David De Gea salva al Manchester United en Anfield (1-1)

El parón internacional se hizo demasiado largo, más aún teniendo en el horizonte un partido de la talla del Liverpool-Manchester United.

Anfield era el escenario perfecto para el clásico de los clásicos. El templo red, con el You'll Never Walk Alone a máximo volúmen, vestía sus mejores galas y se preparaba con el fin de disfrutar de un encuentro maravilloso.

Dalglish no dibujó grandes sorpresas en su alineación. Los hombres que formaron el once titular del Liverpool fueron los siguientes: Reina, Kelly, Enrique, Carragher, Skrtel, Lucas, Adam, Gerrard, Downing, Kuyt y Luis Suárez.

Ferguson sí optó por sorprendernos a todos con una alineación inesperada y, lo que es más curioso, un banquillo espectacular. Junto a él estuvieron, desde el inicio, hombres como Rooney, Nani o Chicharito Hernández. Así todo, el once del escocés quedó para De Gea, Smalling, Ferdinand, Evans, Evra, Park, Fletcher, Giggs, Jones, Young y Welbeck.

El partido comenzó con un Liverpool dominador, buscando el área rival y queriendo tener el control absoluto. El Manchester United, mientras tanto, esperaba en su propio campo y no arriesgaba demasiado. Tímida presión y líneas juntas, claves defensivas de los hombres de Ferguson en los primeros minutos.

Pese a todo, el conjunto local no supo aprovechar su dominio y las fuerzas se igualaron. En el minuto quince llegó la primera ocasión. Evra dobla a Young y pone un gran centro al segundo palo para que Jones, que apareció desde atrás, rematase al lateral de la red. Susto en Anfield y respeto máximo en los instantes posteriores. Daba la impresión que importaba más no perder que poder ganar.

El ritmo era alto, pero el fútbol apenas existía. Llegadas contadas a las áreas y pocos detalles que llevarse a la retina. Luis Suárez era el único que ponía algo de luz entre tanta tiniebla. El uruguayo se inventó, al filo de la media hora, una genial jugada. Recibió en la frontal, destrozó a Evans con un gran regate y falló ante la salida de un descomunal De Gea. La acción, pese al fallo, despertó la ovación de Anfield.

Cuando el Liverpool despertaba de nuevo, el descanso, sin previo aviso, cayó sobre el templo Red. Ya en la reanudación, el arreón local fue mucho más intenso. El Manchester United no lograba frenar a su rival. Luis Suárez no dejaba de crecer, Gerrard aparecía cada vez más y los débiles ataques pasaron a ser huracanados e incansables.

Dalglish ayudó a la mejoría de los suyos con un cambio ofensivo. Quitó a Lucas Leiva para dar entrada a Henderson. Más calidad y talento en el césped. Ferguson, mientras tanto, mantenía a sus cracks en el banquillo.

En medio del ciclón del Liverpool apareció la figura del árbitro. Kuyt cabecea y el balón golpea en el brazo de Evans. Penalti claro... no pitado. Anfield estalló y el ambiente fue más tenso que nunca. Aún así, el cuadro red no se dejó llevar por la polémica y siguió encerrando a su rival.

En el minuto 68 llegó el premio tan merecido. Falta lanzada por Gerrard que acaba besando la red tras un grave error de Giggs, que se abrió en la barrera y dejó un hueco demasiado evidente. De Gea no pudo hacer nada. El Liverpool se ponía por delante a falta de poco más de veinte minutos.

El gol asustó a Ferguson, que metió en el campo a Nani, Rooney y Chicharito Hernández. Los tres cracks, que empezaron el encuentro en el banquillo, salieron en busca de la remontada.

La sustitución le salió bien al escocés, ya que el Manchester United tardó poco más de diez minutos en igualar el marcador. Córner lanzado desde la izquierda para que Welbeck peine en el primer palo y Chicharito remate a placer en el segundo. El empate no hacía justicia, pero los Red Devils demostraron, una vez más, que se manejan como pez en el agua en los minutos finales.

Las ocasiones se repartieron en los últimos instantes. De Gea salvaba al United y Nani acariciaba la oportunidad tras una buena jugada de Giggs. Ya en el descuento, el ex del Atlético volvía a mostrarse providencial con una parada antológica a disparo de Henderson. Vuelvo sin motor del español que sirvió para impedir la victoria del Liverpool.

Al final, y con el reparto de puntos ya firmado, los dedos futbolísticos señalaban, de manera obligatoria, a Ferguson y De Gea. El primero será criticado por su extraño experimento, mientras que el segundo, dubitativo en las primera semanas, resultó ser un héroe en el partido más grande de Inglaterra.

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