Un trio inesperado

Hace algún tiempo mi esposa me contó que cuando estaba en la universidad en una ocasión había besado a una amiga. Obvio, desde ese día me rondó por la mente proponerle hacer un trio. Hace unas semanas hablamos del tema y me preguntó que cómo me gustaría que fuera nuestra invitada, y si de pronto tenía una amiga en particular en mente. La verdad, aunque sí me llamaba la atención el tema de comerme a una de sus amigas, creo que difícilmente me contendría de comérmela nuevamente sin ella presente, y ahí se prestaría para líos. Finalmente le confesé mis dos debilidades, pelirrojas y blancas como la leche con el pelo descaradamente negro. Ella tomó apunte y seguimos conversando de otras cosas.

Ayer entrando a la casa, mi esposa me llamó desde la cocina. Normal hasta ese punto. Me pidió que la ayudara a guardar dos jarras cargadas con agua y tan pronto me acerqué, me colocó una jarra en cada mano. Casi que con precisión milimétrica, en ese mismo momento sentí la puerta del baño que se abría. Es un apartamento pequeño y es difícil no darse cuenta de sonidos como ese. Mi esposa me hizo rápidamente señas para que me quedara quieto, que ella miraba, con una sonrisa mas bien delatora ahora que lo pienso. Como queriendo contener la sonrisa, pero sabiendo que algo se traia entre manos. 2 segundos más tarde escuché sentí una mano que me tocaba la parte baja de la espalda, volteé inmediatamente... un monumento de 1 metro 60 más o menos, blanca y pelo negro y una cara de ninfómana y unos labios que me pedian que me viniera mientras me apretaban el pene. Blusa blanca, falda negra corta de pliegues, que me hacian desear probar cada orificio de su cuerpo. Me dice en ese momento mi esposa, pide que tus deseos serán concedidos. La única condición es que no puedes soltar estas jarras.

Se colocaron ambas de rodillas y me quitaron el pantalón. No saben lo afortunado que me sentí de no colocarme cinturón el día de ayer. Parecía que esos segundos antes de me quitaran el pantalón eran eternos, el pulso a mil, y esa escena de dos bocas chupándome y besándose entre ellas...ufff!!! Yo juicioso para no incumplir la única condición, tan sólo recibía placer de ambas. Cuando estaba por venirme, y casi como si mi esposa supiera lo que yo quería, le pidió a nuestra invitada que me chupara, y que no me soltara hasta que viniera en su boca.... lo mejor que me ha pasado!... En ese momento boté algo del agua de las jarras y nos mojamos todos.

No quedó otra opción en ese momento que todos nos quitáramos lo que nos quedaba de ropa y siguiéramos la fiesta en la habitación. Probé todo lo que quise de nuestra invitada, ese chiquito apretaba una delicia.. luego de unas tres horas creo yo, nuestra invitada se despidió muy cariñosa, tocándome la verga y diciéndole a mi esposa que cuando quiera a la orden, que la pasó muy rico.

Al cerrar la puerta, mi esposa se me acercó al oído y me dijo, de la pelirroja no me he olvidado. Pórtate bien y te la regalo con un corset negro, como los que te gustan.... Sobra decir, que me estoy portando de maravillas... pelirroja y con pecas.... y con el permiso de mi esposa... eso me lo como yo!