Mi esposa me da la mejor despedida de soltero

Esta es una historia de la vida real. Quiero comenzar contándoles eso ya que he leído muchos relatos en el que la imaginación es la raíz, lo cual no está mal, pero este no es el caso. Primero quiero que nos conozcan, somos una pareja rondando los 35 años, con hijos, que empezamos a salir de 22 y que comenzamos a vivir juntos hace 5. Mi esposa es alta, de cara linda, de contextura delgada, unas tetas pequeñas, pero con los pezones más hermosos que se puedan imaginar y un culo, que, a mi parecer, es el mejor que he visto.

Nuestra vida sexual siempre fue muy normal y ella conocía mis fantasías, pero nunca aceptaba mis propuestas…tal vez yo tampoco quería en el fondo realizarlas todavía. Nos fuimos a vivir juntos, sin habernos casado y siempre tuvimos en menta hacer una boda como ella la había soñado, con vestido blanco, fiesta, invitados, fotos…lo que muchas mujeres sueñan desde que son niñas. Y así fue, luego de varios años, programamos nuestra boda para que ella cumpliera su sueño.

Nuestros amigos se pusieron muy contentos, y a ella le realizaron varias despedidas de soltera, que hasta donde sé, fueron solo de entrega de regalos y algunos retos solo entre mujeres. Yo, por el contrario, faltando 1 mes para nuestra boda, no había tenido mi primera despedida de soltero. Mis amigos lo habían postergado para el fin de semana antes de la boda, pero según me habían dicho aun no era seguro. Así que un poco aburrido por eso, le dije a mi esposa que quería salir con ella a tomar algo y bailar para despedir “mi soltería”.

Ella aceptó y cuadramos con alguien para que se quedara en casa mientras regresábamos. Salimos y fuimos a una nueva discoteca que habían abierto a las afueras de la ciudad. Entramos y empezamos a bailar y a tomar tequila. Nos propusimos disfrutar la noche al máximo para que yo pudiera despedir mi soltería de la mejor manera. Ya a medianoche, y ella con algunos tragos en la cabeza, le dije al oído que la despedida de soltero no podía terminar sin un striptease:
- Ella: Se rio y me dijo que claro, que llegábamos a casa y que en nuestra habitación lo hacía para mí. Yo
- Yo: Me parece muy rico mi amor, pero tengo otros planes en mente. Te propongo que vayamos al club de striptease que queda a 3 cuadras de acá y contratamos a una mujer para que nos lo haga.
- Ella: NOOOO, estás muy loco si crees que vamos a ir a un sitio de esos.
- Yo: No estoy loco, solo quiero tener una despedida de soltero como la tiene cualquier persona, y que mejor que compartir ese momento con mi futura esposa.
- Ella: Me parece muy bien que me quieras incluir en ella, que me tengas la confianza suficiente para contarme que quieres ir a esos sitios, pero no me siento cómoda si vamos allá.
- Yo: ¿y tu como te imaginas que son esos sitios?
- Ella: Pues lleno de otros hombres, que me van a mirar como si yo fuera otra puta más.
- Yo: No mi amor, pero lo que yo quiero es que reservamos una habitación en el motel que queda al lado y la mujer que contratemos vaya hasta allá y lo haga en privado para nosotros.
- Ella: mmmm…no sé.
- Yo: Vamos, anímate que es mi despedida de soltero. Es algo que repetiremos y que quedara guardado para nosotros como pareja.
- Ella: Bueno, vamos, pero no quiero que nos toque, ni que se acerque.
- Yo: Listo, no hay problema.

En el fondo yo estaba feliz por haber logrado una respuesta positiva de ella, pero me parecería increíble estar allá y no poder tocar ni hacer nada con la mujer que íbamos a contratar. En efecto llegamos hasta el lugar, en la puerta le dije al encargado que queríamos una habitación, pero con una mujer del negocio de al lado que nos acompañara. Él nos contestó que ya nos enviaba al encargado de las mujeres a nuestra habitación para que nos informara de precios.

