alto y ostentoso de esta calle pereirana que nos hace recordar el buen gusto y el refinamiento con que las gentes de París vivieron la “belle époque”.

Observando el frontispicio y leyendo el aviso a nadie le queda duda de que allí debe de cultivarse un jardín aunque no se ven plantas por ninguna parte.

Desde afuera se puede adivinar los placeres en catálogo que se ofrecen en su interior.
Las luces y la música que hacen connubio al llegar la noche se encargan de despertar deseo y curiosidad.

El color dorado y los otros colores con que aparece pintarrajeada el frontis son albricias de lo que espera adentro al varón. Porque no nos digamos mentiras, flores frescas como estas no cogen sino los más machos.

Una vez adentro Eros y la Ninfa Flora te reciben con los brazos abiertos y... ¿quién se atreve a negar que son flores frescas si al verlas parecen recién cortadas?. Son flores que te hablan, te embriagan y te llevan con el sol de los venados. A morir y a resucitar al mismo tiempo con una dicha hecha a sobre medida.

Son flores frescas, jóvenes. Tan jóvenes que les ha faltado tiempo para amar a un hombre. Todas son reinas porque son escogidas de entre las más bellas del jardín ya que a la mujer fea pocos varones le hacen caso.

Tienen rostros fluorescentes y cuerpos escultóricos. Parecen haber sido hechas para una exposición de arte.

Procedencia
La privacidad las envuelve en un misterio que excita permanentemente a todos aquellos que frecuentan este negocio que se niega a ser burdel y se da ínfulas de cabaret.

Las flores frescas vienen de la necesidad de muchas cosas y de una sociedad que tiene de todo menos conciencia. Muchas de las muchachas más bonitas de la población femenina se convierten en “flores frescas” para lograr metas y lujos que de otra manera no podrían alcanzar.

Conversan poco, pues por muy flor que se considere una hembra de negocio desconfía de la seriedad del hombre que le compra placer sin pedir rebaja.

Casi todas ellas saben que el hombre que duerme con una mujer distinta a la esposa, más demora en dejar la cama que ir a contarlo a los amigos sin reserva de identidad.

A esto tal vez se deba también que las mujeres del servicio doméstico y del servicio erótico se cambian el nombre al ofrecerse para prestar este servicio.

Los solteros
A este “jardín” llegan hombres solteros que confían en los encantos de la “flaquita”, aquella barragana que no pasa de ser un amor pagado. Hombres casados pero que pertenecen a la horada de machos con insatisfacción sexual. “Son los que siempre están tras de un culo desconocido”, según apreciación del escritor colombiano, Luis Zalamea en su novela “Las guerras de la champaña”.

Aquellos que ya pisan la alfombra de la tercera edad también entran allí. Es una verdad de perogrullo que el hombre entre más viejo busca mujer entre las más jóvenes. Un adulto mayor entre mujeres jóvenes se siente un muchacho.

Así pues, es bueno que las esposas sepan de una vez por todas, que si no recurren a un tratamiento de rejuvenecimiento van a terminar solas.

Como remedio
De otra parte, los clientes de “Flores Frescas”, no son cualquier cosa, son los que saben que juventud y belleza son elementos que mezclados producen excelentes resultados en el tratamiento del mal de hueso y la depresión.

Díganme, ¿qué viejo vuelve a sentir dolor en los pies luego de haber tenido sentada sobre sus piernas a una muchacha bien descocada?.

De manera pues, que “Flores Frescas” es una alegría la macha para hombres que en casa no son capaces de pararse sin ayuda.

¡Ay Ninfa Flora diosa del pistilo y del polen, tu que conoces los misterios del amor dinos por qué el hombres es infiel!.

El contraste
La mayoría de las familias que levantaron vivienda en esta calle desconociendo que los pueblos también crecen, ya no están aquí, le dejaron las casas al diablo y entonces abunda el licor con el que el pasado desengañado se emborracha.

Un estanquillo le sirve trago las 24 horas al tiempo invisible.

Existe de igual manera un contraste. De la misma manera irónica: diagonal a “Flores Frescas” está la otra opción y la diversidad sexual.

Está un mundo masculino con un telón de indiferencia por las mujeres. Tanta que ni siquiera se percatan que a sus espaldas y a pocos pasos hay un sitio donde los hombres más machos sudan la gota fría y pagan para hacer el amor con mujeres de verdad.