El Atlético y el Madrid se reparten sus miserias

¿Dónde anda el Madrid? ¿Y el Atlético? Dos menesterosos repartiéndose sus miserias. ¿Y el Barça? Mediocre, aburrido, pero gana y se pone a 10 puntos de los capitalinos.

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MÁS TENSIÓN Y POLÉMICA QUE OCASIONES EN UN DERBI QUE LE SIRVE... AL BARÇA De Madrid al suelo JESÚS SÁNCHEZ 18/11/2017 El derbi, el primero en el Wanda Metropolitano, dejó al Atlético y al Real Madrid a dos velas en la Liga. Diez puntos les separan del liderato a los dos vecinos de la capital que se repartieron sus puntos y sus miserias, las que le han llevado a decir hasta luego al campeonato aunque estemos en noviembre. En un partido sin grandes ocasiones, pero con mucha tensión y polémica arbitral, el equipo blanco no supo traducir su superioridad durante gran parte de la noche. El Atlético sumó su tercer empate consecutivo en casa en la Liga y sigue sin resolver sus problemas con el fútbol, sus enormes dificultades a la hora de generar juego. Los del Madrid tienen que ver con el gol. El equipo que marcaba todos los partidos se quedó en blanco. Griezmann, en horas bajas, quedó señalado definitivamente por su afición. De alguna manera, también Cristiano, que pudo resolver a última hora, pero falló lo que antes era pan comido para él. Al Atlético le queda apelar al milagro en Europa, unas migajas. El Madrid se puede dedicar en cuerpo y alma a su faena favorita. Triste, pero habitual para el perezoso campeón de la Champions. Extraño en su propia casa, algo desarraigado lejos del Calderón, el Atlético se encontró con una atmósfera que recordó a la de su añorado estadio, justo a la del último derbi, el de las semifinales de la Champions. El Wanda Metropolitano sí entendió lo que le hacía falta al equipo de Simeone, muy centrado en defensa, impetuoso en el arranque y decidido a hincar el diente al Madrid. Como solución al Atlético de Simeone sólo había que recurrir a Simeone. La homilía de la víspera, con el enésimo recuerdo a las posibilidades económicas de su rival, a los buenos chicos que ficha el Madrid (como si Vitolo, Griezmann, Augusto, Gameiro o Costa no lo fueran), había surtido el efecto necesario. Conquistado el clima psicológico de sugestión desde la hipotética inferioridad de recursos que lleva al Atleti a superarse ante el poderoso, el conjunto rojiblanco se imponía. Para terminar de encontrarse gozó del habitual regalo de Marcelo, combinado esta vez con una pifia de Varane. Correa falló en el mano a mano, pero el campeón ya tenía el susto en el cuerpo. Era el minuto 3 del partido. El Madrid intentó aplicar la morfina del toque al dolor de cuerpo que se le había quedado. Pero la imprecisión era el mejor socio de Modric e Isco y Marcelo daba más patadas al suelo de la cuenta, aunque últimamente ya no es tan extraño en el brasileño. Por fortuna para el equipo de Zidane, existía un jugador llamado Casemiro. Surgió también la figura de Kroos para dar un poco de sentido a aquello que intentaba sin demasiado éxito porque el Atlético era un equipo aplicado, muy seguro en defensa, como en sus mejores tiempos. Ni Casilla ni Oblak habían intervenido apenas, pese a la buena onda que transmitía el Atlético. Pero el equipo rojiblanco pasó de las buenas intenciones, de su apuesta decidida, a los fuegos de artificio ante la falta de fútbol. Fue perdiendo el hilo progresivamente. Nadie sabe cómo despertó el Madrid. Quizá lo hizo Correa, que le había pegado un pelotazo a Benzema en el suelo con el balón parado para inaugurar un carrusel de fallos estrambóticos de Fernández Borbalán, que obvió la tarjeta, perdonó después la expulsión a Savic por una entrada salvaje a Kroos y luego se tragó un penalti por una patada en la cara a Ramos. El Madrid ya había pasado a controlar la situación. Generaba ocasiones pese a no estar del todo inspirado en el último pase. La tuvo Kroos y también el capitán en la jugada que le costó salir del campo en el descanso. Sufrió una fractura del tabique nasal. El equipo blanco llegó a acogotar al Atlético, pero le faltó la pegada de otras veces, su gran lacra de esta temporada. Cristiano, como Griezmann, seguía sin asomarse por LaLiga, tampoco por el derbi. El Madrid prosiguió con su buen juego en el inicio del segundo tiempo. Apenas le inquietaba el Atlético. Trasladar esa superioridad al marcador siempre ha sido el gran desafío para el equipo blanco todas estas jornadas de Liga en la que se ha ido dejando puntos y puntos por su falta de puntería. Un reto que sigue sin superar. Es un enigma para un conjunto con extraordinarios delanteros como Cristiano o Benzema. Pero el portugués seguía inoperante y de Karim lo mejor lo vimos en el Canal + Francia. Simeone apostó por Carrasco para tratar de encender al Atlético. El Wanda también despertó, pero tampoco Casilla, como Oblak, hizo ninguna parada. Cuando Zidane decidió poner a Asensio y Simeone a Torres y Gameiro (con bronca para Griezmann, que fue sustituido de nuevo tras otra noche nefasta), el derbi se iba a decidir por algún pequeño detalle. El Madrid insistió mucho más, aunque la mejor ocasión sería para el Atlético en un remate de Gameiro que sacó bajo palos Varane, en una de esas oleadas con las que el equipo rojiblanco alimentaba la fe de su parroquia. Cristiano pudo arreglar la noche para el Madrid, pero sigue lento e impreciso, como si su decadencia fuera la de su equipo que se dejó prácticamente la Liga, como el Atlético. De Madrid al suelo.

Fuente: Marca