“Mi hermano está enfermo, por eso robo pirobos como usted”: argumento de ladrón

Como hacemos para creerles si cuando tuvieran oportunidad de hacerlo en lugar de darles un balazo y echar al rio a los delincuentes se dedicaron a contratarlos para que les ayudaran a darles un balazo y echar al rio a quienes no se dejaban robar?

¿No es acaso el mismo argumento de los angelitos de las FARC?

Matamos, secuestramos, extorsionamos, desplazamos, sembramos minas en las escuelas, atacamos pueblos y quemamos camiones porque hay mucha injusticia social; o sea, no tengo para comer, pero sí para importar misiles antiaéreos.

En tiempos de paz y reconciliación, yo propondría que estas pobres personas, llevadas por la desigualdad social a tener que robar, elijan a un grupo de representantes, que serán llevados a un condominio en Cartagena, Cobeñas o Girardot y se entable un diálogo de paz con ellos, para que entreguen sus pata e´cabra y como sociedad podamos perdonarlos y hallar una salida pacífica al conflicto*.

*Lo mismo puede hacerse con bandas de apartamenteros, paseo millonario, fleteo y otras modalidades de rebusque. ¡¡Porque la pas va porque va!!

que susto...

Hombre, este man podría ser contratado por los Robin Hoods de las guerrillas socialistas.

El presunto ladrón también asegura que la navaja que portaba no era para herirlo sino para “asustarlo” y que entregue sus pertenencias.

SI COMO NO???¡¡¡¡¡

Falta que los violadores salgan con que lo hacen porque no han tenido suerte en el amor, y sólo quieren sentirlo.

(Y no faltarán los pelotudos que se lo traguen entero).

La presunción de inocencia debe ser respetada, claramente podemos observar que esa no era una navaja, era una peladora de naranjas y agreguemos también qe este joven necesitaba urgentemente un minuto para hacer una llamada a su esposa ya que necesitaba comunicarle que había dejado la leche hirviendo en la estufa. Desafortunadamente el joven dueño del celular se asustó y las autoridades represivas acudieron con prontitud a privar del sagrado derecho de la libertad a este humilde hombre.

como era de esperarse, Cesitar Coi lo justificó