Reconstruyen la historia evolutiva mundial de la enfermedad de la peste

Durante siglos distintas pandemias de peste han causado estragos por todo el mundo. La peste negra, por ejemplo, asoló Europa a finales de la década de 1340 y acabó con casi un tercio de la población. Ahora un nuevo estudio internacional ha reconstruido la historia evolutiva mundial de esta mortal enfermedad. Este trabajo, publicado en la revista Nature Genetics, podría permitir la mejora de las medidas de detección y preparación frente a posibles brotes futuros.



El equipo científico, formado por investigadores de instituciones académicas, organismos gubernamentales y entidades industriales de Europa, China y Estados Unidos, llevó a cabo una comparación histórica y filogenética de 17 aislados de Yersinia pestis (la bacteria causante de peste bubónica) procedentes de fuentes de diversas partes del mundo y reconstruyó el destructivo impacto de dicha bacteria en todo el planeta. Según los autores, la peste evolucionó en la zona de China hace más de dos mil años y provocó numerosas pandemias por todo el mundo.

Además, indicaron que la relación entre la humanidad y las enfermedades infecciosas pandémicas existe desde hace mucho tiempo y que, de hecho, estas afecciones han influido de manera determinante en la conformación de civilizaciones. Hay autores que creen que la peste devastó el Imperio Bizantino (o Imperio Romano de Oriente) en el siglo VI. La llamada peste de Justiniano debilitó dicho imperio, tanto políticamente como económica, y fue la antesala de su colapso. Quizás haya quien crea que se trata de una enfermedad de la que sólo se habla en los libros de historia, pero en realidad hace pocos años resurgió en varios puntos de África.

Los investigadores del estudio referido, dirigido por el profesor Mark Achtman del University College de Cork (Irlanda), han descubierto la posibilidad de identificar linajes (poblaciones) de peste correspondientes a países concretos por medio de las mutaciones acumuladas en sus genomas. «Lo que más me entusiasmó de los resultados fue la posibilidad de relacionar con tanta precisión información genética y grandes acontecimientos de la historia», señaló el profesor Achtman.

Estas mutaciones extraordinarias podrían servir a los investigadores para comprender mejor el mecanismo de futuras plagas de peste. La técnica de identificación por ADN (DNA fingerprinting) puede permitir la caracterización de brotes de peste naturales y artificiales, lo cual es relevante por cuanto en la historia hay casos de uso de la peste como arma biológica.

Dada la elevada importancia de la enfermedad, los investigadores trabajaron en 17 secuencias genómicas completas de bacterias de la peste y en 933 puntos variables del ADN de la mayor colección del mundo de aislados de éstas. La información recabada por el equipo les permitió trazar la evolución de distintas pandemias históricas en todo el planeta y determinar la época de las distintas olas de esta enfermedad mortal. Los especialistas afirman que ahora es posible relacionar la mayoría de estos eventos con registros históricos.

«La secuenciación de nuevas bacterias de la peste fue determinante para localizar diferencias sutiles pero importantes en este patógeno humano joven desde el punto de vista evolutivo», informó uno de los primeros firmantes del artículo, el Dr. Mark Eppinger del Instituto de Ciencias Genómicas (IGS) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (Estados Unidos).

Por su parte, el Dr. Paul Keim, de la Universidad del Norte de Arizona y del Instituto de Investigación Genómica Traslacional (Estados Unidos), señaló: «En el futuro los epidemiólogos podrán aprender de esta reconstrucción a escala milenaria de una enfermedad devastadora y, de ese modo, prevenir o controlar futuros brotes de enfermedades infecciosas.»

Para concluir, el profesor Achtman declaró: «Lo fabuloso de los resultados es que se puede emplear información genómica actual para establecer correspondencias exactas entre pandemias de peste pasadas y grandes acontecimientos de la historia humana documentada.»

En el estudio participaron también especialistas de Francia, Alemania, Madagascar y Reino Unido.