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El diálogo Bogotá- FARC toma un descanso
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Foto: EPA
Una nueva vuelta de negociaciones entre el gobierno de Colombia y las FARC ha terminado sin acuerdo alguno. ¿Qué es posible esperar de la continuación del diálogo a primeros de abril?
En la historia de medio siglo del conflicto cruel y carente de sentido, desatado en un país pacífico por los terroristas de las FARC, el intento de armisticio en Noruega y ahora en La Habana, en el fondo, no dio resultado alguno.
Pues no se puede considerar un éxito la frase formal del último documento de que las partes han progresado en la discusión del problema de la tierra. Para cuatro meses de largas discusiones esto es obviamente insuficiente. Claro, si recordamos que las negociaciones anteriores cortadas por los cabecillas sin advertencia alguna, el presente encuentro puede parecer exitoso a alguien. Por lo menos, al inicio allí fue planificado el fin del conflicto militar, así como la compensación a sus víctimas.
Sin embargo, a instancias de los insurgentes, las cosas no han llegado a este punto. A los cabecillas les pareció mucho más importante la interminable discusión de la distribución de tierras entre los propietarios legítimos y elementos sospechosos que hace tiempo declararon la guerra al campesinado. Como previó el presidente de la nación Juan Manuel Santos, las tan esperadas conversaciones han terminado sin resultado y han originado entre los colombianos una desconfianza aún mayor respecto a los que alzaron las armas contra ellos y no aspiran a un armisticio.
Los terroristas que en un comienzo se presentaban como “salvadores del pueblo” y prometían defender los intereses de millones de agricultores, poco después degradaron en un enemigo bien organizado y cruel de los campesinos. Como resultado, cientos de poblados del campo fueron destruidos y sus habitantes, junto con las familias, fueron expulsados de sus parcelas.
En vano en las conversaciones habaneras la delegación gubernamental insistía en el más rápido cumplimiento de la agenda concordada y en la solución del problema de los campesinos privados de sus parcelas. Sus interlocutores insisten en resolver el problema del suelo en todo el territorio nacional. Como es natural, no a favor de los agricultores sino en aras de que puedan usar estas tierras para sus bases militares y el cultivo de plantas narcóticas que les proporcionan fabulosas ganancias.
Los cabecillas de las FARC renuncian ya durante medio siglo al cese de las hostilidades y al retorno a una vida pacífica. Por eso, la mayoría de los colombianos da espaldas a la guerrilla, que considera a las mujeres como personas de segunda categoría y a los adolescentes, rifle en manos, los manda al combate. No en vano, terminada la séptima vuelta de negociaciones el jefe de la delegación gubernamental Humberto de la Calle declaró: “El presidente Santos ha dicho que no se va a desmilitarizar un centímetro de la geografía nacional.) Tampoco se va a discutir la doctrina de nuestras fuerzas militares. Dentro de las dificultades propias, de temas tan complejos, el proceso de construcción del acuerdo marcha normalmente, aunque quisiéramos avanzar más rápido”.
Las medidas tomadas por Bogotá ejercen influencia en los terroristas. En los últimos años el número de sus “efectivos” ha disminuido de quince a nueve mil. Ya durante las actuales negociaciones a diario tres o cuatro personas desertan de las FARC. En este diálogo los cabecillas de las FARC han propuesto cuestiones que contravienen los intereses nacionales, pero el gobierno no quiere examinarlas, pues son adversas a la nación, además no han sido incluidas en la agenda.
Con esto están de acuerdo los observadores que señalan que es poco probable que estas cuestiones polémicas puedan propiciar el proceso negociador. Además los guerrilleros promueven la posibilidad de vender amplios terrenos a extranjeros. En una palabra, si las presentes negociaciones después del 2 de abril siguen en el mismo cauce, será difícil esperar un diálogo positivo. La guerra de medio siglo continuará y no la parará ningún tipo de diálogo en La Habana. Resumiendo, diré que es muy dudoso que tal diálogo tenga un desenlace rápido y positivo…
sv/rl
Respuesta: El diálogo Bogotá- FARC toma un descanso
Hay que descansar para "despejar" la mente .
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AMARILLO, AZUL Y ROJO: COLORES PRIMARIOS PARA UNA MENTE PRIMARIA
"Mis manos aprietan el obturador casi a la misma velocidad con que suceden los hechos. Vértigo, hermanos,
es lo que se siente por la violencia de este país que aquí presento, dolor que nos aprieta los labios y los dientes”
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