La evidencia de que estamos en una democracia, frágil y deshilachada, pero democracia al fin y al cabo, es que el senador de Salgar puede decir cuanto se le antoje y los medios le replican sus palabras con holgura. Sólo cuando se pasa de la raya y de la opinión pasa a la calumnia y a la injuria es que la justicia debe intervenir.

No pasó lo mismo durante los ochos años de su mandato. Los periodistas fueron perseguidos, los defensores de derechos humanos fueron asesinados, los jueces fueron vilipendiados y espiados, todo aquel que osara contradecirlo enfrentaba el puño de hierro del poder.

En 2018, si los demócratas no nos unimos y dejamos de lado nuestras diferencias ideológicas, de nuevo el todo se vale se enseñoreará sobre el país y entre camándulas y puñaladas traperas, será de nuevo secuestrada la razón.

Maduro y su pandilla han perseguido al periodismo en busca del unanimismo, igual que lo hizo Uribe durante su mandato. Los sátrapas no permiten el disenso y no sólo los persiguen jurídicamente. Igual lo hacen mediante la calumnia, la persecución oficial, el amedrentamiento y la muerte.

Por fortuna existe la Red. Gracias a ella, por ejemplo, se ha destapado una y otra vez la doble moral del senador Uribe, y en este video de la Silla Vacía, uno de los medios más prestigiosos y objetivos del país que le da sopa y seco a todo el que se lo merece, se pone en claro al hombrecito de Salgar, un gigante de la violencia y un enano de la moral.