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Ver la Versión Completa Con Imagenes : Asesinos en serie megapost


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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 10:03:01
Busque y no encontre ningun post en nuestra comunidad. Los ire posteando en orden alfabético para llevar un mejor control.... La lista incluira asesinos seriales de todo el mundo. Bueno empezemos. Las fuentes son asesinos en serie y escalofrio. sin la dirección completa para no enlacar. XD

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 10:04:42
Joe Ball – El Carnicero de Elmendorf

http://i.minus.com/jGsd8oApI2NML.png (http://minus.com/lGsd8oApI2NML)


Frank Ball llegó a Elmendorf, un pequeño pueblo al sudeste de San Antonio, Texas, alrededor de 1885. A través de un préstamo del banco local abrió una fábrica para procesar algodón y la llegada del tren, pocos años después, hizo prosperar su negocio volviéndolo rico. Frank se casó con Elizabeth, y acrecentó su fortuna haciendo negocios de bienes raíces, eventualmente abrió una gran tienda en el pueblo.

La familia Ball crió en total ocho hijos, Joseph D. Ball, su segundo hijo, nació el 7 de enero de 1896. La niñez de Joe fue normal, pero era un niño de carácter retraído que disfrutaba más de la pesca y largas excursiones en solitario, que de actividades con otros chicos. Siendo ya un adolescente adquirió pasión por las pistolas y solía pasar largas horas practicando el tiro, se sabe que llegó a ser un tirador muy habilidoso.

En 1917, cuando los Estados Unidos declaran la guerra a Alemenia, Joe se enlista y es enviado al frente poco después. No existen registros sobre su desempeño durante la guerra, pero sobrevive y en 1919 es dado de baja honorablemente y regresa a Elmendorf.

A su regreso trabaja durante algún tiempo con su padre, pero al parecer, los dos años en las trincheras le hacen difícil adaptarse a la vida civil y renuncia. Habiendo aprendido algo de negocios, se da cuenta que La Prohibición ha dado lugar a una gran demanda de licor ilegal por lo que decide dedicarse al contrabando y, a pesar de los riesgos (mismos que parece disfrutar), se dedica a recorrer la región en su Ford modelo A vendiendo whisky.

A mediados de los años 20, Joe contrata a un joven afro-americano llamado Clifton Wheeler para que le ayude en el negocio, siendo un tipo inteligente y más bien taimado, pronto él queda encargado del trabajo sucio. Se ha dicho que Clifton temía a Joe, ya que cuando éste se emborrachaba, se entretenía haciéndolo bailar disparando a sus pies.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 10:08:41
Al finalizar La Prohibición, el negocio de Joe se vino abajo, pero, aprovechando sus conocimientos en el negocio del licor, decide abrir una cantina. Así es como, tras comprar un terreno a la orilla de la carretera a las afueras de Elmendorf, construye una taberna con dos habitaciones en la parte de atrás y la bautiza con el nombre de Sociable Inn. El lugar no es más que una habitación grande con mesas y un piano en donde los parroquianos pueden beber y ocasionalmente disfrutar de una pelea de gallos.


http://i.minus.com/jbhhwj1IO5UrRk.png (http://minus.com/lbhhwj1IO5UrRk)
Joe siente que debe de contar con alguna atracción que haga llegar más clientes, así que construye, en la parte trasera de la taberna (arriba), un pequeño lago artificial rodeado con una reja de tres metros de altura en donde pone cinco caimanes vivos…


Aún cuando el negocio parece ir bien, Joe siente que debe de contar con alguna atracción que haga llegar más clientes así que construye, en la parte trasera de la taberna, un pequeño lago artificial rodeado con una reja de tres metros de altura en donde pone cinco caimanes vivos, uno grande y cuatro más pequeños. El éxito es inmediato y sus nuevas mascotas atraen a muchos nuevos clientes. Los sábados son especialmente concurridos ya que ese día Joe tiene un “show” especial que consiste en alimentar a los caimanes con algún mapache, perro, gato o cualquier otro animal vivo del que pueda echar mano.

Además de los caimanes, el éxito de la taberna está en que Joe siempre se las arregla para contratar chicas jóvenes y guapas para atender a los parroquianos. Ninguna de las chicas parece quedarse demasiado tiempo pero él siempre lo explica diciendo que son chicas que van de paso buscando la manera de hacer un poco de dinero rápidamente.

En 1934 Joe conoce a Minnie Gotthardt, una chica de 22 años de Seguin a quien apodan “Big Minnie”. A pesar de que ella no agrada a la mayoría de sus clientes, Joe comienza una relación con ella y juntos atienden el Sociable Inn durante los siguientes tres años. Los problemas comienzan cuando Joe se enamora de una de sus meseras más jóvenes, Dolores “Buddy” Goodwin. La cosas se complicaron aun más en 1937 cuando entra a trabajar a la taberna Hazel “Schatzie” Brown, una guapa chica de 22 años que de inmediato comienza a recibir las atenciones de Joe.

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En 1937 Joe se casa con Dolores y le confiesa que Minnie Gotthardt (arriba) no huyó del pueblo sino que él la asesinó y la enterró en la arena. Ella no le creyó y el tema no se volvió a tratar…


En el verano de 1937 el problema de Joe se soluciona parcialmente al salir de escena Big Minnie, según explica a amigos y familiares de la mujer, Minnie decide dejar el pueblo tras dar a luz a un bebé de color. Algunos meses más tarde Joe se casa con Dolores, a quién confía que no es verdad que Minnie huyera, según le cuenta, la verdad es que él la llevó a una playa cercana, le disparó en la cabeza y la enterró en la arena. Ella no le cree y el asunto no se vuelve a tratar entre ellos.

En enero de 1938 Dolores se ve envuelta en un accidente automovilístico que casi le cuesta la vida, como resultado le es amputado el brazo izquierdo. Rápidamente comienzan a correr rumores de que la verdad es que uno de los caimanes de Joe le había arrancado el brazo. Independientemente de cuál haya sido la verdad, Dolores desapareció misteriosamente el siguiente abril y no demasiado tiempo después Hazel también.

Quizá las mujeres no fueran muy fieles a Joe ni él a ellas, pero ese no era el caso con sus caimanes. Según se cuenta, cuando un vecino reclamó a Joe por el fuerte olor a carne podrida del alimento de sus mascotas, Joe tomó una escopeta y le sugirió que no se metiera en asuntos que no eran de su competencia a menos que quisiera terminar como alimento él mismo. El vecino decidió cambiarse a otro pueblo.

El negocio de Joe parecía ir viento en popa no obstante la continua desaparición de sus ayudantes, pero a mediados de 1938 la familia de Minnie comenzó a hacer preguntas de nuevo al no poder localizarla a pesar de los esfuerzos de la oficina del Sheriff del condado de Bexar. Como Joe había sido su último amante y patrón conocido, fue interrogado en varias ocasiones, sin embargo, sin evidencias de algún crimen, tuvieron que dejarlo en paz.

Algunos meses más tarde, los familiares de otra chica desaparecida, Julia Turner de 23 años, acudieron a la Policía. Como Julia también había sido empleada de Joe nuevamente la Policía lo interrogó; él les dijo que al parecer la chica había tenido algunos problemas locales y había decidido marcharse del pueblo. Las investigaciones de la Policía concluyeron que ella no había regresado al departamento que compartía con otra chica pues su ropa y efectos personales aún estaban ahí: los investigadores regresaron a la taberna e interrogaron de nuevo a Joe. Esta vez él “recordó” que la chica estaba realmente desesperada y él le había prestado quinientos dólares ya que ella ni siquiera quería regresar a su departamento.

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Un vecino informó a la Policía que había visto a Joe cortando trozos de carne humana para sus caimanes. El alguacil John Gray (arriba) escuchó sobre un barril “con olor a muerto”

Durante los meses siguientes dos chicas más, empleadas de Joe, desaparecieron. Los ayudantes del sheriff interrogaron a Joe durante horas pero no lograron sacarlo de su posición inocente; las chicas habían dejado el pueblo, él no sabía nada más. Al no tener alguna prueba contra él, de nuevo tuvieron que dejarlo ir.

El 23 de septiembre de 1938 la suerte de Joe comenzó a decaer. Un viejo vecino de Joe declaró a la Policía que lo había visto cortando pedazos de carne humana para alimentar a sus caimanes. Mientras la Policía decidía qué acción tomar, un méxico-americano pidió ayuda al alguacil de condado de Bexar, John Gray, sobre un barril “con olor a muerto” que Joe había dejado tras el granero de su hermana. A la mañana siguiente los alguaciles John Gray y John Klevenhagen fueron a investigar pero el barril había desaparecido. De nuevo decidieron visitar a Joe.

Cuando Gray y Klevenhagen llegaron al Sociable Inn informaron a Ball que lo iban a llevar a San Antonio para interrogarlo, Joe accedió y pidió permiso para cerrar apropiadamente el establecimiento, ellos accedieron. Joe tomó una cerveza y la dejó caer, se acercó a la caja registradora y oprimió la tecla “NO SALE” (Sin Venta), cuando el cajón de la registradora se abrió tomó de él un revolver colt calibre 45 y, tras colocárselo contra el pecho, jaló del gatillo ante la impotencia de los agentes. El disparo fue mortal.

Alguaciles de toda la región convergieron en la taberna para la investigación, tras encontrar carne en estado de putrefacción en el lago de los caimanes y un hacha cubierta con sangre y pelo desarrollaron la teoría de que Joe descuartizaba a sus víctimas y alimentaba con ellas a sus mascotas.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 10:10:03
Las investigaciones concluyeron que solamente Clifton Wheeler podría haber ayudado a Joe en estas espeluznantes tareas, así que Wheeler fue detenido y llevado a San Antonio para su interrogatorio.

Al principio Wheeler negó tener conocimiento alguno de las acciones de Joe, pero tras todo un día de preguntas finalmente aceptó colaborar. Explicó a los agentes que Hazel Brown, una de las chicas de Joe, se había enamorado de otro hombre y estaba planeando irse para comenzar una nueva vida. La noticia y el que ella lo acusara de haber asesinado a Minnie hicieron que Joe perdiera los estribos y la matara. Para poder corroborar el hecho le pidieron que les mostrara en donde estaba enterrado el cuerpo.

Al día siguiente Wheeler los condujo a un sitio apartado, a unas tres millas de pueblo, cerca del río San Antonio. Ahí comenzó a cavar en un sitio en que la tierra estaba medio suelta y poco después descubrieron dos brazos, dos piernas y un torso en avanzado estado de putrefacción, cuando le preguntaron por la cabeza el señaló los restos de una hoguera. Entre las cenizas se encontraron una mandíbula, algunos dientes y pedazos de un cráneo humano.

Wheeler les contó que una noche, tras haber estado bebiendo copiosamente, Joe le había ordenado traer algunas cobijas y una lata de alcohol, después habían recogido del granero de su hermana un barril de 55 galones y en el auto de Joe lo habían llevado hasta el río. Una vez ahí Joe lo había obligado, a punta de pistola, a cavar una fosa y cuando abrieron el barril dentro estaba el cadáver de Hazel. Siempre bajo amenazas, lo había obligado a ayudarlo a desmembrar el cadáver. Una vez enterrado éste, Ball arrojó la cabeza de Hazel a la fogata.

Cuando lo interrogaron sobre Minnie Gotthardt, dijo que Joe la había llevado a Ingleside, cerca de Corpus Cristi, donde después de beber en cantidad, le había pegado un balazo en la cabeza. Joe la mató porque descubrió que estaba embarazada y no quería que esto interfiriera en su relación con Dolores. Ambos la enterraron en la arena.

El 14 de octubre de 1938 fue encontrado el cuerpo de Minnie donde Wheeler había dicho que estaría.

Cuando fue interrogado sobre la desaparición de las otras chicas negó saber algo al respecto. Wheeler se declaró culpable de complicidad bajo amenazas y fue condenado a dos años de prisión.

Entre las cosas que se encontraron el la taberna de Joe estaba un álbum con fotografías de docenas de mujeres, nunca se comprobó que Ball las hubiera conocido realmente, pero según el alguacil J. W. Davis, podría ser la pista de varios otros asesinatos.

En cuanto a Dolores, fue localizada varios meses más tarde en California, a donde había huido para comenzar una nueva vida. También fue encontrada en Phoenix, Arizona, otra de las chicas supuestamente desaparecidas. Los caimanes de Joe terminaron en el zoológico de San Antonio.

Las investigaciones concluyeron que la sangre y pelo encontrados en el hacha tomada de la taberna de Joe no eran humanos, pero muchas de las chicas desaparecidas jamás fueron localizadas. En 1957 Dolores declaró en una entrevista con el periódico San Antonio Light que Joe Ball era un hombre dulce y cariñoso que jamás haría daño a nadie que no le obligara a ello, además dijo que Joe había alimentado a sus caimanes con carne humana… La duda quedará por siempre…

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 10:14:08
Erzsébet Bathory – La Condesa Sangrienta


http://i.minus.com/jbglacuEusrhGX.png (http://minus.com/lbglacuEusrhGX)

El caso de este personaje resulta verdaderamente interesante para la historia del crimen en serie, partiendo en un principio del hecho que sea una de las pocas mujeres que haya asesinado de una manera tan cruel… a cerca de 650 doncellas.

Además de una perversión sádica y sexual, la Condesa Elizabeth Báthory sentía especial atracción por la sangre, y no sólo se contentaba de beberla, como es habitual en los llamados asesinos vampíricos, sino que se bañaba en ella con el fin de impedir que su piel envejeciese al paso de los años.

Nace en 1560 en el seno de una de las más ricas familias húngaras. Si bien pertenecía a la más ilustre y distinguida aristocracia, siendo su primo Primer Ministro de Hungría, y su tío Rey de Polonia, también existen antecedentes esotéricos entre los miembros de su familia, como pueden ser un tío adorador de Satán y otros familiares adeptos a la magia negra o la alquimia, entre los que se puede contar a la propia Báthory, ya que desde su infancia había sido influida por las enseñanzas de una nodriza que se dedicaba a las prácticas brujeriles.

Cuando sólo contaba con 15 años se casa con un noble, el conde Nadasdy, gran guerrero conocido como “El Héroe Negro”, y se van a vivir en un solitario castillo en los Cárpatos.

El conde no tarda en ser reclamado en una batalla, por lo que se ve obligado a dejar sola a Elizabeth por un tiempo. Al cabo de muchos momentos en espera de su marido, ésta se aburre por el continuo aislamiento al que estaba sometida, y se fuga para mantener una relación con un joven noble al que las gentes del lugar denominaban “el vampiro” por su extraño aspecto. En breve regresa de nuevo al castillo y empieza a mantener relaciones lésbicas con dos de sus doncellas.

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Una de las representaciones oficiales de Elizabeth Báthory, cuyo número de víctimas fue aproximadamente 650…

Desde ese momento, y para distraerse de las largas ausencias de su marido, comienza a interesarse sobremanera por el esoterismo, rodeándose de una siniestra corte de brujos, hechiceros y alquimistas.

A medida que pasaban los años, la belleza que la caracterizaba se iba degradando, y preocupada por su aspecto físico pide consejo a la vieja nodriza. Ésta, le indica que el poder de la sangre y los sacrificios humanos daban muy buenos resultados en los hechizos de magia negra, y le aconseja que si se bañaba con sangre de doncella, podría conservar su belleza indefinidamente…

En esa época, la Condesa tubo su primer hijo, al que siguieron tres más, y si bien su papel maternal le absorbía la mayor parte del tiempo, en el fondo de su mente seguían resonando las palabras tentadoras de la nodriza: “belleza eterna”. Al principio intentó alejarlas de sí, posiblemente no por falta de deseo o valor, sino por temor a las consecuencias de cara a la aristocracia, pero años más tarde cuando su marido fallece no tarda en probar los placeres sugeridos por la bruja.

Al poco tiempo moriría su primera víctima: una joven sirvienta estaba peinando a la Condesa, cuando accidentalmente le dio un tirón. Ésta, en un ataque de ira le propinó tal bofetada que la sangre de la doncella salpicó su mano. Al mirar la mano manchada de sangre, creyó ver que parecía más suave y blanca que el resto de la piel, llegando a la conclusión que su vieja nodriza estaba en lo cierto y que la sangre rejuvenecía los tejidos. Con la certeza de que podría recuperar la belleza de su juventud y conservarla a pesar de sus casi cuarenta años, mandó que cortasen las venas de la aterrorizada sirvienta y que metiesen su sangre en una bañera para que pudiera bañarse en ella.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 10:17:35
A partir de ese momento, los baños de sangre serían su gran obsesión, hasta el punto de recorrer los Cárpatos en carruaje acompañada por sus doncellas en busca de jóvenes hembras a quienes engañaban prometiéndoles un empleo como sirvientas en el castillo. Si la mentira no resultaba, se procedía al secuestro drogándolas o azotándolas hasta que eran sometidas a la fuerza. Una vez en el castillo, las víctimas eran encadenadas y acuchilladas en los fríos sótanos bien por un verdugo, un sirviente o por la propia Condesa, mientras las víctimas se desangraban y llenaban su bañera.

Una vez dentro de la pila, hacía que derramasen la sangre por todo su cuerpo, y al cabo de unos minutos, para que el tacto áspero de las toallas no frenase el poder de rejuvenecimiento de la sangre, ordenaba que un grupo de sirvientas elegidas por ella misma lamiesen su piel. Si estas mostraban repugnancia o recelo, las mandaba torturar hasta la muerte. Si por el contrario reaccionaban de forma favorable, la Condesa las recompensaba.

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A veces, las víctimas más sanas y bellas eran encerradas por años para irles extrayendo pequeñas cantidades de sangre mediante incisiones, a fin de que Elizabeth pudiera bebérsela y conservar su belleza (retratada arriba por un fan).



En algunas ocasiones, las víctimas que le parecían más sanas de mejor aspecto eran encerradas durante años en los sótanos para ir extrayendo pequeñas cantidades de sangre mediante incisiones afín que la dueña del castillo pudiera bebérsela.

Por otro lado, las calaveras y los huesos eran también aprovechados por los hechiceros del castillo, convencidos que sólo un sacrificio humano podía dar buenos resultados para realizar sus experimentos alquímicos.

Durante once años, los campesinos aterrados veían el carruaje negro con el emblema de la Condesa Báthory rastrear el pueblo en busca de jóvenes, que desaparecían misteriosamente dentro del castillo y que nunca volvían a salir.

Los cuerpos sin vida eran sepultados en las inmediaciones del castillo, hasta que finalmente, sea por pereza o descuido, tan sólo los arrojaban al campo para que las alimañas acabasen con ellos.

Algunos aldeanos no las tenían todas consigo por los gritos estremecedores que se oían salir del lugar, y se empezaron a extender rumores por todo el pueblo de que algo raro sucedía en el castillo.

Finalmente estos pueblerinos empiezan a rondar por las inmediaciones, en dónde se encuentran con los restos de más de una docena de cuerpos sin vida. Éstos armaron una revuelta insistiendo que el castillo estaba maldito y era además una residencia de vampiros, quejándose ante el propio soberano.

Atacar a una familia de poder en esa época era algo verdaderamente difícil, y sobre todo si como en este caso, el acusado además de ser una persona distinguida entre la nobleza tenía amigos igual de poderosos por todas partes. Por ese motivo, el emperador comienza por no prestar atención a las quejas de su pueblo, pero finalmente envía una tropa de soldados que irrumpen en el castillo en 1610.

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En base a las ruinas que quedaron, los expertos piensan que así (imagen superior) lucía el castillo de la perversa condesa

Al entrar, los soldados encuentran en el gran salón del castillo un cuerpo pálido y desangrado de mujer en el suelo, otro aún con vida pero terriblemente torturada, que había sido pinchada con un objeto para extraerle la sangre, y una última ya muerta tras ser salvajemente azotada, desangrada y parcialmente quemada. En los alrededores del castillo, desentierran además otros cincuenta cadáveres.

En los calabozos, se encuentran a gran cantidad de niñas, jóvenes y mujeres aún en vida a pesar que algunos de ellos tenían señales de haber sido sangrados en numerosas ocasiones. Una vez éstos liberados, sorprenden a la Condesa y a algunos de sus brujos en una de las habitaciones del castillo en medio de uno de estos sangrientos rituales. Rápidamente son detenidos y conducidos a la prisión más cercana.

Los crímenes sádicos de Báthory habían durado aproximadamente diez años.

En el juicio, sobraban pruebas para condenar a Elizabeth Báthory culpable de los múltiples crímenes cometidos, pues no sólo se habían encontrado ochenta cadáveres sino que los guardias estaban de testigos para declarar que la habían visto matar con sus propios ojos.

Ésta confesaría haber asesinado junto con sus hechiceros y verdugos, a más de 600 jóvenes y haberse bañado en “ese fluido cálido y viscoso” afín de conservar su “hermosura y lozanía”.

Le seducía el olor de la muerte, la tortura y las orgías lesbianas. Decía que todo lo mencionado poseía un “siniestro perfume”. Sus cómplices fueron condenados culpables, unos decapitados y otros quemados en la hoguera.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 10:20:20
Báthory, aún contando con el privilegio de pertenecer a la nobleza y ser amiga personal del rey Húngaro, fue condenada por éste mismo a una muerte lenta: la emparedaron en el dormitorio de su castillo, dejándole una pequeña ranura por la cual le daban algunos desperdicios como comida y un poco de agua. Murió a los cuatro años de permanecer en esa tumba, sin intentar comunicarse con nadie ni pronunciar la mínima palabra. Fue una especie de suicidio, de repente dejó de tocar alimento alguno y falleció en 1614 cuando contaba con 54 años.

Resulta curioso señalar un paralelismo entre esta mujer y otro vampiro histórico muy conocido: Gilles de Rais, pues aunque éste cometió sus crímenes dos siglos antes, procedían de manera muy similar: ambos pertenecían a la alta nobleza. Él era homosexual y ella lesbiana (de ahí que sus víctimas fuesen principalmente mujeres), y lo más sorprendente e inquietante es que tanto los sirvientes de uno como de otro participaban en los macabros baños de sangre.

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Lord Mago
09-10-2012, 10:22:01
Vea pues, interesante la historia de Elizabeth.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 10:28:06
La Familia de Sawney Beane


http://i.minus.com/jbhayFzHRkizn7.png (http://minus.com/lbhayFzHRkizn7)

Sawney Beane nació en una familia granjera a las afueras de Edimburgo, cerca de la costa oeste de Escocia, en algún momento a finales del XVI.

Acompañado de su mujer, abandona el hogar siendo muy joven, e inician un viaje hacia el lado opuesto del país. En mitad de la travesía deciden ocultarse en una profunda caverna. La entrada era una pequeña grieta a través de la cual se extendía una cueva de alrededor de una milla.

Esta caverna le sirvió como hogar a los Beane durante los próximos veinticinco años.

Al principio subsistían de las pertenencias que habían robado a los distintos viajantes que fueron asaltados y asesinados. Pero pronto sus necesidades iban a ser más exigentes. El incesto era una práctica habitual en la caverna, de tal forma que se mantenían relaciones entre hermanos, padres, madres e hijos… La necesidad de comida iba en aumento, pues la familia seguía creciendo. La solución a sus problemas, la seguían encontrando en los viajantes que asaltaban, pero ésta vez transportaban el cadáver a la caverna, donde era devorado. Se aficionaron a la carne humana.

Durante 25 años estuvieron desapareciendo viajeros en las extensiones rocosas de Galloway; lo único que se encontraba de los desaparecidos eran restos, partes de los cuerpos halladas ocasionalmente en la costa, despojos que no solían consumir y arrojaban al mar.

Estos restos humanos suscitaban las más diferentes teorías. Una de ellas era que los viajantes podrían estar siendo atacados por una manada de lobos; sin embargo, ésta hipótesis no se sostuvo durante mucho tiempo pues no sólo desaparecían individuos que viajaban solos, sino que también se echaron en falta a grupos, en ocasiones atacaban a grupos de cuatro, cinco e incluso seis personas si iban a pie, eso sí, nunca a más de dos si iban a caballo. Eran muy cuidadosos asegurándose las posibles vías de escape y nunca dejaban a nadie con vida.

Otra explicación era más descabellada: podría ser que los terrenos rocosos estuvieran habitados por hombres lobo o demonios.

Con el tiempo surgió otra hipotesis, alguno de los dueños de las posadas los debía ejecutar por las noches mientras dormían y enterrarlos en algun lugar aislado para no ser descubiertos. Esto ocasionó muchos juicios a inocentes que según la tradición de la época eran torturados hasta que se les arrancaba una confesión de culpabilidad y posteriormente eran ejecutados. Gran cantidad de posaderos inocentes fueron asesinados por este motivo y muchos otros abandonaron su trabajo por miedo a ser los siguientes. Esto ocasionó que la zona aún se volviese más desierta y el transito de mercaderes y viajeros descendiera.

¿Cómo se descubrió a la Familia Caníbal?


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Cuando el rey James I (arriba) se enteró de los caníbales, no dilató la justicia y envío 400 soldados acompañados de perros de caza. Una vez capturada la familia de salvajes, los hombres fueron torturados y desmembrados en público y las mujeres fueron quemadas.

Una tarde, un grupo de 30 personas regresaban a casa tras haber pasado el día fuera cuando escucharon unos gritos delante de ellos. Al llegar a el lugar del tumulto se encontraron con un hombre que se defendía pistola en mano contra una banda de atacantes de aspecto salvaje. Cerca de él yacía su mujer en el suelo, destripada, mientras algunos de los atacantes le arrancaban pedazos de carne y se la comían cruda. Las mujeres del clan la habían cortado el cuello y bebían su sangre. El hombre temeroso de caer su misma suerte se defendía desesperadamente con su pistola así como con su espada contra una “jauría” de entre 25 y 30 hombres del clan. Los viajeros, atónitos, no podían creer lo que veían. Al ser descubiertos, el clan de los Beane huyó hacia las colinas. Ya existían pruebas sobre las misteriosas desapariciones.

La persona que aportó el testimonio sobre lo ocurrido fue el marido superviviente del ataque. La historia llegó a oídos del rey James I de Inglaterra, el cual decidió tomar serias medidas: envió a 400 soldados acompañados de perros de caza a la zona; los perros hallaron rápidamente la entrada de la caverna, el fuerte olor a carne les facilitó la búsqueda.

Los soldados penetraron en la cueva siguiendo el pasadizo en forma de zig-zag hasta llegar al hogar de los Beany. Allí encontraron a 48 personas: Beane y su mujer, sus 8 hijos, 6 hijas, 18 nietos y 14 nietas, fruto de los continuos incestos entre todos ellos. El lugar estaba lleno de brazos, piernas y demás miembros, amontonados unos sobre otros. Algunos trozos de carne habían sido salados, con intención de conservarlos para los siguientes meses.

Tras ser descubiertos, el rey los calificó como bestias salvajes no merecedoras de juicio alguno. Tanto Sawney como los 26 hombres del clan fueron torturados y desmembrados en público. Todo el proceso fue contemplado por las mujeres, a quienes les esperaba la hoguera.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 10:39:29
Bob Berdella – El Carnicero de Kansas


http://www.asesinos-en-serie.com/new/wp-content/uploads/2012/06/berdella-portada1.jpg

Los primeros años


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Teniendo unos 16 años Berdella (arriba de joven ) entró a trabajar a un restaurante y allí fue abusado sexualmente por un compañero, este hecho habría de volverlo homosexual y alejarlo de la Iglesia Católica.

Robert (“Bob”) Berdella nació en el seno de una familia católica un 31 de enero de 1949 en Cuyahoga Falls, Ohio (Estados Unidos). Su único hermano fue Daniel, siete años menor que él.

El padre de Berdella murió a los 39 años de un paro cardíaco en 1955, cuando Bob era un muchacho tranquilo y distante de apenas dieciséis años. Entonces la madre de Bob se fue a vivir con otro hombre, cosa que su hijo Bob jamás aceptó. Así, en parte por eso último pero sobre todo por la muerte de su padre, Bob, que recién a los doce años había sido bautizado, decidió buscar consuelo y refugio en la Iglesia, donde, según diría él mismo más tarde, se despertó su interés por diversos grupos religiosos y ocultos.

También fue siendo adolescente cuando Bob entró a trabajar en un restaurante. Allí un compañero de trabajo abusó sexualmente de Bob, a causa de lo cual Bob se volvió homosexual y se alejó de la Iglesia. Paralelamente a esto Bob encontró su gran pasión por el Cine y la Fotografía, pasando así las tardes en soledad, metido dentro de algún cine por horas enteras.

Fue dentro de los cines donde Bob, según declaró muchos años después, vio una película que para él constituyó una revelación siniestra, una revelación que posteriormente habría de verse manifestada hasta cierto punto en sus crímenes. Se trataba en efecto de El Coleccionista, film donde se muestra a un tímido joven que colecciona mariposas, que un día ve a una chica que le encanta, la comienza a seguir y luego la secuestra y la encierra en un sótano hasta conseguir que ella ceda a sus deseos…

Bob adulto antes de los asesinatos


Con 18 años, Bob ingresó al Instituto de Arte de Kansas en 1967. Nunca terminó la carrera. Una vez adentro, en lugar de dedicarse a estudiar se envició con el alcohol y las drogas hasta el punto de ser detenido por posesión de drogas y sentenciado a cinco años, mas la sentencia fue suspendida aunque poco después se lo arrestó por posesión de LSD y marihuana pero se lo liberó en cuestión de días.


Berdella había entrado a estudiar Arte pero se dedicó a drogarse siendo detenido más de una vez. Finalmente desertaría de los estudios y encontraría su vocación trabajando de cocinero, gracias a lo cual consiguió casa (arriba) en solo un año.
Todo parecía ir mal para el vicioso Bob hasta que en 1968 entró a trabajar de cocinero en un restaurante. Había encontrado su vocación. Así, en apenas un año logró comprar una casa en Charlotte Street y, entre 1970 y 1980, no solo que ayudó a formar una patrulla vecinal contra el crimen barrial sino que se convirtió en un chef de prestigio al que solicitaban importantes restaurantes y clubes.

Gracias a ese éxito como chef, Bob consiguió ahorrar suficiente dinero como para renunciar en 1981 e iniciar su propio negocio con un local de artículos etnográficos, antiguedades y objetos góticos. Dicho lugar se llamó el “Bob’s Bazaar Bizarre” y estaba situado en un mercado local.

Ya con 33 años Bob se hizo pareja de un veterano de la guerra de Vietnam, aunque la relación fue un desastre, quizá en parte por los conocidos problemas psicológicos que tienen los veteranos de guerra. Entonces, tras la ruptura Bob comenzó a frecuentar prostitutos hombres, involucrándose sentimentalmente con varios, llevándose algunos a vivir a su casa a cambio de compartir gastos, y hablándoles a casi todos sobre la necesidad de enderezar sus vidas y dejar de prostituirse.

http://www.asesinos-en-serie.com/new/wp-content/uploads/2012/06/berdella-house-casa.jpg
Berdella había entrado a estudiar Arte pero se dedicó a drogarse siendo detenido más de una vez. Finalmente desertaría de los estudios y encontraría su vocación trabajando de cocinero, gracias a lo cual consiguió casa (arriba) en solo un año.

AndresG1
09-10-2012, 10:50:48
Chimba de megapost! que man tan sanguinario

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 10:55:06
Todo empezó con la venganza


Hay asesinos en los que la violencia y el crimen van avanzando de manera gradual hasta llegar a su culminación en la figura del homicidio. Casos así son Garavito, el Monstruo de Los Andes, Daniel Camargo, Carl Panzram, etc…Sin embargo hay otros que han llevado toda la vida mostrándose como personas normales, como sujetos que encajan en la sociedad y que hasta a veces dan la impresión de ser buenos (como John Gacy el llamado “Candy Man”), sujetos que sorpresivamente, de un día para otro, revelan al monstruo que llevan dentro a causa de un siniestro impulso que de pronto los asalta o a causa de un suceso que de forma completamente explicable sirve como el detonante de toda la ira que llevan dentro de sí…El caso de Bob Berdella está dentro de los segundos, en la variante de aquellos en los que un suceso puntual desencadena la ira aunque, en su caso, es evidente que el despertar de la ira solo es relevante en tanto que conlleva el despertar de su personalidad sádica, la cual posteriormente actuará sin necesidad de la ira como factor motivacional.

Concretamente todo comenzó cuando Jerry Howell —amigo de Berdella desde años atrás— se negó a pagar una suma considerable de dinero que Berdella le había prestado hace ya cierto tiempo, ante lo cual éste último decidió tomar medidas maquiavélicas en el marco de las cuales la amistad de años con Howell no valía nada comparada al dinero y al castigo que supuestamente Howell debía recibir por su falta; ya que, en una mente marcada por el trastorno de personalidad sádica como la de Berdella, el castigo y la voluntad de control van de la mano y, en su oscura simbiosis, pueden producir al demonio de la tortura…

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La primera víctima de Bob fue su amigo Jerry Howell (arriba, en ambas fotos), a quien drogó, ató, violó, torturó y desmembró por no pagarle una deuda. Su fin fue espantoso: Howell murió asfixiado por su propia sangre y el vómito que le vino debido al dolor que sintió cuando Bob empezó a cortarlo con sierra eléctrica.

Era pues un 4 de julio de 1984 cuando Bob, investido de falsa camaradería, pasó por la casa de Howell para llevárselo a charlar y tomar cervezas. Sin embargo, apenas consiguió llevarlo a su casa, le suministró a Howell varios calmantes sin que éste se fijara y después, cuando ya estaba inconsciente, lo sodomizó varias veces y, en un momento de arrebato, le introdujo un pepino en el ano, desgarrándoselo y ocasionándole con ello un desangre, tras lo cual lo ató y se fue a trabajar a su bazar.

De regreso le inyectó aún más medicamentos para que siguiera sedado y lo colgó del techo con la cabeza hacia el suelo, haciéndole heridas para que gotee sangre y empleando después su colección de cuchillos de cocinero para cortarlo en pedazos. No obstante los cuchillos solo lograron cortar hasta cierto punto, punto en el cual se pensaría que Howell ya estaba muerto pero no: estaba vivo, no había tenido la suerte de tener un paro cardíaco como consecuencia del dolor y seguía por tanto en las manos perversas de Berdella, quien al ver que sus cuchillos no cortaban fue por una sierra eléctrica.

Howell, devorado por el terror más vivo, habría querido creer que estaba en una pesadilla al estilo de Masacre en Texas pero no, él estaba en la realidad y lo más insólito era que aquello le estaba pasando por una simple deuda y que el monstruo que sonreía con la sierra en la mano era un hombre al que por años consideró su amigo.

La sierra se acercó a Howell con su ruido frenético y los huesos de Howell omitieron un sonido grotesco mientras éste, en lugar de desmayarse, comenzó a vomitar del dolor hasta que finalmente murió ahogado en una mezcla de sangre y vómito.

Una vez concluida la labor de cortar a Howell, Berdella empacó los restos de la víctima en negras bolsas de plástico, sacó las bolsas afuera y dejó que el camión recolector haga lo suyo llevándose al basurero los restos de Howell.


El placer de la tortura


Tras el asesinato de Howell, Berdella vio el enorme goce que le ocasionaba torturar y, sabiendo que una vez dado el primer paso el límite psicológico estaba cruzado y podía seguir sin problema, decidió iniciar un diario en el que narraría todos sus crímenes, describiendo con lujo de detalle los métodos, las torturas empleadas y los asesinatos como tales. Pero he aquí que salió a flote su pasión por el Cine y la Fotografía, por lo cual pensó que sería una idea genial acompañar la bitácora escrita con videocasetes y fotografías de su cámara Polaroid. Para él no había consideración alguna hacia el dolor ajeno, era un verdadero psicópata y todo lo que importaba era el placer de la tortura y el deleite estético de contribuir al gore y al snuff[1] con “joyas” de su autoría…

Por eso no dilató demasiado el proyecto y eligió a Robert Sheldon como segunda víctima. Sheldon, como era ex amante de Berdella y había estado varias veces en su casa, fue sin mayor problema a casa de éste un 10 de abril de 1985. Una vez ahí, Berdella lo drogó y, mientras Sheldon yacía inconsciente, lo ató y esperó a que despertara.

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La segunda víctima de Bob fue su ex amante Robert Sheldon (arriba en ambas fotos), a quien violó repetidamente y, entre otras torturas, le inyectó Drano (líquido destapa caños) en los ojos, le arrancó trocitos de carne y le destrozó las manos a golpes con una barra de hierro.

Ya despierto Sheldon, Berdella quiso probar una de las múltiples ideas de tortura que tenía en mente, por lo que tomó una jeringa, la llenó con un líquido destapa-caños llamado Drano, e inyectó el líquido en los ojos de Sheldon, dándoles así un aspecto macabro al estilo de las portadas de depressive black metal. Tras eso le molió las manos a golpes con una barra de hierro, dejándoselas como horrendos amasijos inoperantes de carne y hueso.

Cuatro fueron los días en que Berdella se entretuvo golpeándolo, inyectándole sustancias, cortándole trocitos del cuerpo y violándolo una y otra vez. Y habría sufrido más, si no fuera porque un amigo de Berdella vino de visita y el torturador, para evitarse problemas por los posibles gritos o lamentos de Sheldon, le puso una funda en la cabeza, cerró la puerta y lo dejó morir asfixiado.

