mas sobre orgasmos femeninos :)

Desde este punto de vista, el orgasmo no es más que un reflejo, aunque, muchas veces se experimente como “el triunfo de los amantes” en el espacio íntimo.

¿Cómo describirías tú un orgasmo? Algunas lo describen como “perder la cabeza”, “desvanecerse” o “caer en un precipicio”...

Lo cierto es que como vivencia el orgasmo es difícilmente explicable, más aún tomas en cuenta su diversidad, tanto entre mujeres, como entre un encuentro sexual y otro, en una misma mujer.

Como todo reflejo, éste se activa en una secuencia particular y específica: ante un estímulo sobre el clítoris con un ritmo y una intensidad particular para cada mujer, se producen contracciones de los músculos perivaginales y perianales las que son vividas como intensamente placenteras.

La decodificación de satisfacción la realiza el cerebro, por lo cual, la capacidad de alcanzar el orgasmo está generalmente influida por procesos emocionales.

La anorgasmia, por su parte, se define como la dificultad o incapacidad de activar este reflejo, aunque el deseo y la excitación se hayan producido previamente.

¿Te preocupa llegar al orgasmo en cada relación sexual? Esta preocupación comenzó a visibilizarse en la medida que las mujeres comenzaron a reivindicar su derecho al placer. En otras épocas, no era un problema no tenerlo, dado que la actividad sexual femenina estaba directamente relacionada a la reproducción, para la cual el orgasmo nunca había sido necesario.

Actualmente, la posibilidad de alcanzar el orgasmo ocupa un lugar muy valorado no sólo en ti y en el resto de las mujeres, sino que también en tu pareja y en los hombres en general, a quienes el tema preocupa frente a la imposibilidad de producir satisfacción sexual en sus compañeras.

Su ausencia puede producirte frustración, depresión, baja autoestima y sufrimiento, así como vivencias de desvalorización masculina en tu pareja.

Si no logras tener un orgasmo es posible que pierdas las ganas de tener relaciones sexuales, como una forma de evitar el desencanto o las tensiones producidas posterior a la actividad sexual.

¿Has fingido alguna vez un orgasmo? Esta salida "tramposa" de algunas mujeres serviría para no sentir vergüenza ante su compañero y aliviarlos de su propia frustración como amantes. Esta aparente solución puede convertirse en tu peor enemiga, ya que disminuye las probabilidades de activar realmente un orgasmo.

Cuando finges y tu pareja no se entera que la actividad no logró producir el orgasmo, tú disminuyes las oportunidades para comunicar a tu pareja las maniobras necesarias que podrían beneficiar tu orgasmo, o bien para encontrarlas en conjunto, lo que a mediano plazo puede producir mayores insatisfacciones, originando tensiones más allá del terreno sexual.

Ahora bien, todo esto cobra sentido si partes de la premisa de, que tú tengas un orgasmo no es una tarea fácil, ni menos natural; requiere de la estimulación continua sobre tu lugar más sensitivo, el clítoris, estimulación que puede ser conseguida a través del tocamiento directo de esta zona y por el roce, frote o presión con el pubis del compañero cuando se está en penetración.

La penetración por sí misma, como se pensó en épocas lejanas, no tiene relación directa con la activación del reflejo orgásmico de las mujeres. Sí resulta importante, cuando el orgasmo se busca vía penetración, la cualidad o calidad de esta penetración de modo que los movimientos sean capaces de estimular la zona vulvar y el clítoris.

Por ello es que se afirma que es más fácil buscar el orgasmo a través de tocamiento directo que vía penetración, dejando esta última sólo como una práctica más dentro del repertorio sexual de la pareja.

Lo cierto es, que la mayoría de las mujeres logran alcanzar el orgasmo con sus parejas un tiempo después de haber comenzado su vida sexual activa. Esto se debe a que el orgasmo se produce ante todo por aprendizaje; tú necesitas conocer tu cuerpo y tus genitales, saber cómo responden ante los diferentes estímulos.

Uno de los elementos fundamentales que entra en juego para que puedas conectarte o no con el placer es el Sistema de Valores sexuales que tiene cada uno. Así una de las dificultades que podrías tener en lograr el orgasmo es la desvalorización de formas de estimulación que implican el tocamiento genital o bien la sobrevalorización del coito como estrategia para lograr el orgasmo.

Un dato más. Hay mujeres que pueden ser monorgásmicas (tener un solo orgasmo y quedar satisfechas) o multiorgásmicas (necesitar varios orgasmos en un mismo encuentro para descargar la tensión sexual acumulada). Estas diferencias no implican calidades orgásmicas diferentes, pudiendo ser un solo orgasmo tan placentero e intenso como varios en una secuencia de menor intensidad. ¿Cuál es tu caso?

Y por último, puedes no tener orgasmo en algún encuentro sexual sin que ello implique problema o disfunción.

Y si bien el orgasmo no es sinónimo de vida sexual plena, tenerlos aporta una gratificación inigualable. Incorpora a tu vida cotidiana el conversar acerca de las propias necesidades de estimulación, ideas y gustos sexuales, lo que te permitirá mejorar las oportunidades para que vivencies este “regalo” que te entregan tus sentidos.