Rusia, una larga historia de intervenciones militares

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Rusia, una larga historia de intervenciones militares Redacción domingo Hace 9 horas Imagen satelital de tropas rusas cerca de la frontera con Ucrania. Esta potencia mundial no ha dejado de usar la ocupación militar en busca de expandir su imperio. En la cadena de intervenciones militares adelantadas por Rusia con el fin de mantener su hegemonía histórica, la invasión a Ucrania es otro eslabón. Lo ocurrido es una repetición de la historia que tras la Segunda Guerra Mundial y después de 1991 –cuando colapsó la Unión Soviética y 14 de sus repúblicas se independizaron– han escrito los gobiernos soviéticos y rusos.La segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI son testigos de que Rusia es todavía un país imperialista: lo confirman invasiones a Hungría y Checoslovaquia, e intervenciones en Afganistán, Chechenia y Georgia. La invasión soviética de 1956 a Hungría ocurrió tras la revolución que recogió el descontento de los húngaros con los gobiernos comunistas títeres de Moscú, que impusieron una férrea dictadura siendo minoría política. La chispa la encendieron, el 23 de octubre de ese año, estudiantes e intelectuales y se regó por todo el país. Nikita Kruschev, quien llevaba tres años en el poder tras la muerte de Stalin, no dudó en enviar los poderosos tanques soviéticos para aplastar la revuelta, que se zanjó con la muerte de 2.500 húngaros y 700 soldados soviéticos. Doce años después, el mundo asistió a lo que se denominó la Primavera de Praga: la invasión militar a Checoslovaquia de tropas del Pacto de Varsovia (la alianza militar del este para contrarrestar a la Otán), con miles de soldados de la URSS. Esta vez, el objetivo era sofocar el intento del gobierno del presidente Alexander Dubcek de democratizar el régimen socialista checoslovaco, mediante reformas en la política y la economía, permitiendo la creación de otros partidos y eliminando la censura a los medios. Con las masivas protestas callejeras contra la invasión, la URSS puso en marcha la operación Danubio, con resultado de 100 civiles muertos y unos 500 heridos. Las reformas fueron suspendidas y la URSS retomó el control. Siguiendo su línea expansionista, la Unión Soviética adelantó, en 1979, una ocupación militar de Afganistán con la excusa de apoyar al gobierno comunista de ese país, envuelto en una guerra civil contra rebeldes muyahidines. A la intervención en la guerra civil afgana (1979-1989) se le llamó el ‘Vietnam de la URSS’, porque tuvo un gran costo económico y en vidas, y no logró el objetivo. En 1989, Mijaíl Gorbachov ordenó el retiro de las tropas, tras más de 100.000 muertos y 125.000 heridos de ambos bandos. Después vino Chechenia. Con la caída de la URSS, Chechenia, al suroriente de Rusia, se independizó en 1991 tras un golpe contra el gobierno comunista. Tres años después, Moscú invadió el país con 40.000 efectivos y logró controlar la capital, Grozni. Tras un cese del fuego y un pacto de paz, Rusia se retiró en 1996. Las tropas rusas regresaron en 1999, cuando el primer ministro era Vladimir Putin, y luego de que los chechenos invadieron a su vecina Daguestán. Putin se convirtió en presidente en el 2000 y cuatro años después, tras el asesinato del presidente prorruso en Chechenia, tropas rusas diezmaron a los rebeldes. Moscú apoyó la elección de otro presidente títere y en 2009 declaró el fin de la operación. Se calcula que 3.800 soldados rusos murieron y 14.000 resultaron heridos. El 2008 fue el turno de Georgia. Rusia apoyó la separación de Osetia del Sur y Abjasia, dos regiones de esa república, enviando soldados a “misiones de ingeniería férrea”, pero el objetivo era apoyar a los rebeldes. En agosto de ese año, el gobierno de Georgia envió tropas a Osetia del Sur y Rusia realizó un ataque aéreo. El 22 del mismo mes, los rusos retiraron sus tropas tras un acuerdo de paz. Se estima que 67 militares murieron y 283 resultaron heridos. Rusia aún tiene efectivos en las fronteras de ambas regiones separatistas de Georgia.

Fuente: El Tiempo