Después que el visitante se marchó, Berdella repitió el mismo procedimiento de la primera víctima y fue por su sierra eléctrica, lo cortó en pedazos y lo metió en bolsas de basura, conservando únicamente la cabeza y enterrándola en el patio.

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La tercera víctima de Berdella fue nuevamente alguien allegado: su amigo Mark Wallace. A Wallace, al igual que a los anteriores, lo llevó a su casa, lo drogó y lo ató. Grande fue la suerte de Wallace al morir rápido debido a un error de Berdella, ya que éste quería probar torturas con descargas eléctricas y calculó mal el voltaje, matando así a su víctima y a su posible “entretenimiento”. Como siempre, tras acabar lo cortó en pedazos y metió los pedazos en fundas para que se las lleve el camión de la basura.

James Ferris, también amigo de Berdella, fue la cuarta víctima. Nunca debió pensar en pedirle a Berdella que lo aloje en su casa. Sin embargo tuvo aún más suerte que Wallace, ya que Berdella, quizá por costos, empleó una droga de uso veterinario para dormirlo y, en vez de darle un sueño temporal, le dio un sueño eterno…Cuenta Berdella que ésta experiencia lo frustró muchísimo, ya que la víctima no solo que se libró de toda tortura sino que murió sin dolor alguno. En cuanto al cadáver, nuevamente la elección fue cortarlo y mandarlo a la basura.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 11:15:16
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Todd Stoops (arriba), otro amigo de Berdella, fue su cuarta víctima. Por su fortaleza física Todd resistió varias semanas, en las cuales Berdella lo violó repetidas veces, le inyectó Drano en los ojos y en la garganta y hasta le metió el puño en el ano, desgarrándoselo y causándole abundante sangrado…

Todd Stoops, pese a su amistad con Berdella, fue a la Policía y les contó a los agentes que, algunos de los hombres que se habían reportado como desaparecidos, habían pasado con el dueño del Bazar Bizarro de Bob. Por el momento la Policía no hizo nada, en parte porque quedaba claro que Todd simplemente tenía sospechas y no estaba seguro de que Bob fuera un asesino.

Lo racional hubiese sido que Todd, sospechando de su amigo Berdella, no pusiera un solo pie en casa de éste, pero quizás por la autoconfianza que le daba ser un hombre físicamente fuerte, o quizás simplemente por falta de agudeza, Todd visitó a Berdella, quien echó al suelo toda la fuerza de Todd con una de sus inyecciones somníferas.

Ahora que Todd estaba bien atado, Berdella sí que podía entretenerse libremente y esta vez no arruinaría todo con experimentos arriesgados. Empezó así con el estilo clásico, desnudándolo y violándolo, culminando las violaciones no ya con un pepino (como con su primera víctima) sino con su propio puño, el cual introdujo con brutalidad por el ano de Todd, desgarrándoselo de una forma tan salvaje que la sangre brotó a borbotones…

Y mientras Todd gritaba Berdella le inyectaba Drano en los ojos y en las cuerdas vocales, y lo filmaba y fotografiaba, reduciendo así sus gritos y lamentos a meros contenidos de su macabra colección audiovisual.

Ninguna víctima resistió más que Todd, ninguna víctima sufrió más que Todd. Fueron semanas, varias semanas infernales en que la fiebre lo acompañó mientras las torturas y las violaciones fueron su pan de cada día hasta que a comienzos de julio de 1986 la luz de la muerte lo salvó de una vida que no podía ofrecerle más que oscuridad. Ya muerto, Todd fue cortado en pedazos y entregado al basurero.

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La quinta víctima de Bob fue el prostituto gay Larry Pearson (arriba), quien primero intentó disfrutar de las torturas (cosa que a Bob le gustó mucho); pero al final, cuando se cansó e intentó rebelarse, causó la ira de Bob, quien estando fuera de sí lo asesinó con una larga lluvia de puñetazos…

Después de Todd, Berdella decidió variar el menú y ya no eligió a otro amigo sino a un joven prostituto: Larry Pearson, a quien Berdella convenció para que fuera a su casa, donde lo drogó, lo ató, lo violó y torturó. Al inicio Pearson, un tanto acostumbrado al masoquismo por su profesión, intentó ahorrarse sufrimiento y disfrutar (era homosexual) en lo posible de las sádicas excentricidades de Berdella, quien estaba feliz de que Pearson encontrase algo de placer en medio del tormento. Pero el dolor predominaba por mucho sobre el placer y, al cabo de seis semanas, Pearson no aguantó más e intentó revelarse. Furioso, Berdella le dio puñetazos sin parar, hasta matarlo. Posteriormente cortó el cuerpo y dejó que el camión de la basura se encargara, aunque esta vez guardó la cabeza de la víctima en el congelador, tras lo cual desenterró la cabeza de Sheldon y puso la de Pearson en su lugar, guardando a la cabeza de Sheldon en su closet.

Escapando del terror


La última víctima de Berdella no fue ni un prostituto ni un amigo de Berdella: fue Chris Bryson, un chico al cual, tras invitar a una fiesta, Berdella subió en su coche, bebió cervezas con él y finalmente lo llevó a su casa.

Al ingresar en casa de Berdella, Bryson vio desperdicios y deshechos por doquier. Sintió entonces como un olor nauseabundo penetraba en sus fosas nasales. Era un olor a excremento y a orina de perro, y a algo más…

Tratando de relajar al muchacho, Berdella comenzó a hablarle de que había estudiado Arte y lo llevó al segundo piso para supuestamente mostrarle su colección de piezas artísticas. No bien hubo subido Bryson cuando Berdella le dio un golpe brutal en la cabeza y, sin darle tiempo de reaccionar, le clavó una inyección somnífera.

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Chris Bryson (arriba) fue la última víctima de Berdella. Su caso fue especial porque él, gracias a su inteligente actitud de docilidad, consiguió que Berdella le ate las manos por delante y no a los barrotes de la cama, gracias a lo cual, cuando Berdella se fue, Chris pudo desatarse y saltar (esto lo lesionó) por una ventana del segundo piso para finalmente acudir a un vecino y llamar a la Policía.

Cuando Bryson despertó vio que estaba desnudo y fuertemente atado a los barrotes de una cama. Junto a él estaba Berdella con una sonrisa diabólica y un objeto que bien podría simbolizar el rol que le tocaría vivir: un collar de perro…

Una vez puesto el collar en el cuello de Bryson, Berdella le metió un trapo en la boca y fue por sus implementos de director de cine y fotógrafo. Consternado y aterrado, Bryson vio a Berdella colocando la filmadora en la posición adecuada, tras lo cual se volvió hacia él mientras el frío ojito de vidrio seguía mirándolos a ambos, registrando cada acción de la escena…

Durante toda la larga noche Berdella torturó, violó y golpeó a Bryson, levantándose de cuando en cuando para tomar fotos con su cámara Polaroid, cambiar la posición de la filmadora y, sobre todo, anotar en su diario cada cosa de la que Bryson era víctima.

Según se sabe, al comienzo Bryson gritaba como loco, pero Berdella le inyectó Drano en la garganta y lo amenazó con que perdería la voz si seguía gritando.

Ya en la mañana el torturador abrió la puerta y le aplicó alcohol en los ojos, se sentó encima de él y después tomó una barra metálica y empezó a golpearlo en las manos y en las rodillas. No contento con eso, fue por sus pinzas eléctricas y se las colocó en el muslo derecho y en el escroto, aplicándole una tras otra descarga mientras lo fotografiaba con la Polaroid, riéndose…

Para prevenir actitudes rebeldes, Berdella le mostró las fotos de las otras víctimas, fotos en las que aparecían hombres torturados, destrozados, sometidos a horrores que hacían deseable la muerte. Le dijo que si cooperaba le perdonaría la vida, por lo que debía mostrar la actitud propia de un esclavo sexual.

Bryson no podía saber si Berdella decía o no la verdad, pero era claro que si no cooperaba la muerte sería prácticamente segura y el sufrimiento mucho mayor, de modo que intentó seguir el consejo de Berdella durante cuatro días sembrados de torturas y violaciones.

Afortunadamente sus esperanzas no fueron frustradas y, tras esos cuatro días, Berdella le desató las manos de los barrotes de la cama y se las ató por encima, le dio un cigarrillo y, antes de salir de la habitación, le dejó el control remoto entre las rodillas y la televisión encendida.

Pasados unos minutos, el problema era que Bryson no sabía si Berdella se había ido o no de casa, por lo que bajó el volumen del televisor para intentar responder a su pregunta. Al parecer Berdella sí se había marchado, de modo que Bryson tenía la oportunidad de intentar un escape.

Con cierta habilidad Bryson consiguió zafarse y, con las cuerdas colgando, miró a la ventana y se percató de que la única forma segura de escape era romper el vidrio de la ventana y saltar a la calle desde el segundo piso en que se encontraba. Entonces reunió valor, saltó y se lesionó un pie al caer.

El dolor de la caída era muy grande pero Berdella podía aparecer en cualquier momento. Consciente de eso, Bryson ignoró su dolor y corrió hacia la casa más cercana. Para suerte suya el dueño de casa estaba presente y, aunque no le permitió entrar porque estaba desnudo, sí le hizo el favor de llamar a la Policía.

Los policías llegaron con rapidez a la escena y le colocaron una manta a Bryson, quien yacía desnudo sobre el porche del vecino, con un collar de perro en el cuello, con los ojos rojos e hinchados y con marcas en las muñecas, los tobillos y otras partes.

Tras oír la terrible historia de Bryson, los agentes no sabían si decía la verdad o si simplemente se trataba de una pelea entre dos amantes homosexuales. Por ello resolvieron esperar a que Berdella volviese para interrogarlo.

Al aparecer Berdella, la Policía lo arrestó por sospechoso de asalto sexual y le pidió que firmara una autorización de ingreso a su domicilio.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 11:19:56
La casa del horror


A pesar de que Berdella no firmó la autorización de ingreso a su domicilio, la Policía consiguió una orden y entró a la casa del torturador.

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Cuando los policías (arriba, en el jardín de Bob) ingresaron a la casa de Bob, encontraron videocasets y fotos de las víctimas siendo torturadas, así como también una bitácora de sus crímenes, drogas, gotas para ojos, pinzas eléctricas y otros elementos de tortura, dos cráneos y varios restos humanos.


Cuando los agentes abrieron la puerta se toparon con basura, excremento y orine seco de los tres chow chow (a los cuales tuvieron que asegurar) de Berdella y un cuarto cerrado en el segundo piso. Allí, en el cuarto cerrado, yacían revistas porno y pedazos de cuerdas en el suelo, y había un televisor y una cama junto a la cual había un dispositivo eléctrico con cables y una mesita con inyecciones, drogas y distintos frascos con gotas para los ojos.

En otra habitación fue que los policías encontraron la colección del horror: un par de cráneos, dientes guardados en un sobre, una columna vertebral humana; una sierra con restos de cabello, sangre seca y hueso; libros y máscaras propias del mundo de la magia negra; videocasetes de los asesinatos y torturas, fotos de las víctimas (incluyendo a Bryson) y una bitácora (diario) de crímenes. Los hallazgos siniestros también estaban en el jardín, donde se encontró otro cráneo, pedazos de vertebra y piel humana; además, la aplicación de Luminol (sustancia usada para revelar sangre seca) reveló enormes cantidades de sangre en cubetas, recipientes, otros objetos y varias partes de la casa.

Juicio y fin prematuro


En la Universidad de Kansas los investigadores determinaron que uno de los cráneos hallados en la casa de Berdella pertenecía a Larry Pearson, gracias a lo cual se lo pudo acusar de homicidio. Berdella aceptó haber matado a Pearson y posteriormente se probó que también Sheldon había sido víctima suya. Nunca encontraron los restos de las víctimas que empaquetó en fundas de basura.

En todo caso, ante los hechos descubiertos el fiscal quería la pena de muerte, pero la defensa contribuyó para que, a cambio de una confesión completa de todos los crímenes, se le diera solamente una cadena perpetua. El trato fue aceptado y el 13 de diciembre Berdella inició un relato que le tardaría tres días y tendría más de setecientas páginas…

Después del corto juicio que tuvo, Berdella comenzó a cumplir su condena siendo para aquel entonces un asesino que los medios de comunicación habían hecho famoso. Así, queriendo aprovechar esta atención pública Berdella se quejó de que había muchas cucarachas en su celda. Lejos de despertar compasión, un popular disc jockey local instó a su audiencia a enviar muchas más cucarachas a la celda de Berdella, quien se seguía quejando ante los reporteros de los tratos en prisión e incluso había tenido el descaro de decir que era una buena persona, queriendo probar aquello a través de la construcción de un fondo para las familias de las víctimas hecho a base de la venta de sus bienes, gracias a los cuales se consiguió 50.000 dólares que, por parte de los familiares de las víctimas, fueron tomados como una burla insultante.

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Arriba vemos el cráneo de Robert Sheldon, usado para incriminar a Berdella, quien finalmente obtuvo una cadena perpetua (y no la pena de muerte) a cambio de confesar todos sus crímenes.

Las últimas quejas de Bob fueron que los guardias de prisión no le daban sus medicamentos para problemas cardíacos. Consecuentemente Berdella apenas cumplió cuatro años de su cadena perpetua porque, a sus 43 años, murió por paro cardíaco un 8 de octubre de 1992.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 11:26:49
David Berkowitz – El Hijo de Sam (Son of Sam)


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Su madre adoptiva murió cuando él tenía 14 años. El no tener suerte con las mujeres, junto al recuerdo del abandono que sufrió por parte de su madre biológica, fue alimentando su odio contra las mujeres.



“Mis padres estaban constantemente preocupados por mi comportamiento extraño. Sabían que yo vivía en un mundo imaginario y no podían hacer nada contra los demonios que me atormentaban y controlaban mi mente…”, dijo Berkowitz alguna vez.

David nació el 1 de junio de 1953, fue un hijo no deseado de Betty Broder, quien lo abandonó, y fue adoptado por Nat y Pearl Berkowitz. Era un niño tímido y con baja autoestima que trataba de proyectar una apariencia autosuficiente, mintiendo y causando problemas. Su comportamiento alternaba momentos de extrema timidez, complejo de inferioridad y fuertes depresiones con arrebatos de ira y violencia desmesurada.

Su madre adoptiva murió en 1967 cuando él tenía 14 años, fue lo peor que le pudo pasar. Al no tener suerte con las mujeres, fue alimentando su odio contra ellas, además del recuerdo de su verdadera madre y lo que ésta hizo con él, cosa que alimentaba su odio.

La mente de Berkowitz no pudo asimilar tanta soledad y en su adolescencia comenzaron sus desdoblamientos (doble personalidad).

Queriendo mejorar su autoestima y al mismo tiempo vengarse de una sociedad en la que no terminaba de encajar, se compra un revólver. A los veintitrés años comienza una serie de crímenes. Sus asesinatos sembraron el terror en Nueva York entre 1976 y 1977: Berkowitz asesinó a seis personas y consiguió herir a otras siete.

El joven Berkowitz asesinaba sin razones, disparaba su revólver calibre 44 indistintamente a cualquier persona que se cruzaba en su camino, sin importarle raza, sexo o edad. A medida que pasaba el tiempo fue ganando una estremecedora seguridad en sí mismo, la cual lo transformó en un personaje frío y sin escrúpulos, a la vez que negligente a la hora de llevar a cabo sus crímenes.

El 29 de julio de 1976, en el Bronx, N.Y., Donna Lauria de 18 años y su amiga Jody Valenti de 19, estaban dialogando en el interior del coche de Jody, enfrente de la casa de Donna. Era cerca de la 1:00 cuando un hombre se acercó al coche y sin pronunciar palabra, disparó cinco veces, matando a las dos jovenes.

El 23 de octubre de 1976, Carl Denaro de 20 años estaba en una fiesta con su amiga Rosemary Keenan, a las 2:30, él se ofreció para llevarla a su casa. Se estacionaron frente a la casa de Rosemary y comenzaron a hablar; de repente, un hombre se acercó al carro y disparó cinco veces, pero solamente hirió a Carl en la cabeza; Rosemary condujo buscando ayuda. Aunque Carl no murió quedó dañado para el resto de su vida.

Pasado un poco más de un mes de que ocurriera el último ataque, el 26 de noviembre de 1976, Donna Lamassi de 16 años, y su amiga Joanne Lomino de 18 años, regresaban del cine en la noche. Caminaban a casa de Joanne, cuando se dieron cuenta que un hombre las seguía, así que apuraron el paso. El hombre les preguntó “Saben en dónde está…”, pero antes de terminar la pregunta les disparó; las dos chicas resultaron heridas. Donna estaría bien, pero Joanne quedó parapléjica.

Las cosas permanecieron normales por dos meses, hasta el 30 de enero de 1977, cuando Christine Freuna y su prometido John Diel regresaban de una galería en Queens a las 0:30. No se dieron cuenta que un hombre los estaba observando y se acercaba al coche, el hombre disparó dos veces, y los dos disparos dieron en la cabeza de Christine; su novio salió corriendo buscando ayuda, pero los vecinos ya habían llamado a la Policía.

La investigacion del detective Joe Coffey descubrió que este asesinato coincidía con los de Donna Lauria, el ataque de Donna Lamassi y Joanne Lomino. Ahora se daban cuenta que tenían frente a ellos a un psicópata con un revólver calibre 44 (un arma poco usual). Otro problema era que no se podía encontrar relación entre las víctimas.

ThE FaLLeN
09-10-2012, 11:27:26
Brutal la historia de la Condesa Elizabeth Báthory

Lleve Verde Brother

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 11:30:42
El 8 de marzo de 1977, una joven llamada Virginia Voskerichian regresaba de clases en la noche, cuando un hombre se le acercó y sacó un revólver calibre 44 y le apuntó a la cara. Virginia se cubrió con sus libros, pero una sola bala bastó para matarla. Un hombre presenció todo, pero cuando el asesino pasó frente a él sólo le dijo “buenas noches”.

Como los investigadores temían; el 17 de abril de 1977 el asesino vuelve a atacar; Valentina Surani y su novio Alexander Esau se besaban en su coche. Eran alrededor de las 3:00 y un hombre se les acercó y les disparó 2 veces a cada uno. Los dos murieron, las evidencias decían que se trataba del mismo asesino, pero esta vez, el asesino había dejado una carta en la que se autonombraba “El Hijo de Sam” (Son of Sam). La carta estaba dirigida al capitán Joseph Borrelli, quien era uno de los principales integrantes de la operación Omega, que estaba tras el asesino del revólver calibre 44. No contento con ello, envía una carta al periódico New York Daily News que se encargaba de su caso, y en ella les agradece su atención y les promete que tendrán más de qué hablar.

El 31 de julio de 1977, una joven llamada Stacy Moskowitz y su novio Bobby Violante, regresaban de ver una película, y se detuvieron en el coche cerca de un parque. Bobby convenció a Stacy de que se bajaran a caminar, pero ella no parecía muy convencida, así que regresaron al coche. En ese momento un hombre se les acercó y les disparó; Bobby recibió dos disparos en la cara y Stacy uno en la cabeza. Horas después, Stacy murió, Bobby perdió el ojo izquierdo y sólo lograron salvarle el 20% de visiblidad en el derecho. Ese fue el último ataque de “Son of Sam” ya que un testigo logró identificarlo cuando huía del escenario del crimen.

El 10 de agosto de 1977 la Policía tiene las pruebas suficientes para detener a David Berkowitz. A las 19:30 un hombre salió del edificio donde vivía Berkowitz, con una bolsa de papel en la mano. Se aproximó a un auto, y fue el momento de la detención. Le ordenaron detenerse. El oficial preguntó: “¿Ahora que te tengo; dime, a quién tengo?”, “tú sabes”, dijo el hombre sonriendo: “Soy el hijo de Sam, David Berkowitz”.

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Tras ser capturado confiesa sus crímenes e intenta alegar locura afirmando que oía una voz que le ordenaba matar, voz que pertenecía a un demonio de 6000 años reencarnado en nada más y nada menos que Sam, el perro de su vecino…

Confiesa todos sus crímenes, pero trata de alegar locura afirmando escuchar la voz de un demonio de 6,000 años reencarnado en “Sam”, el perro de su vecino, el cual le daba órdenes de matar. Los psiquiatras lo diagnostican como esquizofrénico paranoide de personalidad antisocial. Berkowitz es juzgado culpable y condenado a cadena perpetua, con una pena de 365 años en una cárcel de máxima seguridad.

Una vez en la cárcel, reconoce haber formado parte de un culto satánico relacionado con Charles Manson, y asegura que sus crímenes no los cometió solo, sino que habían sido varios los tiradores con un calibre 44. “Me fascinaban los temas relacionados con la brujería y el ocultismo. En 1975 conocí a unos tipos que parecían simpáticos. Eran satanistas. Ingenuamente me uní al grupo, y empecé asistiendo a los rituales. Al principio no era más que un simple participante, pero muy pronto me convertí en un verdadero adorador del Diablo. Mi cuerpo y mente le pertenecían, yo me estaba convirtiendo en una máquina de matar”, dijo David

La policía neoyorquina venía ya sospechando que detrás de todos esos crímenes se hallase una secta satánica, y que Berkowitz no fuese más que uno de los adeptos de más bajo rango. La coartada perfecta para encubrir a los miembros de más posición.

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David B. reformado


Aún así, y como en la mayoría de estos casos, las mismas fuerzas de seguridad que se ocuparon del caso, trataron de ocultar todos aquellos datos que relacionaban el crimen con satanismo, siendo revelados al público más tarde gracias a las investigaciones del periodista Maury Terry.

En la prisión fué asaltado por otros reclusos y degollado, pero sobrevivió con una cicatriz de 56 puntos en el cuello.

Luego de diez años de condena, Berkowitz experimentó una transformación interior radical que le llevó a arrepentirse de sus crímenes y a adoptar el Cristianismo al punto de que actualmente ejerce un rol de guía espiritual desde la prisión. Muestra de eso es una interesante y reveladora carta escrita por él mismo.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 12:43:40
Donato Bilancia – El Asesino del Tren


http://i.minus.com/jDvhNY2EKcdpN.png (http://minus.com/lDvhNY2EKcdpN)

Italia tuvo conciencia de que estaba en presencia de un nuevo asesino en serie, el número 39 desde los años cincuenta, lo que le ha dado el quinto puesto en el mundo, tras Estados Unidos de América, Gran Bretaña, Alemania y Francia. El retrato hablado y las dos primeras letras del coche Mercedes oscuro que utilizaba, que fueron vistos por testigos, cerraron el cerco sobre Donato Bilancia, un individuo violento, con antecedentes de robo y agresiones.

Empedernido jugador en casinos de Italia y el extranjero, contrajo deudas millonarias que le llevaron a robar a gente conocida, a las que luego mató para que no lo denunciaran. Algunos de los crímenes los habría realizado también como sicario a sueldo de la filial genovesa de un clan mafioso de Cosa Nostra. Otros crímenes de mujeres habrían sido sólo para calmar la ira que le provocaba perder jugando al póker o a la ruleta.

El asesino, de 49 años, comenzó su cadena de crímenes con el homicidio de una prostituta el 24 de octubre de 1997 y sembró durante seis meses el pánico en Liguria, Italia, especialmente entre las mujeres, que fueron su principal objetivo. Al principio se atribuyeron los homicidios a reyertas entre bandas rivales en el mundo de la prostitución y las drogas, pero más adelante se comprobó que el homicida seguía unas pautas muy concretas. Sólo cuando dos mujeres jóvenes aparecieron muertas en sendos lavabos de trenes de la zona, también arrodilladas y con un tiro en la nuca disparado por la misma arma, cundió la alarma.

Las dos últimas víctimas, una enfermera y una empleada de hogar, ambas de 32 años, fueron asesinadas en los lavabos de dos vagones de tren, siempre siguiendo el mismo ritual (las obligaba a arrodillarse para pegarles un tiro en la nuca), lo que desató una psicosis de terror tan grande a usar los ferrocarriles estatales, que incluso el fiscal de Génova llegó a pedir a las mujeres que viajaran en tren “sólo lo necesario y siempre acompañadas”.

La policía había empezado a advertir a la gente sobre un posible agresor de mujeres después de que se confirmase la búsqueda de un presunto autor o autores de tres homicidios no resueltos en los últimos cuatro meses. En sus comunicados advertían: “Es mejor que todos los ciudadanos que han acordado citas o encuentros con personas a las que no conocen presten la máxima atención y, en caso de duda, llamen a la Policía”.


A las similitudes del arma utilizada y el lugar escogido para los asesinatos se había unido la tesis (sin confirmar) de que el homicida habría dejado siempre una carta en la que amenazaba con actuar de nuevo, lo que hizo crecer el pánico entre las jóvenes italianas.

Luego asesinó a dos guardias que lo sorprendieron cuando estaba a punto de matar a un transexual venezolano de nombre Julio Castro alias Lorena, quien resultó sólo herido y fue clave para diseñar su retrato hablado. El 6 de mayo de 1998 delante del hospital genovés de San Martino, Bilancia fue capturado por la policía italiana.

Durante más de una semana guardó silencio absoluto, acogiéndose al derecho de no declarar, hasta que finalmente se derrumbó ante el juez, confesando con estas palabras escalofriantes: “Sí, he sido yo. Las he matado aunque no sé por qué, no estoy bien, ayúdenme a curarme”.

El asesino contó con detalle cómo mató a 18 personas desde 1993 hasta pocas semanas antes de su detención, e incluso, le informó de otro crimen que la policía había considerado un fallecimiento natural. Además, la policía tiene pruebas que lo comprometen en el asesinato de una prostituta nigeriana, Evelin Edoghaie, el 29 de marzo de 1998, quien murió en Cogoleto, un pueblo de las cercanías de Génova, tras recibir dos tiros en la nuca.

En respuesta a la tesis de la defensa de que el acusado es un enfermo mental incapaz de entender sus acciones, la fiscalía solicitó se aplicaran numerosos análisis psicológicos, en los cuales se determinó que: Donato Bilancia lejos de estar loco está muy sano de mente, es consciente de todo lo que hace y actúa con verdadera determinación y frialdad.

Finalmente, el 14 de febrero de 2001 el Tribunal de Apelación de Génova lo sentenció a 13 cadenas perpetuas y 26 años de reclusión, tras confesarse el autor de 18 homicidios.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 12:52:37
Jerome Henry Brudos


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Jerome Henry Brudos nació el 31 de Enero de 1939 en el pueblo de Webster, Dakota del Sur. Fue el segundo hijo de la pareja formada por Henry y Eileen, quienes ya tenían un primer hijo varón llamado Larry. Su llegada no estaba planeada y su madre deseaba una niña, con lo que su venida al mundo fue doblemente repudiada, por lo que desde pequeño Brudos padeció aislamiento y severidad por parte de su madre. Durante la infancia de Brudos, su familia se movió a Portland, Oregon.

Cuando Brudos tenía aproximadamente 5 años, sucedió el hecho que marcaría por entero su vida. Jugando por el vecindario cerca de su casa, halló un par de tacones de mujer en un rincón donde estaban apilados botes y bolsas de basura. Cuando la madre descubrió a Jerry usando el par de tacones dentro de su cuarto, su reacción fue de gran sorpresa e irritación. El regaño de la señora hacia el pequeño niño lo dejó profundamente impresionado acerca de la extraña y prohibida naturaleza de los zapatos de tacón de mujer. Desde ese día y tras la destrucción de los mentados tacones, Jerry Brudos desarrolló un enfermizo fetichismo que lo acompañaría el resto de su vida.

Más tarde le ocurrió a Brudos un vergonzoso episodio en la escuela, cuando en el primer año de primaria un compañero lo delata porque estaba a punto de robar uno de los pares de zapatos de tacón que la maestra tenía guardados en el salón. Brudos es regañado en frente de todos y abandona la clase. En los estudios no obtiene muy buenos resultados y no consigue pasar el segundo año de instrucción. Frecuentemente se queja de fuertes jaquecas que le impiden ver con claridad. En cadena sufre una enfermedad tras otra en la garganta. Cuando tiene 12 años, su familia se traslada a un vecindario de Wallace Pond, Oregon, donde varios vecinos tienen hijas adolescentes. Junto con algunos vecinos Jerry adquiere la manía de invadir los cuartos de ellas para jugar con la ropa interior, y claro está, robársela. Junto con los tacones, la ropa interior femenina sería la otra gran pasión fetichista de Brudos.

Un día a Jerry lo descubren con la pornografía perteneciente a su hermano mayor y entonces debe aguantar los fuertes regaños de la madre, que era especialmente susceptible contra todo lo sexual de su hijo, a quien por cierto obliga a lavar a mano sus sabanas ensuciadas durante sus sueños húmedos. La falta de naturalidad y comprensión de parte de su madre con temas delicados como este, no ayudan en nada al desarrollo emocional del joven Jerry Brudos.

A los 16 años Jerry Brudos logra entrar a estudiar un grado en Electrónica en la Universidad Estatal de Oregon. Esto a pesar de ser más bien un estudiante mediocre. A esta edad está obsesionado con los tacones y la ropa interior de mujeres que roba cada vez que hay una oportunidad. Es muy proclive a atacar a las mujeres de su edad, a quienes con engaños las conduce a lugares apartados donde las golpea sin motivo aparente, las fotografía y obliga a desnudarse. Digamos que tenía una gran necesidad por dominar y humillarlas. Sin embargo en una de esas, es descubierto por unas buenas personas que lo denuncian, mientras fingía ayudar a una víctima suya. La Policía lo detiene y en su casa y coche son halladas fotos, equipo fotográfico y ropa de mujer, se le detiene bajo los cargos de asalto. Las autoridades deciden enviarlo a un hospital psiquiátrico donde los médicos determinan que padece esquizofrenia y desajustes sexuales motivados por su tránsito en la adolescencia. Por las desviaciones y el fetichismo le es impuesta una terapia de 9 meses. Mientras purga su “condena” hospitalaria, continúa asistiendo a clases en la escuela. Al finalizar el tratamiento, el panel de doctores establece que Jerry Brudos no representa un peligro para la sociedad.

El 9 de Marzo de 1959, Brudos se une a la milicia de su país realizando su entrenamiento en Georgia y siendo estacionado en el fuerte Ord en California. Ni con la distracción de sus actividades ni con la disciplina impuesta por la Armada, Brudos abandona sus extrañas fantasías, como una de ellas, consistente que una mujer coreana lo seducía. Después de hablar con sus superiores, es enviado con el psicólogo de la Armada, el capitán Theodore J. Barry, quien después de analizarlo recomienda la baja, a causa de sus “extrañas obsesiones…” En 1960, a los 21 años y de nuevo viviendo con sus padres, se reporta un incidente en el cual Brudos queda impresionado por una chica que ve pasar por la calle, la sigue y decide atacarla para robarle sus zapatos. Este tipo de lances producían un efecto de corte erótico y de dominación para Brudos. Se entiende que cada vez va refinando sus métodos para acercarse a sus víctimas.

Tras obtener su licencia FCC, Brudos consigue empleo en una estación de FM. Ahí conoce a Darcie Metzler, entonces de 17 años, con quien comienza una relación romántica. Comprensiblemente los padres de la muchacha desaprueban el noviazgo pero en un acto de rebelión ella enfoca toda su atención al extraño electricista. Terminan casándose a mediados de 1962. Tienen su primera hija, llamada Megan, pero al principio del matrimonio se tienen que mover mucho a causa de la inestabilidad laboral de Brudos.

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En 1967 su esposa no le permite estar en el parto de su hijo varón; enfurecido, semanas después Henry descargaría su ira violando a una mujer.

En 1967 finalmente la familia Brudos se establece en Portland, donde Jerry (Henry) ha obtenido un empleo como electricista. Darcie está embarazada de nuevo y el papá está feliz ante la perspectiva de tener un hijo varón. El día del nacimiento de Jason, quiso el destino que Darcie negara a Henry su presencia durante el parto. Este caprichoso rechazo le provocó una gran tristeza y muy pronto regresó al robo de zapatos y calzones. De hecho unas cuantas semanas después Brudos descargó su ira contra una mujer de la ciudad a quien atacó dentro de su casa una vez caída la noche. La desmayó, violó y robó sus pertenencias íntimas.

Para un hombre tan depravado como Brudos, escalar en la gravedad de sus crímenes era cosa de tiempo y tenía que llegar el primero de varios asesinatos atribuidos a su persona.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 12:55:55
Despierta la bestia

En 1968 la señorita Linda Slawson, de apenas 19 años, trabajaba por comisión para una compañía de libros. Vendía enciclopedias de puerta en puerta para ayudarse a pagar la escuela. El 26 de Enero efectuó su último recorrido en un vecindario de Portland para desaparecer. No se supieron muy bien las circunstancias de la desaparición de la chica, hasta que se tuvo a Brudos en custodia. De momento la compañía de libros no tenía registrado el itinerario de visitas de Slawson y la Policía solo pudo hallar el auto de la chica sin poder obtener alguna pista sólida sobre su paradero. Brudos confesó que tan pronto Slawson estuvo en su jardín, planeó meterla a su taller por medio de engaños. La chica lo siguió inocentemente hasta su taller de la casa donde con una palanca la golpeo noqueándola al instante.

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Henry introdujo a Linda Slawson (arriba) con mentiras a su taller, la golpeó con una palanca, la desvistió, le probó ropa guardada, la fotografió y, antes de matarla, le corto un pie para sus ritos fetichistas. Fue su primer asesinato.



Luego procedió a estrangularla y, con toda la calma del mundo, teniendo el cadáver de una mujer en su casa, habló con su familia, diciéndoles que se fueran a comer a un centro comercial, cosa que su esposa e hijos diligentemente hicieron. Inmediatamente la desvistió y le probó la ropa que tenía guardada. Tomó todas las fotografías que pudo y decidió deshacerse del cuerpo, no sin antes cortarle un pie con una sierra. Dicho pie fue almacenado temporalmente en un congelador para posteriormente usarlo en sus ritos fetichistas. El cuerpo lo tiró atado a un bloque de motor al río Willamette. Estas confesiones fueron motivo de gran irritación por parte de la Policía, que tenía que soportar la arrogancia y el cinismo de Brudos al reconocer los crímenes.

El 26 de Noviembre de 1968, la señorita Jan Whitney de 23 años desapareció igual que Slawson, en circunstancias misteriosas. Su automóvil marca Rambler fue hallado abandonado en una carretera cerca de Albany, Oregon. Ese día iba camino a casa para el festejo del Día de Gracias. La Policía supuso que, tras un fallo mecánico de su coche, tuvo que hacer autostop y alguien habría aprovechado para secuestrarla. En esas épocas y lugares, era habitual que las muchachas hicieran autostop y no era tampoco extraño que los depravados aprovecharan esas abundantes oportunidades para secuestrarlas. Según Brudos, Whitney estaba a un lado de la carretera con su auto descompuesto. A pesar de que estaba acompañada por un par de sujetos de aspecto hippie, no desaprovechó la oportunidad que se presentaba con esta muchacha. De acuerdo a esto, los tipos no podían componer el auto, así que Brudos se ofreció ayudar. Tuvo la paciencia de irlos a dejar a donde iban los señores y luego condujo a la muchacha hasta su casa.

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Ahí le dijo que esperara mientras Brudos informaba a su mujer que iba a arreglar el auto de la señorita Whitney. Regresó a ella e increíblemente la muchacha aceptó de buen grado los extraños juegos que Brudos jugaba. Probablemente la muchacha estaba dispuesta a juguetear con un hombre desconocido, sin embargo este no era el indicado. Después de colocarle un lazo en los ojos, la estranguló con el mismo. Después de asfixiarla, tuvo sexo con el cadáver. Llevó el cuerpo a su taller y tuvo sexo numerosas veces más, fotografiándolo con las ropillas femeninas producto de sus hurtos. Finalmente colgó el cadáver en un gancho con unas poleas que había montado en el techo. Cualquiera que hubiera entrado al sitio, habría descubierto las actividades criminales de Brudos, pero éste no hacía gran cosa por ocultarlas. Se dio el caso que un automóvil se estrelló en su propiedad haciendo un hoyo en la pared. Si alguien hubiera echado un vistazo podría haber descubierto algo, sin embargo nadie lo hizo. Ni siquiera el olor a muerto llamó la atención de nadie. Igual que Linda Slawson, Jan Whitney fue a dar al río Willamette junto a una pieza de coche muy pesada. Brudos, antes de deshacerse del cadáver, arrancó un seno al cuerpo con el objetivo de hacer con el un pisapapeles.

