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Prosserv 02-04-2012 06:24:09

¿Somos libres para decidir nuestra religiosidad?
 
¿La religión que profesamos y la espiritualidad que tenemos, son una creación cultural transmitida de generación en generación o nuestros genes nos hacen ser como somos?

Un concepto normalmente aceptado por la mayoría es que estamos determinados por los genes a pertenecer a algún grupo dentro de una escala que va desde el pragmatismo al idealismo, desde el escepticismo a la credulidad, y desde el materialismo a la espiritualidad.

Sin embargo creer en uno u otro dios es una cuestión cultural que se adquiere por nuestro desarrollo mental en un determinado ambiente.

Las particularidades de cada dios y de la religión son producto de la cultura de cada pueblo y de cada época, pero la predisposición a tener una mayor o menor espiritualidad está condicionada por nuestros genes (Hamer, El gen de dios, 2006).

Primero sepamos de qué hablamos diferenciando las dos palabras. Religión es el conjunto de creencias y dogmas acerca de un dios; la espiritualidad está relacionada con sensibilidad, poco interés en lo material e inclinación hacia lo espiritual (ver RAE). La experiencia cotidiana nos enseña que una persona religiosa puede tener una profunda espiritualidad o tenerla muy escasa y, de la misma manera, una persona que no cree en ninguna religión puede tener una elevada o ninguna espiritualidad. Como diría un castizo, “hay gente pa tó”.

Si bien está clara la diferencia entre estos dos conceptos, también es evidente que una persona muy religiosa tiene una alta espiritualidad y viceversa; a esta asociación de religión y espiritualidad permítanme que las englobe en este artículo con el término religiosidad. De la misma manera se da una alta correlación entre materialismo y ateismo. Estas relaciones no impiden, sin embargo, que puedan darse, aunque más raramente, ateos espirituales y creyentes materialistas.

Si la religiosidad estuviese determinada por nuestros genes deberíamos encontrar un comportamiento más o menos religioso-espiritual relacionado con algunas enfermedades causadas por alteraciones del cerebro o de nuestros genes.

Crespi y Badcock, 2008, Kanazawa, 2008, y muchos otros sugieren que los esquizofrénicos, que son hipermentalísticos y paranoides, pueden estar más predispuestos a la religiosidad y a ver la mano de dios detrás de los fenómenos naturales, mientras que, en el extremo opuesto, los autistas serían menos religiosos debido a su hipomentalismo. La experiencia clínica con pacientes esquizofrénicos y psicóticos confirma completamente esta idea. El psicótico está más preocupado por cuestiones religiosas y en general encuentra significados “ocultos” (sobrenaturales) a situaciones que para los demás son naturales.

Un fenómeno que se da con cierta frecuencia, conocido como apofenia, consiste en percibir la existencia de patrones, como caras o figuras o conexiones entre sucesos, allí donde no los hay. De ese modo se otorga sentido o significado a algo que carece de él.


Caras de Bélmez
Todas las personas tenemos, en mayor o menor medida, una cierta tendencia a buscar (y encontrar) patrones en una gran variedad de situaciones (caras o animales en la forma de las nubes, de montañas, de manchas en las paredes, etc. Si en Google maps por satélite pones las coordenadas +50º 0′ 43”, -110º 6′ 52” te saldrá una montaña de Canadá con cara de indio incluidas las plumas).

Además de para ver lo que no hay, podríamos estar evolutivamente diseñados para inferir intenciones detrás de los fenómenos naturales, ya que la consecuencia de sobreinterpretar erróneamente la intencionalidad –mostrarse paranoico ante fenómenos perfectamente naturales (ej. un ruido inesperado en el bosque)– es menos costoso en términos evolutivos que la consecuencia de no deducir una intencionalidad erróneamente y ser atacado por los depredadores y enemigos cuando menos lo esperas (Haselton & Nettle, 2006). Por lo tanto, la selección natural nos llevaría a ser un poco paranoides porque potencialmente esto podría salvar nuestra vida y podríamos ser religiosos porque somos paranoides y vemos la “mano de dios” detrás de fenómenos perfectamente naturales. Las recientes teorías evolutivas sugieren que la religiosidad no es en sí una adaptación sino un subproducto de otras adaptaciones psicológicas.

