Los muertos que somos

Un interesante análisis sobre nuestra propia indiferencia acerca de un conflicto armado como el nuestro que estremece de horror a la humanidad.

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26 julio 2013 Los muertos que somos Por Marta Ruiz El informe '¡Basta ya!' muestra lo que hemos vivido en 50 años de conflicto, en un país donde la peor gente son los demás. Dice el Grupo de Memoria Histórica en su informe ¡Basta ya! que desde 1958 hasta el año pasado, los muertos fuimos 220.000, casi todos civiles, y que a 150.000 nos mataron de manera selectiva, para que no se notara demasiado que la suma iba creciendo. Que en los últimos 30 años sufrimo s casi 2.000 masacres, más de la mitad de ellas cometidas por paramilitares, y casi todas desconocidas para nosotros porque eran pequeñas y los periodistas nunca íbamos a registrarlas. Dice también el Grupo de Memoria Histórica que somos 25.007 los desparecidos, pero que a esta hora que escribo, ya esa cifra debe haber crecido porque todos los días los colombianos seguimos siendo desaparecidos a la fuerza. Y que la nuestra es una cifra tres veces peor que la que tuvo Argentina durante la dictadura. Y que la desaparición se ha hecho en fosas, en ríos y hasta en hornos crematorios que construyeron artesanalmente los paramilitares para no dejar huella. El informe revela que 27.023 personas fuimos secuestradas dizque por razones del conflicto y que casi siempre fue la guerrilla la que convirtió nuestras vidas en moneda de cambio o en botín de guerra. Dice también que entre cuatro y seis millones de personas tuvimos que salir de nuestras casas y abandonarlo todo, para proteger por lo menos la existencia. Y que todo eso conllevó a un gran despojo y que perdimos más de seis millones de hectáreas, que fueron a dar muchas veces a las arcas de los criminales. Cuenta también que 1.754 mujeres sufrimos agresiones sexuales, aunque pudimos ser más porque todavía existen prejuicios culturales que nos hacen silenciar esas canalladas. Así mismo ocurre con los 5.156 niños y niñas que terminamos empuñando en las manos, no un lápiz sino un fusil, y que somos una pequeña muestra del problema, porque otros siguen en la selva, murieron en ella o se hicieron viejos en la guerra. Asegura el Grupo de Memoria Histórica que 10.189 personas caímos en campos minados y que por lo menos 8.000 cargamos secuelas de esa infamia en nuestros cuerpos. Y que las guerrillas destruyeron nuestros pueblos, escuelas y hospitales, y que incluso se han ensañado en ciertos lugares como un pueblo de Cauca que ha sufrido 67 incursiones. Y que los ataques siguen aunque hay diálogos de paz, y que los paramilitares se rearmaron, y que hoy hay amenazas, extorsiones y muertes por medio país. Dice el Grupo de Memoria Histórica que casi todos los que sufrimos la guerra somos civiles. Y que eso no es un accidente sino una maraña de estrategias e intereses económicos, políticos y militares auspiciados y ejecutados por colombianos como usted y yo. Dice que en el fondo se trata de los viejos conflictos de la tierra que nunca hemos resuelto y que le tenemos un gran miedo a la democracia. Tanto los que tienen el poder y no quieren ceder ni un pedacito como quienes quieren tomárselo por asalto, expulsando a los demás. Y que unos y otros han saboteado, por la ley o por la fuerza, las reformas que hemos intentado como país. Queda claro en el informe de Memoria Histórica que la pobre justicia siempre ha sido instrumentalizada para la guerra y que a pesar de que el remedio ha sido peor que la enfermedad, porque ha configurado mayor impunidad, lo seguimos haciendo. Prueba de ello es el recién aprobado fuero militar. Dice el Grupo de Memoria Histórica que las víctimas llevan dolores profundos en su alma; que se necesitarán muchas acciones colectivas e individuales, públicas y privadas, materiales y simbólicas para que se restaure su confianza en los otros. Es decir, en nosotros, en quienes dizque no vimos lo que les estaba pasando o pensamos que no podíamos hacer nada. Más aún ese nosotros que es el Estado. Queda uno con la sensación, después de leer el informe, de que aunque en esta guerra todos los bandos, legales e ilegales, combinaron las diferentes formas de “lucha”, hay gente a la que le tocó la combinación de todas las formas de sufrimiento. Y a otra le tocó la combinación de todas las ganancias posibles. Porque aunque el Grupo de Memoria Histórica no lo diga, yo sí creo que esta guerra tuvo, ha tenido y sigue teniendo ganadores y perdedores. Y que como los que ganan son los de siempre, y los que pierden son los perdedores históricos, por eso este sangrerío ha durado tanto. Y que a nosotros, los que vivimos en la cómoda vida urbana, todo eso nos ha importado más bien poco. Porque en un país fragmentado como el nuestro, las peores cosas les pasan a otros –y los compadecemos– y la peor gente son los demás –y nos da asco–. Así nos hemos bandeado por décadas, entre la lástima, la condescendencia, el asco y la indiferencia, y finalmente, el acomodamiento a un estatus quo: el de la guerra. ¡Basta ya!

Fuente: Semana