Tocó turno a Karen Sprinker, muchacha de 19 años, que fue secuestrada por Brudos el día 27 de Marzo de 1969 en un centro comercial al que la víctima había ido para reunirse con su madre. A pesar de que a Brudos no le agradaron los zapatos que la chica calzaba, se decidió por ella tras haber fallado con otra. A punta de pistola la hizo subirse a su carro y la llevó directamente a su casa, donde la violó y la forzó a posar con la ropa interior y zapatos de su colección. La colgó del cuello en su sistema de poleas y la asesinó. El cadáver de Karen sufrió las mismas vejaciones que los dos anteriores. Esta vez fueron cortados los dos senos dado que había fracasado en su anterior intento por hacer un buen molde para el pisapapeles. Para que el cuerpo no ensuciara su carro, le colocó un enorme sostén con algodones y gasas. El día de su secuestro su mamá la esperó por más de una hora. Testigos indicaron que habían visto a una mujer alta muy extraña merodear el estacionamiento de la tienda. Alguien dijo que al ver de cerca a la “mujer” descubrió que se trataba de un sujeto travestido. Todos se giraban a mirar al individuo. Sin embargo este dato no fue relacionado directamente con el secuestro de Karen Sprinker.

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Un incidente adjudicado a Brudos después de su detención se dio el 21 de Abril de 1969, protagonizado por la señorita Sharon Wood, quien ese día asistió a un centro comercial para reunirse con su ex esposo para discutir sobre su divorcio. Sin embargo le tocó estacionar su vehículo en un nivel y lugar apartado del sótano. Entonces notó que alguien la observaba, específicamente un extraño sujeto. Instintivamente pensó en acercarse donde se escuchaba el ruido de las personas, pero en ese momento alguien tocó su hombro. Al voltear vio a este hombre con una pistola en mano. El tipo le dijo que guardara silencio, sin embargo su reacción fue, aparte de terror también de furia, y decidió pelear por su vida pues algo le indicaba que este hombre era un homicida. No permitiría ser atacada de esa manera. Después de algo de lucha y forcejeo, consiguió morderle una mano. A pesar de que el sujeto pesaba mucho más que ella, logró conseguir segundos preciosos puesto que el sujeto tuvo que huir ante la cercanía de un automóvil. Sharon Wood informó a la Policía que el sujeto tenía ojos azules y muchas pecas, pero ninguna persona que estuvo cerca del acontecimiento pudo recordar a un hombre con tal descripción.

Pocas horas después una chica de 15 años de Salem, Oregon, reportó a la Policía haber sido tratada de introducir a la fuerza a un carro por un hombre alto y pecoso. Hasta ese momento la Policía no sospechaba que tenía en su territorio a un asesino serial en libertad. Los estudiosos coinciden en señalar que el estado de Oregon nunca había tratado con criminales seriales, por lo que la respuesta de las autoridades era mas bien tibia e inefectiva.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 12:59:01
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El 23 de Abril de 1969 desapareció la señorita Linda Salee. Había ido a un centro comercial a comprar un regalo para su novio, pero nada más se supo de ella. Igual que con las otras víctimas, su automóvil fue hallado abandonado y sin señales de que alguien hubiera entrado al vehículo a la fuerza. El novio fue interrogado pero no hubo ninguna razón para considerarlo sospechoso. En esta ocasión Brudos usó la vieja artimaña de fingir ser un policía y, blandiendo una placa, obligó a la chica a hacer lo que él quería. Para manipularla la acusó de robar una tienda. Al parecer la chica no pensó que fuera a ser asesinada pues no hizo nada por escapar cuando Brudos la dejó amarrada mientras se fue a almorzar. De regreso la violó al mismo tiempo que la estrangulaba. Al parecer le insertó cables con corriente en el tórax para hacerla “bailar…” Tales eran las fantasías del depravado asesino, de controlar hasta en la muerte a sus víctimas, conducta observada en otros asesinos como Dahmer y Dennis Nilsen.

Tras la desaparición de Salee, la Policía súbitamente recordó el caso de Linda Slawson, quien desapareció en similares circunstancias, sin dejar rastro alguno. Se dieron cuenta de que todas las desaparecidas eran mujeres blancas, jóvenes y de alguna manera atractivas. También se descubrió un patrón: todas desaparecían después de mediados de mes. Pocas semanas después un hombre que iba de pesca encontró restos humanos atrapados en la corriente del río Long Tom. Al llegar la Policía se dio cuenta que esta era evidencia de un crimen, y lo curioso es que de inmediato comenzaron a recabar evidencias cruciales para el caso. El cadáver estaba atado a un peso con una cuerda de nylon con un nudo muy especial.

Asimismo la presencia de alambre de cobre le indicó a los detectives que el o los asesinos tenían experiencia como electricistas. Por las marcas del cuello, el forense determinó que lo más probable era que la chica muriera por estrangulamiento. Gracias a las impresiones dentales se determinó que la desafortunada víctima era Linda Salee.

Ante el macabro hallazgo la Policía comenzó a buscar exhaustivamente por el río y poco tiempo después se encontraron nuevos restos en descomposición. Encontraron iguales nudos y materiales, lo que reforzaba la idea de que era un solo individuo el sospechoso de los crímenes. También la chica hallada estaba atada a un peso. Mediante la ropa que aún conservaba el cadáver fue posible identificarlo como perteneciente a Karen Sprinker. Tras mayores rastreos no fue hallado nada más en las riveras del río. Lo único seguro para la Policía era que estaban buscando a un sujeto muy fuerte. Finalmente alguien en el departamento de policía tuvo una brillante idea: investigar en la universidad local, dada la juventud y naturaleza de las víctimas. Aquella estrategia dio frutos inmediatos.

Los investigadores que interrogaron a las estudiantes de la Universidad Estatal de Oregon se enteraron de la queja de varias señoritas que hablaban de un hombre que les hacía llamadas telefónicas tratando de sonsacarlas. Además, varias personas habían notado la presencia en el campus de un extraño sujeto pelirrojo y ligeramente panzón. Con tan buena suerte, se pudo contactar a una muchacha que en efecto había accedido verse con este sujeto, quien se describió como veterano de Vietnam en busca de compañía. La chica no tenía intenciones de ver de nuevo al sujeto dado su comportamiento fuera de lugar. En la cita este hombre alto y pecoso había querido hablar acerca de las chicas halladas en el río. Además en un raro desplante, quiso saber por que ella no tenía miedo de que él la fuera a estrangular. Sin embargo la Policía confiaba en que el hombre le llamaría de nuevo y le pidió a la estudiante que por favor aceptara otra cita más y así sucedió unos días después. La chica notificó inmediatamente de la hora y el lugar del encuentro a los oficiales.

Una vez puesta la trampa, los oficiales conocieron al sospechoso: un hombre alto, ligeramente regordete, de quien conocieron que se llamaba Jerry Brudos. Carecían de elementos para detenerlo en ese momento así que se conformaron con saber que vivía por el rumbo y que curiosamente se dedicaba a la Electrónica. Tras cinco días de vigilarlo e investigar su pasado, decidieron arrestarlo.

Tras su detención


La misión de incriminar a Jerry Brudos no era sencilla, sin embargo la dificultad se disipó cuando se estableció la cercanía en tiempo y lugar entre Brudos y cada una de las 4 víctimas conocidas. En su taller casero se hallaba mucha cuerda de nylon como la usada para atar los cuerpos de las víctimas. Su apariencia no denotaba tanta fortaleza para movilizar cuerpos, pero esa impresión podía ser engañosa. No había suficiente evidencia ni motivo aún para obtener una orden de cateo girada por un juez. De lo que no se pudo librar fue de la identificación positiva en su contra de una adolescente quien aseguró haber sido molestada por Brudos hacía unas semanas. Aquello fue suficiente para detenerlo justo cuando intentaba moverse junto a su esposa.

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Henry no contaba con que su esposa (arriba) no satisfizo el pedido de quemar sus pertenencias. Gracias a eso hallaron evidencia para acusarlo, pues hasta habían fotos de sus víctimas en diferentes poses y grados de mutilación.


El 30 de Mayo, día de su arresto, la Policía descubrió que estaba usando ropa interior de mujer. Aceptó someterse a un interrogatorio, y a pesar de los consejos de su abogado, comenzó a confesar. Durante tres días consecutivos, les contó a los detectives acerca de sus actividades fetichistas y, sin mostrar culpa o remordimiento, habló de todos los asesinatos. Hablaba muy animado como si quisiera contagiar su pasión a los que le escuchaban. Esa actitud engreída y cínica resultaba muy molesta para los oficiales, quienes notaron que Brudos hablaba de las mujeres como si fueran objetos destinados exclusivamente a procurarle placer y diversión. Y a pesar de confesar abundante información, ésta no precisaba detalles cruciales que verdaderamente lo incriminaran. Tal era la malicia de Jerry Brudos. Con lo que no contaba era que, cuando pidió a su mujer quemar sus pertenencias, ésta ya no quiso seguirle el juego y se negó. No se sabe a ciencia cierta si Darcie se había dado cuenta de las actividades criminales, o es que ya estaba cansada de las extravagancias sexuales de su marido, quien al comienzo de su matrimonio le pedía andar desnuda por la casa. Una vez Brudos se presentó en la intimidad ataviado con ropa de mujer, para su desilusión Darcie no comprendió este aspecto de su sexualidad y tras la embarazosa experiencia se decidió no volver a tocar el tema. La señora Brudos también había cuestionado a Jerry acerca del molde de seno que había en su taller casero. Este le respondió que no era mas que un pisapapeles.

El 2 de Junio de 1969 se le acusa oficialmente a Brudos de asesinato en primer grado contra Karen Sprinker y se efectúa el ansiado cateo en su domicilio. El equipo encargado de recolectar los datos quedó estremecido con los hallazgos. Se encontraron primero que nada con el gancho y las poleas empotrados en el techo usados para colgar los cuerpos de las víctimas. También hallaron mucha cuerda y cintas presumiblemente usadas para maniatar a las muchachas. Apareció el molde del famoso pisapapeles en forma de pecho de mujer. Toda la colección de ropa íntima de mujer, como camisones, sostenes, pantimedias y tangas en diversos estilos y tallas. No podía faltar una buena provisión de zapatos de mujer igualmente en diferentes tallas y estilos. Pero lo más espantoso fueron las numerosas fotografías en que salía Brudos mismo vestido de mujer, y luego fueron apareciendo otras donde estaban sus víctimas en diferentes poses y grados de mutilación. Algunas imágenes tenían recortada la parte donde estaba la cabeza, como para gozar el anonimato de la víctima. Pero hubo una fotografía que inclusive causó profunda impresión a los propios abogados de Brudos. En ella, aparecía colgada una jovencita en el mencionado gancho de su taller, vestida con un camisón y ligueros. En una esquina inferior de la foto, se aprecia un espejo que yace en el suelo donde se refleja la imagen estática del asesino. Se trataba de Jerry Brudos contemplando a la mujer que había matado momentos antes.

A pesar de que al momento de comenzar el juicio de Brudos no habían aparecido los cuerpos de Slawson y de Whitney, la evidencia física hallada en su casa, la confesión y el testimonio de varias personas constituyeron el llamado ‘cuerpo’ del delito. Después de la consabida batalla legal en la corte, Brudos fue sentenciado a tres cadenas perpetuas. Sus abogados no podían ya salvar el hecho de la culpabilidad de Brudos, la evidencia así lo mostraba. Pero se enfocaron en demostrar que el defendido, había perdido el control de sus actos, tras un accidente laboral cuando tocó accidentalmente un cable con mucha corriente. Después de aquel incidente, le habían dado fuertes dolores de cabeza y había comenzado a fantasear en guardar cuerpos de chicas en su refrigerador. Siete psicólogos analizaron al acusado para finalmente determinar que a pesar de tener un agudo desorden de personalidad, y de mostrar parafilias, el señor Brudos era perfectamente capaz de discernir entre el bien y el mal. Entonces la estrategia tuvo que corregirse, para finalmente declararse culpable de los cargos.

Durante sus años de prisión Jerry Brudos no lo pasó muy bien, siendo blanco frecuente de ataques. En uno de los cuales le provocaron una fuerte herida en el cuello que requirió decenas de puntos de sutura. Llegó el día en que Brudos se negaba a dar entrevistas y a ventilar de nuevo sus crímenes con tal de que nadie más se enterase en la prisión de sus pasadas monstruosidades. Se supo que en su celda tenía apilados numerosos catálogos de calzado, que frecuentemente solicitaba por correo. Luego fue conocido por ser un genio de las computadoras. Durante mucho tiempo insistió al comité de libertad bajo palabra que ya estaba reformado y listo para salir, pero siempre le fue negada la moción. El 28 de Marzo del 2006 a los 69 años, falleció en prisión de causas naturales (se menciona que estaba en tratamiento por cáncer de colon).

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 12:59:44
En un rato viene el "gran" Ted Bundy

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 14:07:23
Ted Bundy


Ted Bundy, un asesino de mujeres


“Un hombre guapo, elegante, romántico, tierno, encantador…” Así lo definían sus amigos, sus novias y los que lo conocían, posiblemente lo contrario que pensasen las jóvenes que asesinó.

Nació en 1946, hijo de una joven chica soltera que provenía de una familia puritana. Es rechazado por ella durante los primeros años de su vida por ser hijo ilegítimo. Ella (la madre de Ted) trata de disimular a su hijo, que es considerado como una vergüenza para la familia, tratándolo como si fuese su hermano. Bundy se crió en casa de su abuelo, un hombre violento que pegaba a su mujer.


Las secuelas de estos rechazos en la infancia, serían visibles en la adolescencia, a través de su carácter sumamente tímido e infantil y de su tendencia a la soledad. Comienza a aislarse de sus compañeros de juego y adopta un cruel y extraño comportamiento hacia cuanto le rodea, por ejemplo, mutilando los animales que atrapa.

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Más tarde cursa estudios de Derecho y colabora en algún partido político trabajando activamente en las campañas. Pero en esa etapa de su vida, decepcionado por una sociedad en la que no encaja, comienza su etapa como asesino en serie.

El primero de sus crímenes tendría lugar en Washington en 1974, cuando ataca a una mujer mientras dormía golpeándola con una barra de hierro. Apenas un mes más tarde asesina a una joven en el mismo campus universitario, llevándose el cuerpo lejos de allí una vez muerta ésta, pero dejando la habitación llena de sangre.

En todos sus crímenes adoptaba un mismo ritual: seguía a la joven víctima por las calles, luego la estrangulaba y la golpeaba en su propia casa. A veces la secuestraba para llevarla a un lugar más seguro. Una vez muerta la sodomizaba con el miembro o con el objeto que tenía más a mano mientras mordía su cuerpo.

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Bundy podría considerarse un ejemplo claro de lo que sería un asesino en serie psicópata. No sólo por haber sufrido una infancia traumática, sino porque además su aspecto inspiraba siempre confianza a las víctimas. Si bien al principio cometía sus crímenes por la noche guardándose de un posible testigo que pudiese identificarlo ante un tribunal, poco a poco se iría confiando y abordaría a las futuras víctimas por el día.

Apoyado en su atractivo y su carismática personalidad, se paseaba por los supermercados pidiendo ayuda a mujeres jóvenes para conducir su coche Wolkswagen, fingiendo que tenía un brazo roto y sin que éstas sospechasen lo más mínimo que hablaban con su futuro asesino.

Tras sus primeros crímenes, Bundy comienza a viajar por una buena parte del país: Washington, Utah, Colorado y Florida, dejando a su paso una serie de crímenes y secuestros.

Es arrestado una primera vez el 16 de agosto de 1974 en Utah tras ser identificado por una mujer que meses antes había intentado secuestrar. Se le condena a cumplir una pena de prisión en Colorado, pero logra escaparse antes de ser encerrado y desaparece durante más de dos meses. Dos meses que le servirían para seguir cometiendo espeluznantes crímenes, esta vez tres jóvenes entre las cuales una tan sólo contaba con 12 años.

Es nuevamente detenido en Florida. En el juicio, él mismo se defendería en tanto que abogado, apoyado por un grupo de jóvenes “fans” que reclamaban su inocencia ante las puertas del Juzgado. A pesar de todo, la prueba irrefutable que lo culpó, la aportaría un odontólogo forense, tras comparar las marcas de unos mordiscos en uno de los cadáveres con los dientes de Bundy. Evidentemente ambos moldes coincidían. Después de seis horas de deliberación, el jurado lo condenaría al corredor de la muerte por 14 homicidios de primer grado…

Tenía una fijación especial por asesinar a mujeres jóvenes de pelo oscuro y largo, que le recordaban a su ex novia, la cual lo había rechazado unos años atrás. Pero las jóvenes víctimas vendrían a representar del mismo modo a su madre, por haberlo abandonado de pequeño. El asesino confesaría personalmente a los psiquiatras: “Toda la rabia que he estado desahogando con las mujeres que maté, estaba dirigida contra mi madre”.

Podríamos considerarle como una mezcla entre asesino organizado y desorganizado. Tanto podía mostrarse con una personalidad muy inmadura, dejar indicios en el lugar del crimen, o por lo contrario prepararlo cuidadosamente, seleccionar a las víctimas y dejar pocas huellas.

Él mismo se consideraba un adicto al crimen, y aunque aseguraba que podría dejar de matar en cuanto se lo propusiese, no dejó de hacerlo hasta su detención. Aseguraba no haber matado a 14 mujeres, confesó haber asesinado y violado a 28 mujeres en los años 70.

Los múltiples test psiquiátricos realizados evaluarían una personalidad propia de esquizofrénico: Cambios de humor muy repentinos, impulsivo, sin emociones, afán de protagonismo, ataques de histeria, doble personalidad, inestabilidad emocional, rechazo a la sociedad, ansiedad, depresión, complejo de inferioridad, inmadurez, mentiras que termina por creerse él mismo, obsesivo, egocéntrico, falsa realidad adaptada por él mismo, manía persecutoria Ted Bundy fue ejecutado en la silla eléctrica nueve años después de su sentencia, el 24 de enero de 1989, tras haber sido culpado por haber asesinado a 14 jóvenes.

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Parte 1: Entreviasta a Ted Bundy. Violador, adicto a la pornografÃ*a y asesino en serie. - YouTube


Parte 2: Entreviasta a Ted Bundy. Violador, adicto a la pornografÃ*a y asesino en serie. - YouTube


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09-10-2012, 14:28:52
Daniel Camargo – La Bestia de los Manglares


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Entre diciembre de 1984 y febrero de 1986 una ola de terror sacudió Ecuador. Los cadáveres, desnudos y usualmente desmembrados a machetazos, aparecían en lugares solitarios, apartados y boscosos. Según las investigaciones, todas las víctimas eran chicas jóvenes, muchas de ellas vírgenes y algunas tenían tan sólo ocho o nueve años.

Nadie imaginó que detrás de semejantes atrocidades se escondía Daniel Camargo Barbosa, un hombrecillo cincuentón, flaco y de piel morena, un psicópata misógino obsesionado con la virginidad, un individuo que, con apenas 1,65 de estatura, había conseguido violar y estrangular a 71 víctimas en el tiempo que estuvo en Ecuador y, según se presume, a unas 150 en la totalidad de su trayectoria criminal… Sus víctimas, por aparecer en su mayoría en las vías Perimetral y Nobol (dos lugares rodeados de manglares), le dieron a este asesino en serie el sobrenombre de “La Bestia de Los Manglares”.

Los orígenes de la bestia


Daniel Camargo Barbosa nació un 22 de enero de 1930 en algún lugar de los Andes Colombianos (no se conoce con certeza su procedencia exacta). Antes de cumplir un año su madre murió y, posteriormente, su padre se casó con una mujer que tenía problemas de fertilidad y un obsesivo e insatisfecho deseo de tener una hija, deseo que, al no poder cumplirse, le ocasionó trastornos mentales y un comportamiento anómalo del cual el pequeño Camargo fue víctima. Así, su madre lo vestía de mujer frecuentemente, lo obligaba a ir de esa forma al colegio (donde todos se burlaban de él) y a veces lo castigaba atrozmente clavándole alfileres. Su padre no fue de manera alguna un refugio para Camargo: era alcohólico, violento y nada afectuoso, su mayor y casi único interés era el dinero y, como figura paterna, era muy distante, despótico y severo. Las pocas veces que trataba con su hijo solía ser para propinarle brutales palizas ayudado por el tío del niño…

Con respecto a la conducta de su madre y el daño que le ocasionó, años después Camargo nos diría lo siguiente: “A mi madrastra no le gustan los niños, pero le encantan las niñas. La prueba es que ella consentía hasta el extremo a mi hermana. Ella tiene que haber sufrido algún trauma en su niñez, que hizo que no le gustaran los niños. Cuando ella me ponía vestidos de mujer, pienso yo que lo que estaba tratando era convertirme en una mujer. Puede ser que no me odiara, puede ser que me amara, pero no me podía amar como un niño”En gran parte por ello, Camargo llegó a acumular el inmenso cúmulo de odio, resentimiento y misoginia (odio a las mujeres) que posteriormente le transformarían en un despiadado criminal.

Pese a todo, Camargo consiguió ser un estudiante destacado en el colegio León XIII de Bogotá, aunque posteriormente tuvo que dejar sus estudios y dedicar sus esfuerzos a ayudar económicamente a su familia; lo cual, según declaraciones de él mismo, habría contribuido a aumentar su amargura y resentimiento.

Ya de adulto, Camargo conoció a una mujer llamada Alcira con la que tuvo dos hijos, a la cual terminó abandonando cuando conoció a Esperanza, una chica de 28 años con la cual se había hecho muchas ilusiones llegando incluso a desear casarse con ella; esto sería el detonante del lado criminal de Camargo, no sólo porque Esperanza no era virgen sino que, además, sin que hubiera pasado mucho tiempo en su relación la descubrió en la cama con otro hombre.

Frustrado, dolido y decepcionado de las mujeres en general, Camargo no hizo lo que alguien normal habría hecho sino que, en vez de cortar definitivamente su vínculo con Esperanza, él astutamente la convenció, utilizando la culpabilidad que ella sentía por decepcionarlo, para que ésta le ayudase en su vil plan de conseguir chicas jóvenes e “inmaculadas”. Sobre eso, en declaraciones posteriores a su detención, Camargo se justificó diciendo que fue: “Por no encontrar virgen a mi prometida, con la que me iba a casar. Yo no fui capaz de dejarla, porque estaba locamente enamorado. Había momentos en que yo decía ‘Sí, yo la dejo’, pero otros no era capaz, porque realmente estaba enamorado. Esto dio por resultado que, como yo no había tenido experiencias con mujeres vírgenes, y al mismo tiempo era incapaz de dejar a, esa muchacha…, yo acepté como lo más correcto que ella me ayudara a conseguir unas chicas que estuvieran vírgenes”.

Así Esperanza, a través de engaños, llevaba chicas al apartamento de Camargo, dándoles allí cápsulas de seconal sódico para que se durmieran y Camargo pudiese desflorarlas.

Cinco fueron las violaciones (sin muerte todavía) que Camargo logró con el seconal sódico y la ayuda de Esperanza hasta que la quinta víctima, que era apenas una niña, descubrió que había sido violada mientras dormía en el departamento de Camargo e, indignada y asustada, contó lo sucedido y Camargo y su novia fueron denunciados y enviados a distintas prisiones en 1964.

Todo parecía indicar que Camargo sería sentenciado a sólo tres años, aunque después la causa subió en grado y el nuevo juez, más severo que el anterior, le condenó a ocho años tras las rejas, lo cual destruyó el propósito inicial de Camargo de regenerarse (había jurado regenerarse) y le llenó de rabia y odio hacia la sociedad y su justicia, desencadenando así una profunda y hostil rebeldía interior que junto al hecho de que su quinta víctima hubiese hablado, sería la causante de que Camargo decidiera en la cárcel que en el futuro no dejaría con vida a una sola de sus víctimas, esta era la única forma de evitar que le delataran.

Nace el asesino


Tras ser liberado, Camargo se dedicó a trabajar como vendedor ambulante de pantallas de televisión. Un día, mientras pasaba frente a una escuela, Camargo vio una jovencita de nueve años cuyo aspecto le volvió loco, le “enamoró”. Decidido a hacerla suya, la llevó con engaños a una zona poco transitada en donde le arrebató la virginidad sin tener piedad de sus lágrimas y, no contento con eso, la estranguló para evitar ser delatado y luego, sin enterrarla, la dejó junto a las pantallas de televisión que llevaba. Fue su primera violación con muerte.

El error de abandonar las pantallas, tras el miedo inicial y huída por su primer asesinato, le costaría caro; ya que, cuando al día siguiente (3 de mayo de 1974) regresó para ver los televisores que dejó y enterrar al cadáver, un agente de la policía sospechando de su comportamiento decidió seguirle e interrogarle, descubriendo finalmente el lugar donde había abandonado el cadáver de la niña. Gracias a la acción policial Camargo fue detenido en Barranquilla ese día.

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Ésta vez la justicia colombiana no sería suave con Camargo. El castigo debía ser ejemplar. En efecto, se lo condenó a permanecer 25 años en la prisión de la isla Gorgona, una especie de versión colombiana de Alcatraz de la cual, hasta la fecha, ningún criminal había escapado. Díez años estuvo Camargo en esa isla volcánica de 28 kilómetros cuadrados situada en el Pacífico de Colombia, diez años en los que se entretuvo leyendo a autores del calibre de Nietzche, Freud o Dostoievsky, diez años en que también, preparándose para el gran día, leyó libros de navegación y estudió con detalle las variaciones de las corrientes en torno a la isla.

Cuenta al respecto Juan Antonio Cebrián, en su obra Pasajes del terror: Psicokillers, asesinos sin alma, lo siguiente: ‹‹En ese aislado paraje estuvo encerrado diez años, pues lo cierto es que la isla por inhóspita apenas tenía vigilancia y los presos deambulaban a sus anchas por la pequeña extensión insular. La tarde del 23 de noviembre de 1984 Camargo, en uno de sus paseos, descubrió una pequeña barca abandonada, y no se lo pensó dos veces; empezó a remar con la desesperación del superviviente. Sin alimentos ni agua remó sin descanso durante tres días hasta que divisó las costas continentales. Milagrosamente se había salvado aunque su aspecto y situación anímica daban a entender que sus días estaban contados. Pero Daniel Camargo era inteligente y tenía capacidad para generar recursos que le permitieran seguir adelante››

Al enterarse de su fuga y desaparición, las autoridades colombianas —firmemente convencidas de que su Gorgona era una prisión de máxima seguridad en que las corrientes y los tiburones hacían las veces de un sistema de guardia secundario— le dieron por muerto y la Prensa se aventuró a publicar que el “monstruo” había sido devorado por los tiburones. Lo habían subestimado y el tiempo se los demostraría.

Fue así que, aprovechando el hecho de que se lo creía muerto, Camargo cruzó a Brasil y, como cuenta Francisco Febres Cordero (periodista ecuatoriano que lo entrevistó): “recorriendo el continente vino a dar por acá, llegó a Quito, durmió una noche en los portales de Santo Domingo y a la mañana siguiente preguntó: “¿No hay un sitio más caliente en este país?, aquí me voy a morir de frío”. Así llegó en bus a Guayaquil, el 5 ó 6 de diciembre de 1984. Y allí comenzó su dantesca, horripilante historia…”

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 15:03:37
Las atroces cifras que le llevaron a la fama


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La ola de terror que sacudió a Ecuador inició un 18 de diciembre de 1984 con la desaparición de una niña de nueve años en la ciudad de Quevedo, al día siguiente continuó con la desaparición de otra niña (de diez años) y luego vino desaparición tras desaparición…

Poco a poco los cadáveres de las jóvenes vírgenes fueron apareciendo con huellas de machetazos, cuchilladas, estrangulaciones y signos de violación. Aparecían desnudas, en parajes llenos de vegetación, generalmente en la vía Perimetral, en la vía Nobol y en la Avenida de Los Granados. Los forenses no podían determinar con exactitud la causa de la muerte y además se sabía que, por la zona de la provincia del Guayas en que operaba Camargo, había una banda de sádicos violadores, de modo que también resultaba difícil la labor policial para determinar al autor.

Sólo después de ser arrestado se supo que los asesinatos con violación sumaban un total de 71, y que los lugares habían abarcado Guayaquil, Quito, Ambato, Machala, Nobol, Quevedo y Ventanas y, sobre todo, que su autor había sido un enclenque cincuentón de apenas 1,65 de estatura. Sus víctimas, normalmente fueron campesinas, colegialas, escolares, universitarias, empleadas domésticas, incluso una de ellas era un experta en karate, eso tampoco la sirvió para defenderse del asesino…

Su modus operanti


En Guayaquil, Camargo sobrevivía como un indigente que cargaba bultos en un mercado público, ganando apenas un sueldo de 40 sucres diarios (algo menos de un dólar) con esto se mantenía a base de seco de chivo (una comida típica muy económica) y cola. Además tras cada asesinato vendía bolígrafos, ropa, joyas y otros objetos de sus víctimas. Aún así su situación económica era tan precaria que debía dormir en el banco de algún parque.

Siendo feo, viejo y pobre como era, Camargo no seducía a sus víctimas sino que hábilmente utilizaba su fealdad y vejez a favor de un sutil método de engaño y persuasión. Él, que casi siempre seleccionaba niñas, púberes y jovencitas de estratos sociales bajos, se acercaba con la Biblia en la mano y les decía que era extranjero, que estaba buscando al pastor George Winchester, a su fábrica e iglesia, que debía entregarle una fuerte suma de dinero a dicho pastor y que les daría una buena cantidad de dinero si le acompañaban y le mostraban el camino. Incluso, a las que no eran niñas las engañaba diciéndoles que les podía conseguir un buen empleo en la fábrica del pastor, la cual siempre quedaba a las afueras de la ciudad… Así y aprovechando su vejez y aspecto para que nadie (incluyendo las chicas) sospeche de él, Camargo tomaba un bus con la chica y, una vez que el bus se adentraba por parajes solitarios, él les decía que por allí había que bajar.

Llegaba luego el momento crucial, para lo cual él siempre hacía que la chica caminase atrás de él y a una distancia prudencial, de modo que así ella se sintiese confiada. Entonces era cuando él, con la excusa de buscar un atajo, decía que debían adentrarse en el paraje: si la chica se rehusaba, él la dejaba ir y ella se salvaba; si la chica lo seguía, él la llevaría al lugar propicio para violarla y matarla impunemente.

Una vez adentrados en el paraje solitario (en los casos en que le seguían), él se giraba con una mano detrás a modo de quien sostiene un revólver, le decía a la chica que el pastor no existía y que él la había llevado allí para “hacer el amor” y, tras insinuarle que si no cedía usaría el revólver (lo que tenía era un cuchillo), la sometía y la violaba. “Yo optaba por la persuasión antes que por la amenaza”, dijo alguna vez Camargo con respecto a su método…

Como consideraba que la violación con muerte era un acto irrepetible y único, Camargo se esforzaba por retener todos los detalles sobre sus víctimas, memorizando siempre sus nombres y, cuando era posible tomaba objetos de su víctima para preservar un “recuerdo”, aunque muchas veces acababa vendiéndolos para sobrevivir.

Finalmente, Camargo solía darle machetazos a los cuerpos, arrancarles los órganos a veces…Todo con el fin de despistar a la Policía, de dejar la menor cantidad posible de huellas. Dijo por ello lo siguiente de sí mismo: ‹‹mataba sin dejar huellas. Siempre llevaba una camisa de más, y cuando las manos se me manchaban de sangre, las limpiaba orinando sobre ellas››

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 15:08:41
El perfil de un monstruo


Físicamente era flaco, trigueño, pequeño (1,65), con poco pelo y la frente amplia, curva y despejada. Tenía las manos grandes, vestía bien y andaba pulcro dentro de sus limitadas posibilidades. Frecuentemente un cigarrillo adornaba su boca acrecentando esa imagen de frialdad, dureza y sequedad que su rostro y mirada traslucían.

Le gustaba un tanto el deporte. De joven jugaba fútbol y baloncesto y, cuando estuvo en la prisión de la Gorgona, aprendió a bucear y a jugar ping-pong.


Era inteligente y culto. Las pruebas de los interrogatorios mostraron que tenía un coeficiente intelectual de 116 (el promedio es 100) y la cultura que poseía era casi imposible de encontrar en alguien que dormía en parques y cargaba bultos en el mercado. El periodista Francisco Febres Cordero (F.F.C) llegó a decir de él lo siguiente: “como todo psicópata, brillante. Tenía una respuesta para todo y podía hablar, con igual soltura, de Dios y del Diablo. Buen lector (su formación literaria parece que la adquirió en la isla prisión Gorgona), citaba a Hesse, Vargas Llosa, García Márquez, Guimaraes Rosa, Nietzche, Sthendal o Freud. Cuando lo capturaron, encontraron en el maletín de mano que portaba, junto con una prenda íntima de la última niña a quien acababa de matar y violar, “Crimen y castigo”, de Dostoievky. Además, pintaba, aunque sus cuadros tenían tonos oscuros”

Sexualmente era un trastornado marcado por una machista obsesión por la virginidad y la idea de pureza. Por eso detestaba a las prostitutas y despreciaba a las mujeres (no vírgenes) en general. Cuenta F.F.C. que Camargo nunca buscó saciar sus impulsos en prostitutas ya que: “las odiaba. Le causaban asco. Tenía pavor de las enfermedades venéreas y sus estragos. Él quería mujeres puras, vírgenes. Eso explica porque violó y mató también niñas”. También era un gran sádico, siendo así que, según confesó, él buscaba vírgenes en gran parte “porque ellas lloran”, lo cual a Camargo le proporcionaba un enorme placer a la hora del acto carnal.

En lo que respecta a la atracción que le hacía seleccionar a sus víctimas, Camargo era algo complejo ya que además de guiarse por la posible pureza de estas (elegía las que creía vírgenes), obedecía a una cierta atracción emocional, a una atracción orientada a aspectos internos de la víctima que él, al no poder comprender con claridad, situaba vagamente como un “algo” capaz de reflejarse en la mirada y otros aspectos, dice así F.F.C. lo siguiente ante la pregunta de qué veía Camargo en las mujeres antes de violaras:

“Algo, que él mismo no sabía explicar bien. A veces era su forma de mirar, su manera al andar, su pelo. Un “algo” indefinible que le obligaba a pensar: “Tengo que hacerla mía”. Él explicaba eso como un “demonio” que tenía dentro de su cerebro”

Emocional y psíquicamente, Camargo era un ser marcado por la rabia, el odio y el rencor, patrones estos que en la dinámica psicológica de su conciencia moral actuaban en conjunción con una baja responsabilidad moral, con una tendencia extrapunitiva según la cual él tendía a ver en los otros la responsabilidad total o parcial de sus conductas. Muestra de esas actitudes son las siguientes palabras de Camargo. El primer caso es cuando reconoce su odio y dice del odio que: “aquí está y lo estoy combatiendo, pero solito no se puede. Se necesita la ayuda de los profesionales para combatirlo, el esfuerzo del paciente y la acción consciente y científica del profesional”; admitiendo luego que la sociedad tiene derecho a defenderse en su caso, pero que: “eso no justifica que (la sociedad) haga caso omiso de esos casos y diga: ‘Como lo hizo, es culpable, y que se le condene a 16 años y listo’.” El segundo, cuando en medio de los interrogatorios y asombrado ante la repercusión mediática de sus crímenes, Camargo se justifica diciendo: “Estaba vengándome de muchos años de humillación”.

Camargo era también un gran cínico y sinvergüenza que, a través de una cierta arrogancia, manifestaba el aborrecible cinismo con que de cierta manera se vanagloriaba de la oscura fama que sus crímenes le habían dado, dice por eso F.F.C.: “Durante muchos días Marco y yo intentamos hablar con Camargo. La tarea parecía imposible no solo por el cerco policial que le rodeaba sino, además, porque él exigía una fuerte suma de dinero por hablar, pago que nos repugnaba”. O también, para comprender lo descarado que era Camargo, podemos ver estas palabras de Del Castillo, quien durante un tiempo fue psicólogo del asesino: “Era un sinvergüenza. No tuvo reparos en contarme cómo realizó sus crímenes y el lugar en donde enterró a sus víctimas. Camargo era una persona antisocial, que se jactaba de las fechorías que hacía. Era renuente a todo cambio”. A Del Castillo, igual que a F.F.C., Camargo intentó cobrarle. Así, un día llegó con actitud jactanciosa al despacho del psicólogo y le pidió 250.000 sucres para continuar con las consultas: como Del Castillo se negó, Camargo nunca volvió… Finalmente, podemos ver cómo el cinismo de Camargo se conjuga con el sarcasmo en este fragmento de Pasajes del terror: Psicokillers, asesinos sin alma: ‹‹En una ocasión la Policía le preguntó por qué había arrancado los pulmones, riñones y corazón de una muchacha, a lo que él respondió fríamente: “Eso es mentira. Como mucho le saqué el corazón porque es el órgano del amor”››

Detención, arresto y muerte


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Un 26 de febrero de 1986, minutos después de violar y asesinar a Elizabeth Telpes de 9 años de edad, una patrulla de la Interpol lo vio mostrando un comportamiento sospechoso a la altura de la avenida de Los Granados, una calle de Quito. Cuando los dos policías se bajaron para examinar al sospechoso, lo que hallaron los dejó sorprendidos: allí, en la bolsa de pertenencias de Camargo, estaban las ropas ensangrentadas de quien evidentemente había sido una pequeña e inocente niña…

Inmediatamente lo detuvieron. Posteriormente María Alexandra Vélez, una chica guayaquileña que se salvó del violador, identificó a Camargo cuando fue llamada a testificar. Aunque no sería complicado condenar a Camargo ya que él mismo se declaró culpable sin cómplices un 31 de mayo de 1986, admitiendo 71 asesinatos y violaciones y mostrando con espantosa frialdad a la Policía los sitios en que dejó los cadáveres de sus víctimas.

