Como dicen los cristianos: "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra". Mejor dicho, "si en un lado llueve, en el otro no escampa"

Petro es un desastre, se atravesó como mula muerta a la verdadera opción de centro que hubiera podido salvar a este país de la corrupción y todavía la extrema derecha se empeña en mostrarlo como el ogro de Colombia, inventándole toda suerte de sandeces como el castrochavismo que sólo existe en la mente calenturienta del senador Uribe.

En el improbable caso de que Petro ganara las elecciones, el panorama para Colombia serìa desolador no porque quisiera implantar el populismo siglo XXI del vecino sino porque tendría a un congreso en contra que lo aislaría cuatro años. Y para completar, su soberbia e ineptitud terminarían por alimentar la tormenta perfecta para sumirnos en el caos.

Faltaría tan sólo un último ingrediente, la convulsión social. De verbo fácil y ante el bloqueo legislativo y de los gremios económicos y con los capitales de riesgo huyendo del país, citaría a sus seguidores a la calle con imprevisibles consecuencias.

Pero esto sólo pasaría en un universo paralelo. Uribe va a ganar holgadamente las elecciones y Petro regresará al senado a calmar su ego deshilachado. Con lupa atacará a Uribe durante los próximos cuatro años y vaya que tendrá material porque todos los corruptos que hoy escampan en el Centro Democrático, pasarán su cuenta de cobro y Petro estará atento a desenmascararlos.

Volverá a ser el zar anticorrupción y en 2022 tendrá muchas posibilidades de llegar al poder. Qué horror, pobre Colombia. ¿Cuándo nos libraremos de escoger entre la cloaca uribista y el despeñadero petrista?