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En La Pintada bajó la alerta; el drama no
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El riesgo de una nueva arremetida del río Cauca mantiene en vilo a las autoridades de La Pintada y a las personas que se niegan a salir de sus viviendas. El invierno ha entrado en una especie de receso en el municipio, pero la adversidad de los damnificados sigue. Enviado Especial La Pintada
Dice un refrán que una visita empieza a oler maluco si se pasa de tres días. ¿A qué podrán estar oliendo entonces don Elías Ramírez Diosa, su hija Lina Marcela y su nieto Juan Fernando, quienes llevan nueve días refugiados donde un vecino en el barrio La Playa en La Pintada?
“A pecueca. A eso huelen esas botas de plástico cuando uno se las quita. Uno todo el día volteando, por ahí de novelero, esperando a que se acabe el día. Claro, llega uno en la noche y se descalza y huele a feo. Y eso, uno de ‘arrimao’, es grave”. Lo peor de todo es que allí permanecerán por lo menos tres meses, mientras los reubican. “O hasta que nos eche el vecino. Es una situación muy incómoda. Y pa’ la escuela no nos vamos porque allá no hay dónde acomodarse”.
Según Maribel Ruiz, a quien el río Cauca le dejó inservible su casa del barrio La Tablaza, desde que se presentó la creciente de la primera semana de noviembre, la calamidad no ha dejado de acompañarla. “Estuve en el coliseo. Allá se nos robaban las cositas. Lo que no dañó el río se lo llevaban los ladrones. Cuando los muchachos salieron a vacaciones nos trajeron para la escuela. Convivir con la demás gente es todo un problema. Algunos se trajeron los perros, qué ‘pecao’ de los animalitos, pero cómo se les ocurre que los vamos a acostar aquí con tanto niño. Vivimos entre cuatro y seis familias por salón. Ya todos nos estamos enfermando de hongos, de gripa, fiebre, vómito, hepatitis. Hay que hacer fila para entrar al baño y pelear para que lo laven. La gente confunde la tolerancia con la bobada”. Cuenta Luis Albeiro Bustamante Isaza, otro de los habitantes de la Institución Educativa La Pintada, que aunque no les han faltado las ayudas y siempre tienen algo para comer él y sus dos pequeños hijos, gracias a la solidaridad de la gente, la situación se les convirtió en una especie de callejón sin salida. “En enero regresan las clases, van a necesitar la escuela, nos van a sacar de aquí, el invierno sigue hasta junio, las casas quedaron inhabitables y las viviendas que prometió la alcaldía estarán listas después de mitad de año, le calculo”.
Calamidad
“El primero de diciembre se nos metió el agua y nos tocó salir corriendo. Quince días antes, una creciente nos sacó de la casa. Cuando bajó el nivel, hasta los gaviones, nos dijeron que volviéramos a armar todo. Eso hicimos, sacamos el barro que quedó y organizamos las camas y todo lo demás. Pero empezando este mes se volvió a subir el río y nos obligó a salir. El domingo (5 de diciembre) otra vez descendió el Cauca, pero ya no nos dejan meter a la casa”, explicó Elías Ramírez. Agregó que con su familia va a comer a los albergues y que sólo en las noches va donde el vecino a dormir, “que por cierto, es muy amable”. La Institución Educativa La Pintada tiene 21 salones, en cada uno de los cuales se albergan entre 4 y 6 familias, provenientes de los barrios San Jorge, Colombia, La Tablaza, El Kilómetro y La Playa, víctimas del desbordamiento del río Cauca, además de los damnificados de La Bocana y el 13 de Junio, barrios que están a punto de derrumbarse. “La gente que estaba en el coliseo ‘Jorge Enrique Suárez’ mejor se fue a sufrir a otro lado. En la escuela ya no hay espacio y en el coliseo les robaban todo. Uno en medio de una calamidad de estas y los otros nada más que mirando haber qué se pueden llevar”, indicó Flor María Ruiz, madre de 6 hijos, con quienes se encuentra refugiada en la escuela.
“La única certeza que tenemos es que no tenemos certeza de nada”, afirmó Sandra Uribe. “El invierno y el río Cauca se volvieron impredecibles”, dijo doña Sandra, con la mirada fija en un árbol repleto de garzas que sobresale al lado del puente amarillo que conduce al hospital Antonio Roldán Betancur, de La Pintada. “Hasta la navidad está embolatada”, puntualizó.
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