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Politica y Sociedad » La labor de la quinta columnaParticipa en el tema La labor de la quinta columna en el foro Politica y Sociedad. |
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La labor de la quinta columna
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Pensándolo un poco, el hecho de que la caída del comunismo en Europa coincidiera con el comienzo de su mejor época en América es menos paradójico de lo que parece a primera vista: una vez desaparecida la amenaza soviética, Estados Unidos dejó de gastar energías en contener las poderosas corrientes totalitarias de las republiquetas del sur, en gran medida porque se impuso la creencia de que las elites políticas se merecían el descontento que podría barrerlas. Al parecer no se les ocurrió que el comunismo era una buena jugada de esas elites políticas, una tecnología superior para asegurar la permanencia de la cleptocracia. El precursor fue el mismo Fidel Castro, que no tenía ninguna relación con el Partido Comunista hasta un mes antes de la toma del poder, cuando el Che Guevara se reunió con los dirigentes de la sucursal comunista cubana. Quien sí había sido aliado de los comunistas era Fulgencio Batista; durante su régimen el partido y su prensa eran legales. Ese aspecto "tecnológico" del proyecto totalitario es en extremo interesante: un ex agente de la CIA y despiadado perseguidor de los comunistas como Sadam Husein se inspiró en los métodos de Stalin para asegurarse el control de su país. A partir del triunfo de Chávez en Venezuela y del afianzamiento de su régimen "bolivariano", diversas tendencias tradicionales de la región se encontraron con un modelo eficaz que prometía asegurar la persistencia en el poder de quienes lo adoptaban: el golpismo militar tradicional se mezcló con el guerrillerismo, con el populismo, con el indigenismo, con las nuevas corrientes de retórica de los derechos, etc., y de repente el viejo sueño de hacer la revolución empezó a hacerse factible y fácil de entender: Chávez provee dinero; los universitarios, marchas; los indígenas, asonadas; los intelectuales, diatribas; los sindicalistas, huelgas... Tras un triunfo electoral se cambia la Constitución y se implanta un régimen de terror que por un tiempo permite algunas libertades. En la mayor parte de los países de la región el modelo ha tenido éxito. Falta Colombia. Ése es el sentido de la escalada bélica de Chávez: la revolución pendiente. Por eso no hay diferencia entre los fines de Chávez, los de las FARC y los de la izquierda colombiana. Sólo es la función la que cambia. Bueno, la izquierda colombiana, gracias a los millones de Chávez y al poder que conservan las FARC, concentra toda la oposición al gobierno actual: el hecho de que cuatro ex presidentes presionaran a Uribe para que despejara Pradera y Florida no es un hecho banal, como tampoco lo es la retórica incendiaria, calumniosa, deslegitimadora y abiertamente orientada a favorecer a los terroristas que despliegan las maquinarias de propaganda de las viejas elites: Semana, El Espectador, El Nuevo Siglo y El Tiempo (si bien en este último la entereza de los antiguos redactores de Alternativa desfallece ante la presencia de varios miembros de la familia propietaria en el alto gobierno). Pero la intención de Chávez no es nueva: ya en tiempos del Caguán se sabía que quería poner una fábrica de munición para el tipo de fusiles que usan las FARC. Por eso es muy torpe suponer que la escalada es sólo el resultado de las dificultades que tienen los venezolanos o del probable descontento con el régimen. Primero porque Chávez no tiene miedo de que la gente empobrecida se le rebele, para eso tiene suficientes elementos de control organizados por los cubanos, y segundo porque la transformación de ese descontento en rebelión requeriría al menos el arraigo de valores diferentes entre la población. No tiene sentido esperar que la gente que se ilusionó con el sueño justiciero del gorila rojo se convierta de repente en liberal y ansiosa de disfrutar de las mieles del capitalismo y de trabajar duro para integrar a su país en el mundo civilizado. Lo que pasa es que el afianzamiento de Chávez coincidió con el de Uribe y con el retroceso militar de las FARC: la manifiesta afinidad del tirano con los terroristas en declive terminó generando mucho rechazo a su figura en Colombia y aun dificultades en el país para los sectores políticos que trabajan por la revolución. De tal modo, la explotación del anticolombianismo y la amenaza de guerra es no sólo una forma de cohesionar a sus seguidores y arrinconar a los críticos con el pretexto patriótico, sino también de incidir en la campaña electoral colombiana. El acuerdo para el uso conjunto de las bases militares con EE UU le sirve de pretexto para escalar la retórica belicista. Y sus socios colombianos no tardan en cobrar las amenazas, tal como siempre han cobrado las atrocidades de la tropa de niños que les hace el trabajo sucio. | |||
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No Calculado | #1.5 |
