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SI LA MENTE HA CAUSADO UN MAL, LA MENTE ES CAPAZ DE RESOLVERLO
¿Es posible poder curar enfermedades simplemente recurriendo a técnicas mentales? ¿Se podrán evitar largos periodos de sufrimiento simple-mente aplicando técni-cas de control mental? Alrededor del año1880, Emile Coué (Nancy, Francia) se hizo popular por su actividad como quími-co, realizando gran-des aportaciones en ese campo. Es cono-cido el hecho de que Coué era un gran asistente a las sesio-nes de hipnoterapia del profesor Bernheim, donde, en-tre otras experiencias, se provocaba la curación de al-gunos pacientes enfermos administrándoles simple-mente agua coloreada, cuando ellos creían que esta-ban tomando algún tipo de medicina. Se trata de uno de los primeros casos documentados y probados de autosugestión. En estos casos, los enfermos realmente no decidían curarse, puesto que no estaban realizando ningún acto consciente, ni empleando una inimaginable fuerza de voluntad. Según Coué, lo que se había acti-vado era su imaginación. Así, afirmaba que la inmensa mayoría de las personas necesitan ayuda para que su imaginación se active hasta los límites de enmascarar las enfermedades.
Siguiendo esta línea, durante los años veinte hizo céle-bre el dicho “todos los días, en todos los sentidos, me siento cada vez mejor”. Sin embargo, en esa época la oficialidad médica rechazó las teorías de Coué y sus “patrañas”. Irónicamente, cuando este planteamiento revolucionario de la mente humana iba cayendo en el olvido, dos jóvenes cardiólogos británicos, William Evans y Clifford Hoyle, demostraron, de forma involun-taria, su acierto. El descubrimiento tuvo lugar, como en tantas ocasiones, por casualidad: Evans y Hoyle inten-taban probar la eficacia de varias marcas de medica-mentos empleados para el tratamiento de las anginas. Para asegurarse de la corrección de las pruebas, divi-dieron a los sujetos del experimento en dos grupos, y comentaron con todos que estaban tomando el mismo medicamento. Sin embargo, a algunos pacientes se les administró simplemente bicarbonato sódico, que natu-ralmente no tenía ningún efecto curativo en este caso. Sin em-bargo, estos pacientes evolu-cionaron tan bien, o mejor, que los otros. La respuesta a esta curiosa situación es que esta-mos ante un caso del conocido “efecto placebo”, el mismo que apreció Coué en enfermos que aparentemente sanaban al to-mar agua coloreada. En Texas, Carl y Stephanie Simonton han desarrollado técnicas de autosugestión que han denominado “terapia de visualización”. Según sus teorías, practicadas con enfermos de cáncer, se debe imaginar de forma muy intensa que sus células enfer-mas están siendo dispersadas y destruidas. En ningún caso, estos doctores, y otros que emplean técnicas similares, presumen de haber conseguido curas mila-grosas, ni resultados radicalmente espectaculares. Pe-ro si se ha comprobado que muchos de los pacientes sometidos a este tratamiento han sobrevivido más de lo que habían previsto sus médicos, y han afrontado sus enfermedades. La mente es un instrumento poderoso de curación. Usando nuestra imaginación, nosotros podemos visualizar casi cualquier cosa. La visualiza-ción es una técnica terapéutica que ha sido usada por siglos. Al crear imágenes en la mente, una persona puede reducir el dolor y los síntomas asociados con su condición.