En su interesante libro “El dios de cada uno” (Alianza edt., 2011), el profesor Francisco Mora describe algunos estudios realizados sobre conocidos personajes ultrarreligiosos analizando la biografía y sus propios escritos en los que describieron múltiples visiones, alucinaciones y delirios y sus interpretaciones sobrenaturales. Parece ser muy probable que la elevada religiosidad de estas personas estuvieron influidas por enfermedades tales como la epilepsia de Pablo de Tarso, la esquizofrenia de Francisco de Asís o la bien documentada epilepsia del lóbulo temporal de Teresa de Ávila cuyos síntomas fueron contados por ella misma.

Esta tendencia a detectar fenómenos o imágenes inexistentes se puede ver fuertemente acentuada por efecto de determinadas patologías, como las ya mencionadas, o del consumo de drogas, como las anfetaminas, en los que se pueden ver imágenes que nadie más puede ver. Según el catedrático de fisiología Francisco Mora, la apofenia puede explicar fenómenos considerados paranormales, así como fenómenos perceptivos de contenido religioso, como las apariciones de santos, de vírgenes o del mismo dios.

Según este autor, ver imágenes inexistentes no debiera ser considerado extraordinario; lo que sí es extraordinario es que las visiones y pensamientos que surgen en la mente como consecuencia de un estado patológico sean interpretados como sobrenaturales.

El propio título de su último libro, “El dios de cada uno”, resume la idea de que no existe ningún dios universal sino que cada uno crea en su propia mente un dios adecuado a su cultura y sus necesidades. Durante algunos milenios las gentes eran luchadoras y las guerras estaban a la vuelta de cada disputa o de cada loco por el poder, y así el dios creado por Moisés era un dios belicoso, guerrero, colérico, cruel, implacable, al que se le pedía que destruyera al enemigo, un dios que cuando algo no le gustaba mandaba fuego, plagas o inundaciones para librarse del mal.

¿Qué hace que nuestro cerebro nos haga ser más o menos proclives a la religiosidad? Parece que esta tendencia está causada por el neurotransmisor dopamina.

Según el neuropsiquiatra Peter Brugger, la apofenia es consecuencia de una actividad excesivamente alta del sistema dopaminérgico. Recientemente, Sazaki y otros encontraron en varios estudios que las personas con variantes del gen del detector de la dopamina DRD4 que le hacen tener mayor sensibilidad, tienen una mayor respuesta a ciertos estímulos ambientales y son más espirituales.

A partir de estos trabajos, Fred Previc ha desarrollado una teoría en la que considera que los niveles altos de dopamina en el cerebro pueden estar relacionados con las llamadas experiencias religiosas y llevaría a una persona a ser un ardoroso seguidor de una religión. Según su teoría, el exceso de dopamina puede llevar a una persona a interpretar una experiencia anómala, pero natural, como algo de naturaleza mística o espiritual y encontrar patrones inexistentes de causalidad al punto de llegar a convencerse de que estaban predestinados por una fuerza sobrenatural y llegar a convertirse en un fanático defensor de su dios. En esta misma línea, varios trabajos recientes describen un aumento de los niveles de dopamina durante la meditación y en algunos trances.

En un interesante trabajo (Newberg 2012) se describe un experimento en el que se mostraron en una pantalla palabras y caras no demasiado claras a personas religiosas y no creyentes. El resultado fue que los religiosos eran más propensos a verlas donde los no creyentes no lo hacían. Sin embargo, cuando a los más escépticos se les inyectó dopamina fueron capaces de ver las figuras codificadas que antes no veían.

Los recientes estudios neurológicos llevan, por tanto, a determinar que somos espirituales o materialistas, creyentes o ateos, dependiendo de si nuestros genes nos hacen tener una mayor o menor cantidad de dopamina en nuestro cerebro. Una elevada dopamina causa una mayor religiosidad y credulidad, y esto es innato, mientras que la creencia en uno u otro dios, depende exclusivamente de donde hayamos nacido, por lo tanto de la cultura que hayamos recibido, y esto es creación humana.
Alfonso Jiménez Sánchez, Doctor en Biología por la Universidad de Sevilla

Heráclito 02-04-2012 09:04:57

Respuesta: ¿Somos libres para decidir nuestra religiosidad?
 
