Pékerman seleccionó mal los jugadores de Colombia para la Copa América: Iván Mejía

Más que jugadores, el problema radica en las estrategias. Pekerman supo leer a Brasil, lo maniató, lo encerró en su propio campo y le ganó el duelo. Igual pasó en los primeros veinte minutos contra Perú hasta que se lesionó Edwin Valencia (malditos ligamentos). Perú tomó el medio campo, cogió la iniciativa, adelantó sus líneas y se perdieron los papeles.

Viene Argentina y tenemos la peor noticia de todas. "La roca" Sánchez no juega por acumulación de tarjetas. ¿Quién marcará a Messi?

Mucho por mejorar y apenas cuatro días. Se pudo después de Venezuela. ¿Se podrá resucitar por segunda vez? Ni las Sagradas Escrituras lo permiten. Pero en esta instancia de la Copa ganan los ateos y la lógica y Colombia no las tiene todas consigo. Tampoco hay que ponerse a llorar. Al frente tiene a un equipo cuya zaga es fácil exprimirla. Pregúntenle a Jamaica.

Colombia, a su turno tiene un medio campo que contiene pero no conecta. Mejor dicho, hay dos equipos: cinco adelante, cinco atrás, que se comunican por celular (cuando hay cobertura).

Laterales al máximo, Cuadrado sin florituras, Jackson en el campo y un instante mágico, una pincelada como a veces dicen los comentaristas cuando sacan a flote sus frustraciones de artista. ¿La tiene Colombia?

Hay que traer al James del Madrid y devolver al Falcao del United. Quizás no baste, pero hay que intentarlo. Y algo más. Necesitamos que el buen Pekerman se empute y más que corazón se necesitan cojones. De nuevo cito la arenga de Al Pacino en "Un domingo cualquiera":

“Todo se reduce a hoy. Estamos en el infierno, caballeros. Y podemos quedarnos aquí y que nos den una puta paliza o podemos luchar y abrirnos paso hacia la luz. Yo no puedo obligarlos a hacerlo. Tienen que mirar al tipo que está al lado. Miírenlo a los ojos. Verán a alguien que se sacrificará por este equipo porque sabe que ustedes harán lo mismo por él. Eso es un equipo, caballeros. O nos rehacemos ahora, como un equipo, o nos desmoronamos como individuos. Eso es el fútbol, chicos. Nada más. Díganme, ¿qué van a hacer?”

Ganar o morir con las botas puestas.