Después de su detención fue inmediatamente llevado a la cárcel de Guayaquil hasta que en 1989 fue trasladado al Penal García Moreno de Quito para cumplir la máxima pena que existía y aún existe en Ecuador: 16 años, un castigo insignificante para la escalofriante trayectoria criminal de Daniel Camargo Barbosa.

Desde el principio de su encarcelamiento en la cárcel de Guayaquil Camargo tuvo que ser especialmente vigilado para evitar que los otros presos le asesinaran. Finalmente Camargo fue trasladado al Penal García Moreno, donde los primeros días compartió celda con Pedro Alonso López alias “El Monstruo de Los Andes”, otro psicópata colombiano del cual se dice que cometió más de 300 asesinatos. No obstante La Bestia de Los Manglares no duraría muchos años más encarcelado pues el 13 de Noviembre de 1994 moriría asesinado por el recluso Luis Masache Narváez de 29 años (familiar de una víctima de Camargo).

Cuentan que era un tranquilo domingo de visita cuando, estando Camargo sentado en su celda, Luis Masache entró súbita e inesperadamente, lo agarró con violencia del pelo haciéndolo arrodillarse, lo miró y le dijo: “llegó la hora de la venganza”. Acto seguido le dio ocho puñaladas. Ya muerto el violador de vírgenes, Narváez bebió cuanto pudo de su sangre (antes de que lo detuvieran) inspirado en la creencia de que así el espíritu maldito de la víctima no lo seguiría. Ese fue el fin de Daniel Camargo Barbosa, cuyos huesos yacen en la fosa 798 del cementerio El Batan.

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ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 15:27:51
Richard Chase – El Vampiro de Sacramento


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El Vampiro de Sacramento



“A veces oigo voces por teléfono… ignoro qué voces… amenazas. Suena el teléfono y alguien me dice cosas extrañas…que mi madre me envenena poco a poco y que me voy a morir. Me siento observado.. sé que alguien me vigila….”

“…si devoré a esas personas fue porque tenía hambre y me estaba muriendo. Mi sangre está envenenada y un ácido me corroe el hígado. Era absolutamente necesario que bebiera sangre fresca..”

Estas declaraciones, forman parte de una entrevista psiquiátrica a Richard Tranton Chase, un asesino diagnosticado esquizofrénico paranoide tras disparar, apuñalar, descuartizar, y beber la sangre de seis personas en 1987, ganándose el apodo de “el Vampiro de Sacramento”.

Desde muy joven, Chase es conocido por su conducta psicótica que alterna períodos de apatía con otros de agresividad. Esto, según algunos psicólogos estaría debido en gran parte a unos traumas infantiles por las constantes peleas entre su padre alcohólico y su madre, así como el posterior divorcio de éstos.

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A los 21 años, se va de casa para compartir piso con unos amigos. Allí, continuamente drogado, empieza a obsesionarse con la idea de que una organización criminal trata de acabar con él, hasta tal punto que clava con tablas la puerta de su habitación, entrando y saliendo de ella por un pequeño agujero que había hecho en el fondo de un armario de pared.

Poco tiempo después, se afeita la cabeza y acude asustado al médico alegando que su cráneo se está deformando poco a poco y los huesos de éste le agujerean la piel. Al mismo tiempo dice sentir que se muere porque alguien le ha robado la arteria pulmonar, y nota que su sangre no puede circular.

Es internado en un psiquiátrico, saliendo de éste al poco tiempo, pese a la opinión de algunos médicos que lo consideran peligroso.

Poco después cae gravemente enfermo, y los médicos tras percatarse de su obsesión por consumir sangre, lo internan de nuevo diagnosticándole una fuerte esquizofrenia paranoide además de conducta peligrosa.

Un año después, de nuevo en la calle, descuartiza a numerosos perros, gatos y vacas afín de beber su sangre y vísceras mezcladas con Coca-Cola a modo de cóctel, estando convencido que a causa de la falta de sangre, su estómago se empieza a pudrir, su corazón disminuye de tamaño y que los distintos órganos se desplazan en su interior.

Fascinado por los crímenes de los asesinos Kenneth Bianchi y Angelo Buono, guarda celosamente todos aquellos recortes de prensa que los menciona y se compra una pistola de calibre 22 dispuesto a imitarlos.

A los 28 años, comienza una serie de crímenes disparando dos veces sin motivo alguno sobre un desconocido, que se convertiría en la primera de sus víctimas.

Su segunda víctima, una joven de 22 años, es salvajemente asesinada a pocos metros de su casa cuando se encontraba sacando la basura. Chase dispara tres veces sobre ella, y mientras agoniza, le abre el vientre para arrancarle los intestinos, que esparce cuidadosamente por el suelo. Luego, le corta el hígado, el diafragma, un pulmón y los riñones, colocándolos encima de una cama. En un ataque de histeria apuñala varias veces el cuerpo sin vida y tras beber su sangre, se pinta la cara con ella. Finalmente, como toque final a su “obra”, defeca sobre la boca del cadáver y abandona la casa, satisfecho.

Cuatro días después comete el más sangriento de sus crímenes entrando en una casa elegida al azar y disparando a la cabeza de una pareja de 27 años, un niño de 6 años y un bebé de 22 meses. Luego, llevándose el cuerpo de la mujer a una habitación, sodomiza el cadáver, le arranca un ojo y bebe su sangre. Momentos más tarde, es sorprendido en su macabra carnicería por alguien que llama a la puerta mientras vaciaba el cráneo del niño, y huye a toda prisa llevándose el cadáver del bebé.

En su propia casa, decapita el cuerpo tras beberse la sangre y devorar el cerebro crudo. Esa misma tarde, la policía descubre la matanza y comienza una serie de investigaciones por toda la ciudad registrando cada rincón de la ciudad tratando de atrapar al psicópata asesino.

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En el apartamento de Richard, la Policía encuentra manchas de sangre por doquier, huesos humanos en la cocina y el salón, órganos humanos en la nevera y un plato con restos de cerebro en la cama; y eso sin contar la cocina (arriba), donde hacía sus caníbales recetas.

Cuando tres policías llaman a la puerta del vampiro no obtienen respuesta, pero oyendo ruidos en el interior deciden de vigilar el apartamento.

Poco después, Chase sale de la casa con una caja de cartón bajo el brazo, que arroja al suelo para tratar de huir al ver a los agentes en la puerta. Su contenido se esparce por el suelo asombrando a los policías: se trata de ropa ensangrentada y trozos de cerebro humano…

El asesino es finalmente detenido. Al registrar su apartamento, se encuentran además de un espantoso olor a putrefacción, manchas de sangre cubriéndolo todo, huesos humanos en la cocina y el salón, un plato con restos de cerebro encima de la cama y la nevera repleta de recipientes con órganos humanos y animales en el interior.

En el juicio trata inútilmente de justificar sus macabros crímenes diciendo que unas voces de seres extraterrestres y otras criaturas lo acosaban continuamente obligándole a matar…

Finalmente es condenado a pena de muerte aunque su ejecución en la cámara de gas nunca sería llevada a cabo, pues Richard se suicida pocos meses después en su celda con una sobredosis de antidepresivos en diciembre de 1980.

Historia de Richard Chase, un vampiro suelto en Sacramento, Psicokillers - YouTube

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09-10-2012, 16:07:30
Andrei Chikatilo – El Carnicero de Rostov


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Chikatilo antes de la transformación


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Nació en Ucrania el 16 de Octubre de 1936, en una pequeña aldea en tiempos de hambruna, cuando morían millones de personas cuyos cadáveres se amontonaban en las calles y campos. Lo más cruel para el pequeño Andrei y su hermana era escuchar en el regazo de su madre como su hermano mayor, Stepan, había sido raptado y devorado. Aunque no era un caso aislado en aquellos duros años treinta, el hecho marcaría notablemente al niño, quien se sentía en esos momentos más solo que nunca. De hecho no existe ningún documento que informe acerca del nacimiento o muerte de Stepan, pero la manera en que su madre se los contaba hacía que la historia pareciera verídica.

En la escuela era muy introvertido, incapaz de aceptar su miopía, (sus primeras gafas las tubo a los treinta años, y hasta los doce se orinó en la cama). Siempre era humillado por los otros compañeros, cualquiera podía decirle lo que fuese y él se limitaba a escuchar y a aguantar. No es de extrañar que con el tiempo, su ánimo se llenase con las lágrimas contenidas y con todas esas injurias. A medida que iba creciendo, se hacía más tímido con las mujeres, hasta el punto de hacer fracasar su primer intento sexual, por eyacular en pocos segundos mientras abrazaba una chica; de ahí surgieron los primeros rumores de su impotencia.

Como todos los ciudadanos soviéticos sirvió en el ejército y luego se dedicó a los estudios, obteniendo tres títulos: en Lengua y Literatura Rusa, en Ingeniería y en Marxismo-Leninismo.

En 1971, un diploma universitario le dio el grado de maestro. Sentía una creciente atracción por las menores de doce años, y se colaba en los dormitorios para verlas en ropa interior mientras se masturbaba con la mano dentro del bolsillo. Más tarde Chikatilo se refugió en el Comunismo, pero su fijación con el dogma político rayaba en la demencia.

A pesar de su problema, pudo encontrar una esposa, y aunque era incapaz de mantener una erección, sí podía eyacular. Logró alcanzar en contadísimas ocasiones la suficiente erección para dejar embarazada a su esposa, pero no dejaba de pensar, que la naturaleza lo había castigado castrándolo al nacer. Era un marido de carácter estable y trabajador, un padre que nunca levantaba la voz ante los hijos, un respetado miembro del partido comunista que leía los periódicos y se mantenía al corriente de la actualidad. Discreto, vivía con la rigurosa austeridad que corresponde a un verdadero soviético.

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En la escuela en la que trabajaba, sus alumnos se reían de él, le apodaban “el ganso” porque sus largos hombros encorvados hacían que su cuello pareciese alargado, y porque lo tenían por tonto. Él no hacía nada por remediarlo, tampoco cuando le empezaron a llamar “maricón”, ni cuando le pegaban arrojándole una manta por encima o cuando lo sacaban de las aulas a patadas. Después de cierto tiempo le adquirió tanto miedo a los chicos que empezó a llevar un cuchillo a su trabajo.


El afrodisíaco de la sangre: nacimiento del Carnicero de Rostov


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El 22 de diciembre de 1978, Chikatilo mató por primera vez a los 43 años. Abordó en la calle a una niña de nueve años de edad, y la convenció para que se fuera con él a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. Sabía cómo hablar a los niños, él mismo había sido maestro y tenía a sus dos hijos. Una vez allí la desvistió con violencia. Accidentalmente, le hizo un rasguño del que brotó sangre, hecho que le propició una erección inmediata, estableciendo el vínculo fatal entre sangre y sexo. Luego, sacó un cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada puñalada notaba que se acercaba más al orgasmo, por lo que no cesó de hacerlo hasta la eyaculación. Chikatilo había intentado satisfacer su necesidad sexual movido por la esperanza de llegar a ser igual que los demás, pero no lo era. Su flacidez y las burlas de las mujeres que se lo recordaban a cada momento, era más de lo que podía esperar. También se dio cuenta de que su placer no consistía en acariciar los genitales ajenos, sino en maltratarlos.

Dos días después de este crimen la Policía encontró los restos de la niña en el río Grushovka, y cerca de la cabaña de Chikatilo una gran mancha de sangre. Los policías interrogaron al hombre, pero acabaron inculpando a otro agresor sexual, Alexander Kravchenko. Chikatilo era, por las paradojas que marcaban sus actos, más dual que nunca.

Era el típico marido sumiso y asexual. Hacía todo lo que su mujer le ordenaba o casi todo. Ella solía desear los placeres del lecho con más frecuencia que él, y eso les llevaba a frecuentes discusiones, a que ella le recordase en todo momento lo taciturno e inerte que era. Su acusación de haber molestado sexualmente a las estudiantes le costó el trabajo, pero ganó uno nuevo en una fábrica en el que tenía que estar viajando constantemente. Siempre se estaba moviendo, lo cual le ayudaba a escoger sus nuevas víctimas.

Tres años pasarían antes de que Chikatilo asesinara por segunda vez, el 3 de septiembre de 1981. Su segunda víctima fue Larisa Tkachenko de 17 años de edad, la convenció de ir con él al bosque para tener relaciones sexuales, pero fallo en el intento por lo que ella se río de él, esto lo enfureció, perdió el control, estranguló a la mujer y eyaculó sobre el cadáver, mordisqueó su garganta, le cortó los senos y en su frenesí se comió los pezones. Luego, comenzó a lanzar aullidos mientras bailaba una danza de guerra alrededor del cuerpo. Dejó el cuerpo sin vida con un palo enterrado. En esos momentos supo que volvería a matar. Los dos primeros asesinatos de Chikatilo tuvieron cierto carácter fortuito. Es posible que, en ambos casos, sus intenciones fueran solamente de índole sexual. Los gritos de terror le excitaban, pero era el asesinato en sí lo que representaba para él el acto sexual supremo.

Su tercera víctima fue Lyuba Biryuk, fue raptada de una villa y fue acuchillada 40 veces en el bosque. Le mutiló los ojos, cosa que se volvería algo común en sus asesinatos, la firma mortal de Chikatilo.


Chikatilo asesinó a otras 3 personas ese año, entre ellas se encontraba su primera víctima masculina, Oleg Podzhivaev de 9 años de edad, el cuerpo no se encontró pero Chikatilo afirmó ser el responsable y que le había arrancado los genitales. La Prensa estaba enloquecida con el asesino en serie, el modus operandi era siempre el mismo, sus víctimas siempre se encontraban en los bosques, con indicios de violencia y sadomasoquismo, y en ocasiones les faltaban miembros a las víctimas, que eran siempre niños, niñas y chicas jóvenes. Entre sus presas habían muchos escapados de casa y retrasados mentales, pues se dejaban convencer más fácilmente y agradecían su ayuda en el laberinto del sistema de transportes local, con el que no estaban familiarizados.

En 1984 asesinó a 15 personas. Mientras el tiempo entre sus asesinatos iba disminuyendo, el número de víctimas iba en ascenso. Chikatilo elegía sus víctimas entre la multitud en estaciones ferroviarias y en paradas de autobús, y con algún pretexto, las convencía para que lo siguieran a alguna zona boscosa. Una vez allí les infligía numerosas puñaladas (entre treinta y cincuenta). Casi todas las víctimas sufrían la mutilación de los ojos. A las adolescentes o chicas jóvenes les seccionaba los pechos o los pezones, ya fuera con sus afilados cuchillos o con los dientes. El útero era extirpado con tal precisión que todos los cirujanos de la provincia de Rosstov pasaron a ser sospechosos en potencia. Mientras las violaba, se enfurecía tanto por llegar tan rápidamente al orgasmo que les machacaba la cara a golpes. Para ocultar su impotencia, a veces, con la ayuda de una ramita, colocaba el semen en la vagina de la víctima. En el caso de los niños, los atacaba nada más hallarse a solas con ellos en el bosque: un golpe para aturdirlos con las manos atadas y unos golpes de cuchillo poco profundos para establecer su dominio sobre ellos. Posteriormente los mutilaba a mordiscos, les cortaba los genitales o solamente extirpaba los testículos, que guardaba a modo de trofeo. También arrancaba los ojos de todas sus víctimas, quizás para evitar encontrarse con sus miradas. En algunas ocasiones realizaba estas amputaciones cuando la víctima se hallaba aún con vida, aunque no consciente. En ninguno de los casos se encontraron las partes del cuerpo seccionadas en las cercanías de la escena del crimen.

ALBAFIKA DE PISCIS
09-10-2012, 16:15:44
Además practicaba actos de canibalismo, en sus declaraciones confesaría que le gustaba tragarse las partes del cuerpo más blanditas… En 1981, se convirtió en funcionario de abastecimiento de una fábrica, y el trabajo, que le obligaba a recorrer una buena parte de la región, le proporcionaba la tapadera perfecta.

El Instituto Serbsky de Moscú diseñó el perfil de un hombre ostensiblemente normal, probablemente casado, con un trabajo regular, y por el esperma hallado en los cuerpos de sus víctimas, se supo que su sangre era del grupo AB. El 14 de septiembre de 1984, detuvieron a Chikatilo en el mercado de Rosstov, pues en líneas generales encajaba con la descripción del asesino, pero no pudieron demostrar nada más. Chikatilo parecía un hombre respetable, y tras hacerle un análisis de sangre, ésta resultó ser de grupo A. Enseguida fue puesto en libertad sin cargos. Por esas alturas, los archivos de la Policía contenían datos de unos 26.500 sospechosos. Cuando apareció el cadáver número treinta, los periódicos empezaron a dar noticias del posible asesino en serie, quienes todos creían un retrasado mental, a pesar que la Policía no estaba de acuerdo, pues la amplia dispersión del asesino indicaba que éste disponía de un vehículo, factor que en Rusia era eliminativo.

Chikatilo fue acusado de haber robado un rollo de linoleo de su oficina, siete meses después con ese caso aún pendiente, fue arrestado por comportamiento impropio en la estación de autobuses de Rostov, fue sentenciado a 15 días en prisión, pero la Policía creía que él era el asesino, así que compararon la sangre de Chikatilo con el semen encontrado en los cuerpos de las víctimas e inexplicablemente no era el mismo tipo de sangre. Fue sentenciado a un año en cárcel por el robo del linoleo pero el juez simpatizó con él y lo liberó antes. El asesino estaba libre otra vez.

Descubrimiento y detención de Chikatilo


El 17 de octubre de 1990, volvió a matar en un bosque cercano a la estación de Donlesjoz. Este crimen absorbió a toda la Policía Local y a una fuerza antidisturbios de 100 hombres. Pero dos semanas después, Chikatilo volvió a actuar, y ésta vez fueron unos 600 detectives los encargados de investigar a lo largo de la línea de los bosques, en dónde montaban guardia tres o cuatro oficiales en los apeaderos más aislados.

El 6 de noviembre de 1990, uno de estos detectives, el sargento Igor Rybakov, vio surgir del bosque un hombre con traje y corbata. Mientras observaba cómo éste se lavaba las manos en la fuente advirtió que tenía un dedo vendado y una mejilla manchada de sangre. Le pidió los documentos y elevó un informe de rutina. Cinco días después encontraban un nuevo cadáver en ese mismo lugar el cual estimaron que llevaba muerto más o menos una semana.

El homicida tenía que haber pasado por la estación, y el culpable no podía ser otro que el sospechoso del informe de Rybakov. Lo arrestaron el 20 de noviembre, sospechoso de haber asesinado a 36 víctimas, todas ellas mujeres y niños. Su esperma, aunque no su sangre, sí era AB.

El fiscal general de la provincia de Rosstov emitiría una orden de detención contra Chikatilo, efectiva a partir del 20 de noviembre de 1990. Y ese mismo día, en efecto, fue retenido por la KGB, mientras éste con paso lento y senil decía “¿Cómo pueden hacerle esto a una persona de mi edad?”. En los interrogatorios, afirmó que simplemente era un ciudadano normal, que no había cometido ningún tipo de delito, y que era objeto de una persecución absurda por parte de la Policía. El 27 de noviembre prometió que estaba dispuesto a aportar pruebas de sus crímenes si no continuaban atosigándole con los interrogatorios que le recordaban los detalles, y dos días después se derrumbó ante un psicólogo a quien acabó confesando 53 asesinatos. Posteriormente guió a los investigadores a los distintos lugares con la esperanza de que el número de muertes lo convirtiera en un “espécimen de estudio científico”.

Chikatilo estaba cuerdo y debía morir


Chikatilo escribió una declaración firmada para el Fiscal General, que decía: “Me detuvieron el 20 de noviembre de 1990 y he permanecido bajo custodia desde entonces. Quiero exponer mis sentimientos con sinceridad. Me hallo en un estado de profunda depresión, y reconozco que tengo impulsos sexuales perturbados, por eso he cometido ciertos actos. Anteriormente busqué ayuda psiquiátrica por mis dolores de cabeza, por la pérdida de memoria, el insomnio y los trastornos sexuales. Pero los tratamientos que me aplicaron o que yo puse en práctica no dieron resultados. Tengo esposa y dos hijos y sufro una debilidad sexual, impotencia. La gente se reía de mí porque no podía recordar nada. No me daba cuenta que me tocaba los genitales a menudo, y sólo me lo dijeron más tarde. Me siento humillado. La gente se burla de mí en el trabajo y en otras situaciones. Me he sentido degradado desde la infancia, y siempre he sufrido. En mi época escolar estaba hinchado a causa del hambre e iba vestido con harapos. Todo el mundo se metía conmigo. En la escuela estudiaba con tanta intensidad que a veces perdía la consciencia y me desmayaba. Soy un graduado universitario. Quería demostrar mi valía en el trabajo y me entregué a él por completo. La gente me valoraba pero se aprovechaba de mi carácter débil. Ahora que soy mayor, el aspecto sexual no tiene tanta importancia para mí, mis problemas son todos mentales (…) En los actos sexuales perversos experimentaba una especie de furor, una sensación de no tener freno. No podía controlar mis actos. Desde la niñez me he sentido insuficiente como hombre y como persona. Lo que hice no fue por el placer sexual, sino porque me proporcionaba cierta paz de mente y de alma durante largos periodos. Sobre todo después de contemplar todo tipo de películas sexuales. Lo que hice, lo hice después de mirar los vídeos de actos sexuales perversos, crueldades y horrores.” Lo que la Policía dedujo de esta declaración, es que el asesino trataba de buscarse una posible salida alegando enfermedad mental, una obsesión de tratamiento psiquiátrico.

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Los psiquiatras del Instituto Serbsky, no obstante, lo veían como un sádico prudente que no sufría ningún trastorno que pudiera impedirle comprender que sus actos estaban mal, actos que siempre eran premeditados. Por esa razón, en octubre de 1991, dieron a conocer sus conclusiones, diagnosticando que el asesino estaba “legalmente cuerdo”. El juicio de Andrei Chikatilo se iniciaba en abril de 1992, y duraría hasta octubre de ese mismo año. Éste, con la cabeza rasurada, presenció su juicio desde un cubículo de metal. El primer día deleitó a los fotógrafos esgrimiendo una revista porno, pero más tarde, abatido, se quitó la ropa y meneó el pene gritando: “¡Fijaos que inutilidad, ¿Qué os pensáis que iba a hacer con esto?!”

Los jueces no dudaron en anunciar el veredicto que habían nominado: el 15 de octubre de 1992 fue sentenciado a la pena capital. Y así en la prisión de Moscú, el 16 de febrero de 1994, un tiro en la nuca acabó fugazmente con la vida de quien había otorgado una muerte larga y penosa a tantos seres inocentes.


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Asesinos en Serie- Andrei Chikatilo. La Bestia de Ucrania - YouTube

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10-10-2012, 05:31:44
John Reginald Christie


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El macabro descubrimiento



A finales de marzo de 1953, el nuevo inquilino del numero diez de Rillington Place, proseguía con las reformas que necesitaba su nuevo piso, ya que se encontraba sucio y destartalado. Agujereó la pared de la cocina, al hacer esto se percató de que no había pared, sino un hueco que estaba empapelado. Arrancó el resto del papel para poder comprobar el interior. Al enfocar con su linterna, se sobresaltó al encontrarse con un cuerpo envuelto en una sabana. Detrás de este se hallaban dos cadáveres mas. Las tres mujeres habían sido estranguladas.

El anterior inquilino había abandonado Rillington Place tres días antes, su nombre era John Reginald Christie.

En un registro posterior se hallaron, a parte de los tres cuerpos del hueco de la cocina, otros dos enterrados en el jardín y el cadáver de la señora Christie sepultado bajo las tablas del suelo de la habitación principal.


John Reginald


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John Reginald Halliday Christie nace el 8 de Abril de 1898 en Halifax. Contaba con el cariño de sus seis hermanos y de su madre, aunque no se podía decir lo mismo de su padre, de carácter severo y autoritario. Fue un buen estudiante e incluso llegó a ser monitor de los boy scout. En su adolescencia sufrió una gran humillación y se convirtió en el blanco de las burlas de sus compañeros. Éstos, al enterarse que Christie era impotente, comenzaron a llamarle “Reggie no puede”.

A los 17 años es sorprendido robando dinero mientras trabajaba como oficinista en la Policía Local. A raíz de esto su padre le echa de casa. A los 18 años es reclutado para la Primera Guerra Mundial, donde fue gaseado, esto le permitió posteriormente recibir una pensión por incapacidad.

En Mayo de 1920 se casa con Ethel Waddington. En años posteriores es encarcelado en varias ocasiones por robo de dinero y en 1924 pasa varios meses en prisión. Como consecuencia de su conducta delictiva, Ethel le abandona en 1929.

Christie se dedica a malvivir y vagabundear y, tras pasar por prisión en repetidas ocasiones, decide escribir a su mujer y pedirle que regrese; ésta accede y se queda con él hasta su muerte.

En 1938, a la edad de 40 años, John y su mujer se trasladan al nº 10 de Rillington Place. A partir de 1939 consigue, gracias a su relación con el ejército, un trabajo como policía especial.

Ruth Fuerst


Es en Agosto de 1943, mientras investigaba a un hombre por robo, cuando conoce a su primera víctima, Ruth Fuerst, una prostituta de 17 años. Aprovechando que Ethel está ausente, Christie invita a la joven a su casa y después de tomar el té la estrangula; a continuación entierra el cadáver en el jardín trasero.

Despertando así su vena más sádica y descubriendo el monstruo que había latente dentro de él desde su niñez.

Muriel Eady


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A finales de ese año deja la Policía y comienza a trabajar en los Ultra Radio Works, al oeste de Londres. Allí hizo amistad con Muriel Eady, de 31 años. Ésta le comenta que sufre un catarro y Christie le habla de los conocimientos médicos que adquirió en la guerra; Muriel acude al nº 10 de Rillington Place. Esta vez Christie se perfecciona y planea el asesinato premeditadamente: fabricó un tarro de cristal con tapadera metálica, dicha tapa tenía dos agujeros de los que salían dos tubos de goma; uno iba conectado al conducto de gas y el otro a una especie de mascarilla, por la que la víctima inhalaba. Confiando en el remedio para el catarro, Muriel comenzó a inspirar. Cuando se dio cuenta de lo que estaba inhalando, Christie la estranguló y abusó de ella. Después enterró el cuerpo en el jardín. Pasarían cinco años hasta que Christie volviera a actuar.

Beryl Evans e hija


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En Marzo de 1948 Timothy y Beryl Evans se trasladan al nº 10 de Rillington Place, junto a su hija Geraldine de poco más de un año. El joven matrimonio se llevaba bien con Christie y su mujer, quien estaba encantada con la niña. En 1949 Beryl queda embarazada; no desea tener el hijo ya que los ingresos de Timothy eran muy escasos. Preocupados, comentan el problema a los Christie; posteriormente John se ofrece a practicar el aborto, convenciéndoles de que se puede realizar sin salir de casa.

El 8 de Noviembre de 1949 Timothy regresa de trabajar y recibe la noticia de que Beryl no ha sobrevivido a la operación.
Timothy está trastornado y no sabe qué hacer, pues el aborto es ilegal en Inglaterra; así, se deja guiar por la única persona que puede ayudarle: el señor Christie, quien le convence para ocultar el cadáver. Timothy acepta horrorizado, convirtiéndose en cómplice de homicidio. El señor Christie le sugiere que abandone la ciudad durante un tiempo, asegurándole que él se encargaría de dar en adopción a la pequeña Geraldine.

Aunque el joven se marcha de la ciudad, no puede olvidar el trágico suceso; así, se presenta en comisaría y confiesa haber matado a su esposa. Hicieron falta dos registros de la casa para poder encontrar lo que buscaban; el cadáver de Beryl Evans se encontraba doblado debajo del fregadero, enrollado en una manta y ocultado por unos troncos. Se hallaba vestida y con una corbata en el cuello, había sido estrangulada; la pequeña Geraldine se encontraba, también estrangulada, junto a su madre. Evans es trasladado a Londres el 2 de Diciembre y es acusado del homicidio de su mujer e hija. Desesperado, decide confesar la verdad e implicar a Christie como único responsable del aborto fallido.

En el juicio se comprobó que Christie sirvió a su país en la primera Guerra Mundial y que había trabajado como policía especial; con esto se ganó la compasión del jurado. Mientras declaraba como testigo negó su participación en el aborto y comentó las continuas peleas entre el joven matrimonio así como los malos tratos que sufría Beryl ( todo falso ). En menos de 40 minutos el jurado encontró a Timothy culpable de los asesinatos y fue sentenciado a la horca.

El joven no dejó de insistir en que Christie mató a su mujer y a su hija, hasta el mismo día de su muerte, pero nadie le creyó. Murió ahorcado el 9 de Marzo de 1950.

John Christie había estado cerca de ser atrapado; el nº 10 de Rillington Place había sido registrado dos veces y nadie se había fijado en el hueso de Muriel Eady que sobresalía en la tierra del jardín.

El 14 de Diciembre de 1952 su mujer Ethel le despierta sufriendo convulsiones y ataques de tos; Christie decide estrangularla como “un acto de compasión”, por no poder acabar con sus dolores de otra forma. Conserva su cadáver varios días en la cama, hasta que decide sepultarlo bajo las tablas del suelo.

Prácticamente arruinado, vende todos los muebles y excusa la muerte de su mujer diciendo que se encuentra de viaje. Después de matar a Ethel, la poca cordura que le quedaba se deteriora y entre Diciembre de 1952 y su detención, en Marzo de 1953, atrae hasta su casa a las que serían sus tres últimas víctimas.

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Kathleen Maloney, una prostituta de 26 años que conoció a Christie en un pub de Londres. Muere gaseada y estrangulada en Enero de 1953. El 12 de Enero mata del mismo modo a Rita Nelson, otra prostituta de 25 años. El 6 de Marzo conoce en un café a la que sería su última víctima, Hectorina McLenna de 26 años; Christie le ofrece alojamiento y, una vez en casa, le da muerte como a las demás. Los tres cadáveres son escondidos en un hueco en la pared de la cocina, que posteriormente sería cubierto con papel.

El 21 de Marzo abandona Rillington Place y empieza a vagabundear por la ciudad, alternando en albergues y transitando por los parques. El 31 de ese mismo mes es arrestado junto al puente Putney. Comienza entonces el juicio en el mismo tribunal que tres años antes había mandado a la horca a un hombre inocente.

Christie admitió haber cometido siete crímenes entre 1943 y 1953, aunque nunca confesó el asesinato de la pequeña Geraldine. Al cuarto día de juicio el jurado se retira a deliberar; una hora y veinte minutos después tenían el veredicto: culpable. John Christie es sentenciado a morir en la horca.

El 15 de Julio de 1953 es ahorcado, aunque 16 años después de ser ahorcado Timothy Evans recibe el perdón de la justicia.
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ALBAFIKA DE PISCIS
10-10-2012, 09:45:59
Alton Coleman


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Coleman fue un sociópata afro americano que se convirtió en uno de los asesinos seriales más buscados de la década de los ochenta. En menos de tres meses se ganó un puesto especial en la lista de los 10 más buscados del FBI. Coleman y su novia Debra viajaron por seis estados matando y robando a sus víctimas.

Un asesino sexualmente hiperactivo



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Alton Coleman nació el 06 de noviembre de 1955 en Waukegan, Illinois, ubicada a 35 millas lejos de la ciudad de Chicago. Coleman era el cuarto de cinco hermanos, fue criado por su abuela de 73 años y su madre prostituta, quien en ocasiones trabajaba en la presencia de su hijo. En la escuela Coleman solía orinarse los pantalones, razón que le valió el apodo de “Pissy” por parte de sus compañeros de clase. En su juventud Coleman frecuentaba pandillas y realizaba atracos menores y otros delitos como la destrucción de la propiedad privada y el provocar incendios, razón por la que su nombre era bastante habitual en la Jefatura de Policía de la comunidad. A partir de 1973, cuando Coleman era un joven de 19 años, se despertó su gran apetito sexual: fue acusado con seis cargos de crímenes sexuales, entre cuyas víctimas estaba una de sus sobrinas.

Sorprendentemente Alton logró convencer a las cortes que habían atrapado al hombre equivocado, por lo que fue puesto en libertad y continuó con sus actividades delictivas.

En enero de 1974, Alton fue arrestado por raptar, robar y violar a una mujer mayor en Waukegan, pero esta vez no tuvo tanta suerte con la justicia y al declararse culpable del robo fue sentenciado de 2 a 6 años en la prisión de Joliet. Durante su condena molestaba sexualmente a otros convictos y, después de que se le hiciera un examen psiquiátrico, se descubrió su naturaleza “pansexual”, la cual indicaba que Coleman necesitaba tener sexo constantemente sin importar la edad o el género de las personas. El registro policial de Alton creció desde 1976 a 1980 con varios cargos de crímenes sexuales hasta que, en febrero de 1980, Coleman violó a una chica de Waukegan amenazándola con un cuchillo.

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Dos años después Coleman era el principal sospechoso de haber violado y estrangulado a Gina Frazier, una adolescente de 15 años. Alton fue dejado en libertad bajo fianza, periodo durante el cual no se registró ningún delito de este sociópata, hasta que en 1983 conoció a Debra Denise Brown, una joven de buena familia que tras sufrir un golpe en la cabeza terminó con deficiencias mentales. Debra estaba comprometida con otro hombre cuando se conocieron, pero ella abandonó todo para huir con Alton. En las semanas siguientes la pareja mantuvo una relación similar a la de amo y esclavo, pero esto no era suficiente para Alton, quien en mayo de 1984 comenzó una cadena de violaciones, asesinatos y robos, apoyado siempre por su novia Debra.

Masacre en seis estados


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Coleman era tan vil que en mayo de 1984, luego de hacerse amigo de Juanita Wheat, raptó a su hijita Vernita de 9 años y la estranguló con una soga.


Después de que Coleman fuera acusado de violar y asesinar a una joven de 14 años, hija de uno de sus amigos, Alton y Debra huyeron de Illinois para comenzar con su ola de violaciones y asesinatos a través de seis estados del Medio Oeste. Durante su escape Coleman decía estar protegido por espíritus de Voodoo, pero lo que verdaderamente ayudó a esta macabra pareja fue su habilidad para confundirse en las comunidades afro americanas del sector.

En mayo de 1984 Coleman, bajo el pseudónimo de “Robert Knight”, establece amistad con Juanita Wheat, una mujer que vivía con su hija Vernita de 9 años, en Kenosha, Wisconsin. El 29 de mayo Coleman y su novia raptaron a Vernita y la llevaron hasta Waukegan, ese mismo día Coleman se había hecho amigo de Robert Carpenter y la pareja de delincuentes pasó la noche en la casa de su nuevo amigo. El 30 de mayo Coleman había convencido a Robert de que le prestara su coche para ir a la tienda, Alton jamás regreso. El cuerpo de Vernita fue descubierto el 19 de junio en un edificio abandonado ubicado a pocas manzanas del apartamento de la abuela de Alton. Los médicos forenses determinaron que la causa del deceso fue por estrangulación con una soga o liga.

Junio 18 de 1984; Coleman y Brown aparecen en Gary, Indiana; allí se encontraron con dos niñas que caminaban a casa tras comprar dulces. Alton les ofreció dinero a cambio de direcciones, pero cuando Annie y Tamika Turks subieron al coche fueron amenazadas con un cuchillo. Coleman llevó a las niñas a un área con árboles ubicada a 12 millas del pueblo más cercano.

Allí fueron atadas y amordazadas con partes de la camisa de Tamika, cuando los gritos de la niña de 7 años molestaron a Brown, la mujer cubrió su boca con la mano mientras Coleman aplastaba su pecho y la estrangulaba con un elástico. Annie, la mayor de las niñas, fue molestada sexualmente por la pareja, después de esto fue golpeada y ahorcada, pero milagrosamente la niña de 9 años sobrevivió. Sin embargo su abuela no supo sobrellevar el evento y posteriormente se quitó la vida. El cadáver de Tamika fue encontrado el 19 de junio.

Ese mismo día Coleman se hizo amigo de una residente de Gary, Donna Williams de 25 años, aunque ella no tuvo mucho tiempo de conocer al asesino pues al poco tiempo ella y su coche desaparecieron. El 11 de julio su cuerpo descompuesto fue encontrado en la ciudad de Detroit, su vehículo fue encontrado cerca de la escena del crimen a sólo cuatro manzanas de donde vivía la abuela de Coleman.

Una semana después de que el cuerpo de Tamika fuera encontrado, la pareja entró en la casa de la familia Jones, quienes vivían en Dearborn Heights, Michigan. Los Jones fueron esposados y golpeados brutalmente, Alton arrancó el teléfono de la pared, robó el dinero de la familia y el coche.