Un tema muy espinoso de tratar por las muchas respuestas que se han dado al interrogante sobre la existencia de un Ser Supremo. Este artículo la busca dar desde el punto de vista científico. En lo personal creo que tan solo somos mamíferos con un cerebro bien desarrollado que nos permite entender nuestro entorno y transformarlo en nuestro beneficio.

Lo complicado es cuando tratamos de ver más allá y tratamos de indagar el por qué de nuestra existencia. ¿Somos el producto de la selección natural a escala del Universo, que permitió que se dieran unas condiciones especiales en este rincón para que naciera la vida y se desarrollara en las múltiples especies que pueblan la Tierra? ¿O hay algo más allá de nuestra comprensión?

Viene entonces la posible respuesta que siempre hemos tenido sobre la existencia de un Ser Supremo, o de varios de acuerdo con la cultura que lo promulgue. La fe dice que si, la razón dice que no, pero no hay una respuesta concluyente.

Aquí es donde llegamos a la famosa paradoja de Fermi. No hay una prueba que demuestre sin asomo de duda que Dios existe, pero tampoco hay una que demuestre con certeza absoluta que Dios no existe. Llevamos muchos miles de años tratando de encontrar la respuesta y probablemente nos extinguiremos sin hallarla.

Isidorito 02-04-2012 09:29:33

Respuesta: ¿Somos libres para decidir nuestra religiosidad?
 
Jajjajaja, libertad y religión son términos abiertamente antitéticos.

Y si acá en América adoramos a ese señor dios, es porque nos vino de Europa... ya teníamos los nuestros propios, y nos fueron masacrados :(.

41UC4RD 02-04-2012 10:01:01

Respuesta: ¿Somos libres para decidir nuestra religiosidad?
 
Cita:

Iniciado por Queso Rallao (Mensaje 8086319)
Jajjajaja, libertad y religión son términos abiertamente antitéticos.

Y si acá en América adoramos a ese señor dios, es porque nos vino de Europa... ya teníamos los nuestros propios, y nos fueron masacrados :(.

un comentario muy acertado.

RICARDO69 02-04-2012 12:53:36

Respuesta: ¿Somos libres para decidir nuestra religiosidad?
 
Cita:

Iniciado por Heráclito (Mensaje 8086252)
Un tema muy espinoso de tratar por las muchas respuestas que se han dado al interrogante sobre la existencia de un Ser Supremo. Este artículo la busca dar desde el punto de vista científico. En lo personal creo que tan solo somos mamíferos con un cerebro bien desarrollado que nos permite entender nuestro entorno y transformarlo en nuestro beneficio.

Lo complicado es cuando tratamos de ver más allá y tratamos de indagar el por qué de nuestra existencia. ¿Somos el producto de la selección natural a escala del Universo, que permitió que se dieran unas condiciones especiales en este rincón para que naciera la vida y se desarrollara en las múltiples especies que pueblan la Tierra? ¿O hay algo más allá de nuestra comprensión?

Viene entonces la posible respuesta que siempre hemos tenido sobre la existencia de un Ser Supremo, o de varios de acuerdo con la cultura que lo promulgue. La fe dice que si, la razón dice que no, pero no hay una respuesta concluyente.

Aquí es donde llegamos a la famosa paradoja de Fermi. No hay una prueba que demuestre sin asomo de duda que Dios existe, pero tampoco hay una que demuestre con certeza absoluta que Dios no existe. Llevamos muchos miles de años tratando de encontrar la respuesta y probablemente nos extinguiremos sin hallarla.

Excelente comentario!

En cuanto al tema: No hay libertad para escoger nuestras propias creencias y nuestro propio dios. Esa injerencia empieza por nuestros padres y familiares cercanos, iniciando con el absurdo del tal bautizo a los pocos días o meses de nacido, cuando no se tiene constancia de nada de lo que se está haciendo ni en qué religión lo están inscribiendo.

