El Papa Benedicto XVI quita el burro y el buey del pesebre

¿Por qué complican los mitos? Lo que importa no es si Jesús existió o no, si nació en tal parte o en otra, si había animales o estrellas o pastores o reyes magos, si era el hijo del Dios de los hebreos o el simple hijo de un carpintero que fue capaz de interpretar lo mejor del ser humano, o simplemente la suma de varios grandes hombres que luego, al transmitirse sus logros de generación en generación se fueron transformando en uno solo, dotándolos de todas las virtudes que nosotros quisiéramos que tuviera cada ser humano.

Así lo han hecho otras civilizaciones, creando sus dioses, dándoles poderes sobrenaturales, pero al mismo tiempo dotándolos de personalidades humanas, virtudes y flaquezas que los acercan más a los creyentes. Un buey y un burro no son más que símbolos, metáforas que muestran que este personaje judío, de humilde cuna, fue capaz de transformar el mundo a través de sus enseñanzas morales.