En julio de 1984, justo un día después del Día de la Independencia, Coleman y Brown visitaron Toledo, Ohio, lugar donde Alton entabló amistad con Virginia Temple, madre de varios niños. Sus parientes se preocuparon cuando ella no respondía las llamadas, fueron a su casa y se encontraron con los hijos solos y asustados. Los cuerpos de Virginia y Rachelle, su hija de 9 años, fueron encontrados al poco tiempo, ambas fueron estranguladas y la investigación descubrió que la faltaba un brazalete a Virginia. Tiempo después la alhaja apareció en el cuerpo de Tonnie Storey, en Cincinnati.

Sin embargo el rastro de sangre de Coleman no terminó allí, esa misma mañana la pareja asesina entró en la casa de Frank y Dorothy Duvendack en Toledo. Alton ató a la pareja con los cables de teléfonos que habían cortado. Coleman y Brown robaron el dinero y el coche de los Duvendack, también se llevaron un reloj de Dorothy. Ese mismo día la siniestra pareja se presentó en la casa del Reverendo Millard Gay y la Señora Kathryn Gay, quienes vivían en Dayton, Ohio. Alton y Brown pasaron la noche con los Gay, el 9 de julio la pareja acompañó al religioso a un servicio religioso y al día siguiente el Reverendo dejó a Coleman y Brown en el centro de Cincinnati.

En la ciudad, Alton se acercó a Tonnie Storey de 15 años. Cuando ella salía de clases, uno de sus compañeros la observó hablando con Coleman. Cuando la adolescente no llegó a su casa después de clases, sus padres preocupados notificaron a la Policía. Tras 8 días de búsqueda su cuerpo fue hallado en un edificio abandonado. Tonnie fue apuñalada varias veces y recibió dos disparos en la cabeza que terminaron con su vida. En la escena se encontraron varias evidencias de la presencia de Coleman, la más valiosa fue su huella digital, por suerte existía un registro de ella debido a sus anteriores delitos.

ALBAFIKA DE PISCIS
10-10-2012, 09:49:40
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Marlene Walters (arriba) fue atada, golpeada 25 veces con alicates que le desgarraron el rostro y la cabeza y, finalmente violada y estrangulada por el monstruo de Coleman

Durante este periodo Alton Coleman ya había obtenido la atención del FBI, razón por la que el 12 de julio fue añadido a la lista de los diez más buscados, motivo suficiente para que la pareja se tuviera que mover con más discreción. Coleman y Brown pronto viajaron a Norwood, Ohio, el 13 de julio. Ese día la pareja se hizo pasar por clientes interesados en comprar la casa rodante de Harry y Marlene Walters. Dentro de la casa, Alton golpeó a Harry en la cabeza con un candelabro, la señora Walters fue atacada mientras traía un pastel de limón a los malvados invitados. Con los Walters inconscientes, Coleman procedió a atarlos: Marlene Walters fue golpeada brutalmente 25 veces, con alicates que desgarraron su rostro y cabeza, después fue atacada sexualmente y finalmente se la estranguló hasta la muerte.

La macabra pareja escapó en el coche de Harry, un “Plymouth Reliant” rojo. Cuando Sheri Walters llegó del trabajo por la tarde, se encontró con una pesadilla al ver a su madre muerta tras haber sido golpeada y a su padre en estado comatoso, pero vivo. Sin embargo el golpe que Coleman le propinó, astilló un hueso del cráneo que se clavó en el cerebro, ocasionándole un daño cerebral permanente, por lo que Harry no recuerda todo el evento. El vehículo de los Walters apareció dos días después en Lexington, Kentucky.

El 16 de julio la pareja, con la ayuda que le forzaron a dar a Thomas Harris, raptó a Oline Carmichael, un profesor de la Universidad de Cumberland en Wiliamsburg, Kentucky. La víctima fue puesta en el maletero de su coche por Coleman y Brown, quienes de inmediato viajaron de vuelta a Dayton. En julio 17 la Policía encontró el vehículo de Oline con él adentro. Harris explicó que Alton amenazó con matarlo si no lo ayudaba y durante el viaje Harris logró convencer a Coleman de no matar a Carmichael.

Alton reapareció en la casa del Reverendo Millard, el religioso reconoció a Coleman por la intensa persecución que se estaba llevando a cabo. Cuando la siniestra pareja amenazó con pistolas, Millard le preguntó a Alton “¿Por qué nos quieres matar así?”, el asesino lo observó y dijo: “no te voy a matar, pero generalmente asesino a donde voy”. Coleman y Brown se fueron en el coche del Reverendo hacia Evanston. Al día siguiente la pareja abandonó su medio de desplazamiento cerca de un negocio de lavado de vehículos en Indianápolis. Para moverse rápido se acercaron a Eugene Scott de 77 años, quien fue asesinado para robarle su coche. Coleman dejó el cadáver en una zanja cerca de Zionsville. Scott fue apuñalado en repetidas ocasiones y finalmente liquidado con 4 disparos en el cráneo.


La captura de los asesinos


El rastro de muerte de Coleman terminó el 20 de julio en Evanston, Illinois, gracias a una llamada anónima. La captura del asesino sucedió gracias a una persona que reconoció a Alton mientras esperaba que la luz roja del semáforo cambie, pronto el civil fue a una estación de servicio y notificó a la Policía. La descripción y ubicación de los sospechosos sirvió para encontrarlos sentados en el parque Mason, Coleman fue detenido por dos policías y un detective. Debra Denise Brown estaba cerca de la salida trasera, pero también fue detenida y tras ser revisada encontraron un revólver calibre 38 en su bolso. Los oficiales se dieron cuenta que la pareja se había cambiado de ropa. Alton no portaba ningún tipo de identificación y negó ser Alton Coleman, finalmente fueron detenidos y llevados a la estación de policía sin mayor inconveniente.

En la estación de policía la pareja fue identificada por sus huellas digitales, y tras ser revisados encontraron un cuchillo de carnicero ensangrentado en el calcetín de Coleman y un bolso con muchas camisetas y gorras que Coleman y Brown intercambiaban cada cuatro manzanas para así despistar a la Policía. La pareja fue arrestada y acusada de cometer 8 asesinatos, 7 violaciones, 3 secuestros y más de 14 robos a mano armada.
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El juicio y la sentencia


Una semana después de que Coleman fuese arrestado, cerca de 50 representantes de la ley de Illinois, Wisconsin, Michigan, Indiana, Kentucky y Ohio se reunieron para decidir dónde enjuiciar y ejecutar a la pareja. El estado de Ohio, por su pena de muerte, fue la opción que escogieron.

Coleman y Brown fueron a juicio desde mayo de 1985 hasta abril de 2002, momento en el que la pareja se quedó sin apelaciones y argumentos para evitar la pena de muerte. Antes de que Alton fuera sentenciado en Waukegan, el asesino dijo: “Yo ya estoy muerto… ustedes están hablando con un hombre muerto”.

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El 26/04/2002 Coleman pidió su última comida: una Cherry Coke; patatas fritas, un filet mignon con cebolla y pechuga de pollo frito con una ensalada de aderezo francés; un pastel de patatas con crema batida, anillos de cebolla, pan de maíz, brócoli con queso derretido y bizcochos. El viernes de mañana fue ejecutado, a sus 46 años, con inyección letal en el correccional Death House.

Finalmente el 26 de abril de 2002 Coleman pidió su última comida, que consistía en patatas fritas, un filet mignon con cebolla y pechuga de pollo frito con una ensalada de aderezo francés. También ordenó un pastel de patatas con crema batida, anillos de cebolla, pan de maíz, brócoli con queso derretido y bizcochos. Coleman digirió todo con una “Cherry Coke”.

El viernes por la mañana en la correccional “Death House” ubicado en Lucasville, al sur de Ohio, Alton Coleman de 46 años recitaba el salmo “El Señor es Mi Pastor” cuando recibió la primera inyección de tiopental sódico, sustancia que indujo al asesino a un profundo sueño. De inmediato se le administró la inyección de bromuro de pancuronio , un relajante muscular cuya función paralizó el diafragma y los pulmones de Alton. Finalmente recibió la inyección de cloruro de potasio, químico detuvo el oscuro corazón de Coleman y así zanjó su sangrienta senda.

Por otra parte el Gobernador de Ohio, Richard Celeste, dejó su cargo en enero de 1991, pero antes revocó la pena de muerte de Debra Denise Brown, quien actualmente cumple una cadena perpetua en la prisión para mujeres de Marysville.

ALBAFIKA DE PISCIS
10-10-2012, 09:58:24
Adolfo de Jesús Constanzo – El Narcosatánico

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El Narcosatánico de Matamoros


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Desde el rancho Santa Elena (arriba), Adolfo y su banda transportaban semanalmente una tonelada de marihuana al país vecino. Pero el lugar no era sólo un centro de distribución de drogas. En 1989 fueron acusados de asesinar a más de 12 personas en rituales afroamericanos

Desde el rancho Santa Elena, en la ciudad fronteriza de Matamoros, México, Adolfo de Jesús Constanzo y su banda transportaban semanalmente una tonelada de marihuana al país vecino… pero el lugar no era sólo un centro de distribución de drogas. En 1989 fueron acusados de asesinar a más de una docena de personas durante unos rituales de Palo Mayombe, un culto afroamericano.

Los “narcosatánicos” habían convertido el rancho en una verdadera casa de los horrores. El 9 de abril de 1989, la policía mexicana detiene en un rutinario control la camioneta que conducía David Serna Valdez, de veintidós años, a la altura del kilómetro 39 de la carretera de Matamoros a Reynosa en el rancho Santa Elena. En ella se encuentran restos de marihuana y una pistola calibre 38, por lo que el joven conductor es detenido. Tras unas horas de interrogatorio confiesa que pertenecía a una secta de “magia negra” y que utilizaban el rancho para realizar sus sacrificios rituales con seres humanos, además del narcotráfico.

Estas sorprendentes confesiones obligan a la policía a registrar el rancho, hallando allí otros ciento diez kilos de marihuana… y algo macabro: un caldero de hierro de hedor pestilente que contenía sangre seca, un cerebro humano, colillas de cigarros, 40 botellas vacías de aguardiente, machetes, ajos y una tortuga asada. Alrededor de la casa, una fosa común con doce cadáveres descuartizados, a los que les habían extirpado el corazón y el cerebro en algún extraño ritual.

Entre ellos se hallaba el cuerpo de Mark Kilroy, un estudiante de medicina desaparecido en marzo de 1989 al que habían amputado las dos piernas y extirpado el cerebro, y con parte de cuya columna vertebral el líder del grupo se había fabricado un alfiler de corbata que le servía de amuleto.

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Los agentes de la policía judicial detienen a un grupo de personas implicadas, quienes confiesan haber matado a esos individuos por orden del Padrino Adolfo de Jesús Constanzo, de veintisiete años de edad e hijo de un americano y una cubana practicante de la Santería y Palo Mayombe, en cuyas artes mágicas había sido iniciado desde que tenía tres años.

En 1980, Constanzo comienza a vender sus servicios como mayombero en Miami, trasladándose posteriormente a México en donde tiene un gran éxito con sus trabajos de magia negra. Su excelente reputación entre las altas esferas le sería debida a los poderes mágicos que le eran atribuidos, al misterio que continuamente le rodeaba y a su carismática personalidad.

Los rituales de purificación o limpias (ceremonias para limpiar malas energías negativas) y de protección, le proporcionan de ocho mil a cuarenta mil dólares entre sus clientes, la mayoría, importantes personalidades americanas.

Ávido por obtener más poder comienza a efectuar sacrificios en sus rituales, para dar mayor sensacionalismo y espectáculo, siempre ayudado por una joven divorciada que se convertiría en su musa y amante, la estudiante norteamericana de veinticuatro años Sara Villarreal Aldrete.

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Sara se convierte en gran sacerdotisa del culto y participa activamente en todas las sangrientas ceremonias, además de reclutar a nuevos miembros y explicarles las actividades de la secta.

Adolfo convence a los demás adeptos que serán completamente invulnerables a las balas y que tendrán el poder de hacerse invisibles si siguen al pie de la letra sus instrucciones: confeccionar una ganga o caldero mágico con unos ingredientes especiales, además de secretos, en los ritos de Palo Mayombe, como son la sangre y algunos miembros humanos mutilados, preferentemente cerebros de criminales o locos, a ser posible de hombres de raza blanca, pues supuestamente éstos son más influenciables por el verdugo (para el asesino la tortura a la víctima es un factor muy importante, pues el alma de la víctima debe aprender a temer a su verdugo por toda la eternidad con el fin de hallarse para siempre sujeta a él).

El rito termina cuando los participantes beben la sopa del caldero formada con la sangre de la víctima, su cerebro y los demás elementos que completan la siniestra ganga… lo cual les dará todo el poder que los criminales deseen.

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Los detenidos revelaron además la existencia de otras sedes del grupo en otras ciudades mexicanas, en las que se descubrieron más delegaciones y sucedieron una serie de aprehensiones.

A partir de ese momento más de trescientos policías participan activamente en la búsqueda de Constanzo y sus seguidores más próximos: Sara Aldrete, Alvaro de León Valdez, Omar Francisco Orea y Martín Quintana, quienes emprenden una huida durante tres semanas por todo México.

Constanzo intenta negociar con las autoridades mexicanas amenazando con revelar todos los nombres de los personajes conocidos que participan en su culto, pero esto pesa poco comparado con la atrocidad de sus crímenes y la policía se muestra intransigente. Dichas negociaciones se mantuvieron en secreto durante mucho tiempo, por lo que más tarde saldría a la luz pública: que numerosos policías habrían estado implicados en la secta.

Sintiendo que el fin de sus crímenes estaba cerca, Adolfo y sus cómplices se refugian en una mansión de las más lujosas del Obispado de Monterrey, protegida con un circuito cerrado con seis cámaras que vigilaban el jardín y accesos a la vivienda.

Mientras éstos eran perseguidos, las detenciones en distintas ciudades con narcosatánicos se multiplicaban. Finalmente, el 6 de mayo son descubiertos en el Distrito Federal por algunos agentes de la policía judicial que se hallaban registrando la zona y, sintiéndose acorralados, los cómplices del Padrino comienzan a dispararles desde la ventana de un edificio ubicado en la calle Río Sena de la Ciudad de México.

Al momento se presentan varias patrullas de refuerzo que pueden acercarse y llegar hasta el cuarto piso, desde donde disparaban. Dentro se encontraban Constanzo y los demás, quienes habían hecho un pacto de suicidio mutuo si no lograban deshacerse de los policías.

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Al ver Constanzo la gran cantidad de agentes que les rodeaban y ganaban terreno a cada paso, desesperado, ordena a su compañero Valdez que le dispare con una ametralladora que le tiende, y Quintana, fiel a su líder decide suicidarse con él. Ambos se meten en un armario ordenando disparar a Valdez. Instantes después son detenidos sólo tres supervivientes, contabilizándose unos quince seguidores fieles de estos sangrientos cultos.

Según las aterradoras declaraciones de Sara a la policía, desde que conoció a Constanzo mantuvo una doble vida comportándose como una chica normal con sus amigos y familia, y como una fría asesina por otro. Ella misma llegó a torturar a algunas víctimas, entre ellas Gilbert Sosa, un traficante de drogas. Delante de los demás miembros del culto ordenó que se le colgase del cuello, con las manos libres para que pudiese sobrevivir agarrándose a la cuerda. Luego lo sumergió en un barril de agua hirviendo, mientras le arrancaba los pezones con unas tijeras.

Confesaría además otros crímenes brutales, como en el que uno de los miembros de la secta mantiene a la víctima con vida después de haberle cortado el pene, las piernas y los dedos de las manos. Le abre el pecho de un machetazo y le agarra el corazón sin desprenderlo, lo muerde a dentelladas mientras el moribundo lo mira agonizante.

Más tarde negaría su participación en los desquiciados rituales, asegurando que el Padrino la retuvo contra su voluntad al haberse descubierto la matanza de Matamoros.

En la actualidad Sara Aldrete Villarreal purga una pena de cincuenta años por homicidio, sin siquiera saber que su historia ha inspirado la “Perdita Durango” de Alex de la Iglesia, película estrenada en septiembre de 1997.

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11-10-2012, 06:37:49
Dean Corll – Candy Man


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Candy Man


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El Hombre de Los Dulces fue responsable de los asesinatos de al menos 27 niños y jóvenes de Houston, Texas. Para ello Dean Corll tenía una habitación especial de torturas donde violaba, torturaba e incluso castraba a sus víctimas. Para llevar a cabo sus crímenes fue ayudado por dos de sus amigos: David Owen Brooks y Elmer Wayne Henley, quienes le “vendían” a jóvenes incautos que accedían engañados a ir a la casa de Dean. Por cada “presa” Corll ofrecía 200 dólares a sus cómplices.

Las fechorías de Corll se dieron a conocer sólo cuando Henley lo traicionó y asesinó en defensa propia, para el resto de sus vecinos Dean Corll era, hasta el momento, un hombre de ejemplar bondad al que le encantaba regalar dulces a los niños.

Origen de un extraño monstruo


Dean Arnold Corll nació en Fort Wayne, Indiana, irónicamente el 24 de diciembre de 1939. Su padre Arnold Edwin Corll no era una figura muy estable, pues castigaba a sus hijos severamente por el más pequeño error. Debido a las constantes peleas con su esposa Mary Robinson, ambos se divorciaron cuando Dean apenas era un niño, sin embargo se volvieron a casar después de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando se separaron por última ocasión, Dean y Stanley (su hermano menor) fueron a vivir con las hermanas mayores de su madre, debido a que Mary tenía que trabajar para mantener a sus hijos. Dean enfermó por una fiebre reumática que le ocasionó un soplo cardíaco y para alejarse de su padre se mudaron a Pasadena, Texas.

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Su madre se volvió a casar nuevamente y con su segundo esposo empezaron un negocio de dulces de nuez desde su garaje; Corll, ya con 11 años, ayudaba en la empresa familiar, pero además él era generoso y regalaba muestras a los chicos del barrio. En los estudios Dean era percibido como un buen estudiante de impecable aspecto disciplina. Dean utilizaba parte de su tiempo para ayudar día y noche a su madre, y seguir con sus estudios, pero la condición de su corazón limitó sus aspiraciones atléticas, por lo que se dedicó a estudiar Música y aprendió a tocar el trombón.

Cuando Dean tenía 19 años se mudaron nuevamente, en esta ocasión a Houston Heights, lugar donde abrieron una pequeña tienda. Tras el segundo divorcio de su madre, Mary nombró a Dean como vicepresidente de la compañía, él se cambió a un departamento justo encima de la tienda. El negocio iba por buen camino y ya contaba con algunos empleados, Corll pasaba mucho de su tiempo libre en la compañía de jóvenes menores que él y tenía el habito de regalar dulces a los niños locales, razón por la cual los medios de comunicación le dieron el apodo “El Hombre de Los Dulces” una vez que sus crímenes se dieron a conocer.

En 1964 Corll se alistó en el servicio militar a pesar de su condición cardíaca, durante su tiempo como soldado se dio cuenta de su homosexualidad, por este motivo fue dado de baja después de haber servido por 10 meses. Pronto regresó a la tienda de dulces para ayudar a su madre. Con el tiempo se convirtió en el dueño de la empresa y daba dulces gratis a los niños para que visiten la tienda, a muchos de los locales les parecía extraño que Corll pase mucho tiempo con niños y en especial con adolescentes, sin embargo nadie se acordó de esto cuando las desapariciones de jóvenes comenzaron a producirse.

Después del tercer matrimonio fracasado de su madre en 1968, Mary se mudó a Colorado. Ella y Dean se mantenían en contacto por teléfono, pero ella jamás volvió a ver a su hijo de nuevo. La empresa de dulces empezó a fallar y, como su padre antes que él, Dean tomó un trabajo de electricista en “Houston Lighting and Power Company”, lugar donde trabajó hasta el día que lo mataron.

Cuando había cumplido los 30 años experimentó un severo cambio de personalidad volviéndose híper sensitivo y tétrico. Entonces empezó a pasar más tiempo con adolescentes y a hacer reuniones donde se drogaban con fundas de papel que contenían pintura o pegamento.

ALBAFIKA DE PISCIS
11-10-2012, 06:43:50
Un singular trío…


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El trío del mal: David Owen Brooks (izquierda), Dean Corll (centro) y Elmer Wayne Henley (derecha).


Los tres pasaban mucho tiempo en la casa de Corll o paseando en su furgoneta blanca, pero en una ocasión Brooks entró al apartamento de Dean para encontrarlo desnudo con dos muchachos atados y desnudos también, tan nervioso se puso Corll, que liberó a los jóvenes y le regaló el coche a Brooks para comprar su silencio. Pronto la demencia de Corll le llevó a ofrecerles a David y a Wayne la cantidad de $200 por cada muchacho que le trajesen.

Los homicidios en masa


La característica que todas las víctimas compartían era que todos eran adolescentes hombres de menos de veinte años. El primero en morir fue Jeffrey Konen de 18 años, quien desapareció el 25 de Septiembre de 1970, mientras hacía autostop. Konen fue dejado en la esquina de la carretera de Westheimer, fue recogido por Corll, quien le ofreció llevarlo a su casa en Braeswood Place. La amable apariencia convenció al joven Jeffrey de subirse al coche. Konen fue la única víctima de esa edad y que no vivía en el barrio de Corll. El resto de la víctimas eran adolescentes mas jóvenes que vivían en Houston Heights, un barrio pobre, una de ellos fue Homer García de 15 años, quien conoció a Henley cuando estudiaba en la escuela de conducción, él fue invitado a una de las fiestas en la casa de Corll.

La Policía por su parte recibía muchos reportes de jóvenes desaparecidos o jóvenes fugados de sus casas, aunque los padres negaban que sus hijos escaparan de casa. Las víctimas a menudo estaban solas o en parejas, y eran invitadas a las fiestas en el apartamento de Corll. Los jóvenes que frecuentaban esos eventos eran amigos de Henley o Brooks, excepto Malley Winkle y Billy Baulch, quienes trabajaron con Dean en la empresa de dulces en los sesenta.

La investigación apuntaba a Corll como sospechoso, pero los comentarios de las personas no eran testimonios positivos para la investigación, puesto que todos los interrogados confirmaban que Dean era un hombre bueno.

Las víctimas de Dean Corll

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Algunas víctimas de Corll (de izquierda a derecha): William Lawrence de15 años, Homer Louis Garcia de 15, Mark Scott de17, Jeffrey Alan Konen de 18, Jerry Lynn Waldrop de 13 y Donald Waldrop de 15 años.


Los homicidios de Corll mostraban el mismo modus operandi: los adolescentes eran estrangulados, muertos por disparos y violados. De acuerdo con los reportes policíacos, el orden de las desapariciones seria el siguiente:

- 25 de Septiembre de 1970: Jeffrey Konen de 18 años. Enterrado en High Island Beach.

- 15 de Diciembre de 1970: Danny Yates de 15 años y James Glass de 14, desaparecieron en una reunión de su religión, engañados por David Brooks, ambos fueron torturados y estrangulados por Corll.

- 30 de Enero de 1971: Donald Waldrop de 17 años y Jerry Waldrop, 13, quienes de acuerdo con Brooks, el padre de ambos era un constructor que en aquel tiempo trabajó en un apartamento continuo al de Corll cuando éste los estranguló.

- 9 de Marzo de 1971: Randell Lee Harvey de 15 años desapareció camino a su casa, cerca de una estación de gasolina. Corll le disparó en la cabeza y lo sepultó con el resto, cerca del cobertizo de su bote. Su cuerpo fue identificado el 17 de Octubre del 2008.

- 29 de Mayo de 1971: David Hilligeist de 13 años, desapareció yendo a la piscina local, David era uno de los amigos de la infancia de Henley. Malley Winkle de 16 años, antiguo empleado de la tienda de dulces y novio de la hermana de Randell Lee fue visto por última ocasión subiendo junto con Hilliegeist a una furgoneta blanca.

- 17 de Agosto de 1971: Ruben Watson de 17 años desapareció yendo al cine, esta fue la última víctima identificada antes que Henley comenzara a participar en los secuestros y asesinatos.

- 24 de Marzo de 1972: Frank Aguirre de 18 años, era el novio de Rhonda Williams, cuya presencia en la casa de Corll desató la confrontación final entre Henley y Dean. Frank fue enterrado en High Island Beach.

- 21 de Mayo de 1972: Johnny Dejome de 16 años y Billy Baulch de 17 años, desaparecieron yendo a la tienda, Henley lo estranguló y después le disparó en la cabeza. Billy trabajó con Dean en la tienda de dulces durante los sesenta, fue enterrado en High Islan beach.

- 2 de Octubre de 1972: Wally Jay Simoneaux de 14 años y Richard Hembree de 13, fueron vistos por última vez junto a una furgoneta blanca aparcada en una tienda. Fueron enterrados cerca del cobertizo del bote de Corll.

- 22 de Diciembre de 1972: Mark Scott de 18 años fue torturado y asesinado por Corll, Mark era amigo de Henley y Brooks.

- 4 de Junio de 1973: Billy Ray Lawrence de 15 años, su caso fue diferente porque Corll lo mantuvo con vida por cuatro días antes de matarlo y enterrarlo en el lago Sam Rayburn. Billy era amigo de Henley.

- 15 de Junio de 1973: Ray Blackburn de 20 años, era de Lousiana, estaba casado y tenía un hijo. Fue la víctima más adulta de Corll.

- 13 de Julio de 1973: Homer García de 15 años, conocía a Henley por los cursos de conducción. Le dispararon y enterraron en el lago Sam Rayburn.

- 19 de Julio de 1973: Tony Baulch de 15 años. Corll asesinó a su hermano mayor el año anterior, Tony fue enterrado cerca del cobertizo de su bote.

- 25 de Julio de 1973: Marty Jones de 18 años y su amigo Charles Cary Cobble de 17 fueron vistos por última vez en la compañía de Henley. A Charles le dispararon dos veces en la cabeza.

- 3 de Agosto de 1973: James Dreymala de 13 años se convertiría en la última victima de Corlls, él fue engañado para que entre al apartamento de Dean en Pasadena a recolectar tapas de las botellas de sodas para venderlas.

La última fiesta de Corll


La noche del 8 de Agosto de 1973, Henley llevó a su novia Rhonda y a Tim Kerley a la casa de Corll, quien se molestó en el instante que vio a la chica, después de unas cervezas y un poco de hierba se calmó. En algún momento los tres adolescentes perdieron el conocimiento y se levantaron atados, Henley se despertó cuando estaba siendo esposado por Corll, sabiendo lo que le esperaba logró convencerlo de que lo deje libre y lo ayudaría, Dean aceptó, y tras intentar violar a Tim Kerley, el joven luchó tanto que Dean frustrado salió de la habitación, en ese momento Henley tomó el arma que Corll había dejado, una pistola calibre 22. Cuando Corll regresó, intentó atacar a Henley pero éste le disparó seis veces: en la espalda, hombro y cabeza.

El asesino serial había muerto y Henley, resignado ante la culpa, llamó a la Policía. Mientras esperaban éste le dijo a Tim: “me hubieran dado $200 por ti”. Cuando los oficiales interrogaron al cómplice, este les contó todo sobre los asesinatos, la Policía, escéptica, no creía la historia hasta que Henley les mencionó algunos nombres de los adolescentes desaparecidos.

Al investigar el apartamento se toparon con una oscura verdad. Dean Carll los había matado a todos en su cámara de tortura.


La cámara de torturas y las nuevas víctimas

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Un cuarto oscuro, diseñado sólo para la tortura y la muerte, un cuarto investido de un extraño olor. Tenía un piso alfombrado cubierto por plástico y una larga tabla con esposas adjuntadas, la cual sería el último lugar de reposo de las víctimas. Habían cuerdas y varios juguetes sexuales, objetos todos que describían la naturaleza de los crímenes. También había un extraño cajón de madera con huecos hechos para que el aire entre.

A ese terrible lugar Corll llevaba a los jóvenes (de 13 a 20 años) que elegía como presas. Ahí los desnudaba, los violaba y los atormentaba haciéndoles cosas como meterles gruesos consoladores que les dejaba metidos en el ano; o, peor aún, duras, frías y lacerantes varillas de acero… También solía introducirlos en cajas de madera, donde tras cierto tiempo sus víctimas experimentaban agudos calambres. Gustaba de arrancarles el vello púbico, pelo por pelo. Y era cada vez más sádico, ya que llegó a un punto en que les partía los dedos, les quebraba a martillazos los omoplatos y otros huesos de piernas y brazos, los asfixiaba con bolsas plásticas, les hacía cortes en tal o cual parte del cuerpo, e incluso, a algunos los castraba con tijeras, cuchillos, y hasta navajas de afeitar…

En los días que siguieron después de la muerte de Corll, Henley llevó a los oficiales al cementerio personal de Corll. Cerca del cobertizo de su bote había un terreno donde, tras cavar por algunas horas, descubrieron varios cuerpos bañados en cal y envueltos en plástico. Y es que Corll, según contaron ex empleados de la dulcería, solía comprar a menudo unos rollos de plástico transparente; eran estos los royos con los que envolvía a los cadáveres de sus víctimas, atando los extremos de tal forma que los muertos pareciesen caramelos. Pero Henley no se detuvo allí, y tras confesar toda su participación, los llevó al resto de “cementerios” que Corll había creado en todo Houston. La Policía descubrió un total de 27 cadáveres, que al ser examinados mostraban señales de haber sido estrangulados y torturados, algunos también habían sido castrados, otros fueron muertos a balazos, algunos tenían objetos insertados por el recto, y absolutamente todos habían sido sodomizados.

Cuando la investigación y búsqueda de cadáveres estaba terminando, Henley insistió en que faltaban tres cuerpos más que habían asesinado, cuerpos que jamás fueron encontrados. Aunque sí descubrieron dos huesos que no eran de las víctimas encontradas cerca del cobertizo del bote de Corll, por lo que no se descarta que hubiese más víctimas que nunca aparecieron.
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filo80
11-10-2012, 16:07:26
mas tarde los acabo de leer todos que buen aporte

ALBAFIKA DE PISCIS
16-10-2012, 13:24:47
uan Vallejo Corona – Machete Murderer

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Juan Vallejo Corona conocido como el ‘Machete Murderer’ nació en el año de 1934 en México y de joven migró a California, a la ciudad de Yuba City, donde se estableció. Se casó y formó una familia de cuatro hijas, y tiempo después se convirtió en contratista de mano de obra. Su labor era altamente apreciada entre los granjeros del lugar, a quienes proporcionaba mano de obra barata, generalmente mexicanos emigrantes que, como él, perseguían un mejor nivel de vida en Estados Unidos.

Pero el 19 de Mayo de 1971 un granjero japonés de la zona sale a pasear por sus huertos de durazno y nota que alguien ha excavado entre dos árboles un hoyo de dimensiones semejantes a los de una tumba. A pesar de que alrededor había cuadrillas de trabajadores contratadas por Juan Corona pizcando durazno, quedó intrigado por el hallazgo al grado de regresar a ver el agujero por la noche. Cuál sería su sorpresa al encontrar el hoyo relleno de tierra. Decide llamar a la Policía, que en un principio no sospecha nada extraño a excepción del hecho de que alguien pudo haber ido a enterrar basura en una propiedad ajena. Para sorpresa de todos, al excavar los oficiales se encontraron con el cadáver de un hombre blanco y delgado. En vida aquel sujeto se llamaba Kenneth Whiteacre. Kenneth abía sido apuñalado en el pecho, fuertemente golpeado en la cabeza y presentaba varias laceraciones profundas detrás del cráneo.

En sus ropas se pudo hallar un pasquín de pornografía gay, lo que hizo suponer que se trataba de un homosexual. A pesar de la horrible naturaleza del descubrimiento, para la Policía no había razón de alarmarse. Total, el movimiento gay en boga en San Francisco había agitado e irritado a mucha gente que bien pudo haber liquidado al hombre como una forma de represalia.

El escritor y reportero del crimen, Kidder, especuló que aquel homicidio pudo haber sido cometido por un par de hombres que habían salido a la caza de un encuentro sexual y hallaron un voluntario que por algún dinero accedería a sus peticiones. Pero luego lo mataron cuando se negaron a pagarle el billete prometido. Los peritos tomaron algunas impresiones de las huellas de una camioneta que estuvo en el sitio pero no se le dio la importancia debida al asunto y el cuerpo no fue estudiado con la minuciosidad requerida. Debía descartarse algún tipo de asalto sexual, aunque eso si, se determinó que las heridas de la cabeza habían sido practicadas cuando el hombre ya había fallecido. Después del rapidísimo examen forense el cadáver fue entregado a los funerarios. Los detectives concluyeron que pudo haber sido el resultado de una pelea, un mero suceso al azar.

Sin embargo unos cuantos días después se halló otro cuerpo en las huertas de durazno de la zona. El 24 de Mayo, mientras operaban un tractor en un rancho vecino, los trabajadores tuvieron que parar al encontrar partes de la tierra colapsadas. De nuevo fue llamada la Policía y encontraron el cuerpo de Charles Fleming, otro vagabundo del lugar. Esta vez las autoridades actuaron con mayor cautela y la búsqueda de más cuerpos se intensificó sin encontrar nada, hasta que un oficial descubrió un pequeño camino entre la vegetación, el cual los condujo a una enorme tumba colectiva.

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A lo largo de la rivera encontraron la tierra sospechosamente revuelta. Cuando comenzaron a remover el suelo con las palas encontraron las piezas claves del caso. Unas notas del mercado de la ciudad a nombre de un tal Juan V. Corona, despachadas hacia pocos días. Al excavar encontraron otro cadáver, un hombre con las mismas heridas de muerte, golpes en la cabeza y laceraciones producidas por lo que parecía ser un machete. El sujeto enterrado era un granjero indigente. Siguieron apareciendo cuerpos uno tras otro en diferentes grados de descomposición, de tal modo que se pudo establecer hasta la cronología de las muertes.

Algunos de ellos difícilmente podían mantenerse completos. Tuvieron que ser colocados dentro de bolsas de plástico para su posterior identificación. Indudablemente era esta fosa colectiva el producto de un solo criminal, puesto que todos los cuerpos presentaban signos de un mismo ritual de muerte. Una especie de firma, según lo llaman los especialistas. De vez en cuando ocurren actos violentos en una comunidad, pero los oficiales a cargo jamás habían presenciado un entierro colectivo como este. Las victimas aparecían con evidentes signos de asalto sexual, con los calzones a los tobillos y los genitales expuestos. La mayoría habían sido trabajadores emigrantes y/o vagabundos, asesinados con arma punzocortante y golpes a la cabeza. Algunos habían incluso recibido un tiro. A pesar de la evidencia contra Juan Corona, el sheriff Roy Whiteaker hizo énfasis en el cuidado que debían guardar sus subalternos en la recuperación de cuerpos. Las recetas halladas eran buenas, pero para dar un paso definitivo se debía encontrar algo más. Entonces el objetivo se fijó en enterarse por terceros que hubieran conocido a las víctimas y poder ligar definitivamente al contratista con las muertes.

A estas alturas de la conmoción el sheriff Whiteaker ya conocía algunos detalles muy oscuros acerca del contratista mexicano Juan Vallejo Corona.

Para principio de cuentas circulaban rumores acerca de Corona y algunos ‘asuntos’ suyos con hombres homosexuales. Luego estaba el hecho de que había sido diagnosticado de esquizofrenia (1956) y conforme a los usos médicos de entonces fue sometido a terapia de electrochoques. También se conocía a la perfección un macabro episodio que involucraba a su hermano Natividad Corona, ese sí un conocido y violento gay que operaba el café ‘Guadalajara’ en el poblado de Marysville. En dicho episodio apareció en el baño del lugar un joven sangrando de la cabeza, pues con un machete le habían volado parte del cuero cabelludo. El sujeto fue auxiliado por otros comensales y el homosexual Natividad Corona huyó del país hacia México. La víctima demandó por $250,000 dólares, pero el proceso nunca fructificó ante la ausencia del demandado. La existencia de este lío entre homosexuales daba mucho en que pensar acerca del señor Juan Corona.

En una época en que todavía no explotaba el uso de compleja tecnología forense, la única manera de construir el caso contra Juan Corona fue mediante evidencia circunstancial. Los fiscales sabían que las notas del mercado podían ser rebatidas durante el juicio así es que mediante los testimonios de muchas fuentes podían armar un mosaico que sustituyera la evidencia que, en otros casos, es concluyente y liga al asesino con las víctimas.

ALBAFIKA DE PISCIS
16-10-2012, 13:41:08
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La evidencia forense presentaba múltiples dificultades. La sangre hallada en la camioneta resultó ser de un trabajador herido que había sido transportado en dicho vehículo. Su famoso machete no presentaba rastros sanguíneos y la de otros lugares resultó ser pintura.

Las huellas de llanta halladas en los sitios no concordaron con las de la camioneta tampoco, la bala hallada en uno de los cadáveres tampoco perteneció a la pistola de Corona, en fin que ni las marcas de herida de machete ligaban con certeza al contratista con los muertos. Inclusive el acusado contaba con una coartada pues durante el tiempo de la muerte de varios de los enterrados estaba usando muletas para caminar.