Después viene la concientización y alienación en los jardines infantiles y escuelas que, aún siendo públicas y de un estado laico, tienen como asignatura obligatoria el estudio de la religión católica; y luego, lo más grave para algunos, la censura familiar y social si se empieza a pensar diferente o libremente, lo que implica un gran esfuerzo para desprenderse de esas taras religiosas.

¿Libertad de escoger? Nunca ha existido! Desde el momento en que álguien se dió cuenta que el engaño de las personas inocentes (llámese religión) era el mejor de los negocios, no solo económico sino de poder, se hará todo lo posible, y hasta lo imposible, por no dejar pensar libremente a las personas!


Isidorito 02-04-2012 13:30:15

Respuesta: ¿Somos libres para decidir nuestra religiosidad?
 
Cita:

Iniciado por RAP (Mensaje 8087089)
Excelente comentario!

En cuanto al tema: No hay libertad para escoger nuestras propias creencias y nuestro propio dios. Esa injerencia empieza por nuestros padres y familiares cercanos, iniciando con el absurdo del tal bautizo a los pocos días o meses de nacido, cuando no se tiene constancia de nada de lo que se está haciendo ni en qué religión lo están inscribiendo.

Después viene la concientización y alienación en los jardines infantiles y escuelas que, aún siendo públicas y de un estado laico, tienen como asignatura obligatoria el estudio de la religión católica; y luego, lo más grave para algunos, la censura familiar y social si se empieza a pensar diferente o libremente, lo que implica un gran esfuerzo para desprenderse de esas taras religiosas.

¿Libertad de escoger? Nunca ha existido! Desde el momento en que álguien se dió cuenta que el engaño de las personas inocentes (llámese religión) era el mejor de los negocios, no solo económico sino de poder, se hará todo lo posible, y hasta lo imposible, por no dejar pensar libremente a las personas!


Sí, señor!

Misos 02-04-2012 19:29:36

Respuesta: ¿Somos libres para decidir nuestra religiosidad?
 
Primero que todo, un acto de verdadera bondad hacia los cegatones (como yo) del foro que se interesan por este interesante tema: Ampliar el tamaño de la fuente (no es por hacer spam ni re-post, sino por la salud visual :toothy9: )

Cita:

Iniciado por Prosserv (Mensaje 8085852)
¿La religión que profesamos y la espiritualidad que tenemos, son una creación cultural transmitida de generación en generación o nuestros genes nos hacen ser como somos?

Un concepto normalmente aceptado por la mayoría es que estamos determinados por los genes a pertenecer a algún grupo dentro de una escala que va desde el pragmatismo al idealismo, desde el escepticismo a la credulidad, y desde el materialismo a la espiritualidad.


Sin embargo creer en uno u otro dios es una cuestión cultural que se adquiere por nuestro desarrollo mental en un determinado ambiente.


Las particularidades de cada dios y de la religión son producto de la cultura de cada pueblo y de cada época, pero la predisposición a tener una mayor o menor espiritualidad está condicionada por nuestros genes (Hamer, El gen de dios, 2006).


Primero sepamos de qué hablamos diferenciando las dos palabras. Religión es el conjunto de creencias y dogmas acerca de un dios; la espiritualidad está relacionada con sensibilidad, poco interés en lo material e inclinación hacia lo espiritual (ver RAE). La experiencia cotidiana nos enseña que una persona religiosa puede tener una profunda espiritualidad o tenerla muy escasa y, de la misma manera, una persona que no cree en ninguna religión puede tener una elevada o ninguna espiritualidad. Como diría un castizo, “hay gente pa tó”.


Si bien está clara la diferencia entre estos dos conceptos, también es evidente que una persona muy religiosa tiene una alta espiritualidad y viceversa; a esta asociación de religión y espiritualidad permítanme que las englobe en este artículo con el término religiosidad. De la misma manera se da una alta correlación entre materialismo y ateismo. Estas relaciones no impiden, sin embargo, que puedan darse, aunque más raramente, ateos espirituales y creyentes materialistas.


