que seria de messi si hubiera nacido en colombia

Serías boyacense, o bogotano, por tu aspecto campesino y solapado. Habrías comenzado como un habilidoso micrero de medias amarillas y botas Pro-Keds blancas con ganas de probarse en Millonarios o Santa Fe, pero en ambos clubes te rechazarían: en Millonarios ‘el Chiqui’ García te diría que no sirves porque eres muy bajito para jugar. Y tu amigo Stalin Motta te diría que en Santa Fe estuvo seis años sin que nadie se fijara en él. Eso no sería lo peor. No sería raro que además alguien te dijera al oído: “Conmigo juega, chino, pero me tiene que pagar la mitad de su sueldo si quiere ser titular”.

De tus problemas de crecimiento, nadie se haría cargo: acá los equipos detestan pagar seguridad social a sus profesionales, ni de riesgos iban a pagarte las inyecciones para controlar tu enanismo. Después de burlas te habrían recomendado comer bienestarina. En colada y arepas, todo con el fin de que crecieras a lo colombiano, a la brava.

Una llamada desde Barcelona, Quindío, se convertiría en tu última esperanza. El Deportes Quindío te esperaría con los brazos abiertos. Firmarían tu contrato en una fonda aguardientera sobre una servilleta, porque si el Quindío no tiene plata para inyecciones contra el enanismo, menos para imprimir papelería.

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Y allí un par de goles a Envigado y Tuluá harían que tu nombre sonara insistentemente para integrar alguna selección juvenil. Aunque el país entero te pidiera, Eduardo Lara no te convocaría ni a bala. O te dejaría de suplente fijo. A lo mejor en un torneo sub-20, Lara te mandaría a la cancha porque va perdiendo 0-1 contra Argentina a falta de 15 minutos. Voltearías el marcador y tres goles tuyos le darían el triunfo a Colombia sobre los arrogantes gauchos. Esa consagración te jodería la vida por bocón. Porque si fueras colombiano el hocico te condenaría también. Osarías compararte con el mejor jugador de los argentinos con una frase más o menos así: “La única diferencia entre el argentino Rodallega y yo es que él juega en el Barcelona y yo en el Quindío”.

Nunca llegarías al Barcelona —donde el argentino Rodallega ya habría ganado títulos, jugado dos Mundiales y ganado un par de Balones de Oro—, tampoco al Real Madrid. Tu punto más alto sería jugar en el fútbol coreano, donde celebrarías tus escasos goles haciendo la idiota coreografía de El man es Germán. Ni para patear lechuzas tendrías fuerzas después de que la enfermedad que casi no te dejó llegar a primera ya hiciera estragos en tu cuerpo. Terminarías, como lo soñaste alguna vez, en la gran carpa… pero del Circo Gasca como enano titular del grupo de payasos, y en el reality La Granja te eliminarían tus compañeros a los dos programas por ser incapaz de controlar un poni.

De la que te salvaste, Lionel.