SponSor | Re: La labor de la quinta columna |
11-11-2009 , 13:16:12 | #2 | |||
Denunciante Constante | Respuesta: La labor de la quinta columna En eso contexto se entiende la insistencia de Gustavo Petro en pedirle al gobierno colombiano
Más repugnante por su perversidad es el escrito del lamentable mártir heredero
Conviene prestar atención a las mentiras de ese canalla porque forman parte de la agresión, y desgraciadamente encuentran público: Hace algunos meses el presidente Uribe declaró que sólo se quedaría otros cuatro años en el poder si ocurría una hecatombe. Y bien, la hecatombe se está fraguando en la frontera con Venezuela, con gran euforia de los gobiernos de uno y otro lado. Tanto a Uribe (por su segunda reelección) como a Chávez (por sus desastres internos) el ambiente de preguerra les conviene. Y como les conviene, harán todo lo posible porque la tensión se mantenga e incluso aumente hasta llegar a alguna escaramuza.Lo que he puesto en negrita es completamente falso. ¿Se imaginan que Uribe tiene la posibilidad de concentrar esfuerzos para capturar a Cano y desbaratar los frentes de las FARC que operan en el sur del país, pero en lugar de eso tiene que estar pendiente de la posibilidad de que el ejército venezolano entre en Colombia? ¿Y si no hubiera problemas con el vecino y Colombia estuviera exportando por montones toda clase de productos? ¿En qué le conviene a Uribe? Lo que pasa es que la propaganda y diversos tipos de presión tienen a cierta gente condicionada a la hostilidad hacia el gobierno: no faltan los que aluden al programa Agro Ingreso Seguro como un simple robo. Como la gente no se esfuerza en entender lo que pasa, y menos va a desautorizar a toda la prensa, tal falacia cuela fácilmente. La suposición de que el ambiente prebélico le conviene a Uribe es un viejo recurso de la propaganda comunista. Una vez creado el demonio, se le atribuyen todas las intenciones perversas que se quiera. No hace falta que tengan ninguna coherencia. De ayer es la noticia del movimiento de tropas venezolanas hacia la frontera colombiana. También de ayer el dato de que noventa colombianos sin papeles serán deportados de Venezuela. De antier el asesinato de otros nueve que según algunos jugaban al fútbol y según otros conspiraban. De trasantier las mutuas acusaciones de espionaje y el asesinato de dos guardias venecos. Como denunciaba hace poco Ibsen Martínez, la xenofobia anticolombiana tiene en Venezuela una vieja tradición política en momentos de crisis de popularidad: “La pérfida Colombia vuelve a ser, como de costumbre, motivo electoral”. Y por supuesto el confuso e inoportuno acuerdo de bases colombianas abiertas a los militares estadounidenses son el pretexto perfecto (porque además tiene un fondo de verdad) para gritar que el lobo viene ya.La enumeración de hechos violentos tiene un solo actor: el chavismo, pero ¿no recuerdan que las ONG formadas por los amigos de Abad Faciolince hacen la cuenta de las víctimas de las FARC y después se las cargan a "la violencia política" y después culpan al gobierno por no resolver la violencia política mediante el procedimiento de premiar a las FARC? Es lo mismo: los crímenes del chavismo ya son atribuibles al interés de Uribe en ganar el referendo: ¿qué importa quién los comete? El problema tremendo es un país en el que tales métodos son los normales en la prensa. En el que lo corriente es la mentira interesada en el ascenso del crimen (hay que leer por ejemplo los reportajes que Abad escribía sobre la Venezuela de Chávez, o su continuo reconocimiento a William Ospina, el ganador del Rómulo Gallegos después de aplaudir a Chávez). Estos personajes, promovidos por la secta comunista y aun por gobiernos de malhechores como el de Samper (también aliado de Chávez), encuentran el aplauso generalizado de la gente servil que predomina entre la cómica intelligentsia criolla. Las Farc fueron el gran elector de Uribe en las dos campañas presidenciales anteriores. Arrinconadas ahora y menos protagonistas, el nuevo gran elector de Uribe será Chávez. Y si no Chávez, el espantajo que su figura y su gritería significan para la mayoría de los colombianos. Este coronel con sus modos estrafalarios, con su verborragia agresiva, con su fiebre consumista de armamentos modernos, sirve también aquí para crear la idea equivocada, pero muy arraigada, de que solamente Uribe puede contenerlo. Como si una guerra —supongamos que la hubiera— se ganara con sombrero, poncho, gritos y carriel. Si Chávez se atreviera a invadir nuestro país (y no se atreverá) cualquiera de los actuales candidatos colombianos que fuera presidente le daría total apoyo a nuestro ejército para repelerlo al instante. A Chávez, sin duda, le gusta desestabilizar, apoyar a las Farc, pero sabe que una guerra convencional la perdería contra un ejército mucho más numeroso, y el más entrenado a luchar de toda Suramérica. | |||
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columna, labor, quinta |
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