La
ha comenzado a ser motivo de análisis científico a nivel mundial en los últimos tiempos. Los científicos consideran que la
podría estar influyendo en el
ciclo reproductor.
Por ello, se ha iniciado el proyecto
“Developmental Effects of Environment on Reproduction” (DEER), coordinado por Manuel Tena-Sempere, en el que participan científicos cordobeses. Se intenta analizar si la
afecta a la
reproductiva.
Según los
, la
es una parte influyente en el
ciclo reproductor ya que interviene en la caracterización sexual de los individuos en las distintas escalas biológicas (por ej. en los moluscos). Además, la
contaminación propicia la aparición de enfermedades en animales superiores. Tal es el caso de los
, que son sustancias químicas que inciden directamente en el
.
Los investigadores cordobes, a través del proyecto DEER, están intentando analizar los diferentes factores ambientales y cuáles son los
que provocan en los mecanismos hormonales que participan de la
salud reproductiva.
Según explicaciones científicas, la llamada “
kisspeptina”, codificada con el gen Kiss-1, es una de las proteínas que intervienen en el
sistema reproductivo. La
kisspeptina está relacionada con la regulación de la secreción de
(GnRH). En el desarrollo sexual, cuando el ser humano llega a su pubertad, produce mayores concentraciones de GnRH. Es así que, al regular la secreción de GnRH, la kisspetitina se halla vinculada íntimamente con el desarrollo de la pubertad. Se halla vinculada de tal forma que, si estuviera ausente, tanto en humanos como en animales, estos padecerían inmadurez sexual. Además, se ha hallado la primera prueba de que esta proteína cerebral es esencial para la
de la mujer.
Para los estudios que llevarán a cabo los investigadores de DEER, se utilizarán modelos animales ya que, de este modo, se podrán conocer las consecuencias que puede producir la exposición de algunas moléculas (como las kisspeptinas) al impacto
y qué efecto puede causar la
contaminación en el campo de la reproducción.
“Nuestro grupo está especializado en ensayos, en animales silvestres y ratas convencionales. Utilizamos compuestos andrógenos o estrógenos sintéticos, referencias de otras sustancias más complejas y que están presentes en el ”, puntualiza Manuel Tena-Sempere.