El juicio contra Juan V. Corona fue sumamente largo y tedioso. El procedimiento se tornó en una lucha de intereses entre los abogados de la defensa y los de la parte acusadora, en este caso del Estado de California. Las principales disputas giraron en torno a la evidencia forense y a su complicada y fallida recopilación. Ningún especialista que pasó a rendir testimonio en la corte pudo asegurar al 100% que los cuchillos y el machete de Corona estaban conectados con los cadáveres encontrados. En cuanto a la sangre, igual ningún especialista pudo establecer de manera convincente que hubiera conexión entre las muestras de los muertos y las manchas y gotas encontradas en los efectos personales y la propiedad del acusado. Salieron a flote tantos y tan complicados detalles que muchas veces se perdió la perspectiva de los crímenes para enfocarse en la efectividad de los analistas y en su reputación profesional. Aún las recetas y recibos hallados en los entierros fueron puestos en duda, al sugerirse que tal vez alguien quiso inculpar de esa manera a Corona con los asesinatos. Hubo quien sugirió que se revisara la antigüedad de cada cadáver y de las notas para poder dilucidar si fueron puestas después o cayeron en las tumbas en el momento mismo del crimen. Esta estrategia puso al descubierto errores de procedimiento por parte de los forenses al clasificar los cuerpos, los cuales fueron numerados de diferente manera por los médicos, contrariamente el sistema con que la Policía los fue etiquetando. Luego estuvo el hecho de que nadie pudo concluir que Juan V. Corona fuera homosexual, este hecho hubiera resultado crucial dada la evidencia de que los crímenes tenían una motivación notoriamente sexual. Hawk, el abogado defensor, nunca llevó ningún testigo clave al estrado y, aunque no lo nombró explícitamente, basó gran parte de su estrategia en sugerir que había sido el hermano de Juan, es decir Natividad Corona, el “verdadero” responsable de la matanza.


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Para complicar más el juicio resulta que se le acusó a Corona por los 25 crímenes, multiplicando así en costos monetarios y de tiempo las diligencias respectivas. Usualmente cuando se acusa a un multihomicida basta con procesarlo por uno o dos crímenes de la multitud que se le adjudican, pero en este caso ese detalle de atiborrar de acusaciones constituía la estrategia de la parte acusadora para conformar un caso ganador. Es decir, cimentar el mosaico de evidencias circunstanciales de que habíamos hablado párrafos atrás. Finalmente ambas partes dieron por agotados sus trabajos y el jurado decidió que Juan V. Corona era culpable de 25 homicidios, en consecuencia el juez recetó 25 cadenas perpetuas con derecho a libertad condicional.

Poco tiempo después Corona volvió a juicio puesto que un nuevo grupo de abogados tomó la defensa del caso y decidió que no se le había defendido correctamente en su primer juicio. De hecho nadie se explica el por qué su primer abogado defensor no hizo nada por alegar incapacidad mental. Estaba claro y documentado que Corona había sido sometido a electroshocks. Sin embargo este nuevo lance probó ser ineficaz y costoso, pues se estima que a los contribuyentes californianos el chiste les salió en varios millones de dólares. Básicamente el jurado argumentó que Corona era el más probable culpable por la evidencia de su bitácora personal, donde había anotado un registro de los nombres de varias de las victimas halladas y, siendo de ese modo, no se modificó la sentencia del juicio anterior, siendo que hasta esa evidencia no estaba exenta de controversia y que fue materia de mucho debate entre especialistas en Grafología.

En cuanto a Corona, no lo pasó bien en la cárcel los primeros años, puesto que fue atacado por cuatro internos, quienes lo cosieron a puñaladas, casi haciéndolo morir y destruyéndole un ojo en el ataque. Pero luego Corona se recuperó y a la fecha continúa purgando su sentencia en la prisión estatal de Corcoran en California. Padece de demencia senil y su salud no es buena.

ALBAFIKA DE PISCIS
18-10-2012, 15:31:39
Charles Cullen – El Enfermero Asesino


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En la década de los ochenta y noventa, los hospitales de Nueva Jersey ganaron mala reputación cuando varios pacientes comenzaron a fallecer por sobredosis de medicinas que no necesitaban. El centro médico de Somerset llevó a cabo una investigación que descubrió quién estaba detrás de las muertes: era un enfermero inestable mentalmente, llamado Charles Cullen, que cambiaba de trabajo de hospital en hospital.

harles Edmund Cullen nació el 22 de febrero de 1960 en West Orange, Nueva Jersey. Él era el más joven de ocho hermanos, su padre, Meme Cullen, era chofer de transportes escolares y su madre era ama de casa. Meme falleció cuando Charles tenía solo 7 meses de vida, por lo que la falta de una figura paterna dejó inestable la mente del joven y, en 1969, intentó suicidarse con unos químicos que robó del laboratorio de la escuela. Este fue el primero de veinte intentos de quitarse la vida.

Cullen describió su infancia como “miserable”. El futuro asesino creció en un barrio de obreros y trabajadores, dentro de una familia católica, sin embargo la tragedia volvió a impactar la vida de Charles cuando, el 6 de Diciembre de 1977, su madre murió en un accidente de tráfico en el que conducía su hermana.

A raíz de su pérdida, el joven abandonó sus estudios y en abril de 1978 se alistó en la Marina de los Estados Unidos.
Tras ser asignado al Cuerpo de Submarinos, sirvió en la sección de balística y misiles a bordo del USS Woodrow Wilson. Durante este periodo, Cullen obtuvo el rango de contramaestre de tercera clase en el equipo que operaba los misiles Poseidón. Sin embargo Charles empezó a mostrar signos de problemas mentales, como una vez que realizó su turno vistiendo un uniforme de cirugía, verde y con mascarilla y guantes de látex, equipo que robó del botiquín de la nave.

Posteriormente fue transferido a la nave de suministros USS Canopus, en los años siguientes Cullen intentó suicidarse en siete ocasiones hasta que la Marina le dio el alta por razones médicas el 30 de Marzo de 1984.

En 1987, Cullen estudió en la escuela de enfermería de Mountainside, consiguiendo un trabajo en el St. Barnabas Medical Center en Nueva Jersey. Ese mismo año contrajo matrimonio con Adrienne Taub, la pareja tuvo dos hijas. Cuando trabajaba como enfermero, fantaseaba con robar drogas del hospital para quitarse la vida, y en una ocasión se clavó un par de tijeras en la cabeza, por lo que tuvo que ser operado de inmediato.

Enfermero Homicida: cómo cometió sus crímenes

Mientras trabajaba en el hospital de St. Barnabas, Cullen cometió su primer asesinato el 11 de Junio de 1988, cuando el Juez John W. Yengo ingresó al hospital tras sufrir una reacción alérgica a un medicamento para la sangre. Charles le administró una dosis letal de medicinas intravenosas que lo mató. Durante su estadía en St. Barnabas, Charles alegó haber asesinado once pacientes, incluyendo un paciente con SIDA a quien le dio una sobredosis de insulina. En Enero de 1992, Charles Cullen renunció cuando las autoridades del hospital comenzaron a investigar quién había adulterado bolsas de fluido intravenoso.

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El enfermero asesino consiguió empleo en el Warren Hospital en Phillisburg, en Febrero de 1992, periodo en el que asesinó a tres mujeres ancianas tras administrarle altas dosis de digoxina, un fármaco diagnosticado para personas con problemas de corazón. Su última víctima dijo que un enfermero sospechoso le inyectó algo mientras dormía, pero la familia de la señora y los médicos del centro descartaron su comentario.

La esposa de Charles, Adrienne Cullen, presentó el divorció el 22 Enero de 1993, tras la separación ella realizó dos denuncias por violencia doméstica en su contra. Las denuncias sobre Cullen, mostraban su naturaleza malvada agravada por su alcoholismo. También abusaba de mascotas metiéndolas en bolsas de bolos y botes de basura. Charles solía hacer bromas siniestras en las que ponía líquidos inflamables en bebidas de las personas o hacía llamadas falsas a casas funerarias.

Después del divorcio, Cullen compartía la custodia de sus hijas y se mudó a un apartamento en un sótano de la Avenida Shafer en Phillisburg. En 1993, Charles quería renunciar a su trabajo como enfermero, pero los pagos para la manutención de sus hijas lo forzaron a seguir trabajando para poder pagar la pensión.

Pero en Marzo de 1993 la condición mental de Cullen empeoró, cuando entró sin autorización a la casa de una colega de trabajo mientras ella y su hijo dormían. El enfermero había salido con la mujer pocas veces, y cuando ella negó su propuesta de matrimonio, el enfermero se obsesionó. Posteriormente Charles comenzó a seguirla al trabajo y por el pueblo. También hacía llamadas y dejaba mensajes constantemente, ella denunció a Cullen por acoso y este fue culpado por irrumpir en propiedad privada, pasando un año bajo palabra. Al día siguiente de su arresto Charles intentó suicidarse, le dieron dos meses de descanso en el trabajo y fue tratado en dos centros psiquiátricos por depresión.

Antes de que termine el año Charles Cullen intentó quitarse la vida en dos ocasiones más. En agosto del mismo año Charles asesinó a Helen Dean, una mujer de 91 años que se recuperaba de una cirugía, el enfermero entró sigilosamente y le inyectó una dosis de digoxina cuando nadie le veía.

Charles terminó su trabajo en el hospital Warren en Diciembre de 1993, y de inmediato consiguió empleo en el Centro Médico Hunterdon, en el Municipio de Raritan, Nueva Jersey. En 1994 Cullen se convirtió en un enfermero licenciado en Pensilvania y a principios del mismo año trabajó en la unidad de cuidados intensivos y cardíacos, posición que mantuvo por tres años. Charles dice que en los primeros dos años no mató a nadie, sin embargo los registros de ese tiempo fueron destruidos cuando Cullen fue arrestado en el 2003, ya que el enfermero confesó haber matado a cinco pacientes los primeros nueve meses de 1996, tras administrarles altas dosis de digoxina.

Meses después Charles consiguió empleo en el Morristown Memorial Hospital, en Morristown, Nueva Jersey, pero fue despedido en Agosto de 1997 por su mal desempeño laboral. Los siguientes seis meses estuvo desempleado y no pagó la manutención de sus hijas. En Octubre del mismo año Cullen apareció en el hospital Warren para ser tratado por depresión, fue admitido en un instituto psiquiátrico, pero el tratamiento no mejoró su salud mental. Los vecinos de Charles reportaron haberlo visto persiguiendo gatos por los callejones durante la noche, en ocasiones gritaba o hablaba solo, y hacía muecas a las personas cuando éstas no le miraban.

En Febrero de 1998 Charles fue contratado por el centro de rehabilitación Liberty Nursing en Allentown, Pensilvania. Cullen trabajó en la sala de los pacientes que necesitan ventilación asistida para respirar. En el mes de Mayo el enfermero se declaró en bancarrota con deudas de más de 67.000 dólares. Cullen fue despedido en Octubre del mismo año después de ser descubierto entrando con jeringuillas al cuarto de un paciente: la víctima terminó con el brazo roto, pero aparentemente no fue inyectada, también fue acusado de administrar drogas a enfermos en horarios no programados.

A finales de noviembre de 1998 Cullen consiguió empleo en el hospital Easton, en Pensilvania, y el 30 de Diciembre asesinó con digoxina a Ottomar Schramm. Los resultados forenses demostraron que una dosis letal de este medicamento había sido administrada, la investigación no mostró evidencias claras y Cullen no pudo ser relacionado.

ALBAFIKA DE PISCIS
18-10-2012, 15:34:09
El enfermero asesino continuó buscando empleo, y la falta de enfermeros a nivel nacional hacía fácil que consiguiera un nuevo empleo con rapidez. En Marzo de 1999 Charles renunció al hospital Easton por un empleo en el Lehigh Valley Hospital en Allentown, Pensilvania, durante su estadía el enfermero mató a un paciente e intentó liquidar a otro.

Ese mismo año el médico forense del condado de Northampton, Zachary Lysek, informó a las autoridades que había un “ángel de la muerte” operando en el Hospital Easton, el forense llegó a esta conclusión tras examinar el cuerpo de Schramm, un paciente de 78 años, que falleció tras recibir una dosis fatal de digoxina (su condición no requería ese medicamento). Debido a que Schramm provenía de un asilo, comenzó una investigación en el hospital cuando uno de los parientes comentó haber visto un enfermero con agujas cerca del paciente. Lysek quedó frustrado y Cullen se trasladó al hospital St. Luke cerca de Bethlehem.

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Cullen intentó suicidarse nuevamente en Enero del año 2000 usando una parrilla de carbón con la que esperaba ahogarse con sus humos. Sus vecinos llamaron a los bomberos y policías al ver la humareda, posteriormente Charles fue ingresado a un centro psiquiátrico, pero fue dado de alta al día siguiente.

En el 2002, una enfermera del hospital St. Luke dijo que había un colega de extraño comportamiento llamado Charles Cullen. Cuando Lysek informó a las autoridades del condado, pronto descubrieron que siete enfermeros del hospital habían investigado a Cullen previamente, los administradores informaron a la policía del Estado que Charles mataba pacientes, debido a que en Junio de 2002 encontraron paquetes abiertos de una medicina, y a que se había visto salir al extraño enfermero de cuartos cuyos pacientes después fallecían, como fue el caso de Diane Mackrell de 48 años y Esther Stoneback de 71. Durante los turnos de Charles había un aumento de código azul (actuaciones por parada cardiorrespiratorias ); cuando se lo cuestionó respecto a las drogas perdidas, abandonó su trabajo sin dar explicaciones.

Durante el mes de Septiembre del año 2002, Cullen trabajó en la unidad de cuidados intensivos del Centro Médico Somerset en Somerville, Nueva Jersey. Charles salía con una mujer, pero aún así entró en una gran depresión, y para aliviarse asesinó a ocho pacientes utilizando dosis letales de digoxina e insulina. El 18 de Junio de 2003, Cullen intentó asesinar a Phillip Gregor, pero sobrevivió y fue dado de alta, tristemente murió 6 meses después por causas naturales.

El año siguiente el Estado contrató al Dr. Isadore Mihalakis, un patólogo de renombre que inició una extensa investigación de todas las muertes, pero en Marzo de 2003 entregó su reporte y no descubrió actividad criminal. La suerte de Cullen se agotaba mientras trabajaba en el Centro Médico de Somerset, debido a que el sistema, totalmente controlado por ordenador, reveló que él revisaba archivos de pacientes que no le estaban asignados. Sus colegas lo veían entrar y salir. Finalmente el registro computarizado de los gabinetes médicos descubrió que Cullen solicitaba medicinas para pacientes que no las necesitaban.

En el mes de Julio, Steven Marcus, el director ejecutivo de información de veneno y sistemas de educación de Nueva Jersey, informó que había cuatro pacientes muertos con sobredosis sospechosas y que todo indicaba que era obra de un enfermero. En Octubre del mismo año las autoridades fueron contactadas, pero Cullen ya había asesinado a cinco pacientes e intentaba liquidar al sexto. En este periodo los oficiales del Estado penalizaron al Hospital Somerset por la muerte de un paciente tras recibir una sobredosis de insulina, la última víctima de Cullen falleció por tener poca azúcar en la sangre. De inmediato las autoridades fueron notificadas y se llevó a cabo una extensa investigación sobre el historial de Cullen en las muertes durante su carrera como enfermero. Charles Cullen fue despedido el 31 de Octubre de 2003 por haber mentido en su aplicación de trabajo. Por varias semanas la Policía lo vigilaba mientras la investigación se terminaba.


El fin de sus actos criminales


La investigación demostró la participación de Cullen en la muerte del Reverendo Florian Gall y también el intento de homicidio de Tin Kyushu Han, ambos fueron pacientes del hospital Somerset. Los oficiales arrestaron a Charles mientras comía en un restaurante el 14 de Diciembre de 2003. Además, el enfermero asesino admitió haber matado a Ottomar Schramm.

En Abril de 2004, Charles Cullen se declaró culpable por haber asesinado a trece pacientes e intentar matar a dos más por medio de inyección letal mientras estuvo en el hospital Somerset. El enfermero juró ante la corte cooperar con la investigación si no era sentenciado con la pena de muerte. En Noviembre, Cullen afirmó ser culpable del asesinato de seis pacientes en el Liberty Nursing de Allentown, Pensilvania. En Julio de 2005, el enfermero pasaba sus noches en la prisión del condado de Somerset en Nueva Jersey.

A finales del mismo año Cullen fue encontrado culpable de haber asesinado a cuarenta pacientes durante sus 16 años de servicio como enfermero en diez hospitales dinstintos.

Se piensa que la cifra real podría ser muy superior y algunos expertos hablan de incluso 400 asesinatos pudiendo convertirse de esta forma en el más activo asesino en serie de la historia en Estados Unidos.

El 10 de marzo de 2006, mientras esperaba el veredicto, Cullen repetía sin cesar “Su señoría, usted debe renunciar”, el juez ordenó cerrarle la boca con un trapo y cinta adhesiva. Fue sentenciado por el Juez William Pratt a once cadenas perpetuas sin libertad condicional en la prisión Estatal de Nueva Jersey, en Trenton. Después del juicio muchos familiares de las víctimas acudieron para insultarlo y preguntar por sus parientes muertos.
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¿Qué le motivo a asesinar a sus pacientes?


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Durante los interrogatorios el enfermero justificaba sus actos a los detectives diciendo que no podía tolerar que salven la vida de un paciente que ya debía morir. Cullen admitió que los mataba para liberarlos de su sufrimiento y también para prevenir que el personal del hospital los deshumanice con tratamientos que no servían. El enfermero dijo que pensaba por varios días antes de matar al paciente, pero al final lo hacía por impulso.

En diciembre de 2003 les dijo a los detectives Timothy Braun y Daniel Baldwin que había vivido toda su vida como en una neblina. Comentó también lo fácil que era moverse de un lugar a otro en el momento que escuchaba rumores sobre sus actos.

Las acciones del enfermero asesino ayudaron a pasar una nueva ley en abril de 2004, cuando el gobernador de Nueva Jersey, James McGreevey, firmó un documento que obligaba a todos los centros médicos a reportar errores serios, y también a hacer una evaluación más extensa antes de contratar empleados.

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ALBAFIKA DE PISCIS
18-10-2012, 15:45:33
Jeffrey Lionel Dahmer – El Carnicero de Milwaukee


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Se trata de un asesino en serie estadounidense cuyo perfil psicológico es prototípico del hombre carente de todo aquello que hace tolerable llevar una existencia normal. Su actitud negativa le impidió tener amigos, relaciones, trabajos, intereses, ocupaciones, dinero, esperanzas o simplemente un lugar dónde vivir. Nunca llegó a socializarse y su cavernoso interior emocional se fue degradando mientras llenaba ese enorme vacío de fantasmas.

Jeffrey nació el 21 de mayo de 1960 en el hogar de un matrimonio problemático compuesto por un conocido investigador químico y una neurótica emotiva y autocompasiva. Era un niño tímido y solitario que temía el abandono y daba la impresión de estar desamparado.

El joven Jeffrey no hacía más que gritar pidiendo atención desde la temprana edad, aunque fuera subconsciente. Pero esos gritos no fueron oídos por unos padres demasiado absortos en sus propias guerras personales durante un amargo divorcio que dejó al niño con la sensación de ser abandonado.

Pronto se interesó por la anatomía animal. En el sótano de su casa guardaba un montón de huesos de conejos, pollos y otros animales, sintiendo gran curiosidad por verlos dentro de los animales vivos que manipulaba. Su familia cambió de vivienda seis veces antes de establecerse en 1968 en Ohio. La mayor parte de su infancia la pasó escondido en un cobertizo de madera en una colina cazando insectos en frascos y conservándolos en formol. Luego pasó a las ardillas, mapaches y otras piezas más grandes, transportando los cuerpos hasta el bosque, donde los dejaba pudrirse. Luego sumergía los restos en lejía para limpiar y blanquear sus huesos.

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Su madre, tras una temporada en el hospital, tubo que guardar cama por el resto de sus días por haber ingerido enormes cantidades de tranquilizantes y otras drogas, hecho que ensimismaría a Dahmer en un aislamiento inquebrantable.

A los once años ya hablaba de manera monocorde. Se convirtió en un solitario, balando como una oveja en el aula de clase o comportándose como un retrasado en las tiendas para llamar la atención de sus compañeros. También comenzó a beber y a masturbarse compulsivamente utilizando revistas para homosexuales o mirando las entrañas de los animales que cazaba. A los dieciséis años solía ir borracho a clase, donde tenía un solo amigo que era proveedor de marihuana y con quien se colocaba a diario. El joven se refería al alcohol como su ´medicina´, un tónico autorrecetado con la intención de calmar sus momentos de angustia. Y ese alcohol a su vez, alimentaba su inclinación hacia la excentricidad.

El nacimiento del crimen

A los diecisiete años, tras observar un joven que a diario pasaba haciendo jogging delante de su casa, sintió un deseo desenfrenado de poseerlo. Como no se atrevía a abordarlo para entablar una conversación, optó por coger un bate de béisbol y se dispuso a esperarlo con la idea de atacarle cuando pasara, pero afortunadamente el joven dejó de ir a correr por esa zona, salvándose de haber sido una primera víctima del atormentado Jeffrey Dahmer.

Al año siguiente, su padre abandonó el hogar, y al poco tiempo, el 18 de junio, el chico se venga recogiendo en la carretera a un autoestopista, a quién llevó a su casa y asesinó, luego metió el cuerpo en un saco de basura y lo arrojó por un barranco.

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Después de esto, entró en una crisis depresiva y renunció a seguir viviendo, pero su padre lo envió a la Universidad. Allí también fue rechazado por su contínuo estado de embriaguez, y en diciembre de 1978 su padre lo obliga a alistarse en el ejército, pero sus continuas borracheras no cesan. Al licenciarse va a vivir con su abuela, en donde muestra una posible reinserción, pues comienza a ir a la iglesia, a leer la Biblia e incluso reduce su dosis de alcohol y encuentra trabajo en una fábrica…

Pero poco le duró esa vena. Al poco tiempo comenzó de nuevo a masturbarse insistentemente e incluso robó un maniquí de una tienda, que le hacía las veces de compañero sexual. También empezó a frecuentar las saunas de Milwaukee, en donde se daban cita algunos homosexuales para tener relaciones anónimas e impersonales, pero le resultaba difícil conseguir la erección mientras sus parejas estaban despiertas, por lo que optó por drogarlos con somníferos antes de mantener una relación sexual. Después de esto, ninguno de sus amantes cuando volvían en sí querían volver a saber más de él, por lo que creyó más oportuno buscar un cadáver para satisfacer sus instintos sexuales.

Esa misma noche, tras asistir al funeral de un joven de dieciocho años, fue a desenterrarlo al cementerio, pero no lo consiguió porque el suelo estaba congelado debido a las bajas temperaturas.

En septiembre de 1986 es arrestado por exhibicionismo indecente, lo que desembocó en su primer análisis psicológico, en el cual se le diagnosticó una personalidad peligrosa.

Un año después mataba por segunda vez. Esta vez se trataba de un joven negro al que ofreció una bebida dopada. Dahmer se despertó al día siguiente encima de un cuerpo ensangrentado, pero afirma no recordar nada de lo que pasó aquella noche. Lo que sí revive es cómo tras levantarse mete el cadáver en el armario y sale a comprar una gran maleta para trasladar el cuerpo a casa de su abuela. Allí cuenta que lo guardó en el sótano y lo desmembró, envolviendo la cabeza en una manta y guardándola en una estantería para hervir más tarde el cráneo y blanquearlo.

Después de eso, Dahmer comienza a matar siempre que tenía ocasión. Seguía el mismo modus operandi: primero el flirteo ofreciendo dinero a cambio de sexo, luego les ofrecía bebida con somnífero y finalmente los estrangulaba. Después de matar a su víctima se quedaba abrazando el cadáver, pensando en cómo conservar las cabezas y formar una especie de altar en su habitación, adornada con huesos.


Dahmer seguía la predecible pauta de los asesinos en serie. Empezó matando cautelosamente, asustándose por sus crímenes. Luego el ritmo aumentó y se convirtió en una máquina de matar más efectiva. Está más que demostrado que estos asesinos con el tiempo se vuelven arrogantes y despreocupados, convencidos de que no pueden ser apresados por ningún ser mortal, creyendo tener máximo poder y autoridad sobre los demás.

Dahmer mostraba muchas características de asesino organizado: acechaba a sus víctimas, les engañaba para llevárselos a su apartamento con la promesa de dinero y favores y después de la muerte ocultaba las pruebas de los crímenes, pero también daba muestras de ser un criminal desorganizado: realizaba actos sexuales con sus víctimas después de la muerte, consumía su carne y sangre, las mutilaba y conservaba algunas partes como recuerdos. Esta mezcla de delincuente organizado y desorganizado es lo que se denomina un asesino ´mixto´.

En una ocasión, una de sus víctimas logró marcharse antes de que las drogas surtiesen efecto, y la Policía efectuó un registro de la casa, pero afirmaron no haber hallado nada…

El 30 de enero de 1989 fue declarado culpable de atentado contra el pudor en segundo grado, por seducir a un menor de 13 años con propósitos indecentes, y antes de comenzar a cumplir la condena de un año de cárcel, mató otro joven, guardó el cuerpo en el cuarto de baño y para su mayor satisfacción sexual lo mutiló y le pintó el cráneo con aerosol.

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En marzo de 1990 se trasladó a vivir a un deteriorado piso, en dónde adquirió una larga mesa y dos grifos de plástico para extender los cuerpos de sus víctimas. Allí tomaba fotos de sus amantes con una cámara Polaroid una vez muertos. Luego, congelaba los órganos, comía parte de la carne y hervía el resto en una enorme olla antes de echarlos en un gran contenedor de basura preparado con ácido.

Normalmente, el caníbal rajaba los cuerpos desde el cuello hasta la ingle frotando las vísceras para procurarse un mayor placer sexual, pero llegó un momento en que este placer no era suficiente y con sus víctimas pensó en crear ´zombis´ o muertos en vida que pudiera conservar sin que se deteriorasen, agujereando los cráneos e inyectándoles un líquido.

ALBAFIKA DE PISCIS
18-10-2012, 15:51:38
La captura de Dahmer



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A veces se bañaba en compañía de los cadáveres. En la nevera guardaba los corazones, en el congelador las cabezas, en el fichero los cráneos y en la cama un cuerpo descompuesto. Así lo contaron los policías que registraron su casa horrorizados una vez que lograron arrestarlo el 23 de julio tras la denuncia de una víctima que logró fugarse de su casa.

El joven, atado con unas esposas, había alertado a la Policía diciendo que un hombre con un cuchillo le había amenazado con arrancarle y comerle el corazón.

Cuando la última víctima escapó de su apartamento en medio de la agresión, el asesino aguardó tranquilamente a que llegara la Policía y no hizo ningún esfuerzo por destruir u ocultar la gran cantidad de pruebas que guardaba en su domicilio: centenares de fotografías de sus víctimas tanto muertas como vivas, cráneos y partes del cuerpo en bidones, cajas y en el congelador.

Según su abogado, si no se había resistido es porque deseaba terminar con todo aquello. Deseaba ofrecer a la Policía una declaración completa de lo que había hecho, puesto que no podía culpar a nadie salvo a él mismo.

Según Park Dietz, psiquiatra forense que actuó como consultor en el estudio sobre asesinos en serie del FBI, Dahmer encaja perfectamente en la subcategoría que se denomina ´marginal´: una persona propensa a la furia asesina si cree que está siendo abandonada, con una perversión capaz de realizar actos sexuales con la víctima una vez muerta. El desorden de esta personalidad marginal está marcada por el miedo al abandono y la incapacidad de tolerar el aislamiento o el aburrimiento. Una teoría habitual es que puede relacionarse con abusos en la infancia. La gente que teme el abandono puede sentirse ultrajada cuando alguien que desean que se quede va a marcharse. En este sentido, el asesino en serie normal llega a serlo por su carácter antisocial o por tener fallos de carácter y también a través de desviaciones sexuales, normalmente sádicas y necrofílicas.

Muchos niños que no reciben la atención que ansían en casa, la buscan en la escuela. Dahmer lo hizo con sus extravagancias y su comportamiento muchas veces cómico, pero terminó siendo marginado. No sólo se sintió fracasado en su casa, también en la escuela, en la Universidad y en el Ejército. Era evitado y humillado, puesto de lado. Eso debió dejarle con una terrible sensación de angustia y desamparo. Por ese motivo proyectó sus sentimientos sobre sus víctimas. Las humillaba, las descuartizaba y luego las dejaba de lado también.

El juicio de un trastornado, caníbal y necrófilo

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El juicio comenzó el 27 de enero de 1992. Desde el principio quedó claro que le impulsaba un trastorno mental, a pesar de que él hacía todo lo posible por disimular su trastorno.

Dahmer se mostró tan sincero y cooperador como muchos otros asesinos en serie, sin embargo ni él mismo podía entender cómo había sido capaz de cometer todas aquellas atrocidades. Todos los presentes pudieron darse cuenta de hasta qué punto sus compulsiones y fantasías se habían apoderado de su mente, empujándole a seguir asesinato tras asesinato.

Después del veredicto habló por primera vez al tribunal diciendo: “Señor juez, todo ha terminado. Me siento muy mal por lo que hice a esas pobres familia y comprendo su merecido odio. Asumo toda la culpa por lo que hice. He hecho daño a mi madre, a mi padre y a mi madrastra, pero les quiero mucho.”

El Carnicero de Milwaukee fue sentenciado a un mínimo de 900 años, pero murió en la cárcel en 1994 asesinado a golpes por un recluso. Tras la noticia, los padres de Dahmer se pelearon por la posesión de su cerebro llegando incluso a enfrentarse ante los tribunales. La madre deseaba vendérselo a un hospital de investigación mental, mientras que el padre sólo deseaba enterrarlo lejos de todo el mundo y de su memoria.

También los parientes de sus víctimas, representados por un abogado, consiguieron hacer negocio con los utensilios utilizados por el asesino para trocear y desangrar. Su nevera se subastó públicamente, al igual que todo tipo de cuchillos, sierras, picadoras y taladros.

Un grupo de ciudadanos de Milwaukee compró el lote completo con intención de montar un “museo de los horrores” para la atracción de los turistas, pero al final no se atrevieron a llevar a cabo el proyecto y destruyeron el macabro legado del caníbal.

ALBAFIKA DE PISCIS
18-10-2012, 15:53:39
Jeffrey Dahmer (El Carnicero de Milwaukee).part 1 - YouTube

http://www.youtube.com/watch?v=mDNaSZOb594

http://www.youtube.com/watch?v=n0Q6EoDTsKo&feature=plcp

La historia de Jeffrey Dahmer 2º Parte - Psicokillers - Asesinos en serie - Pasajes del terror - YouTube

ALBAFIKA DE PISCIS
18-10-2012, 16:05:10
Manuel Delgado Villegas – El Arropiero


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Nacido en 1943, analfabeto, de escasas luces, hijo de un vendedor de dulces de higo y propenso a enfadarse cuando le brotaban pelillos en el centro del labio superior, porque ello borraba el parecido que creía tener con Cantinflas. Violador bisexual con antecedentes penales; sádico, con ocho muertes probadas, otras catorce investigadas y veintiséis más confesadas por él mismo.

El Arropiero fue detenido a comienzos de 1971 en el Puerto de Santa María por estrangular a su novia, que apareció con los leotardos anudados al cuello. Los policías se encontraron ante un necrófilo, ya que Delgado reconoció que tuvo relaciones sexuales varias veces con el cadáver. Tras la detención empezó a desgranar una secuencia de crímenes terribles perpetrados durante varios años de vagabundeo.

Es el mayor asesino de la historia de la criminología española. Manuel Delgado Villegas “El Arropiero” se declaró autor de cuarenta y ocho muertes. Nunca fue juzgado, ya que se le ingresó en el Psiquiátrico de Carabanchel. Murió hace unos pocos años, ya en libertad, tras beneficiarse de la nueva legislación penal. Nacía a la vida cuando su madre la perdía por traerle al mundo. Era una fría mañana de 1943. El hambre y la miseria de la posguerra inundaban España. Su padre, un honrado trabajador, se ganaba la vida fabricando y vendiendo golosinas caseras hechas con arrope, un líquido dulzón, negruzco y espeso que se hace con higos. De ahí el alias del Arropiero que luego heredaría su tristemente famoso hijo. Al fallecer su esposa dejó la criatura al cuidado de la abuela y marchó a vivir al Puerto de Santa María, donde posteriormente se volvería a casar.

Manuel se crió con varios parientes diferentes, que le propinaban frecuentemente palizas que le curtieron el cuerpo y endurecieron el corazón. Acudió a la escuela, pero fue incapaz de aprender a leer y escribir. Era bisexual, mostraba un carácter bastante violento y la promiscuidad empezó a ser su norma de vida. Empezó a gozar de gran estima entre homosexuales y prostitutas, y logró a vivir a su costa. Su “éxito” se debía a que padecía anaspermatismo, es decir, ausencia de eyaculación, por lo que era capaz de practicar repetidos coitos en busca de un orgasmo que no conseguía alcanzar.

A los dieciocho años ingresó en la Legión, donde además de iniciarse en el consumo de marihuana, motivo por el que fue sometido a una cura de desintoxicación, comenzó a padecer ataques epilépticos -nunca se supo si fingidos o no- que le sirvió para ser declarado no apto para el servicio militar. A partir de entonces se dedica a recorrer la costa mediterránea ejerciendo la mendicidad, robando en las casas de campo y prostituyéndose. Es detenido en numerosas ocasiones por “la gandula”, la famosa ley de vagos y maleantes, más tarde denominada de peligrosidad social. Jamás llegó a ingresar en prisión, dado que las convulsiones neurológicas que escenificaba lo conducían a establecimientos psiquiátricos de los que rápidamente salía.

Contaba 20 años de edad cuando el Arropiero emprende su carrera criminal. Era 1964, hasta entonces los delitos no habían pasado de proxenetismo y paso clandestino de fronteras. Al día siguiente de año nuevo, paseando por la playa de Llorac, en Garraf, localidad de Barcelona, “se le cruzaron los cables”.

“Vi un hombre dormido apoyado en un muro. Me acerqué a él muy despacio y, con una gruesa piedra que cogí cerca del muro, le di en la cabeza. Cuando vi que estaba muerto, le robé la cartera y el reloj que llevaba en la muñeca. ¡No tenía casi nada y el reloj era malo!”.

Siete años tardó la justicia en demostrar su culpabilidad, pese a que el cadáver fue descubierto a los diecinueve días del crimen. La víctima, un cocinero, había acudido a la playa desde la ciudad condal para recoger un par de saquitos de arena para la cocina y se recostó a dormir una pequeña siesta de la que jamás despertó. Tres años después de este asesinato volvió a las andadas, ahora en Ibiza.

En un chalet deshabitado de Cam Plana, a cinco kilómetros de la capital, abandonaba el cadáver desnudo de una estudiante francesa que ese día cumplía 21 años. La muchacha había acudido al lugar con un norteamericano y, tras ingerir varias dosis de LSD, éste intentó mantener relaciones sexuales, pero ella se opuso tenazmente. El yanqui, desanimado, abandonó la casa dejando la puerta abierta. La casualidad hizo que el Arropiero le viera salir y, pensando que era un ladrón, intentó imitarle, encontrándose con la hermosa joven dormida. Esta tampoco despertaría.

Las andanzas del “vagabundo de la muerte” continuaban y en un viaje relámpago a la capital de España asesinaba de un golpe de karate al inventor del slogan “Chinchon, anís, plaza y mesón”. El cadáver apareció en un recodo del río Tajuña sin pantalones ni calcetines. “Lo maté porque le vi en compañía de una niña a la que trató de violar” fue su excusa.

La siguiente víctima, un millonario vicioso. Se trataba de un barcelonés que contrataba regularmente sus servicios por el precio de 300 pesetas la sesión. Se encontraban en la tienda de muebles propiedad de este industrial, escenario habitual de sus reuniones, cuando Manuel le solicitó mil pesetas argumentando que tenía una necesidad urgente. El cliente prometió dárselas al final, pero, concluido el acto, le pagó las 300 de rigor. “Por eso le pegué en el cuello con el canto de la mano y cayó al suelo. Cuando le estaba quitando la cartera se despertó y empezó a insultarme ¡él a mí!, por lo que agarré un sillón, le arranqué una pata y le di con ella en la cabeza”. Después lo remató estrangulándolo. Le partió el cuello.

No había terminado aún el año 1969 cuando cometió su acto criminal más execrable. Asaltó a una señora de 68 años, propinándole un fuerte golpe. Después la arrojó desde una altura de 10 metros, descendió en su búsqueda y arrastró el cuerpo ensangrentado hasta el interior de un túnel, donde sació su degenerado instinto sexual mientras lentamente la estrangulaba. Horrible acto de necrofilia que volvió a repetir durante las tres noches siguientes.

En septiembre de 1970 decidió trasladarse a vivir al puerto de Santa María con su padre, para ayudarle en la fabricación de arropías y vender golosinas en un carrito por las calles. Pronto hizo amistad con un homosexual, con el que mantuvo secretas relaciones.

