Venía a comentar sobre el partido y no he hecho sino reirme con los memes. Pero no es que el Barça no haya jugado bien, sino que el Atlético no lo dejó. Si vieron el partido, la marcación de zona fue estricta. Cada que un culé cogía el balón en el terreno del Atlético, tenían marcación escalonada y al menos uno cortando el posible pase. Y por las bandas, aunque Neymar quiso hacer de las suyas y en una jugada, con túnel incluido, se pasó por la faja a tres colchoneros, por fortuna sin consecuencias, siempre que el brasileño la cogía, lo desarmaban o lo obligaban a tirarla hacia atrás.

El que algún juego tuvo por la derecha fue Alves, pero sus centros fueron infructuosos ante los estupendos Gabi y Godín que cerraron la portería, excepto un par de jugadas, una en el primer tiempo con Messi. En cambio, las bandas del Atlético fueron una autopista con Juanfran y Filipe Luis y un Adrián resurgiendo de entre las cenizas, mientras el Guaje hacía de las suyas, sobre todo en el primer tiempo.

Se temía por un resultado adverso por no tener a un armador como Arda Turán y a su delantero estrella Diego Costa, pero los demás respondieron y el desastre pudo ser mayor si los palos, un par de buenas atajadas de Pinto y a veces la ansiedad en el área, lo hubieran negado. Todos los colchoneros cumplieron, sin salirse del libreto, copar todos los espacios, impedir el fluir de los pases e, incluso, atentos con Messi, al que desarmaron en varias ocasiones y cercaron para evitar que organizara el equipo.

Y lo que sorprendió a todos fueron los primeros 20 minutos. Infiel a su juego, el Atlético salió como una tromba, con el cuchillo entre los dientes, a cazar el partido. 20 minutos de infierno para los culés que, agazapados en su patio, trataban de sobrevivir, con un gol en contra y los que se crearon y no se concretaron. Las caras largas, el desconcierto, el crujir de dientes, los muchos millones, un equipo regado, sin alma, asistiendo a su propio entierro, sin otro camino que rezar.

No la tiene fácil el Atlético de aquí en adelante, ¿pero es que acaso la ha tenido fácil alguna vez? Siempre batallando, siempre con la garra enfrentando a los encopetados, siempre creyendo que es posible, y a pesar de los incrédulos, este Atlético sigue haciendo historia, borrando del mapa a los grandes porque hace tiempo dejó la pequeñez de los últimos años y volvió a brillar como antaño.

Pero no hay duda que como el Borussia, pase lo que pase, dejará en el campo hasta el último aliento y si le toca perder lo hará con las botas puestas. A diferencia del Barça que hoy se va casa con el rabo entre las piernas. Hace tiempo perdió el alma. Se la robaron los colchoneros.

¿Y Falcao?