laura en america

La conductora de TV Laura Bozzo, otra vez en problemas judiciales

AFP
Laura Bozzo, ex operadora mediática del régimen de Alberto Fujimori, se quedó sin su flamante ciclo Laura en acción y será cuestionada judicialmente por abuso de menores.

Marcel Velázquez Castro
Lima, Perú

"Reina de la telebasura", "Jerry Springer con tacos", "abogada de los pobres", "la boca más sucia de la televisión", "amante de Montesinos", "estrella de Telemundo", "vieja verde", "defensora de las mujeres pobres", "Manson Bozzo", "Pinocha" son algunos de los epítetos que ha cosechado en su trayectoria televisiva Laura Bozzo, la primera sentenciada en el mundo en pasar tres años de arresto domiciliario dentro de un canal de televisión, Monitor, desde donde grababa su programa internacional Laura en América.
Hace unos días, en su programa televisivo El francotirador, el periodista y escritor Jaime Bayly acusó a Laura Bozzo de dirigir una red internacional de abuso de menores de edad, ya que "expone a vejámenes y a humillaciones a niños y niñas en su programa televisivo". Bayly argumentó que de esa forma Bozzo obtiene dinero gracias al alto rating de sus programas y la consiguiente facturación publicitaria, sin tener en cuenta el severo daño psicológico que causa a los niños más pobres del Perú.

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La intervención de niños terokaleros, niñas violadas y niños explotados por sus padres ha sido una constante en los talk shows dirigidos por esta abogada feminista de lenguaje criollo y rudo. En los últimos meses, sucesivos reportajes periodísticos han demostrado que muchos de los protagonistas de sus talk shows recibían dinero para mentir y actuar en consonancia con un guión predeterminado. Un caso emblemático fue el de una niña de siete años que fue presentada como víctima de violación y después como una llorosa damnificada del terremoto de Pisco en dos programas diferentes.
El programa Laura en América obtuvo un nivel de sintonía sin precedentes en la televisión peruana durante la segunda mitad de la década de los 90 y estuvo vinculado a las políticas del hoy jaqueado judicialmente Alberto Fujimori. La hábil periodista logró articular su show con las políticas asistencialistas del gobierno, ella creó y dirigió una red de ayuda social que gastó entre uno y cuatro millones de dólares en colaboraciones con las familias más necesitadas. Símbolo perfecto del matrimonio entre el populismo social y el autoritarismo político, no dudó en apoyar decididamente la postulación de Fujimori para su tercer gobierno; por ello, su programa se dedicó a atacar a los candidatos opositores como Alejandro Toledo.
La caída del régimen en 2001 provocó también la cancelación del programa en suelo peruano. El develamiento de la gigantesca red de corrupción dirigida por la dupla Fujimori/Montesinos demostró que el director ejecutivo del canal 4, José Francisco Crousillat, negociaba con Montesinos los contenidos del programa de Laura Bozzo. Tras su inédita prisión domiciliaria, la conductora fue condenada a cuatro años de prisión, por ser cómplice de los delitos de asociación ilícita para delinquir y peculado.
El formato del talk show Laura en América era semejante al de un juicio mediático. Mediante una narrativa melodramática se mostraba a través de un caso particular un problema social (tipicidad costumbrista), se imponía una sanción moral y muchas veces física (los asistentes al programa y los televidentes, mediante la boca sagrada de Laura, condenaban al trasgresor), se asignaba una recompensa a las valerosas personas que se habían desnudado en público (ella buscaba aliviar las necesidades económicas de sus invitados y les regalaba alimentos o, en el mejor de los casos, el popular carrito sanguchero).
No se puede negar que su programa se convirtió en el producto de exportación más exitoso de la historia de la televisión peruana. En sus días de gloria se veía en casi toda América Latina y en gran parte de los Estados Unidos. Estuvo seis años con Telemundo, filial de NBC, una breve temporada en Telecinco de España y hoy integra las filas de la mexicana Televisa. Sus programas Laura en América y Laura son considerados ya clásicos de la cultura trash latinoamericana y han generado un culto perverso entre los amantes de la degradación humana.
Una de las acusaciones más frecuentes contra los programas de Laura Bozzo es el daño que suponen para la imagen nacional. Los televidentes extranjeros que seguían su programa en la cadena Telemundo creen que los peruanos no tienen dientes, hablan un castellano pésimo, solo se divierten en polladas y resuelven sus conflictos privados mediante el llanto, el grito y los golpes. Por ello, la autodenominada "abogada de los pobres" ha sido considerada la peor embajadora mediática del Perú.
Esta acusación es insostenible: la miserable realidad de los pobres en el Perú o de cualquier parte del mundo es y será peor a la recreación dramatizada en los talk shows. El mal no solo está en el programa sino en el televidente morboso de clase media o alta que disfruta de la miseria ajena y se siente seguro y reconfortado porque lo abyecto se encuentra en otro lugar sociocultural. Por su parte, los televidentes populares sienten esa mezcla de fascinación y rechazo ante formas de conducta que no les son ajenas, una vez que se produce este reconocimiento, el rating está asegurado.
A pesar de sus sucesivos éxitos en la televisión latinoamericana, la suerte de Laura Bozzo ha empezado a cambiar desde hace algunos años. Su contrato con Televisa (que hasta ahora no logra cuajar en un programa propio) ha sido muy criticado y fue considerado una desgracia para el televidente latinoamericano. En diversos países (España, Venezuela, Chile) se han alzado voces de protesta contra la emisión de sus programas antiguos. Quizá la sanción arquetípica fue la establecida por el órgano regulador de la televisión chilena.
El Consejo Nacional de Televisión de Chile consiguió indirectamente (aplicando sanciones consecutivas a Red TV) el retiro de Laura en América de la televisión chilena; los programas cuestionados fueron emitidos en noviembre de 2005 y en mayo de 2006. Las consideraciones fueron "el alto nivel de violencia verbal, psicológico e incluso físico, donde el desborde emocional de los involucrados es altísimo y la descalificación y humillación de los participantes es reiterada". Por ello, el programa "atenta contra la dignidad de las personas, la protección de la familia y la formación espiritual e intelectual de la niñez y la juventud" (Acta del 24-7-2006).
En enero de este año, Laura en acción ingresó a la programación de la televisión peruana. No pudo recuperar la audiencia de la década pasada: su rating nunca superó en promedio los 10 puntos. Paralelamente, el secreto a voces se revelaba en los canales de la competencia: se multiplicaban los testimonios de panelistas que aceptaron dinero para actuar un determinado papel en los programas de Laura Bozzo.
La denuncia del Ministerio Público por abuso de menores de edad, la presión de la opinión pública y la acción decidida de la ANDA (Asociación Nacional de Anunciantes) lograron que los directivos de ATV retiren de su programación Laura en acción. Esta victoria debe marcar el inicio de una mayor acción de los televidentes sobre los programas televisivos. Sin embargo, no debemos olvidar que la televisión narra sobre la base de arquetipos morales universales que entran en conflicto y siempre una nueva Laura amenazará nuestras pantallas.