“Fuimos a dar un paseo en moto y cuando íbamos a salir a la carretera general, me acarició. Le dije que se estuviera quieto, pero no me hizo caso. Enfadado, paré y le di un golpe en el cuello, despacio, pero era tan flojo que se cayó y se rompió las gafas. No respiraba bien y me dijo que lo llevara al fresco, junto al río. Allí intentó otra vez tocarme y, sin pensarlo, le solté un golpe más fuerte y cayó al fango, boca abajo e inmóvil”. El cadáver fue localizado flotando a 12 kilómetros del lugar del crimen.

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Durante su estancia en la localidad costera entabló relación con una subnormal, muy conocida por su desmesurada afición a los hombres. Llegó a presentarla a su padre como su novia. “Salimos a dar un paseo y por una veredas fuimos al campo de Galvecito; hacíamos el amor siempre en él sin que nadie nos viera. Lo hicimos, como siempre, de muchas formas, pero me pidió una cosa que me daba asco. Cuando me negué a ello me insultó y me dijo que no era hombre, pues otros se lo habían hecho”. La infeliz no se apercibía de que estaba firmando su sentencia de muerte. “Entonces le pegué un golpe, y como no se callaba y me seguía insultando, le puse al cuello los leotardos que se había quitado y apreté hasta que se murió”.

Cuando terminó escondió el cuerpo entre unos matorrales y regresó al pueblo. “Volví a estar con ella el lunes, el martes y el miércoles, y hubiera vuelto hoy si no me hubieran detenido. ¡Estaba tan guapa!, ¡La quería tanto! ¿No era mi novia?, ¿Entonces no podía hacer el amor con ella lo mismo que antes?” Fue su argumentación al ser detenido por agentes de la Brigada de Investigación Criminal, el 8 de enero de 1971.

De los cuarenta y ocho asesinatos que se atribuyó -especificó que estuvo a punto de matar a seis personas más para satisfacer su apetito sexual- durante sus siniestras andanzas por Francia, Italia y España, sólo se llegaron a probar ocho, debido a su extrema complejidad, que hubiera precisado la colaboración policial a nivel europeo. Faltaron acusaciones particulares, había pocos testigos. No se llegó a celebrar la vista oral, sino que con base en la Ley de Enjuiciamiento Criminal se emitió un auto de sobreseimiento libre, por el que quedó archivada la causa y se ordenaba su internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario. El de Carabanchel fue su destino, hasta el cierre del mismo hace una década.

En dicho establecimiento fue examinado por expertos psiquiatras de numerosos países y determinaron que se trataba de un peligrosísimo psicópata, a causa de ser poseedor del cromosoma XYY, denominado de Lombroso o de la criminalidad. Los especialistas que estudiaron su caso coincidían en que no se le podía poner en libertad porque “es un criminal nato, un asesino que puede hacer mucho daño siempre, mientras viva”. Por su alteración genética carecía de conciencia, de sentido de la culpabilidad, de remordimientos; creía que era normal, incluso cuando asesinaba. Cortocircuitados los sentimientos, lo hacía con la mayor tranquilidad: ni parpadeo, ni aceleración cardiaca, ni gota de sudor.

Describió con la mayor frialdad posible cómo en Roma mató a su patrona porque se había encaprichado de él y, como era demasiado gorda, no podía abrazarla. En París se encaprichó de una joven que pertenecía a una banda de atracadores; como éstos se negaron a admitirlo en el grupo, acribilló a los cuatro con la metralleta de uno de ellos. En la capital francesa, antes de ser expulsado del país por indocumentado, mató a otra chica por chivata, estrangulándola lentamente.

ALBAFIKA DE PISCIS
18-10-2012, 16:06:12
Prosiguió sus correrías por la Costa Azul, asesinando a una dama de unos 40 años que le llevó a su lujoso chalet; ella se empeñó en que durmiera abundante y él, contrariado, le machacó la cabeza con una piedra.

Le robó el dinero y las alhajas. Igual que haría con un hombre que, al verlo dormido en la playa, se ofreció a que lo hiciera en su casa; tras invitarle a cenar, intentó mantener relaciones sexuales con él. Un apretado cable alrededor del cuello del anfitrión puso fin a su “generosidad”. Curiosamente “el estrangulador del Puerto” aportó un dato que ayudó a la INTERPOL a cargarle la autoría del crimen. Recordó que, al mantener contacto íntimo con su víctima, se quedó dentro del recto de ésta el vendaje que le cubría el dedo con el que le penetró. El informe del forense establecía que, efectivamente, al hacerle la autopsia se habían encontrado unas gasas en tal lugar.

Durante las dos décadas largas de internamiento fue sometido a tratamientos por diversos expertos. A consecuencia de ello jamás volvió a mostrarse violento con otros enfermos. “En ocasiones ocurre que algún interno se mete con él llamándole estrangulador y, sin violentarse, enseguida me llama y viene a presentar la queja oportuna”. Declaraba uno de los jefes del centro de Carabanchel.

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Bajito y de extraordinaria fortaleza. Un sujeto enigmático y agresivo, de mente retorcida, sin escrúpulos, en cuyo diccionario no entraban las palabras perdón, piedad o remordimiento, y que alardeaba de sus hazañas delictivas. Se pasaba el día musitando: “Necesito que alguien se acuerde de mí”.

Con el paso de los años en el psiquiátrico, su aspecto externo tornó, pese a ser un cuarentón, en el de un anciano de cabello oscuro encanecido, ralo y enmarañado, barba hirsuta, rostro ajado y diabólico, ojos azules como el mar, fríos como el hielo y penetrantes como el acero. Pero su actitud cambió. “No he matado a nadie”, susurraba a quien quería escucharle. Como si hubiera olvidado el casi medio centenar de asesinatos de los que alardeaba, describiéndolos con todo detalle en los interrogatorios policiales. Decía que quería curarse, trataba de recuperar la libertad.

Tras el cierre del madrileño psiquiátrico penitenciario de Carabanchel prosiguió su internamiento judicial en el sanatorio alicantino de Foncalen. Con la entrada en vigor del nuevo Código Penal fue puesto en libertad, falleció al poco tiempo debido a su desmedida adicción al tabaco, desarrolló una EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) que acabó con su vida el 2 de febrero de 1998.

http://www.youtube.com/watch?v=dl7Lk7a-JIU

DIEGO™
18-10-2012, 21:45:45
excelente el post , claro que hay que sacarle el tiempito para leerlo todo...... gracias.... tooo bn

ALBAFIKA DE PISCIS
19-10-2012, 06:07:39
excelente el post , claro que hay que sacarle el tiempito para leerlo todo...... gracias.... tooo bn

NOJODA SI!... SON COMO 60 Y CADA SEMANA AGREGAN OTROS! :laughing9:

ALBAFIKA DE PISCIS
19-10-2012, 11:37:00
Gilles de Rais – El Mariscal de Las Tinieblas


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Sadismo: perversión sexual que se caracteriza por la obtención del placer erótico a través de maltratar o hacer sufrir a la pareja…

Con apenas 20 años, Gilles de Laval, barón de Rais, era ya un joven de atractiva elegancia y sorprendente belleza. Había recibido una esmerada formación intelectual y militar que lo llevó a tomar lugar al lado de Juana de Arco como primer teniente a favor de su amigo el rey Carlos VII. Sirvió con tal distinción en las distintas batallas de la época, que fue recompensado con el título de Mariscal de Francia. La suerte le seguía sonriendo desde su venida al mundo en 1404.

Descendía de una de las familias más ricas y poderosas de Francia, y a los once años había heredado una de las mayores fortunas del país, que se había incrementado tras casarse a los dieciséis, con su prima e inmensamente rica, Catalina de Thouars.

Por aquel entonces su vida transcurría con total normalidad, incluso acababa de ser padre de una niña y era uno de los nobles más ricos de Europa. No obstante su conducta cambiaría tras la captura de su protegida Juana de Arco. El joven Mariscal trató de salvarla con una obstinación casi obsesiva, pero de poco le iba a servir, pues Juana acabaría siendo quemada en la hoguera.

Tras el duro shock de haber perdido a la mujer que idolatraba en secreto, Gilles se separó de su esposa y se encerró en su castillo de Tiffauges, negándose a tener contactos sexuales con ninguna mujer.

Entonces comenzó una insólita carrera de crímenes y sacrilegios contra la Iglesia, pues trataba de desafiar a Dios por haber permitido que Juana fuese torturada y quemada.

Para divertirse, ordenaba que se organizasen en sus múltiples castillos lujosísimas fiestas y representaciones teatrales que eran conocidas en toda Europa, pero sus excesivos gastos pronto empezaron a menguar su fortuna y se vio obligado a vender varias de sus propiedades.

Preocupado por tales pérdidas, el barón de Rais se fue aficionando a la Alquimia e hizo que se instalase un laboratorio en un ala del castillo, donde trabajaba sin apenas dormir ayudado por alquimistas y magos importados de toda Europa a la búsqueda de la piedra filosofal, capaz, según la tradición esotérica, de transformar los metales en oro.

Al cabo de cierto tiempo, su sueño de oro no acababa de madurar, todo lo contrario, los alquimistas y magos le costaban una fortuna que lo iba arruinando más y más, hasta que desengañado despidió a la gran mayoría. Los pocos que quedaron a su mando no tardaron en persuadirlo que sólo con la ayuda del Diablo podría conseguir el oro que necesitaba.

(Algunas de sus numerosas biografías, cuentan que Gilles de Rais, llamado Barba Azul, habría hecho testamento legando parte de sus bienes a Satanás, pero reservándose su vida y su alma, según la leyenda. En las escrituras del castillo, figura como titular el mismo Diablo).

Los historiadores opinan que su primer crimen fue cometido con el propósito de realizar un pacto con éste para lograr sus favores. Pero tras haberle cortado las muñecas a la víctima, haberle sacado el corazón, los ojos y la sangre, ni se le apareció el Diablo ni logró trasformar el metal en oro. Lo único que habría logrado, sería el haber descubierto su pasión secreta: la tortura, la violación y el asesinato de niños.

Este personaje sentía una predilección malsana por los niños y los adolescentes, hasta el punto de que se atribuyó nada menos que la muerte de 200, tal vez más…

ALBAFIKA DE PISCIS
19-10-2012, 11:39:36
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A partir del verano de 1438 comenzaron a desaparecer algunos muchachos de la misma ciudad de Nantes, de los pueblos de los alrededores, y la mayor parte, ocurrían cerca de la mansión del barón de Rais. También hacía entrar en su castillo a algunos de los niños mendigos que pedían limosna frente al puente levadizo, que eran retenidos contra su voluntad por sus servidores, violados y desmembrados posteriormente. La sangre y otros restos se conservaban para propósitos mágicos.

El mismo Gilles contó en alguna ocasión como disfrutaba visitando la sala donde los chicos eran a veces colgados de unos ganchos. Al escuchar las súplicas de alguno de ellos y ver sus contorsiones, Gilles fingía horror, le cortaba las cuerdas, le cogía tiernamente en sus brazos y le secaba las lágrimas reconfortándole. Luego, una vez se había ganado la confianza del muchacho, sacaba un cuchillo y le segaba la garganta, tras lo cual violaba el cadáver.

En una ocasión, se acercó a un niño que había elegido previamente y lo llevó al gran lecho que ocupaba el fondo de la sala de “torturas”. Después de algunas caricias, tomó una daga que colgaba de su cintura, y riendo a carcajadas cortó la vena del cuello del desdichado. Frente a la sangre que brotaba y al cuerpo que se convulsionaba, el barón se puso como loco. Arrancó las vestimentas al moribundo, tomó su propio miembro y lo frotó en el vientre del niño, que dos de sus cómplices sostenían porque éste estaba sin conocimiento. Cuando por fin salió el esperma, tuvo un nuevo acceso de rabia, tomó una espada y de un golpe cortó la cabeza de la víctima. Gilles, en pleno éxtasis se tumbó sobre el cuerpo decapitado, introdujo su sexo entre las piernas rígidas del cadáver, gritando y llorando hasta un nuevo orgasmo, se derrumbó sobre el cuerpo cubriéndolo de besos y lamiendo la sangre.

Luego ordenó que quemasen el cuerpo y que conservasen la cabeza hasta el día siguiente. En ese mismo suelo, desnudo y manchado de sangre se habría quedado dormido.

Se dice que Gilles tras la comisión de los crímenes de vampirismo y necrofilia caía en un pesado sueño, casi en coma, hecho que se reproduce en otros asesinos vampíricos y necrófilos que también dormían después de atacar a los cadáveres, como es el caso de Henri Blot).

A la mañana siguiente no quedaba huella ninguna de su desenfreno de la noche anterior, sus sirvientes la habían limpiado. Pidió que le trajeran la cabeza y ante ésta, se arrodilló bañado en lágrimas y prometió reformarse. Acercó sus labios a la cabeza, la besó largamente y se fue a su cama llevándola consigo y diciéndole que muy pronto se reuniría con otras cabezas tan bellas como ella…

Uno de los mayores placeres de Gilles era tener las cabezas decapitadas clavadas ante su vista. Luego llamaba a un artista de su séquito, el cual ondulaba exquisitamente el cabello del niño, le enrojecía los labios y las mejillas hasta darle un aspecto de belleza impresionante.

Cuando tenía bastantes cabezas cortadas, celebraba una especie de concurso de belleza, en el cual sus amigos e invitados votaban sobre cuál era la más bella. La cabeza “ganadora” era dedicada a un uso necrofílico.

Tras las numerosas desapariciones de niños, poco a poco las sospechas se fueron tornando hacia la persona del barón, pero nadie se atrevía a acusarle, pues aunque más empobrecido seguía siendo un personaje muy poderoso, y sus víctimas en cambio, solo eran gente muy humilde.

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Por otro lado, los proveedores no cesaban de amenazar a los padres que reclamaban a sus hijos desaparecidos, y en todas partes se hacía el silencio.

A principios de 1440, llegaron los rumores hasta la corte del duque de Bretaña, quién ordenó abrir una investigación sobre los secuestros y la posible implicación del barón de Rais.

El 13 de septiembre fue detenido en su el pueblo de Machecoul por un grupo de soldados, quienes hallaron en su propiedad los cuerpos despedazados de 50 adolescentes. El duque de Bretaña le hizo compadecer ante la justicia acusado de haber asesinado e inmolado entre 140 y 200 niños en prácticas diabólicas.

Se le infligieron todo tipo de torturas para obligarle a confesar sus crímenes, que se obstinaba a negar pese a las evidencias, pero fue sólo la amenaza de la excomunión lo que le indujo a hacerlo detalladamente.

ALBAFIKA DE PISCIS
19-10-2012, 11:40:20
En octubre, Gilles aceptó voluntariamente todos los cargos que se le imputaban y confesó que había disfrutado mucho con su vicio, a veces cortando él mismo la cabeza de un niño con una daga o un cuchillo, y otras golpeando a los jóvenes hasta la muerte con un palo y besando voluptuosamente los cuerpos muertos, deleitándose sobre aquellos que tenían las cabezas más bellas y los miembros más atractivos. Afirmó ante los magistrados que su mayor placer era sentarse en sus estómagos y ver como agonizaban lentamente, y que en los cargos que se le imputaban no había intervenido nadie más que él, ni había obrado bajo la influencia de otras personas, sino que siguió el dictado de su propia imaginación con el único fin de procurarse placer y deleites carnales.

Al amanecer del 26 de octubre fue llevado a un descampado junto con dos de sus más destacados cómplices para ser ahorcado y quemado en la hoguera. En el patíbulo manifestó públicamente su arrepentimiento, instando a todos los presentes a no seguir su ejemplo y pidiendo humildemente perdón a los padres de las víctimas. Murió aferrándose desesperadamente a su fe cristiana.

Accediendo a las súplicas de algunos de sus parientes, el cuerpo, parcialmente quemado, fue retirado de la hoguera y enterrado en una iglesia de las carmelitas en Nantes. Sus bienes fueron confiscados en beneficio del duque de Bretaña y de la Iglesia.

NOTA: El texto expuesto fue escrito por Pili Abeijon.

ANEXO: Siniestras declaraciones de Guilles de Rais
Estas impactantes palabras que Guilles de Rais emitió durante su juicio, dan cuenta de una de las personalidades más perversas que la historia haya conocido. En ellas se muestra a un ser que no solo está consciente de que obra el mal, sino que obra el mal por amor al mal, particularmente al mal que se complace en destruir la inocencia y la pureza y en, a través de sangrientos ritos, dar rienda suelta a un oscuro sentimiento de devoción casi religiosa por la muerte misma. Tales declaraciones han sido tomadas del libro El Mariscal de las Tinieblas de Juan Antonio Cebrián:

‹‹Yo, Gilles de Rais, confieso que todo de lo que se me acusa es verdad. Es cierto que he cometido las más repugnantes ofensas contra muchos seres inocentes —niños y niñas— y que en el curso de muchos años he raptado o hecho raptar a un gran número de ellos —aún más vergonzosamente he de confesar que no recuerdo el número exacto— y que los he matado con mi propia mano o hecho que otros mataran, y que he cometido con ellos muchos crímenes y pecados.

Confieso que maté a esos niños y niñas de distintas maneras y haciendo uso de diferentes métodos de tortura: a algunos les separé la cabeza del cuerpo, utilizando dagas y cuchillos; con otros usé palos y otros instrumentos de azote, dándoles en la cabeza golpes violentos; a otros los até con cuerdas y sogas y los colgué de puertas y vigas hasta que se ahogaron. Confieso que experimenté placer en herirlos y matarlos así. Gozaba en destruir la inocencia y en profanar la virginidad. Sentía un gran deleite al estrangular a niños de corta edad incluso cuando esos niños descubrían los primeros placeres y dolores de su carne inocente.

Contemplaba a aquellos que poseían hermosa cabeza y proporcionados miembros para después abrir sus cuerpos y deleitarme a la vista de sus órganos internos y muy a menudo, cuando los muchachos estaban ya muriendo, me sentaba sobre sus estómagos, y me complacía ver su agonía…

Me gustaba ver correr la sangre, me proporcionaba un gran placer. Recuerdo que desde mi infancia los más grandes placeres me parecían terribles. Es decir, el Apocalipsis era lo único que me interesaba. Creí en el infierno antes de poder creer en el Cielo. Uno se cansa y aburre de lo ordinario. Empecé matando porque estaba aburrido y continué haciéndolo porque me gustaba desahogar mis energías. En el campo de batalla el hombre nunca desobedece y la tierra toda empapada de sangre es como un inmenso altar en el cual todo lo que tiene vida se inmola interminablemente, hasta la misma muerte de la muerte en sí. La muerte se convirtió en mi divinidad, mi sagrada y absoluta belleza. He estado viviendo con la muerte desde que me di cuenta de que podía respirar. Mi juego por excelencia es imaginarme muerto y roído por los gusanos.

Yo soy una de esas personas para quienes todo lo que está relacionado con la muerte y el sufrimiento tiene una atracción dulce y misteriosa, una fuerza terrible que empuja hacia abajo. (…) Si lo pudiera describir o expresar, probablemente no habría pecado nunca. Yo hice lo que otros hombres sueñan. Yo soy vuestra pesadilla.››

http://www.youtube.com/watch?v=gqf2-kpoOm8

ALBAFIKA DE PISCIS
07-11-2012, 13:56:12
Albert DeSalvo – El Estrangulador de Boston


http://www.asesinos-en-serie.com/new/wp-content/uploads/2012/06/desalvo-portada.jpg

Entre el 14 de junio de 1962 y el 4 de enero de 1964, se cometieron trece asesinatos por estrangulamiento en la ciudad de Boston. Las víctimas, todas mujeres, casi siempre mostraban haber sido violadas reiteradamente.

Seis de entre ellas tenían entre 55 y 75 años. Las otras cinco tenían entre 19 y 23. Además, existen otras dos víctimas de 85 y 69 años de edad, pero no se ha podido demostrar que haya sido el mismo asesino.

La primera de una larga serie de víctimas sería Anna Slesers, de 55 años. Fue hallada por su hijo, estrangulada con el cordón de su bata. Su vagina mostraba evidencias de un ataque sexual con un objeto desconocido. Su apartamento mostraba indicios de haber sido saqueado… o más bien como si el agresor se hubiese esforzado en hacer que la escena pareciese de un robo…

A las dos semanas fue asesinada Nina Nichols, de 68 años. La mujer había sido estrangulada con sus medias y tenía síntomas de haber sido asaltada sexualmente. El lugar del crimen presentaba un aspecto similar al de la primera víctima: cada cajón estaba revuelto y todas las cosas esparcidas por el suelo a modo de robo, pero la Policía encontró varios dólares y algunos objetos de valor en el suelo, que el “ladrón” no se había molestado en llevar.

Ese muy mismo día, a unas quince millas, Helen Blake, de 65 años, encontró una muerte similar.

Su apartamento también había sido “saqueado”.

La Policía hizo sonar la alarma advirtiendo a todas las mujeres en el área de Boston de cerrar con llave todas sus puertas y ser extremadamente cautas con los extraños, mientras se daba comienzo a una dura investigación.

Los detectives bostonianos comenzaron a interrogar a todos los hombres con antecedentes en el ámbito sexual: exhibicionistas, violadores, agresores, mirones…

Lo que buscaban era una persona con trastornos mentales, posiblemente con un complejo de Edipo o que odiase a su madre (o a su mujer), y que por sus agresiones a hembras de edad considerada tratase de borrar la imagen de esa madre temida.

Mientras la investigación se llevaba a cabo, siguieron apareciendo más cadáveres, todos ellos extrangulados y con salvajes muestras de violación. Pero no todas las víctimas eran mujeres blancas de edad avanzada. Las siguientes víctimas eran estudiantes de 20 y 30 años, entre las cuales también se hallaba una chica de color. En esta ocasión, el asesino dejó restos de semen en una alfombra cerca del cuerpo, y una vecina afirmó haber visto un hombre extraño en el edificio, que describió así: “de unos 30 años, estatura media, pelo ondulado, chaqueta oscura y pantalón verde oscuro de trabajo.”

No mucho después, la Policía encontró un nuevo cadáver con 22 puñaladas, además del estrangulamiento típico, pero no mostraba signos de violación. El cuchillo de la agresión fue hallado en la cocina.

Los meses pasaban y la Policía de Boston comenzaba a desesperarse. El asesino no dejaba pistas considerables para poder atraparle, y las mujeres seguían abriendo las puertas de sus casas a desconocidos a pesar de las advertencias de los agentes.

El Fiscal General de Boston (USA), incluso acudió a Peter Hurkos, un sensitivo con capacidades de videncia, en 1961, para pedir su colaboración en la búsqueda del Estrangulador de Boston.

Para cuando Hurkos se unió a la Policía, “el estrangulador” ya se había cobrado 11 de sus 13 víctimas.

La Policía entregó al “detective psíquico” las medias y pañuelos –con doble nudo- que “El estrangulador” utilizaba para asesinar a sus víctimas, con las que llegaba a acostarse toda la noche para “impregnarse de su energía”. Además facilitaron a Hurkos más de 300 fotografías de las víctimas y el lugar de los crímenes. En honor a la verdad debemos reconocer que Hurkos consiguió sorprender a los agentes, al facilitar datos concretos sobre algunos de los crímenes, que no se habían filtrado a la Prensa ni –teóricamente- Hurkos podía conocer. De hecho Hurkos tocaba las fotografías por el reverso, y era capaz de describir las escenas que recogían sin verlas. Más aún, llegó a identificar una foto que no tenía relación con el caso, y que la Policía había colocado entre las demás para sondear la autenticidad o falsedad de sus poderes. Así que, tras ganarse la confianza de los investigadores, no les faltó tiempo para proceder a una detención cuando el vidente apuntó a un fetichista, Thomas O´Brian, como el presunto homicida múltiple… No deja de ser interesante, desde el punto de vista criminológico, que la Policía se decida a ejecutar una detención basada en el testimonio de un vidente… Esto es relativamente compresible si analizamos en detalle el informe de Hurkos sobre O`Brian (en realidad un nombre falso facilitado por la Policía para proteger la identidad del detenido).

Es cierto que los datos aportados por Hurkos sobre Thomas O´Brian resultaron absolutamente precisos. Lamentablemente no se trataba del asesino. Al menos no para la Policía de Boston.

Un día, una mujer dio la alertó a la Policía que patrullaba por una de las calles bostonianas. Un hombre acababa de entrar en su casa y al ver que su marido también se encontraba allí, había huído corriendo. La descripción coincidía con el hombre que buscaban, y al poco tiempo Albert DeSalvo, El Estrangulador de Boston, fue detenido.

DeSalvo era un hombre de 29 años, casado, con dos hijos y trabajaba como empleado en una fábrica de caucho. Nació en Chelsea, Massachusetts, el 3 de septiembre de 1931. Sus padres, Frank y Charlotte tenían otros cinco niños. Su padre era un hombre gravemente abusivo que regularmente les pegó a su esposa y niños. Pronto Albert se convirtió en un pequeño delincuente, y fu arrestado más de una vez.

Su madre volvió a casarse y prefirió dejar al joven delincuente de lado para no tener problemas en su nueva relación.

Cuando estuvo en edad, Albert se alistó en el ejército, y en Alemania conoció a su esposa, Irmgard Beck, una mujer atractiva de una familia respetable.

Cuando tuvieron su primer hijo, la mujer tuvo tantos problemas en el parto que le aterraban las relaciones sexuales, cosa que enojaba a DeSalvo, cuyo apetito sexual era anormalmente voraz y solicitaba sexo muchas veces al día (algunos días incluso 5 o 6 veces).

Confesó que no recordaba haber cometido ningún crimen, que sólo recordaba como iba a trabajar y volvía rápidamente a casa para jugar con sus hijos antes de que fueran a dormir. Además, se sentía muy disgustado por los crímenes que le contaba la Policía.

Un psiquiatra que colaboraba con la Policía, James A. Brussels, llegó a hablar de personalidad múltiple, para luego determinar que era muy extraño que DeSalvo, si tenía personalidad múltiple, no lo mostrase en el curso de los exámenes psiquiátricos. Concluyó que en su caso, la causa de perturbación que le llevaba a olvidar lo que había hecho anteriormente era sin duda debido a una esquizofrenia. No un desdoblamiento, pero sí una ruptura de la personalidad.

DeSalvo fue considerado demente, pero fue condenado a cadena perpetua en 1966.

En el psiquiátrico penitenciario murió apuñalado por un compañero de celda en 1973.

ALBAFIKA DE PISCIS
07-11-2012, 13:57:00
http://www.youtube.com/watch?v=1e_PbD4kRso

ALBAFIKA DE PISCIS
07-11-2012, 14:20:18
Peter Norris Dupas
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Peter Norris Dupas nació el 6 de julio de 1953 en Sidney, Australia, en el sector de New South Wales. Peter era el menor de tres hermanos de una familia decente y amorosa. Su familia se mudó a Melbourne cuando el aún era un bebé.

Debido a que sus padres tenían una edad avanzada y sus hermanos le llevaban la delantera por muchos años, a Peter lo trataban como si fuera hijo único.

Durante su etapa escolar Peter era llamado “Pugsley” debido a que por su sobrepeso se parecía al hijo de la Familia Adams. Además, lo trataban como “el tonto de la clase” y, entre otras cosas, se burlaban de él por su lentitud para aprender. Naturalmente, todas estas cosas fueron abonando su condición de inadaptado, resentido y poco sociable.

El 3 de octubre de 1968, Peter de 15 años asistía al Waverly High School en el este del suburbio Mount Waverly de Melbourne. El adolescente, con su uniforme escolar, visitó a una vecina de 27 años para pedirle un cuchillo diciendo que lo necesitaba para pelar verduras. Sin embargo, algo sucedió en su mente y la apuñaló en el estómago y posteriormente en la mano, cara y cuello mientras intentaba defenderse. Según el relato de la mujer atacada mientras la apuñalaba decía:

“Es demasiado tarde, ya no puedo parar, ellos me encerrarán”

Cuando fue arrestado, dijo a la Policía que no sabía porqué la había atacado ni recordaba nada después de tener el cuchillo en la mano. Después del ataque fue sentenciado con 18 meses de libertad condicional y una evaluación en el hospital psiquiátrico Larundel. Dos semanas después fue dado de alta y recibía tratamiento como un paciente externo.

En octubre de 1969, hubo un ataque a la morgue del hospital de Austin, lugar donde los cadáveres de dos ancianas fueron mutilados. Por la naturaleza de las heridas la Policía sospechó que fue obra de Dupas, sobre todo cuando después compararon las marcas con las del cadáver de otra de sus víctimas: Nicole Patterson.


Violaciones y Encarcelamientos
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El 5 de noviembre de 1973, Peter abusó de una mujer casada, la víctima se acercó a él cuando éste pidió ayuda para reparar su coche. Mientras la mujer buscaba un destornillador, Dupas se escondió en la casa y la amenazó con un cuchillo a ella y a su bebé de 18 meses, posteriormente ató a la mujer con una cuerda y la golpeó en la cabeza cuando se trató de resistir y después la violó en su propia cama.

En las semanas siguientes, Peter intentó esta táctica varias veces, pero solo consiguió robar dinero. Incluso en esos días el sargento Ian Armstrong, el detective que siguió el caso de Peter, lo interrogó el 30 de noviembre de 1973 en la estación de policía de Nunawading. Tras su encuentro dijo que Dupas era débil y complaciente, pero también añadió que era un hombre malvado y despiadado con la cara de un bebé.

El juez John Leckie sentenció a Dupas con 9 años tras violar a la mujer casada en su casa y amenazar a su bebé. Los programas de rehabilitación de la prisión no tenían efecto en Peter, y mientras estuvo en custodia, el reconocido doctor Allen Bartholomew examinó a Dupas y concluyó que tenía un serio problema psicosexual; un problema que el negaba, lo cual le convertía en un violador muy peligroso.

Después de cinco años, fue liberado el 4 de septiembre de 1979 y tan solo dos semanas después atacó a cuatro mujeres, a las que dejó mentalmente marcadas por el resto de sus vidas. En esta ocasión Peter estaba equipado con un cuchillo y un pasamontañas, ambos objetos se convirtieron en su marca de violador y asesino. El evento sucedió en un baño público de Frankston, donde Peter violó a su víctima y psicológicamente torturó al resto con su actividad voyeurista. La mujer mayor del grupo opuso resistencia mientras las otras escapaban; Dupas la apuñalo y huyó.

Luego la policía arrestó a Peter y él confesó todo lo que había hecho. Durante una entrevista, el violador aseguró que no sabía qué sucedía con él y que no podía detenerse, también dijo que tenía este problema desde hacía más de seis años. El 28 de febrero de 1980, el juez Leo Lazarus sentenció a Dupas con seis años y medio en prisión. Los fiscales no estuvieron a gusto con la sentencia que considerarón muy benevolente ya que era el segundo encarcelamiento de Peter.

El 27 febrero de 1985, Peter fue liberado y un mes después violó a una mujer de 21 años en la playa de Blairgowrie. Dupas siguió a la mujer hasta su vehículo y la sodomizó, en su confesión dijo que él creía que estaba curado y que sólo quería vivir una vida normal. Posteriormente recibió una sentencia de 12 años por su crimen.

Mientras estaba preso en Castlemaine, Peter se casó en 1987 con Grace McConnell, una enfermera de Castlemaine que tenía 16 años más que él. Tras siete años de terapias fue liberado el 3 de marzo de 1992. Sin embargo sus tendencias criminales lo volvieron a meter en problemas y tras cumplir una corta condena salió en 1996. Entretanto, su esposa lo había dejado y él consiguió un empleo en una fábrica.

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ALBAFIKA DE PISCIS
07-11-2012, 14:35:15
Primeros Asesinatos y Mutilaciones

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El 13 de febrero de 1985, se encontró el cuerpo de Helen McMahon de 47 años en la playa de Rye. A pesar de que Dupas estaba preso en ese momento, los oficiales descubrieron que Peter había salido de prisión con un permiso y que en ese tiempo vivía en el área de Rye cuando McMahon fue asesinada. La mujer se bronceaba semi desnuda en la playa; sin embargo, su cuerpo fue encontrado desnudo cerca del lugar en donde Peter había violado a una mujer de 21 años. Hasta el día de hoy la Policía cree que McMahon fue la primera víctima de Dupas, pero el caso no ha sido resuelto.

El 4 de octubre de 1997, Margaret Maher, una prostituta local de 40 años, fue secuestrada y asesinada por Dupas. Su cadáver fue encontrado por un hombre mientras recogía latas de aluminio cerca de la carretera de Cliffords, Somerton. El cuerpo de Margaret se encontraba cubierto por una caja de cartón. La autopsia reveló que Maher había sido apuñalada en la muñeca; el cuello de la mujer fue golpeado con un objeto contundente al igual que su ceja derecha, también tenía cortes en su brazo derecho. El seno izquierdo de Maher fue amputado con un cuchillo y colocado en su boca. Después de cuatro semanas Dupas atacó nuevamente.

El 01 noviembre de 1997, Mersina Halvagis de 25 años visitaba la tumba de su abuela en el cementerio Fawkner en el norte de Melbourne, mas cuando se arrodilló para arreglar un adorno floral fue atacada. Posteriormente su ausencia en una reunión alertó a su prometido y rápidamente se inició la búsqueda; sin embargo, su cuerpo no fue descubierto hasta el 5 de noviembre de 1997. El novio de Halvagis la encontró en una tumba con flores alrededor.

La autopsia realizada en el cadáver reveló que ella estaba de rodillas cuando fue atacada. Dupas subió la ropa de ella por encima de su cabeza y posteriormente la apuñaló 87 veces en sus rodillas, cuello y senos, pero la mayoría de las heridas se enfocaron en sus senos. Debido a que la casa de Peter estaba cerca del cementerio y a los testimonios de dos testigos que dijeron verlo en el cementerio el día que Mersina fue asesinada, los oficiales arrestaron a Peter. Años después el asesino confesó haber asesinado a Halvagis, mientras los oficiales lo interrogaban en la prisión de Port Phillip en el 2002.

La psicoterapeuta y consejera de jóvenes, Nicole Amanda Patterson de 28 años, era una persona que ayudaba a jóvenes drogadictos en su tiempo libre. Patterson tenía su propio consultorio en su casa de Northcote. Fue allí, en su consultorio, donde Peter la asesinó brutalmente y luego de eso limpió todas las pistas posibles y dejó la radio encendida en volumen alto y el televisor prendido. Habría sido el crimen perfecto si Peter no hubiese olvidado llevarse el diario de consultas de Nicole.

Fue así que en la mañana del 19 de abril de 1999, un vecino amigo de Nicole fue a recogerla para una reunión y entonces se encontró con el cadáver de Nicole, el cual presentaba signos de haber sido apuñalada 27 veces (tenía heridas en sus manos y brazos) y de haber sido atado con una cinta amarilla. Pero lo peor de todo fue que los dos senos de Nicole habían sido mutilados y no estaban en la escena del crimen. Estas mutilaciones recordaron a los oficiales a otra víctima: Margaret Maher. Ahora, cuando la Policía indagó en las pertenencias de Nicole encontró su diario de consultas, gracias al cual pudo dar con Peter a través de un proceso de rastreo a partir de un número de teléfono móvil.


Juicio y Sentencia

Debido a los antecedentes de Dupas en la corte de Melbourne, su juicio fue llevado a cabo el 26 de septiembre del 2006 en la Suprema Corte de Victoria, donde fue acusado por el homicidio de Mersina Halvagis. El 9 de agosto del 2007, Dupas fue encontrado culpable en el homicidio de Halvagis, ocho días después fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Durante el juicio salieron a la luz los homicidios de Renita Brunton, de 31 años, quien fue encontrada en Sunburry, Victoria, en 1993. También era sospechoso de haber asesinado a Kathleen Downes de 95 años, quien fue apuñalada el 31 de diciembre de 1997 en el asilo Brunswick Lodge, lo cual sucedió un mes después del homicidio de Halvagis. Las investigaciones policiacas descubrieron que Dupas había llamado por teléfono al asilo poco tiempo antes del asesinato.

Desde el 2006, Peter Dupas cumple su sentencia en la prisión de máxima seguridad Port Phillip en Laverton. Los guardias de la prisión describen a Dupas como un prisionero modelo; sin embargo, el monstruo sexual que habita dentro de él jamás será liberado.


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ALBAFIKA DE PISCIS
07-11-2012, 14:42:50
Raymond Fernández y Martha Beck

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Una pareja asesina


Los estudios psicológicos realizados para comprender el pensamiento homicida de los asesinos en serie, han revelado que este comportamiento psicópata es más frecuente en personas solitarias. La soledad además les protege de que sus más cercanos descubran sus comportamientos anómalos y en su soledad pueden actuar sin levantar sospechas.

Sin embargo en algunos casos el psicópata encuentra una pareja con la misma predisposición. Este es el caso de Raymond Fernández y Martha Beck, una pareja de asesinos que en 1947 empezaron una ola de ataques a mujeres que buscaban pareja por medio de anuncios en el periódico.

