Esto sucede porque no es la Comisión de Absoluciones la que investiga el posible hecho delictivo sino la Corte Suprema y si se demuestra que estos presuntos delitos no tienen relación con su cargo de senador, será la fiscalía la que lo investigará.

Los jueces tienen la palabra y, al parecer, por esta vez el exsenador no las tiene todas a su favor.

Bueno, en realidad ya pasó. Se vio obligado a renunciar a su curul de senador para evitar el proceso ante la Corte Suprema y con este hecho deja a la bancada sin un líder que la aglutine. Claro que puede seguir mandando por teléfono, twitter o whatsapp, pero no es lo mismo. Al menos se le demuestra que no puede obrar a su antojo, que sus actos tienen consecuencias. El teflón tiene sus rayones.