Si la religiosidad estuviese determinada por nuestros genes deberíamos encontrar un comportamiento más o menos religioso-espiritual relacionado con algunas enfermedades causadas por alteraciones del cerebro o de nuestros genes.


Crespi y Badcock, 2008, Kanazawa, 2008, y muchos otros sugieren que los esquizofrénicos, que son hipermentalísticos y paranoides, pueden estar más predispuestos a la religiosidad y a ver la mano de dios detrás de los fenómenos naturales, mientras que, en el extremo opuesto, los autistas serían menos religiosos debido a su hipomentalismo. La experiencia clínica con pacientes esquizofrénicos y psicóticos confirma completamente esta idea. El psicótico está más preocupado por cuestiones religiosas y en general encuentra significados “ocultos” (sobrenaturales) a situaciones que para los demás son naturales.


Un fenómeno que se da con cierta frecuencia, conocido como apofenia, consiste en percibir la existencia de patrones, como caras o figuras o conexiones entre sucesos, allí donde no los hay. De ese modo se otorga sentido o significado a algo que carece de él.



Caras de Bélmez

Todas las personas tenemos, en mayor o menor medida, una cierta tendencia a buscar (y encontrar) patrones en una gran variedad de situaciones (caras o animales en la forma de las nubes, de montañas, de manchas en las paredes, etc. Si en Google maps por satélite pones las coordenadas +50º 0′ 43”, -110º 6′ 52” te saldrá una montaña de Canadá con cara de indio incluidas las plumas).

Además de para ver lo que no hay, podríamos estar evolutivamente diseñados para inferir intenciones detrás de los fenómenos naturales, ya que la consecuencia de sobreinterpretar erróneamente la intencionalidad –mostrarse paranoico ante fenómenos perfectamente naturales (ej. un ruido inesperado en el bosque)– es menos costoso en términos evolutivos que la consecuencia de no deducir una intencionalidad erróneamente y ser atacado por los depredadores y enemigos cuando menos lo esperas (Haselton & Nettle, 2006). Por lo tanto, la selección natural nos llevaría a ser un poco paranoides porque potencialmente esto podría salvar nuestra vida y podríamos ser religiosos porque somos paranoides y vemos la “mano de dios” detrás de fenómenos perfectamente naturales. Las recientes teorías evolutivas sugieren que la religiosidad no es en sí una adaptación sino un subproducto de otras adaptaciones psicológicas.


En su interesante libro “El dios de cada uno” (Alianza edt., 2011), el profesor Francisco Mora describe algunos estudios realizados sobre conocidos personajes ultrarreligiosos analizando la biografía y sus propios escritos en los que describieron múltiples visiones, alucinaciones y delirios y sus interpretaciones sobrenaturales. Parece ser muy probable que la elevada religiosidad de estas personas estuvieron influidas por enfermedades tales como la epilepsia de Pablo de Tarso, la esquizofrenia de Francisco de Asís o la bien documentada epilepsia del lóbulo temporal de Teresa de Ávila cuyos síntomas fueron contados por ella misma.


Esta tendencia a detectar fenómenos o imágenes inexistentes se puede ver fuertemente acentuada por efecto de determinadas patologías, como las ya mencionadas, o del consumo de drogas, como las anfetaminas, en los que se pueden ver imágenes que nadie más puede ver. Según el catedrático de fisiología Francisco Mora, la apofenia puede explicar fenómenos considerados paranormales, así como fenómenos perceptivos de contenido religioso, como las apariciones de santos, de vírgenes o del mismo dios.


Según este autor, ver imágenes inexistentes no debiera ser considerado extraordinario; lo que sí es extraordinario es que las visiones y pensamientos que surgen en la mente como consecuencia de un estado patológico sean interpretados como sobrenaturales.


