Brasil entrega licencia para construcción de hidroeléctrica en la amazonia

El Gobierno de Brasil entregó una licencia medioambiental previa para la construcción de la tercera hidroeléctrica más grande del mundo —Belo Monte— en plena selva amazónica. Los indígenas de la zona han prometido "un río de sangre".
"Es una obra que genera polémicas, yo diría tal vez desde hace más de 20 años y por otro lado, es un desafío. Esto está en el plan brasileño de cambio climático que contempla ampliar las fuentes renovables de generación de energía", declaró el ministro del Medioambiente de Brasil, Carlos Minc, al mencionar que los permisos están liberados para la construcción que será sometida a concurso el próximo mes de abril.
"Puedo asegurar que si hubiera posibilidades de un desastre natural no se habría aprobado la licencia para construirla", aseguró el ministro frente a las acusaciones de los críticos que insisten en que la presa de Belo Monte inundaría grandes áreas de bosque lluvioso, tendría un impacto severo sobre las poblaciones de peces y afectaría al modo de vida de miles de indígenas.
El año pasado pueblos indígenas de la ribera del Xingú dirigieron una carta al líder brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en la que amenazaban con un "río de sangre" si finalmente se construye la central.
Para tratar de paliar el impacto de la instalación, el Gobierno exigirá una inversión de 1.500 millones de reales (casi 800 millones de dólares) en contrapartidas ambientales a la compañía que gane el concurso para hacerse con el contrato de construcción. "No es compensación ambiental, son mitigaciones, contrapartidas, precauciones", aclaró Minc.
Belo Monte, que será construida sobre el río Xingú a la altura del municipio de Altamira, en el estado amazónico de Pará, tendrá una capacidad de generación de 11.233 megavatios y será la tercera más grande del mundo, por detrás de la presa china de las Tres Gargantas y la de Itaipú, que comparten Brasil y Paraguay. El proyecto, cuyo costo se estima en 20.000 millones de reales (unos 10.600 millones de dólares), se enmarca dentro del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) del gobierno brasileño para estimular el desarrollo del país.