Viviendo con los amigos de mi Padre

Mi nombre es Daniela tengo 20 años y este relato ocurrió hace unos meses. Viva con mi padre y con mis abuelos, pero por conflictos familiares mi padre y yo decidimos salir de esa casa. No teníamos un lugar donde vivir, así que mientras conseguíamos algo decidimos quedarnos con dos amigos de mi padre que tienen una casa bastante grande. David un hombre de 36 años, bien conservado y Fernando de 44 ya con algunas canas y barrigón.

Los primeros días fue algo difícil convivir con personas casi extrañas para mí, aunque siempre fueron muy amables. En una ocasión me estaba preparando para bañarme y sin quererlo David entró al baño, yo estaba solo en tanguita y el sin camisa. Los dos nos sorprendimos al vernos, pero ningún reaccionó, nos quedamos mirándonos como pasmados, luego el pidió disculpas y se fue. Yo me quedé pensando en la situación y al quitarme la tanguita me dí cuenta que estaba mojada… Me había excitado que David me viera semidesnuda! No creía que me podría excitar que un hombre mayor me viera. No soy virgen ni puritana, pero mis novios siempre han sido de mi edad. Así que fue totalmente nuevo sentirme observada por un hombre mayor. David tiene sus músculos marcados y eso también me causó cierta atracción, pero la diferencia de edad es enorme!

En los días que siguieron estuve atenta y noté que tanto David como Fernando no perdían oportunidad de mirarme la cola; aunque siempre eran muy respetuosos conmigo. Yo soy trigueñita, estatura 1.65, muy delgada, con senos más bien pequeños, pero mis nalgas dejan deslumbrado a los hombres al pasar. La situación me estaba comenzando a poner caliente, saber que dos hombres maduros me tenían en su casa para observarme cada que quisieran, me estaba haciendo pensar muchas cosas. Y no desaprovechaba oportunidad para pasar frente a ellos meneando mis nalgas. Me encantada sentirme observada. No sé qué me estaba pasando, pero me encantaba.

En una ocasión mi padre salió a hacer un trabajo, yo me sentía con ganas de calentarlos así que usé un pijama muy cortico que muestra mis piernas y parte de la cola. Salí a la sala donde ellos estaban viendo televisión y de inmediato noté sus miradas en mí.

Hola – Les dije

Hola Dani – Dijo David

Es que ando un poco aburrida, entonces quería saber que hacen – Dije sonrojada al sentir sus miradas en mis piernas.

Pues estamos viendo un partido de futbol si quieres puedes verlo con nosotros – Dijo David

Claro, está bien – dije, aunque no disfruto para nada el futbol.

Me senté en un sillón frente a ellos y estiré mis piernas para que tuvieran una buena vista. Después de un rato noté que ninguno le prestaba atención al partido, estaban concentrados en mi cuerpo y en cada movimiento que hago. Yo subía mis piernas lentamente, luego me giraba y cambiaba de posición y siempre notaba sus miradas atentas a lo que hacía. Estaba excitada. No entiendo porque, pero me causa mucha excitación mostrarme a esos dos hombres, saberme deseada. Sentía que les estaba dando un show y yo era la actriz principal. Después un rato Fernando nos trajo unas bebidas, yo accidentalmente (no fue parte del show, realmente soy torpe) regué la mía en el suelo, así que fui por trapo para secarlo. Cuando estaba limpiando el suelo, algo se apoderó de mí, quería provocarlos más, hice algo que nunca hubiera imaginado, estando en el suelo alcé mi colita y me puse en 4, con la excusa de alcanzar a limpiar bajo el mueble. No podía verlos, pero sabía que ambos tenían su mirada puesta en mi cola, mi pijama les daba una vista exquisita. Estuve más tiempo del necesario limpiando, y moviendo mi colita lentamente, sabiendo que les provocaba, me sentía como una perra mostrándoles mi cola. Cuando terminé de “limpiar” me paré y al mirarlos noté que estaba rojos y agitados, ya ni recordaban el partido. Volví a sentarme en el mueble y podía sentir la humedad en mí. Quería seguir provocándolos, pero temía perder el control de la situación. Justo cuando estaba pensando en esto, llegó mi padre y terminó todo. Se sentó con nosotros y todo siguió normal.

Esa noche me masturbé pensando en esos señores mirando mi colita paradita mientras estaba en el suelo. Me excitaba demasiado sentirme deseada por estos hombres mayores. Me sentía como una actriz porno para ellos y esto me calentaba demasiado, varios orgasmos tuve esa noche pensando en ese par de hombres mayores.

Al otro día cuando mi padre salió a trabajar decidí repetir la situación. Esta vez estaba bañándome, al terminar me puse mi ropa interior, y la toalla me la puse en mi cabeza ya que tenía el cabello mojado. Salí del baño así y le pregunté a David si podía prestarme otra toalla, el se quedó deslumbrado de verme en ropa interior, no atinó a dar ninguna respuesta y yo con lo caliente que estaba al sentirme exhibida, lo único que hice fue mirarlo con una sonrisa coqueta. Después de un rato detallándome de pies a cabeza, me dijo que si claro, que ya me traía una toalla. Al volver pude notar en sus pantalones claramente una erección.

Yo ya no aguantaba más, me encerré en mi habitación me quité la poca ropa que tenia puesta y me masturbé delicioso pensando en esa erección. Pensando en como provocaba a esos señores mayores. En como seguramente ellos pasaban sus noches fantaseando sobre hacerle mil cosas a la hija de su amigo, una niña de apenas 20 años con el poder de enloquecerlos. Me sentía poderosa. En medio de mis pensamientos me dejé llevar de la calentura y cada vez gemía mas duro al masturbarme, pero no me importó, quería que ellos me escucharan. Que se excitaran con mis gemidos. Pensar en que me estaba exhibiendo así para ellos, como una perra cualquiera, fue lo último que necesitaba para explotar en un orgasmo intenso y un gemido que seguramente hasta los vecinos oyeron.

Después de eso estuve algo apenada por lo que había hecho, así que no salí de mi habitación hasta que mi padre regresó de trabajar. Evitaba las miradas de David y Fernando, estaba comenzando a arrepentirme de haberme comportado así, me sentía algo sucia y temía que ellos le contarán a mi padre sobre mi comportamiento. La verdad yo no soy así y no sabía porque me estaba comportando de esa manera.

Las cosas no terminaron allí, mis provocaciones siguieron cada vez más y la situación se tornó mucho mas caliente. Pronto contaré más.