‘Ruido de fondo’; por fin vuelvo a ver una peli luego de días (y la primera en este año). Píllenla

-Soyado- Ando procrastinando -entre otras cosas y más importantes- el ir a cine. Por ejemplo, se supone que a esta hora debería de estar haciendo siesta para luego alistarme hacia el Éxito de Simón Bolívar (Cali) para la función de las 4:00 de ‘M3gan’… Y resulta que no. Es la enésima vez que me craneo el plan desde la última ocasión que estuve en un multiplex (por ahí qué, ¿hace un mes y medio?) y nada que este sale, en otras palabras, estoy estreñido con esta idea.

En parte por la cartelera, parte por vainas de la casa, parte por pereza, que al final ninguna es una excusa válida, le sigo haciendo el quite a los largometrajes en la pantalla grande. A los largos en general siendo honesto porque me he decantado estos días por seguirle la pista a series y miniseries, la última de las cuales, ‘Mirada indiscreta’ de Netflix, me resultó bastante entretenida al menos.

Esta inexplicable desidia hacia los filmes de prolongados minutos terminó no sé si momentáneamente entre anoche y la madrugada de hoy con ‘Ruido de fondo’ (White Noise) también del mencionado streaming, decisión que me alegra que haya sido la primera que tomé en cuanto a películas en este 2023 por la calidad y el contenido del material que a mi criterio pude disfrutar.

El primer gran acierto de esta peli es el par de actorazos que sostienen como estoicas columnas tanto al desarrollo de la trama como al resto del elenco, me refiero a los señores Adam Driver y Don Cheadle.

Driver es un intérprete que está forjando una carrera antológica dentro del actual cine de Hollywood con desempeños histriónicos que apenas necesitan de sutiles diferencias entre uno y otro para convertirlo en un titán de la industria, gracia que realmente a pocos les es concedida. Mientras, el veterano Cheadle es tal vez mi actor negro favorito del momento, una apreciación que no lo ocultaré se ve favorecida por su rol como el narrador de la nueva versión –bárbara, por cierto- de la entrañable serie televisiva ‘Los años maravillosos’. Y porque tiene talento como un putas el niche, je, je, je.

Ambos interpretan a sendos profesores universitarios en un condado de Ohio a mediados de los ochentas, que comparten un excepcional don de hacer de sus clases una experiencia pedagógica más personalizada que académica por el espíritu de bardos que se mandan a la hora de compartir sus saberes. Y se entienden lo más de bien entre los dos porque comparten un punto de vista descarnado sobre la existencia aún en los lances más cotidianos de la misma.

Los diálogos entre Jack y Murray, así se llaman los personajes del blanco y del prieto respectivamente, deberían de incluirse en un estudio serio sobre filosofía o estar listados entre los más ocurrentes e imprescindibles del séptimo arte.

Continuando con los aciertos de ‘Ruido de fondo’, la fotografía, la música a cargo del inagotable Danny Elfman y la “atmósfera” ochentera que tan bien recrean las producciones gringas cuando se tratan de épocas pasadas con un montón de detalles fundamentales como los autos, las revistas, las modas en el vestir, marcas de productos, los televisores y las radios, etc., te brindan la sensación de que eso que tú estás viendo allí es como si lo hubiesen filmado en efecto hace casi cuarenta años.

De acuerdo… Tal vez hay escenas en esta movie que no se hubiesen visto tan alucinantes en esa época como son capaces de recrearlas la CGI el día de hoy, pero a la larga me parece que no es un detalle que por sí solo ayude a definir el nivel interesante de la sinopsis que ya por sí misma esta logra mantener.

‘Ruido de fondo’ así mismo resulta un relato post pandemia que, irónicamente, nos hace recordar en una parte de su desarrollo toda una serie de entramados relacionados con los días en que la Covid se nos aparecía hasta en la sopa. No quiero decir con esto que es una postal de esta situación puesto que en realidad el contenido va más allá en lo filosófico, sino que es innegable que resulta ser una postal recordatoria amén que esto es algo que todavía tenemos relativamente fresco (el Covid) e incluso por ahí de vez en cuando se lee que podría regresar…

Y ya cerrando estos párrafos, que me da pena ponerlos a leer tanto y más cuando sé que soy un crítico de cine de lo peor (fuera de charla), traten de darle una oportunidad a esta maravilla de poco más de dos horas que justifica su duración. Gracias por atenderme.