El mensaje de las urnas vs. plata para alcaldes: El dilema del congreso

Bueno, ya está pasando la amargura de la derrota y la embriaguez de la victoria. Ahora viene la realidad para los elegidos y para el gobierno. Los opositores envalentonados le bajan al entusiasmo porque si quieren llevar adelante lo prometido a sus electores necesitan recursos y una gran parte es la que proporciona el gobierno nacional. En otras palabras, hagámonos pasito. Igual piensan los congresistas y los partidos.

Juanita León, la directora de la Silla Vacía, es una buena analista, Vale la pena leerla:

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El mensaje de las urnas vs. plata para alcaldes: El dilema del congreso Por Juanita León Hace 16 horas Tras la paliza que sufrió el Pacto Histórico el domingo, el presidente Gustavo Petro envió dos mensajes: que no reconocía en los resultados electorales una derrota sino “un avance” de su movimiento. Y que trabajaría con los mandatarios electos “para articular sus planes locales con el plan del cambio”. El primero fue un mensaje de consolación para sus seguidores o quizás para sí mismo. El segundo, un recordatorio para los congresistas que retomarán hoy de nuevo la discusión de las reformas del gobierno. Y que tendrán que sopesar el mensaje de las urnas frente al del presidente. La paliza Es cierto que el Pacto Histórico duplicó el número de gobernadores de su cuerda política. Pero siguen siendo solo 2 de 32. Podrían incluso ser 5 si cuentan el de Cauca que aunque derrotó al candidato del Pacto Histórico es del movimiento Soy porque Somos de Francia Márquez; al del Magdalena, que es de Fuerza Ciudadana, el movimiento de izquierda que se apartó en el 2022 del Pacto Histórico. Y al de Vaupés, que fue avalado por el nuevo partido del Ministro de las Tic. Pero siguen siendo pocos y relativamente marginales en votos y poder. Sacó 70 alcaldes de los 1102, 40 de ellos en Nariño y Cauca. Treinta y ocho de los 418 diputados y 642 de los más de 12 mil concejales. Medido en autoridades locales, estas cifras reflejan el avance que menciona Petro frente lo que tenía el Pacto Histórico hace un año. Pero, difícilmente, compensan lo que perdió el petrismo n términos reales y simbólicos en esta contienda. Que Cali, la capital de las protestas sociales en 2019 y 2021, hubiera elegido a un representante de la élite cañera de la ciudad para reemplazar al desprestigiado alcalde de izquierda es un mensaje duro para el progresismo. Lo mismo la contundente victoria de Federico Gutiérrez en Medellín para reemplazar al aliado de Petro. La cereza en el pastel fue la doble derrota en Bogotá, donde el presidente se metió de lleno en la campaña. Gustavo Bolívar no solo quedó de tercero, por detrás de un tecnócrata que viene de trabajar con Iván Duque, sino que sacó una cuarta parte de los votos conseguidos por Petro hace un año en la ciudad. De ahí que no solo analistas, sino tuiteros y políticos de oposición y del mismo Pacto Histórico hayan interpretado los resultados como un mensaje de desencanto de los colombianos con el rumbo del cambio prometido por el presidente. Según Blu Radio, incluso el presidente Petro lo interpretó así de puertas para adentro en la reunión que tuvo con su gabinete. Esta realidad no significa, sin embargo, que el presidente vaya a perder gobernabilidad en el Congreso en el corto plazo. Por el contrario, como afirmó en su discurso el domingo, “se abre un nuevo escenario”. Ayúdame, que yo te ayudaré “Todos los mandatarios electos necesitan al gobierno nacional para amarrar sus proyectos y sacar adelante su plan de desarrollo local”, dice la senadora verde Angélica Lozano. “Prevalecerá el ‘ayúdame que yo te ayudaré’. “En la pandemia, el gobierno nacional se convirtió en un Estado papá que repartía plata por todas partes.Y esa plata se sigue necesitando”, coincide el analista Fernando Rojas, quien trabajó como asesor del concejal Juan Carlos Flórez en Bogotá. “Además, tenemos un presidente que está concentrando una cantidad de plata de libre destinación. Ahí, el gobierno va a empezar a apretar a los congresistas”. Y es que el 70 por ciento de los ingresos de los municipios pequeños dependen de transferencias del gobierno nacional, y hasta el 30 por ciento en las ciudades grandes. Además de la cofinanciación de los proyectos, los alcaldes y gobernadores pueden ver sus planes truncados si desde las entidades nacionales les niegan permisos que necesitan o licencias