El propio título de su último libro, “El dios de cada uno”, resume la idea de que no existe ningún dios universal sino que cada uno crea en su propia mente un dios adecuado a su cultura y sus necesidades. Durante algunos milenios las gentes eran luchadoras y las guerras estaban a la vuelta de cada disputa o de cada loco por el poder, y así el dios creado por Moisés era un dios belicoso, guerrero, colérico, cruel, implacable, al que se le pedía que destruyera al enemigo, un dios que cuando algo no le gustaba mandaba fuego, plagas o inundaciones para librarse del mal.


¿Qué hace que nuestro cerebro nos haga ser más o menos proclives a la religiosidad? Parece que esta tendencia está causada por el neurotransmisor dopamina.


Según el neuropsiquiatra Peter Brugger, la apofenia es consecuencia de una actividad excesivamente alta del sistema dopaminérgico. Recientemente, Sazaki y otros encontraron en varios estudios que las personas con variantes del gen del detector de la dopamina DRD4 que le hacen tener mayor sensibilidad, tienen una mayor respuesta a ciertos estímulos ambientales y son más espirituales.


A partir de estos trabajos, Fred Previc ha desarrollado una teoría en la que considera que los niveles altos de dopamina en el cerebro pueden estar relacionados con las llamadas experiencias religiosas y llevaría a una persona a ser un ardoroso seguidor de una religión. Según su teoría, el exceso de dopamina puede llevar a una persona a interpretar una experiencia anómala, pero natural, como algo de naturaleza mística o espiritual y encontrar patrones inexistentes de causalidad al punto de llegar a convencerse de que estaban predestinados por una fuerza sobrenatural y llegar a convertirse en un fanático defensor de su dios. En esta misma línea, varios trabajos recientes describen un aumento de los niveles de dopamina durante la meditación y en algunos trances.


En un interesante trabajo (Newberg 2012) se describe un experimento en el que se mostraron en una pantalla palabras y caras no demasiado claras a personas religiosas y no creyentes. El resultado fue que los religiosos eran más propensos a verlas donde los no creyentes no lo hacían. Sin embargo, cuando a los más escépticos se les inyectó dopamina fueron capaces de ver las figuras codificadas que antes no veían.



Misos 02-04-2012 19:31:36

Respuesta: ¿Somos libres para decidir nuestra religiosidad?
 
Y el parrafo final:

Cita:

Iniciado por Prosserv (Mensaje 8085852)

Los recientes estudios neurológicos llevan, por tanto, a determinar que somos espirituales o materialistas, creyentes o ateos, dependiendo de si nuestros genes nos hacen tener una mayor o menor cantidad de dopamina en nuestro cerebro. Una elevada dopamina causa una mayor religiosidad y credulidad, y esto es innato, mientras que la creencia en uno u otro dios, depende exclusivamente de donde hayamos nacido, por lo tanto de la cultura que hayamos recibido, y esto es creación humana.

Alfonso Jiménez Sánchez, Doctor en Biología por la Universidad de Sevilla


Misos 02-04-2012 21:44:50

Respuesta: ¿Somos libres para decidir nuestra religiosidad?
 
Ahora sí mis comentarios:

Cita:

Iniciado por Prosserv (Mensaje 8085852)
¿La religión que profesamos y la espiritualidad que tenemos, son una creación cultural transmitida de generación en generación o nuestros genes nos hacen ser como somos?


El texto se muestra, desde el principio como un escrito altamente fisicalista (cientificista).


Cita:

Un concepto normalmente aceptado por la mayoría es que estamos determinados por los genes a pertenecer a algún grupo dentro de una escala que va desde el pragmatismo al idealismo, desde el escepticismo a la credulidad, y desde el materialismo a la espiritualidad.
Es una afirmación interesante, en el sentido que no debemos desconocer que nosotros como seres vivos tenemos el determinante biológico consignado en las instrucciones genéticas que nos delimitan dentro de una especia. Sin embargo, se cae en un reduccionismo al afirmar que toda la determinación se encuentra en las instrucciones genéticas. Si bien reconozco que los genes hacen parte de la determinación, no considero que la respuesta se encierre completamente en ellos, pues se estaría pasando por alto aquella segunda naturaleza que poseemos los humanos: La cultura. Ella es un entramado de diversas ramas producto de la interacción humana y posibilitada por el lenguaje; si bien el texto hace mención a ella se nota su inclinación por una respuesta cientificista.


