Puja por la Alcaldía de Bogotá: lo que dicen las encuestas / Análisis

[Ayudante De Santa]

[HOMER.]

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De una encuesta a otra y de una interpretación a otra. Así son las encuestas que en el debate por las elecciones del próximo 25 de octubre serán cada vez más frecuentes en los titulares de los medios de Bogotá.


“Para una encuesta otra encuesta”, bien lo dice Julio Sánchez Cristo. Sin embargo, lo que no se puede perder de vista es que, sin lugar a equivocaciones, las encuestas de intención de voto y favorabilidad de imagen siguen teniendo influencia en el ciudadano que se queda con la menor información posible que los candidatos se esfuerzan en dar a conocer.
Las encuestas y sus interpretaciones ─según el lente con el que se les quiera mirar, porque cada movimiento político busca la interpretación que más le convenga─ son fuente de información técnica para advertir comportamientos electorales, tomar decisiones de estrategia de campaña o simplemente golpear con egomasajes a los seguidores y detractores.


El último estudio de intención de voto para la Alcaldía de Bogotá, divulgado el pasado 16 de abril por el Centro Nacional de Consultoría, permite evidenciar cómo puede moverse la decisión de los bogotanos, aunque aún falta lo más grueso de la campaña, lo cual empezará a salir a flote a partir de junio.
Por ahora, se ve a una Clara López firme en las encuestas. En marzo tenía el 36 por ciento en la intención de voto y en abril se acomoda en un realista 27 por ciento. Sin embargo, sigue adelante de Rafael Pardo, por los mismos cinco puntos de diferencia.


El asunto es si la exsecretaria de Gobierno ya está cerca de su máximo crecimiento, teniendo en cuenta el potencial votante de su partido en las pasadas elecciones, sus fricciones en la colectividad con el senador Robledo por su apoyo a la reelección de Santos, que por cierto le ha hecho varios guiños, como el nombramiento en la Comisión Asesora por la Paz. También hay otros episodios recientes en torno suyo, como la absolución de cargos por parte de la Fiscalía del exconcejal Carlos Romero, esposo de la candidata.


Detrás, sigue Rafael Pardo, quien viene haciendo ingentes esfuerzos para que comprobemos que él sí puede sonreír y ser carismático. Su equipo de comunicaciones y el aval de los políticos tradicionales del liberalismo en Bogotá siguen buscando construir en él la imagen de ser el punto de encuentro de la única forma de ganar las elecciones en Bogotá, es decir, una coalición de fuerzas del centro ideológico que por más de 8 años ha demostrado que en Bogotá tiramos más a la izquierda que a la derecha.


Pardo, quien busca construir el imaginario del orgullo bogotano perdido, se esfuerza por atraer voces de los todas las vertientes políticas para sumarlas a su proceso. A pesar de ser uno de los que más temprano inició su estrategia política, es uno a los que más duro le va a tocar por las alianzas políticas que se tejen detrás del proceso electoral.


Hoy, y aunque pocos lo puedan creer, Enrique Peñalosa vuelve a marcar con el 14 por ciento en la intención de voto, convirtiéndose en el mejor candidato de la historia reciente bogotana. En los últimos 12 años ha marcado para diferentes elecciones, aunque siempre resulta derrotado en las urnas. “Cómo ser el mejor candidato, aunque no gane”, podría ser el titular de una de sus conferencias internacionales.


El atractivo de los números de Peñalosa son su intención de hacer Equipo por Bogotá, proyecto político que saca adelante a cabo con su ya conocido amigo David Luna y Carlos Fernando Galán, también excandidato a la Alcaldía de Bogotá en las pasadas elecciones. Peñalosa es un jugador fundamental que, posiblemente a mediados de agosto, podría darle la vuelta a los números de las encuestas y a toda la elección de la Alcaldía de Bogotá.


Al cierre de la más reciente encuesta se ubican los que van por los votos fragmentados de un conservatismo que siempre se tiñe del color del ganador y que hoy en día busca con la figura de Martha Lucía Ramírez (8 por ciento) y la mediática de Paulo Laserna (4 por ciento) atraer a los votos azules y por qué no a los del Centro Democrático, que aunque han ofrecido apoyo a Francisco Santos no tendrían problema en retirarle el apoyo en tanto que los números del exvicepresidente lo ubican en un tibio-frío 9 por ciento.


En este apartado vale la pena rescatar la medición de Laserna que, sin moverse aún en los barrios y con solo haber manifestado el interés de meterse en la campaña, ya tiene los mismos números del heredero del petrismo, Hollman Morris. El precandidato de Progresistas, a pesar de llevar tres meses recorriendo Bogotá, de haber sido el gerente del Canal Capital, articular seguidores en redes sociales y ser el heredero mediático del alcalde es el más rezagado en las encuestas. En tres meses ha subido dos puntos, ubicándose en el penúltimo lugar de la encuesta con un 4 por ciento en la intención de voto.


Los grandes ausentes de la última medición del Centro Nacional de Consultoría son los precandidatos del Partido Verde Carlos Vicente de Roux y Antonio Sanguino. A pesar de no reportar números en abril podrían terminar siendo fundamentales al sumarse a los candidatos con más opción o fortaleciendo la tercería, que en octubre sería la llave para la Alcaldía.


CARLOS ANDRÉS ARIAS ORJUELA
Profesor de la Universidad Externado de Colombia