Parqueamos nuestro carro en la habitación indicada y unos minutos después, que para nosotros se hicieron eternos por los nervios que teníamos, llegó el encargado de las mujeres. Nos dijo el costo del servicio y lo aceptamos, por lo que nos informó que ya nos enviaba a una de las mujeres que trabaja con él. Entramos a la habitación y mi esposa lo primero que me dijo fue, no quiero que me toquen, no quiero estar desnuda, que ella baile lo más lejos posible y nosotros la miramos desde acá sentados.

Unos minutos después tocaron la puerta de la habitación y entró la mujer que habíamos contratado. Tenia contextura normal, unos senos pequeños y un culo enorme. Nos saludó y con la persona que empezó a hablar fue con mi esposa, era como si entendiera quien tenia el mando de la situación:
- La mujer: Hola, que linda pareja. Por acá vienen a menudo a divertirse un rato.
- Mi esposa: Si, queremos conocer, es la primera vez que venimos a estos sitios.
- La mujer: Que chévere, pues bienvenidos y los haré pasar un rato espectacular.
- Mi esposa: Muchas gracias.
Vale aclarar que en ese momento mi esposa aun estaba con los tequilas en la cabeza y respondía con especial tono de emoción y excitación, que, aunque no me lo dijo en el momento, sabia que estaba a mil.
- La mujer: ¿y no quieren estar más cómodos sin tanta ropa?
- Mi esposa: Si.

Yo quedé perplejo de lo que estaba escuchando, mi esposa no sé si ya la excitación la había desinhibido aún más, o la voz autoritaria de la mujer la estaba dominando, pero estaba aceptando quitarse la ropa. Se quitó primero los zapatos, luego el jean que tenia puesto, al igual que la blusa. Se quedó en una diminuta tanga negra que sabía que me encantaba y había guardado para nuestra intimidad en casa, y con un brasier del mismo color con encajes. Yo también había aprovechado ya estaba solo con mi bóxer ansioso de lo que nos iba a traer esta experiencia.
Nos sentamos en el borde la cama y la mujer puso una música para iniciar el baile. Empezó a sonar una música lenta pero muy sensual. Luego se acercó a nosotros y nos dijo:
- La mujer: ¿Los puedo tocar?
- Mi esposa: Si.
Para mi todo esto era alucinante, mi esposa, la que para todo el que la conocía la tomaba por “tranquila” “seria” e incapaz de una cosa de estas, estaba totalmente entregada a la situación. La mujer empezó a bailar y lo primer que hizo fue acercarse a mi esposa y le quito el brasier que tenia puesto. Esas tetas salieron al aire y sus pezones estaban totalmente parados. La mujer siguió su baile, y ante la previa autorización de mi esposa, empezó a chuparle sus tetas, de forma suave, con mucha experiencia en lo que hacía. Mi esposa cerró los ojos y se tumbo en la cama, así que la mujer se puso encima de ella a seguir chupándole las tetas y darle besos en el cuello. Luego de estar así unos minutos, se volvieron a parar y la mujer siguió bailando.

Un baile cargado de sexualidad, que con cada movimiento nos encendía aún más. La mujer sabia que mi esposa estaba totalmente entregada y lista para cualquier cosa, por lo que le pidió que se parara de la cama y le bajó la tanga. Mi esposa me miraba con ojos de excitación y lujuria, como diciéndome “esto es lo que quieres, pues toma”. La mujer la hizo acostar en la cama y comenzó a chupar esa vagina totalmente mojada. Los gemidos de mi esposa comenzaron a escucharse cada vez más duro, intercalaba sus tetas con su vagina. Luego de un momento, la mujer se paró y siguió bailando. Yo la miré como queriéndole decir, “termina lo que has empezado y hazla venir”, pero siguió bailando por un rato más, hasta que retomó lo que estaba haciendo y siguió chupándole vagina y las tetas de mi esposa. No duró mucho tiempo hasta que en la habitación se escuchó un fuerte gemido que nos hizo entender a todos que mi esposa había tenido el mejor orgasmo de su vida.

Nos quedamos un momento más y empezamos a hacer el amor mientras la mujer se vestía para finalizar su show. Al momento de la despedida, le agradecimos por esa experiencia inolvidable y nos fuimos.
Esa fue tan solo la primera experiencia, la puerta de entrada a un mundo de lujuria y placer que he vivido con mi esposa desde entonces y que pronto les contaré.