Cita:

La experiencia cotidiana nos enseña que una persona religiosa puede tener una profunda espiritualidad o tenerla muy escasa y, de la misma manera, una persona que no cree en ninguna religión puede tener una elevada o ninguna espiritualidad. Como diría un castizo, “hay gente pa tó”.
Cita:

Estas relaciones no impiden, sin embargo, que puedan darse, aunque más raramente, ateos espirituales y creyentes materialistas.
Muy de acuerdo con esto.

Me he topado con gente que, pese a cumplir con todos los rituales y exigencias de sus propios credos y llenarse la boca de frases religiosas y diversas letanías, su "espiritualidad" es casi nula y se conservan en su credo gracias a un mecanicismo ciego y redundante.


Cita:

Si la religiosidad estuviese determinada por nuestros genes deberíamos encontrar un comportamiento más o menos religioso-espiritual relacionado con algunas enfermedades causadas por alteraciones del cerebro o de nuestros genes.
Cita:


Un fenómeno que se da con cierta frecuencia, conocido como apofenia, consiste en percibir la existencia de patrones, como caras o figuras o conexiones entre sucesos, allí donde no los hay. De ese modo se otorga sentido o significado a algo que carece de él.

Caras de Bélmez

Todas las personas tenemos, en mayor o menor medida, una cierta tendencia a buscar (y encontrar) patrones en una gran variedad de situaciones
(caras o animales en la forma de las nubes, de montañas, de manchas en las paredes, etc. Si en Google maps por satélite pones las coordenadas +50º 0′ 43”, -110º 6′ 52” te saldrá una montaña de Canadá con cara de indio incluidas las plumas).

Además de para ver lo que no hay, podríamos estar evolutivamente diseñados para inferir intenciones detrás de los fenómenos naturales, ya que la consecuencia de sobreinterpretar erróneamente la intencionalidad –mostrarse paranoico ante fenómenos perfectamente naturales (ej. un ruido inesperado en el bosque)– es menos costoso en términos evolutivos que la consecuencia de no deducir una intencionalidad erróneamente y ser atacado por los depredadores y enemigos cuando menos lo esperas (Haselton & Nettle, 2006). Por lo tanto, la selección natural nos llevaría a ser un poco paranoides porque potencialmente esto podría salvar nuestra vida y podríamos ser religiosos porque somos paranoides y vemos la “mano de dios” detrás de fenómenos perfectamente naturales. Las recientes teorías evolutivas sugieren que la religiosidad no es en sí una adaptación sino un subproducto de otras adaptaciones psicológicas
.
Hay discuciones entre qué fue primero, si la adaptación cerebral que propició la aparición del lenguaje o la aparición de un protolenguaje que impulsó el desarrollo cerebral o si ambos fueron de la mano.

Lo que no cabe duda es que lo que diferencia a los humanos, a lo largo de su evolución biológica, es la alta capacidad de abstracción que le permite ir un poco más allá de la inmediatez material y cargar de valor a las cosas. Así, desde que los humanos fuimos logrando el cerebro que tenemos fuimos alcanzando la capacidad de proyectarnos en el tiempo tanto hacia adelante como hacia atrás.

Entonces, los humanos, con esta herramienta lograda por la evolución, tenemos la mente que busca un orden en todo aquello que se nos aproxima para poder procesarlo he integrarlo a un sistema vital que nos permita asimilar la realidad, lo curioso es que muchos llegan al extremo que para poder vivir la realidad construyen un sistema que la niega. Resultado, y acorde a lo afirmado en este mismo texto, no es que los humanos estemos predispuestos genéticamente a la religiosidad sino que estamos predispuestos a abstraer y valorizar (dar valores) la realidad.


