Chávez no es santo de mi devoción y en estos días he denunciado a los "boliburgueses", la casta que se ha enriquecido con la revolución bolivariana, formada por su familia, sus amigos y sus aliados, a costa del pueblo venezolano.

Pero esto no quiere decir que caiga en el mal gusto ramplón, ni tampoco que goce con la enfermedad que padece el presidente venezolano y menos que me burle de sus males. Me parece que Willie Colon, a quien admiro por su música, se pifió con ese comentario infortunado.

Quien es capaz de vanagloriarse de la desgracia ajena y, además, ser capaz de expresarse de manera tan vergonzosa de otro ser humano, deja mucho que desear como persona.

Puede decirse que quien es capaz de sentir eso es porque tiene algo muy podrido por dentro.

Chávez no es santo de mi devoción y en estos días he denunciado a los "boliburgueses", la casta que se ha enriquecido con la revolución bolivariana, formada por su familia, sus amigos y sus aliados, a costa del pueblo venezolano.

Pero esto no quiere decir que caiga en el mal gusto ramplón, ni tampoco que goce con la enfermedad que padece el presidente venezolano y menos que me burle de sus males. Me parece que Willie Colon, a quien admiro por su música, se pifió con ese comentario infortunado.

Quien es capaz de vanagloriarse de la desgracia ajena y, además, ser capaz de expresarse de manera tan vergonzosa de otro ser humano, deja mucho que desear como persona.

Puede decirse que quien es capaz de sentir eso es porque tiene algo muy podrido por dentro.

Chávez no es santo de mi devoción y en estos días he denunciado a los "boliburgueses", la casta que se ha enriquecido con la revolución bolivariana, formada por su familia, sus amigos y sus aliados, a costa del pueblo venezolano.

Pero esto no quiere decir que caiga en el mal gusto ramplón, ni tampoco que goce con la enfermedad que padece el presidente venezolano y menos que me burle de sus males. Me parece que Willie Colon, a quien admiro por su música, se pifió con ese comentario infortunado.

Quien es capaz de vanagloriarse de la desgracia ajena y, además, ser capaz de expresarse de manera tan vergonzosa de otro ser humano, deja mucho que desear como persona.

Puede decirse que quien es capaz de sentir eso es porque tiene algo muy podrido por dentro.

Chávez no es santo de mi devoción y en estos días he denunciado a los "boliburgueses", la casta que se ha enriquecido con la revolución bolivariana, formada por su familia, sus amigos y sus aliados, a costa del pueblo venezolano.

Pero esto no quiere decir que caiga en el mal gusto ramplón, ni tampoco que goce con la enfermedad que padece el presidente venezolano y menos que me burle de sus males. Me parece que Willie Colon, a quien admiro por su música, se pifió con ese comentario infortunado.

Quien es capaz de vanagloriarse de la desgracia ajena y, además, ser capaz de expresarse de manera tan vergonzosa de otro ser humano, deja mucho que desear como persona.

Puede decirse que quien es capaz de sentir eso es porque tiene algo muy podrido por dentro.