(Video) Momento exacto del atentado a la policía en Tibú (Santander) Tres muertos

Todos quisiéramos un país en paz, sin ningún signo de violencia. Pero esto es una utopía empezando porque cada grupo violento tiene sus propios intereses. Negociar en bloque como si fuera un todo homogéneo no sólo es de una ingenuidad pasmosa sino una muestra de ineptitud manifiesta.

No es lo mismo hablar con el Clan del Golfo que con el ELN o las disidencias. Para los unos cabe sólo el sometimiento a la justicia. Para los otros un proceso de paz con reglas claras y las líneas rojas de la institucionalidad.

Pero treguas unilaterales, ausencia de legislación, buenas intenciones, no conducen a nada salvo la burla, fortalecimiento de las estructuras criminales y llegar a las negociaciones debilitados, avergonzados y llenos de dudas. Eso le pasa a Petro, lleno de buenas intenciones y un ego salido de madre, creyéndose el refundador de Colombia.

Quiere crear un país a imagen y semejanza suya que no es otra cosa que el marxismo trasnochado de los años sesenta del siglo XX. Sin metas claras ni herramientas eficaces va de tumbo en tumbo desarticulando el país.