Cita:


¿Qué hace que nuestro cerebro nos haga ser más o menos proclives a la religiosidad? Parece que esta tendencia está causada por el neurotransmisor dopamina.
Claro, en los procesos cerebrales intervienen los neurotransmisores, y aquellos individuos que se encuentren en uno u otro extremo de la tabla de análisis presentaran diversos u opuestos porcentajes de tales neurotransmisores. Pero al igual que la pregunta respecto al debate que mensioné antes, cabria decir ¿como es que dichos neurotransmisores, en el desarrollo evolutivo llegaron a ser los precursores de tales estados mentales? y a tal respuesta no se llega reduciendo todo el proceso evolutivo a la química, máxime cuando los humanos somos más que la biología de nuestros cuerpos y nos expandimos en la cultura.


Cita:

Los recientes estudios neurológicos llevan, por tanto, a determinar que somos espirituales o materialistas, creyentes o ateos, dependiendo de si nuestros genes nos hacen tener una mayor o menor cantidad de dopamina en nuestro cerebro. Una elevada dopamina causa una mayor religiosidad y credulidad, y esto es innato, mientras que la creencia en uno u otro dios, depende exclusivamente de donde hayamos nacido, por lo tanto de la cultura que hayamos recibido, y esto es creación humana.
Tales resultados psiquiatricos brindan respuestas sobre los casos individuales, pero deja de lado los casos de masas.

Se podría llegar a pensar que un fanatismo teísta (incluido cierto teísmo político) se podría superar a punta de medicación psiquiátrica. Pero a nivel socio-cultural eso daría como resultado una manada de adictos a las drogas incapaces de superar su condición de dependencia por sus carencias glandulares... Me acordé de que en los 60's los gringos vivieron una contracultura hippie sos tenida a punta de LSD, y si bien a corto plazo se vio el "peace and love" a largo plazo los resultados no fueron los mejores.

cabría interrogarse sobre las predisposiciones sociales que empujan a ciertos grupos a entregarse a las dinámicas de los credos. Se podría mirar un persistente instinto de rebaño en ciertos grupos que solo encuentran identidad dentro del circulo grupal.

Afirmar que los humanos tenemos un determinismo genético, producto de un reduccionismo en los estudios, es un arma de doble filo. Por un lado estamos viendo con crudeza los que somos en nuestra biología, pero por otro lado estamos afirmando que así somos y seguiremos siendo, otorgandole longevo soporte al status quo de la cultura glabal; como quien dice: "así somos y así nos quedamos". Me acordé de T. Hobbes, quien describe a los humanos como unos animales salvajes que deben ser controlados para poder vivir en sociedad, y que por ello el dominio del sistema monárquico estaba justificado y no debía ser cambiado... y en nuestros días Inglaterra tiene monarca que, si bien reina, no gobierna.

El estudio me resulta interesante y más que desaprobarlo me inclino más por la necesidad de complementarlo, no en manos de una sola disciplina sino a cargo de un grupo multidisciplinario.
Cita:

Alfonso Jiménez Sánchez, Doctor en Biología por la Universidad de Sevilla
Este sólo titulo universitario sería para muchos ultrateístas motivo de espanto y justificación de satanización, sin importarles los soportes lógicos de sus afirmaciones.:roll:

Cita:

Iniciado por Queso Rallao (Mensaje 8086319)
Jajjajaja, libertad y religión son términos abiertamente antitéticos.

:(.

Así es :)

Y es más, muchos temen ser libres y dueños de sí mismos y por ello ven en la libertad a un demonio, prefiriendo así encadenarse a un ultrateísmo (incluso con tintes políticos).


Cita:

Iniciado por RAP (Mensaje 8087089)

¿Libertad de escoger? Nunca ha existido! Desde el momento en que álguien se dió cuenta que el engaño de las personas inocentes (llámese religión) era el mejor de los negocios, no solo económico sino de poder, se hará todo lo posible, y hasta lo imposible, por no dejar pensar libremente a las personas!

Es cierto. Y muchos viven más tranquilos pensando que haciendole el juego a tal negocio y estructura de poder ya han pagado la cuota inicial de un lugar paradisiaco en el "más allá"

OPHIUCHUS 02-04-2012 22:53:43

Respuesta: ¿Somos libres para decidir nuestra religiosidad?
 
¿Qué libertad en su plena expresión puede exisitir sin seguridad de eternidad?


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