Hay que repetirlo una y otra vez. Lo que se está tramitando en La Habana es el fin de la guerra entre las Farc y el Estado colombiano, es decir, la paz entre dos partes en pugna. Va a conseguirse en pocos meses, con desmovilización incluida, dejación de armas, justicia transicional y reparación a las víctimas.

Este hecho va a disminuir la violencia de manera significativa, como ya se ha hecho en los últimos meses a partir de la tregua unilateral de las Farc. Pero no significa que esta paz pactada entre los dos enemigos, sea la paz para toda Colombia, porque las causas de la guerra aún siguen vigentes.

Silenciar los fusiles de la subversión es un gran adelanto, pero la desigualdad, la inequidad, la venganza, la exclusión, la corrupción y tantos otros males del país hay que derrotarlos para ir construyendo la paz que permitirá un país donde todos tengamos cabida. Cuando lo consigamos podremos decir que ha llegado por fin la paz.

Dejarnos de matar es la mejor noticia en muchos años porque es como dejar de talar un bosque que ha convertido el país en un desierto. Pero sembrar nuevos árboles, cuidarlos para que crezcan, y que el bosque reemplace al desierto es tarea de todos y demandará mucho tiempo.

Ahí está la diferencia.

¿Afán, Wiflred? No más el punto cuarto sobre las víctimas y justicia transicional demandó año y medio de arduas conversaciones, estancamiento, retrocesos, hasta que por fin se consiguió convencer a las Farc que tenían que someterse a la justicia y admitir sus responsabilidades como victimarios si quería seguirse adelante con el proceso de paz.

¿Y alargarlo dará más tiempo para conocer lo que nos espera? Todo lo pactado, punto por punto, frase por frase, coma por coma, está publicado y puede consultarse, debatirse, refutarse o apoyarse. Hay suficiente ilustración y sólo queda lo atinente a la desmovilización, la dejación de armas y estructurar la jurisdicción especial para la paz.

Los militares negociaron en la mesa la justicia transicional y están de acuerdo. Los países garantes (Noruega y Chile) están de acuerdo. Los enviados personales de Obama y Merkel están de acuerdo. El enviado especial del secretario de la ONU está de acuerdo. La Unión Europea y Estados Unidos están de acuerdo.

También lo están por supuesto, los adinerados de Colombia, las víctimas, y más de la mitad del pueblo colombiano según las recientes encuestas. Y más que nadie los militares procesados que verán reducidas significativamente sus penas o serán absueltos, lo mismo que los civiles que participaron en el conflicto.

Unicamente Uribe y HRW ponen el grito en el cielo. El uno porque quiere un proceso de paz con rendición de la guerrilla, cárcel y exclusión de la política, mejor dicho, guerra. Y HRW por la justicia transicional que beneficia a militares y guerrilleros.

Cuatro largos años nos ha llevado llegar hasta acá. Sólo quedan pocos meses para salir de esto y comenzar la ardua tarea de construir la paz después de sepultar la infame guerra.