ambientales. Incluso una ciudad rica como Medellín, que tiene muchos ingresos propios, necesitará del apoyo del gobierno Petro para proyectos tan importantes como el metro de la 80. Iván Duque aprobó su financiación, pero qué tan rápido baje esa plata al municipio dependerá de Casa de Nariño. Para su tren de cercanías, la ciudad requerirá que la Nación ponga el 70 por ciento de los recursos. Las 4G de Antioquia ya están financiadas en un 95 por ciento. Pero faltan los túneles, cuya financiación saldrá del bolsillo nacional. En conclusión, Fico Gutiérrez y el gobernador uribista Andrés Julián Rendón pueden haberse dado el lujo de ser muy críticos del presidente en la campaña. Pero otra cosa es a partir del primero de enero. Y si eso es para un departamento tan rico, la situación de los demás alcaldes y gobernadores es peor. En el gobierno son conscientes de esa dependencia. Según le dijo un alto funcionario a La Silla, utilizarán los vasos comunicantes que hay entre los congresistas y sus alcaldes y gobernadores como palanca’para conseguirles apoyo a las reformas sociales que tramitan en el Congreso y que han contado con la resistencia de las bancadas de los partidos tradicionales. ¿Quiere decir que van a salir todas las reformas como quiere el presidente? No. Ahí entra a jugar el mensaje de las urnas. El forcejeo “En este nuevo escenario, nadie tiene la capacidad de imponer”, dice la senadora Lozano. “Si el gobierno es maximalista, por supervivencia propia nadie se va a regalar. La película es Chile, y ya sabemos cómo termina.” A partir del segundo semestre de 2024, los congresistas comienzan a pensar en su propia reelección, y el cambio de ánimo expresado en las urnas fue lo suficientemente contundente para ser ignorado. “El gobierno no puede poner a los congresistas en contra de sus gobernadores y alcaldes”, dice Santiago Londoño, ex secretario de gobierno de la gobernación de Antioquia durante la época de Fajardo. Al fin y al cabo, ellos son fundamentales para la reelección de los representantes y senadores. Además, si bien los alcaldes y gobernadores necesitan del gobierno nacional para ejecutar su plan de desarrollo local, el gobierno también necesita de ellos para sacar adelante el suyo. “El gobierno sin Medellín y Antioquia no es capaz de hacer una buena ejecución”, dice Londoño. Cita varios ejemplos. Dice que en el tema de vivienda, el concurso de los alcaldes es fundamental. Lo mismo para construir las universidades locales que ha prometido Petro. Ni hablar de la paz total. “Será imposible para el gobierno negociar con las bandas de Medellín sin el alcalde”, dice el ex secretario. Lo mismo con las disidencias del bajo Cauca o del nordeste antioqueño sin involucrar al gobernador. Petro también necesita a los alcaldes si quiere hacer realidad su apoyo a la economía popular porque no tiene cómo articular cosas tan básicas como las plazas de mercado con los mercados campesinos, por citar un ejemplo. Esta dependencia mutua seguramente se traducirá en una intensa negociación en el Congreso en los próximos meses alrededor de las reformas y alrededor de los proyectos de inversión. El futuro de las reformas De todas las reformas, a la que le ven más futuro en el Congreso es a la pensional. Solo que como el gobierno se demoró en presentarla, la que se empezará a discutir es la de la senadora de la U, Norma Hurtado. Hurtado retomó el espíritu de la del gobierno, pero baja la cotización de tres salarios mínimos a uno y medio y propone que los recursos no sean manejados por Colpensiones sino por el Banco de la República con unas reglas que le quitarían discrecionalidad al gobierno. “A esa reforma se le pueden hacer mejoras y ajustes, pero pasa esa o no pasa ninguna”, pronostica Lozano. Si hay reforma de salud, se aprobaría en el Senado hasta el próximo año y con modificaciones sustanciales. Pero para los que siguen de cerca este trámite, el futuro de la reforma ha pasado a un segundo plano frente al riesgo de que el sistema colapse en los próximos meses con situaciones como la que atraviesa Sanitas esta semana. La laboral tenía muy poco ambiente antes de las elecciones. Hoy, que arranca un nuevo tercio, el gobierno medirá de nuevo la temperatura de esa y de las demás reformas en el Capitolio. Las elecciones les dan un tanque de oxígeno de 7 meses, que es el tiempo que necesitan los alcaldes y gobernadores electos para dejar amarrados sus planes de desarrollo.

Fuente: La Silla Vacía