Raymond Fernández

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Raymond Martínez Fernández nació el 17 de diciembre de 1914 en Hawaii, de padres españoles. Cuando Raymond tenía 3 años sus padres se mudaron a Connecticut, Estados Unidos. Entre 1932 y 1945 Fernández vivió en Orgiva, España, lugar donde contrajo matrimonio con Encarnación Robles y tuvo 4 hijos. Durante la Segunda Guerra Mundial, Raymond se alistó en el ejército y trabajó en el Servicio de Inteligencia Británica, allí se destacó por su participación como espía. Según sus superiores, Raymond era fiel a la causa de los aliados y cumplía bien sus misiones.

Al terminar la guerra Raymond consiguió pasaje en un barco con destino a Curaçao, pero durante el viaje una escotilla de acero le cayó encima de la cabeza fracturando su cráneo y lastimando su lóbulo frontal. El barco se acopló en diciembre de 1945, Raymond de inmediato fue llevado al hospital, donde permaneció hasta marzo de 1946. El accidente afectó la personalidad de Raymond. Antes era una persona educada y sociable; pero, cuando fue dado de alta del hospital, se había convertido en un hombre distante y temperamental.

En poco tiempo Fernández compró un pasaje hacia Alabama y, cuando el barco estaba en el puerto de Mobile, Raymond robó grandes cantidades de ropa y accesorios de la tienda del navío. Por este crimen fue arrestado y, al ser interrogado, Fernández dijo que no sabía por qué lo había hecho. Su declaración no le sirvíó para librarse de un año de prisión en la penitenciaría de Tallahassee, Florida.

En la cárcel tuvo como compañero de celda a un haitiano que lo introdujo en el mundo de los rituales de magia negra y vudú. Fernández comenzó a creer que tenía un poder que lo hacía irresistible a las mujeres.

Cuando fue liberado se mudó a la casa de su hermana en Brooklyn, Nueva York. Es en la gran manzana donde empezó su carrera criminal respondiendo avisos del periódico de mujeres solitarias que buscaban pareja. Fernández salía y bebía con ellas, después de esto robaba su dinero y joyas. Por vergüenza la mayoría de víctimas no informaba a la Policía.

Raymond estafó a Jane Lucilla Thompson, una recién divorciada. Ella compró pasajes para los dos y viajaron en crucero a España, lugar donde Raymond le mostró paisajes y lugares turísticos, pero todo cambió cuando visitaron La Línea.

Encarnación Robles seguía siendo la esposa de Raymond y cuando él la visitó con otra mujer, se produjo una terrible disputa que continuó hasta el hotel. Esa noche vieron a Fernández salir corriendo del hotel sin decir nada y por la mañana se encontró el cuerpo sin vida de Jane, este fue enterrado sin autopsia, pronto las sospechas hicieron exhumar el cuerpo y fue descubierto que había muerto envenenada. Mientras, Raymond regresó a Nueva York con un testamento falso que lo convertía en el propietario del hogar de Jane. Lo sospechoso era que la madre de Jane aun vivía con ella en el apartamento del que Raymond, a pesar de todo, se apropió de la casa y expulsó a la madre de su difunta pareja. Durante dos años continúo seduciendo, estafando y robando a más mujeres por medio de los avisos en la sección de “Corazones Solitarios” de los periódicos.

Martha Beck

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Martha nació el 6 de mayo de 1920 en Milton, Florida. Debido a una problema glandular Martha sufría sobrepesoy llegó a la pubertad prematuramente. A los 13 años fue violada por su hermano mayor, y cuando le contó a su madre lo sucedido fue golpeada y su madre la culpó de aquello.

Después de este incidente la madre de Martha espantaba a cualquier pretendiente con insultos y amenazas. Martha desarrolló un perverso apetito sexual como consecuencia de las acciones de su madre y hermano. En el colegio se convirtió en el blanco de bromas crueles por su peso y tamaño, por lo que se alejó de sus compañeros recluyéndose en un mundo de romance y fantasía que alimentaba con novelas y películas del género.

En 1942 Martha se graduó en primer lugar de la Escuela de Enfermería en Pensacola, sin embargo, por su tosca apariencia, no consiguió trabajo como enfermera, aunque sí en una funeraria preparando los cadáveres femeninos para velorios. Así Martha aprendió a vivir con los muertos de su trabajo, quienes no la criticaban ni hacían bromas sobre su aspecto.

En California, Martha consiguió un empleo como enfermera en el Hospital del Ejército. Por las noches frecuentaba bares y daba rienda suelta a su promiscuidad sexual teniendo relaciones con soldados. Así resultó embarazada. Cuando Martha informó sobre su embarazo al padre, éste intentó suicidarse lanzándose de un acantilado. Fue incapaz de convencer al padre de que debían casarse y, ante las negativas de éste, Martha regresó a Florida, sola y triste.

Inventó una historia convincente para justificar su embarazo. Mostraba a todos su anillo de bodas y aseguraba haberse casado en California con un oficial de la marina que pronto regresaría del Pacífico. El “esposo” de Martha jamás regresó y ella se las ingenió para recibir un telegrama informándole sobre su muerte en alta mar.

Todo el pueblo la acompañó en su luto, y en la primavera de 1944 Martha dio a luz a una niña que llamó Willa Dean. Meses después Martha se involucró románticamente con Alfred Beck, un chofer de bus con el que se casó después de resultar embarazada nuevamente.

Tiempo después tuvo un hijo al que llamo Anthony, pero en los primeros meses de 1945 se divorciaron. Martha adoptó el apellido de su ex esposo para no sentirse sola, pero al tener dos hijos, sin esposo, ni ingresos, se sumergió en su mundo imaginario de romance.

Sorprendentemente esto la ayudo a sobreponerse a su soledad y a dedicar su energía a su trabajo. Rápidamente consiguió un buen empleo en un hospital para niños de Pensacola, cumplía sus tareas con excelentes resultados, lo cual le valió una promoción a superintendente de las enfermeras. Pero aun así Martha se sentía sola, hasta que un día uno de sus compañeros de trabajo le hizo una broma y le entregó un anuncio del Club de los Corazones Solitarios.

ALBAFIKA DE PISCIS
07-11-2012, 15:04:37
Macabro romance

Martha Beck llenó un formulario describiendo su apariencia, omitiendo el hecho de que tenía dos hijos y pesaba cerca de 115 kilos. Los meses siguientes Martha revisaba todos los días el buzón de correo, hasta que en el mes de diciembre de 1947 recibe una carta de un empresario español llamado Raymond Fernández.

En los días siguientes, la pareja por correspondencia se escribía constantemente intercambiando información y fotos. Martha, para no espantar a su posible novio, envió una foto de todo el personal de enfermería, imagen en el que ella salía parcialmente escondida. Raymond hizo su movimiento y le pidió a Martha un mechón de su cabello. Este inusual pedido capturó aún más el interés de la enfermera que con gusto se lo envió. Finalmente después de muchas preparaciones y rituales, Raymond viajó en tren a Pensacola, Florida, el 28 de diciembre de 1947 para encontrarse con Martha en la estación.

Martha estaba sorprendida por su suerte al recibir un hombre tan guapo, después de la estación fueron a su casa. Para Raymond esto era un trabajo y no le importaba si su víctima era gorda, flaca, joven o vieja, el único requisito importante para él era que tuviera bienes o dinero que poder robar. La pareja tuvo relaciones por varios días, cuando Fernández se dio cuenta que Martha no tenía dinero se fue diciendo que debía atender negocios en Nueva York, pero que volvería o enviaría dinero para volver a juntarse.

Martha por su parte interpretó el mensaje como una propuesta de matrimonio y de inmediato comenzó a decirlo en el trabajo. Pero cuando recibió una carta de Raymond despidiéndose, ella fue despedida por mentirosa. Ante este escenario Martha cobró el dinero del despido, hizo sus maletas y junto con sus hijos abordó un autobús con destino a Nueva York.

El 18 de enero de 1948 Raymond abrió la puerta de su apartamento para encontrarse con Martha Beck y sus hijos. Lo que parecía un obstáculo para la carrera asesina de Fernández pronto se convirtió en un beneficio, debido a que Martha hacía cualquier cosa que él le pidiese. Sin embargo los hijos de ella debían irse y el 25 de enero de 1948, Martha dejó sus hijos en el “Salvation Army”.

Una vez que el apartamento era solamente de los dos, Raymond le mostró todas las cartas que había escrito a diferentes mujeres, contándole quién era de verdad y qué hacía. Martha encontró su lugar y se dio cuenta que ella tenía que hacer lo que su “hombre” le pida. Así, esta pareja de estafadores se dedicaron a ubicar nuevas víctimas para su macabro juego de amor.

Víctimas de su soledad

El 28 de febrero de 1948, Raymond y Martha viajaron a Pennsylvania, lugar donde se encontraron con Esther Henne. Raymond y Esther se casaron en una pequeña ceremonia en Fairfax, Virginia. De acuerdo con las declaraciones de Esther, Raymond era un sujeto cortés, pero cuando ella no quiso firmar su póliza de seguros a su nombre, éste se molestó mucho.

Pronto Henne escuchó rumores sobre las otras mujeres de Fernández, cuando su coche desapareció, vendido por Raymond, Esther abandonó el apartamento, perdiendo cientos de dólares, pero posiblemente salvando su vida.

La pareja nuevamente comenzó a buscar una nueva víctima y pronto Myrtle Young de Greene (Arkansas) se convirtió en su blanco. El 14 de agosto de 1948, Raymond y Myrtle contrajeron matrimonio en el condado Cook, Illinois.

Martha actuó como la hermana de Fernández e hizo todo lo posible para que la pareja no consume su matrimonio, hasta el punto de dormir con ellos en la misma cama. Cuando Myrtle se quejó de esto, Raymond le dio una fuerte dosis de drogas que la indujeron a un profundo sueño. Fernández, con la ayuda de Beck, subió a Myrtle a un autobús con destino a Arkansas, donde en estado inconsciente la víctima fue bajada del bus por policías, falleciendo al día siguiente por una sobredosis.

La enfermiza pareja siguió viajando al Este, deteniéndose en pequeños pueblos donde Raymond había hecho contacto con otras mujeres. Tras robarles su dinero y posesiones, el siniestro dúo continúo buscando victimas más opulentas. Pronto el dinero empezó a escasear y, debido a que ninguno de los dos tenía trabajos reales, presionaron la búsqueda de nuevas presas.

Es así que se toparon con Janet Fey, una viuda de 66 años que vivía en Albany, Nueva York. Fernández, bajo el pseudónimo de “Charles Martin”, estableció una relación por correspondencia con la viuda y el 30 de diciembre de 1948 Martha y Raymond llegaron al centro de Albany, y se registraron en un hotel como el Señor y la Señora Fernández.

Al día siguiente, él apareció en la puerta de Janet con un racimo de flores. La viuda Fey era una mujer muy católica y tardó varios días en convencerla de que sus intenciones eran honorables. Cuando el “trabajo· estaba hecho, Fernández presentó a Martha como su hermana y después de pasear por la ciudad y almnorzar, Fernández le propuso matrimonio y Janet aceptó. Pronto hicieron planes para mudarse a Long Island y llegar a un departamento que Martha había alquilado. Durante la primera semana de enero de 1949, Janet visitó varios bancos para limpiar sus cuentas, acumulando alrededor de $6,000 en cheques y efectivo.

El 4 de enero de 1949, Fernández, Beck y Janet Fay condujeron hasta Long Island. Después de cenar, Raymond se fue a dormir dejando a las dos mujeres solas. No se sabe qué sucedió entre ellas, pero así empezó el odio de Martha hacia su “suplente” en la cama. Esa misma noche, Martha entró a la habitación y vio a ambos desnudos, entrando en cólera por celos.

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En ese momento Janet comenzó a insultar a Beck y pronto Fernández le dijo a Martha que calle a la mujer como pueda. Ante esta situación Marta dijo que “todo se oscureció” y, cuando recobró la consciencia, vio a Raymond sacudiéndola por los hombros. Le dijo que había usadoo un martillo para golpear a Janet en la cabeza. La pareja usó una bufanda para evitar que el suelo se manchara con sangre y limpiaron la habitación para eliminar pruebas. Al día siguiente compraron un baúl de madera, donde ocultaron el cadáver, Raymond lo llevó a la casa de su hermana y la convenció para que lo guarde en su sótano por unos días. Una semana después, Fernández se llevó el baúl y lo enterró en el patio de una casa que había alquilado. Durante la semana siguiente, Raymond y Martha cobraron los cheques de Janet y escribieron a su familia diciendo que todo estaba bien, y que pronto sería la señora “Martin”. En el apuro, la pareja cometió un grave error, Janet no sabía usar una máquina de escribir, mucho menos tenía una. Cuando la familia de Fey recibió la carta, notificaron a la Policía de inmediato, sin embargo la pareja ya había escapado.

En este tiempo la pareja viajó al Oeste, a Grand Rapids, Michigan, el hogar de su siguiente víctima. Una joven viuda llamada Delphine Downing de 41 años de edad que tenía una hija de 2 años, Rainelle. Delphine también conocía a Raymond como “Charles Martin”. A finales de enero se conocieron en el Centro Byron, Dhelpine estaba sorprendida de conocer a Fernández y no le importó mucho que este trajera a su “hermana”. La viuda veía a Raymond como un buen pretendiente, debido a sus buenos modales y excelente trato con su hija. Antes de acabar el mes, estaban teniendo relaciones.

Pero la felicidad de Delphine no duró mucho, una mañana entró al baño y vio a Raymond sin su peluca y también la horrible cicatriz en su cabeza; pronto la mujer, histérica, lo acusó de fraude. Fernández trató de calmarla con su encanto, cuando eso no funcionó, Martha le recomendó unas pastillas para dormir. Una vez que Delphine estaba dormida, Rainelle comenzó a llorar mucho y Beck, desesperada, agarró a la niña por el cuello y la estranguló hasta que se desmayó.

Los moretones en el cuello de la niña molestaron a Raymond porque sabía que cuando Delphine la viera llamaría a la Policía. Con pocas opciones, Fernández buscó la pistola del difunto esposo y, tras enrollar con un trapo el cañón, la disparó en la cabeza, matándola instantáneamente. Posteriormente Raymond y Beck envolvieron a Delphine en una sabana y la llevaron al sótano, Fernández cavó una profunda tumba y después de depositar el cuerpo la cubrió con cemento.

El horror no terminó en la tumba de Delphine, pues la magullada niña de dos años lloraba y no comía. Sin saber qué hacer para calmarla, Raymond le dijo a Martha que se encargue de la niña. Beck se negó al principio, pero ella ya era un cómplice de varios asesinatos y fraudes. El poder de Fernández sobre Martha era tan fuerte que la mujer llenó con agua una bañera de metal en el sótano y ahogó a la niña.

Al poco tiempo Raymond cavaba una tumba más pequeña a lado de Delphine. En los días siguientes, la pareja cobró todos los cheques que encontraron de Delphine y saquearon la casa de todos los objetos de valor que encontraron. Finalmente con todo preparado para la huida, la pareja optó por ir al cine. A la mañana siguiente, cuando estaban a punto de salir, Raymond atendió la puerta y se encontró con dos serios policías. Gracias a vecinos preocupados, el terrible dúo fue arrestado el 28 de febrero de 1949.

ALBAFIKA DE PISCIS
07-11-2012, 15:17:52
Juntos matando, juntos muriendo

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Una vez que la pareja estaba bajo custodia policial, fueron llevados al condado de Kent, donde se les interrogó. El dúo ya estaba resignado ante su inminente final y no solicitaron un abogado. Fernández admitió que no era un simple asesino, y relató a la Policía una historia de sexo y decepciones. El abogado de Distrito, Roger O’ McMahon, les aseguró que si cooperaban no serían entregados a la Policía de Nueva York. Esto fue un alivio para la pareja puesto que no había pena de muerte en Michigan. Al día siguiente, el caso de los asesinos de corazones solitarios estaba en los diarios de toda la nación.

La presión de los tabloides neoyorquinos crecía rápidamente y muchas personas demandaban la muerte de la pareja por el asesinato de una niña. Mientras el Gobernador de Nueva York, Thomas Dewey hizo un trato con el Estado de Michigan, que consistía en usar los cargos por el asesinato de los Downing en un juicio en Nueva York, para hacer justicia por la muerte de Janet Fay. Durante la ola de calor que azotó la nación ese verano, el juicio de Martha Beck y Raymond Fernández se llevó a cabo el 28 de junio de 1949. La sangrienta pareja fue representada por un solo abogado, Herbert E. Rosenberg; aunque esto era una violación ética, fue permitido dada las circunstancias del caso.

En el juicio se mostraron fuertes evidencias sobre los asesinatos, también asistieron amigos y familiares de las víctimas, en especial de parte de Janet Fay. Fernández, frente a la corte aceptó toda la culpa de sus crímenes a cambio del bienestar de Martha. El 22 de agosto de 1949, el juez Ferdinand Pecora sentenció a la pareja a morir en la silla eléctrica el 10 de octubre del mismo año.

Al cabo de una hora la pareja estaba en camino a la prisión de Sing Sing, cerca del río Hudson. En la cárcel Martha hizo una lista de visitantes permitidos, la que incluía a su ex esposo Alfred Beck, su hermano y 3 hermanas, también añadió a su hijo Anthony de 4 años y a Willa Dean de 5 años de edad. No los había visto desde que los abandonó en las oficinas del “Salvation Army”. Por su parte, Fernández le escribió una carta a su esposa Encarnación Robles, quien le respondió deseándole lo mejor. Raymond y Martha se reconfortaron por medio de cartas en prisión.

Después de varias apelaciones la fecha de ejecución se prolongó hasta el 8 de marzo de 1951. Martha Beck se convirtió en la sexta mujer en ser ejecutada en el Estado de Nueva York durante el siglo XX. La última comida de Martha consistió en pollo frito, sin alas, patatas a la francesa y una ensalada de lechuga y tomate. Fernández ordenó una tortilla con cebolla, patatas fritas, chocolate y un habano cubano. Finalmente Martha le envió a Raymond una carta profesándole su amor, ante esto él respondió que estaba listo para morir y que era la mejor carta que había recibido.

A las 11 de la noche, Raymond Martínez Fernández fue ejecutado en la silla eléctrica, sus últimas palabras fueron un alarido que declaraba su amor por Martha. Cuando fue el turno de Beck, ella tuvo problemas para acomodarse en la silla, aunque no dijo sus últimas palabras, en silencio su boca dijo la frase “adiós”. A las 11:24 pm, Martha Beck Seabrook falleció, terminando con su muerte aquella macabra historia de amor.


Caso Abierto: CrÃ*menes en Pareja 29/06/07 - YouTube

ALBAFIKA DE PISCIS
20-11-2012, 10:59:36
Albert Fish – El Abuelo Asesino

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Nadie podía haberse imaginado que ese abuelito entrañable de más de 65 años, de rostro demacrado, cuerpo encogido y fatigado, cabello y bigote gris y ojos tímidos, podía esconder una personalidad con rasgos como los que revelaba su informe psiquiátrico: sadismo, masoquismo, castración y autocastración, exhibicionismo, voyeurismo, pedofilia, homosexualidad, coprofagia, fetichismo, canibalismo e hiperhedonismo.

Fish nace en 1870. En su familia existen numerosos antecedentes de perturbación mental, empezando por su madre que oye voces por la calle y tiene alucinaciones, dos de sus tíos internados en un psiquiátrico, un hermana demente, un hermano alcohólico, etc.

Desde muy niño se siente atraído por el sadomasoquismo, se divierte infligiendo dolor a los demás y sobre todo a él mismo. Sigue con atención los artículos de crímenes en la Prensa, y colecciona sobre todo aquellos de los asesinos en serie caníbales, con los que se siente identificado.

A los veinte años mantiene relaciones homosexuales y ejerce la prostitución homosexual en Washington, en dónde viola a un niño y asesina a su primera víctima.

En esa época comienza a sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive obsesionado con la idea del pecado, creyendo que la única forma posible de expiación es a través del sacrificio personal y el dolor.

Él mismo se inflige castigos masoquistas automutilándose, frotando por su cuerpo desnudo rosas con espinas, hundiéndose agujas de marinero en la pelvis y en los órganos genitales… en una ocasión es sorprendido en su habitación completamente desnudo, masturbándose con una mano y con la otra golpeándose la espalda con un palo del que sobresalen unos clavos. A cada golpe grita de dolor, mientras la sangre se desliza por sus nalgas.

Oficialmente, fue detenido ocho veces: la primera por tentativa de estafa, luego por robo, por pago con cheques sin fondos, por cartas obscenas a los anuncios de agencias matrimoniales de los periódicos.

En alguna ocasión afirma ser Jesucristo, que San Juan le habla y que el mismo Dios le ordena cometer sacrificios humanos.

Lo internan tres veces en un hospital psiquiátrico, dejándolo salir al poco tiempo en cada ocasión tras considerar que no es peligroso ni está loco, sino que simplemente sufre una personalidad psicopática de carácter sexual.

A pesar de todos estos delitos, la Policía neoyorquina tardaría nada menos que seis años para poder inculparlo por asesinato.

“Escuchaba voces que me decían cosas y, cuando no las comprendía todas, trataba de interpretarlas con mis lecturas de la Biblia… entonces supe que debería ofrecer uno de mis hijos en sacrificio para purificarme a los ojos de Dios de las abominaciones y los pecados que he cometido. Tenía visiones de cuerpos torturados en cualquier lugar del Infierno…”

Albert Fish fue capturado por la Policía el 13 Diciembre de 1935, cosa que se logra a través de una carta de Fish enviada a la madre de la víctima que había secuestrado, en donde le cuenta sus aficiones por el canibalismo y cómo se decidió a probar carne humana por primera vez con el cuerpo de su hija.

“Querida señora Budd:

Hace algunos años, mi amigo el capitán John Davis, zarpó de California hacia Hong-kong, que por aquel entonces padecía los problemas del hambre. Las calles se habían vuelto muy peligrosas para los niños entre 9 y 12 años porque tenían la costumbre de matarlos y cortarlos en pedazos y vender su carne como alimento.

Antes de zarpar mi amigo, raptó a 2 niños, los mató, cortó en pedazos, guisó su carne y se la comió.

Esa es la razón de que hace algunos años yo acudiera a su casa el 3 de junio de 1928 con el pretexto de acompañar a su hija a la fiesta que daba mi hermana. Me la llevé a una casa abandonada, que había en Westcher County, donde la estrangulé, la corté en pedazos y comí parte de su carne. Tranquila, no me la tiré: murió siendo virgen.”

Tras leerla y sufrir un gran shock, se puso en contacto con la Policía, que tras investigar logró encontrar la procedencia de la carta, siguió la pista de Albert Fish y lo arrestó el 13 de diciembre.

En su declaración afirmó que, tras matar a la niña, le cortó la cabeza con un trinchante y partió su cuerpo en dos con una sierra a la altura del ombligo.

ALBAFIKA DE PISCIS
20-11-2012, 11:00:49
“…Decidí comérmela. La llevé a una casa abandonada en Westchester en la que me había fijado. En el primer piso me desvestí completamente para evitar manchas de sangre. Cuando me vio desnudo se echó a llorar y quiso huir, pero la alcancé. La desnudé, se defendió mucho, me mordió y me hizo algunos rasguños. La estrangulé antes de cortarla en pedacitos para llevarme a casa toda su carne, cocinarla y comérmela. No pueden imaginar cuán tierno y sabroso estaba su culito asado. Tardé nueve días en comérmela por completo. No me la tiré, aunque hubiese podido hacerlo de haberlo querido, murió virgen”.

El propio Fish lo reconocería: “No soy un demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo”.

Una vez detenido, se confiesa además autor de otros muchos crímenes y demás aberraciones que había estado llevando a cabo durante toda su vida: su deseo irresistible de comer carne cruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de “el Maníaco de la Luna”, sus crímenes más atroces, algún acto de vampirismo como el caso de un niño de 4 años al que flageló hasta que la sangre resbalaba por sus piernas, luego le cortó las orejas, la nariz y los ojos, le abrió el vientre y recogió su sangre para bebérsela a continuación, además de desmembrarlo y prepararse un estofado con las partes más tiernas.

También narra la historia de un joven vagabundo al que obligó a realizar toda clase de actos sádicos, masoquistas y coprófagos durante dos semanas, además de cortarle las nalgas en varias ocasiones para beber su sangre. Finalmente intenta cortarle el pene con unas tijeras, pero cambia de opinión al ver el sufrimiento del chico y, arrepentido, le da diez dólares dejándolo huir.

Ante el psiquiatra explicó que por orden divina se veía obligado a torturar y matar niños, y que el comérselos le provocaba un éxtasis sexual muy prolongado.

Los hijos de Fish contaron cómo habían visto a su padre golpeándose el cuerpo desnudo con tablones claveteados hasta hacer brotar sangre.

Durante el juicio quedó probado que realizó todo tipo de perversiones con más de 100 niños matando además a 15. Se descubrió también su extraño gusto por hacerse daño a sí mismo, uno de sus sistemas favoritos era clavarse agujas alrededor de los genitales. Una radiografía descubrió un total de 29 agujas en el interior de su cuerpo (algunas con tanto tiempo que habían empezado a oxidarse). Le gustaba comerse sus propios excrementos, o introducirse trozos de algodón empapados con alcohol dentro del recto y prenderles fuego En otras ocasiones había intentado introducirse agujas debajo de las uñas, pero no tardó en renunciar a ello cuando el dolor se hizo insoportable.
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Estas declaraciones acerca de sus víctimas le cuestan a Fish la sentencia de culpable por crímenes con premeditación tras diagnosticarlo psicótico, pero cuerdo.

Es condenado a la silla eléctrica y ejecutado en la prisión de Sing Sing el 16 de enero de 1936.

Cuando se le preguntaba por la cifra exacta, respondía sonriendo: “Por lo menos cien”.

Tubo una sorprendente reacción después de ayudar a los guardias a colocarle los electrodos, y se mostró entusiasmado.

Albert Fish se llevaría a la tumba su mayor secreto, el número de personas que habría asesinado. Las opiniones de los psicólogos son contrastadas en ese aspecto, unos hablan de varios centenares de víctimas, mientras que otros estiman que no hubo más de cincuenta. Finalmente se le acusa de haber asesinado un total de 15 niños, la gran mayoría procedentes de las capas más pobres de la población

“Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado…”, dijo antes de ser ejecutado.
Historia de Albert Fish, sadomasoquista y canÃ*bal - Psicokillers - - YouTube

GABRIEL
20-11-2012, 11:03:08
bastante completo el aporte

ALBAFIKA DE PISCIS
05-02-2013, 13:16:44
John Wayne Gacy – El Payaso Asesino

El Payaso Asesino


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El lector que a partir de ahora va a adentrarse en la historia real de John Wayne Gacy descubrirá que el mal humano se esconde en lugares todavía menos accesibles que una arteria cerebral colapsada, como la que tenía Gacy desde que se cayera en el jardín de su casa cuando era niño y que, según algunos expertos, transformó su cerebro en una mente psicopática. Quizás el mal anide en las entrañas del alma de algunos hombres que parecen, pero sólo parecen, buenos.

No cabría otra forma de calificar a un ciudadano tan ejemplar como John. Era un eficaz hombre de negocios, dedicado plenamente a hacer crecer su empresa de albañilería y decoración, a cuidar de su casa, a amar a su segunda esposa y a cultivar las relaciones sociales. El tiempo libre siempre lo dedicaba a los demás: organizaba las fiestas vecinales más famosas del barrio, se vestía de payaso y amenizaba las tardes de los niños ingresados en el hospital local. Incluso fue tentado por la política y se presentó como candidato a concejal. Y lo habría llegado a ser si no se hubiera cruzado en su camino el joven Jeffrey Rignall y su tenaz lucha por la supervivencia.

El 22 de mayo de 1978, Rignall decidió salir a tomar unas copas en alguno de los bares del New Town de Chicago. Mientras paseaba, ya de noche, un coche le cortó el paso. Un hombre de mediana edad y peso excesivo se ofreció para llevarle a la zona de bares más famosa del lugar. Rignall, osado, despreocupado, acostumbrado a viajar haciendo auto stop y, sobre todo, harto de pasar frío, aceptó la invitación sin sospechar que aquel hombre, en un descuido, le iba a atacar desde el asiento del conductor y a taparle la nariz violentamente con un pañuelo impregnado de cloroformo.

Con el hígado reventado por el cloroformo


Lo siguiente que Rignall pudo recordar fue la imagen de su nuevo colega desnudo frente a él, exhibiendo una colección de objetos de tortura sexual y describiendo con exactitud cómo funcionaban y cuánto daño podrían llegar a producir. Rignall pasó toda la noche aprendiendo sobre sus propias carnes mancilladas una y otra vez la dolorosa teoría que su secuestrador iba explicando. A la mañana siguiente, el joven torturado despertaba bajo una estatua del Lincoln Park de Chicago, completamente vestido, lleno de heridas, con el hígado destrozado para siempre por el cloroformo, traumatizado… pero vivo.

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Algunas de sus víctimas de izquierda a derecha y de arriba a abajo: John Butkovitch (17 años), John Szyc (19), Randall Reffett (15), John Mowery (19), Sam Stapleton (14), Rick Johnson (17), William Carroll (16), Matthew Bowman (19), Russell Nelson (21), Darrell Sampson (18), Gregory Godzik (17) y Robert Piest (15).

Tenía el triste honor de ser una de las pocas víctimas que escaparon a la muerte después de haber pernoctado en el salón de torturas de John Wayne Gacy. En sólo seis años, 33 jóvenes como él vivieron la misma experiencia, pero no pudieron contarlo. A veces, el camino hacia el mal es inescrutable, se esconde y aflora, parece evidente y vuelve a difuminarse. Toda la vida de Gacy resultó una constante sucesión de idas y venidas. Fue torpe en los estudios, se matriculó en cinco universidades y tuvo que abandonarlas todas; sin embargo, terminó su último intento de estudiar Ciencias Empresariales y se licenció con brillantez. Hasta llegó a ser un hábil hombre de negocios. Se enroló en cuantas asociaciones caritativas, cristianas y civiles pudo, pero mantuvo una oscura relación con su primera esposa, llena de altibajos y cambios de temperamento. Tuvo dos hijos a los que amó y respetó, sin que eso nublara un ápice su eficacia para atraer y matar a otros adolescentes. Resulta, incluso, paradójico que un hombre obeso y aquejado de graves problemas en la espalda fuera capaz de atacar, maltratar, matar y enterrar a jóvenes llenos de vigor. Pero lo hizo una y otra vez, hasta en 33 ocasiones.

ALBAFIKA DE PISCIS
05-02-2013, 13:18:54
Algunos detalles premonitorios

Pero si fue doloroso encontrar los cadáveres de 33 jóvenes incautos, peor resultó saber que su asesino ya había dado muestras de lo que era capaz de hacer. Poco después de casarse por primera vez, comenzaron a circular insistentes rumores sobre la tendencia de Gacy a rodearse de jóvenes varones. Rumores que sus vecinos vieron confirmados cuando el amable John fue acusado formalmente por un juez de violentar sexualmente a un niño de la ciudad de Waterloo. Él siempre sostuvo que las acusaciones no eran más que un montaje creado por el sector crítico de una de las asociaciones cívicas a las que pertenecía. Pero cuatro meses más tarde, la mesa del juzgado recibía la documentación de una nueva denuncia. La propia víctima del supuesto ataque sexual había sido apaleada. El agresor, un joven de 18 años con dudosa reputación, declaró que fue Gacy quien le pagó para escarmentar al niño que le acusaba. El caso estaba claro: Gacy fue sentenciado a 10 años de prisión en la penitenciaría de Iowa. La historia de un asaltador de menores parecía tocar felizmente a su fin…, cuando en realidad, no había hecho más que empezar. Incomprensiblemente, Gacy salió de la cárcel un año y medio después, aireando un indulto concedido en atención a su buen comportamiento y las “evidentes muestras de reforma dadas por el reo”. El juez no tuvo duda de que aquel preso de 27 años se había transformado en otro hombre: lo que no supo hasta tres años después es que el nuevo John Wayne Gacy era aún peor. Gacy no sólo se las arregló para engañar al juez, también engañó a los vecinos de Sumerdale Avenue que lo acogieron en su segunda vida; a Lillie Grexa, una mujer divorciada y madre de dos hijos que se enamoró de él y aceptó su propuesta de matrimonio; a los clientes de una brillante empresa de reformas de albañilería que él mismo montó y, lo que es peor, a decenas de jóvenes varones que acudían a casa de Gacy bajo la promesa de un trabajo bien remunerado como albañiles.

Un jardín que olía demasiado mal


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La vida social del hombre que los fines de semana se vestía de payaso para entretener a los niños enfermos en varios hospitales subía como la espuma. Dos de sus fiestas más sonadas, una al estilo “vaquero” y otra hawaiana, llegaron a congregar en su casa a más de trescientas personas. Todas regresaron a sus domicilios comentando dos cosas: lo agradable que era aquel ciudadano regordete, bonachón y trabajador y lo mal que olía su jardín. Porque era la comidilla del barrio que un terrible hedor fluía por las calles cercanas a la casa de Gacy y su segunda esposa. Ésta estaba convencida de que bajo las cañerías de su casa había algún nido de ratas muertas. Él aseguraba que el olor se filtraba desde un vertedero cercano y siempre estaba posponiendo una supuesta visita al ayuntamiento para tratar de arreglar el problema. Ningún vecino supo reconocer el tufo de los restos humanos, por eso, ninguno llegó a sospechar el acontecimiento que estaba a punto de sacudir la armoniosa vida de Sumerdale Avenue.

En diciembre de 1978, la madre del joven de 15 años Robert Piest empezó a impacientarse al ver que no regresaba del trabajo. El chico se ganaba un dinero extra ayudando en una farmacia, y estaba a punto de entrevistarse con un tal Gacy que le había ofrecido mejorar su situación si trabajaba como albañil para él. La desaparición de Robert fue puesta en conocimiento del teniente Kozenczak del Departamento de Policía de Des Plaines. Entre sus pesquisas, el agente hizo una llamada a Gacy, ya que su nombre aparecía entre los papeles del chico. Por supuesto, el ciudadano Gacy no acudió a la cita (se excusó diciendo que estaba enfermo), pero se presentó voluntariamente en la comisaría al día siguiente.

Para entonces, el teniente se había encargado de estudiar el historial penal de aquel hombre (sentenciado e indultado por asaltar a un menor). Aunque Gacy negó cualquier relación con Piest, la Policía logró una orden de registro de su domicilio en la que se incautó del más completo arsenal de instrumentos de tortura jamás visto en la región. Pocos días hicieron falta para lograr que Gacy confesara y entregara a la Policía un detallado plano del jardín de su casa, en el que había marcado los lugares donde yacían los 33 cadáveres. En su declaración final, la vida del payaso asesino pareció sacada de una película de terror. Durante el juicio, Gacy aseguró que existían “cuatro John: el contratista, el payaso, el vecino y el asesino y constantemente respondía con las palabras de uno y de otro”. Lo que no pudo explicar fueron los motivos que le llevaron a dejar con vida al joven Rignall, cuya declaración sirvió para mandar al criminal a la camilla donde se le aplicó una inyección letal el 10 de mayo de 1994. Sus últimas palabras fueron : “¡Besadme el culo!”

ALBAFIKA DE PISCIS
05-02-2013, 13:26:18
http://www.youtube.com/watch?v=23QMpz0mDkQ

http://www.youtube.com/watch?v=8-y8sHtMMf4

La Pelicula en este canal del Youtube
http://www.youtube.com/watch?v=g3hqkjDKJFE

ALBAFIKA DE PISCIS
05-02-2013, 13:46:10
Luis Alfredo Garavito – La Bestia


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El colombiano Luis Alfredo Garavito ha pasado a la historia del crimen como uno de los asesinos en serie más prolíficos. Confesó haber asesinado unos 140 menores (todos entre 6 y 16 años y de género masculino) aunque algunos expertos señalan que sus víctimas pudieron ser unas 172 o incluso 192…A cada chico que mató también violó y torturó. Adoraba manosear a sus jóvenes víctimas, pero también las golpeaba, les pateaba el pecho, la cara y el estómago; les saltaba encima, les pisoteaba las manos; amaba hacerles quemaduras con vela y solía morderles las tetillas al igual que Chikatilo; a algunos les amputó dedos, les cercenó las orejas e incluso los genitales; muchas veces mutiló, desmembró e incluso decapitó[1]; y siempre, siempre bebía antes de realizar sus crímenes.

Fue así mismo un verdadero asesino itinerante: recorrió unas cinco veces Colombia, pasando por 59 de los 69 municipios del país y a su paso dejó muerte en 11 (13 con víctimas no confirmadas) de los 32 departamentos de Colombia.

Un pasado marcado por el dolor

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Luis Alfredo Garavito nació un 25 de enero de 1957 en el municipio de Génova Quindío en Colombia. Fue el primero y por tanto el mayor de los siete hijos que tuvo la familia Garavito Cubillos. Su formación académica no fue nada sobresaliente ya que apenas estudió hasta el quinto de primaria, debido tanto a la mala memoria que tenía como a la cruel constancia con que su padre —un tipo violento, bebedor y mujeriego—, le recordaba lo “bruto” que era.

Como muchos colombianos, Garavito tuvo que irse a vivir a otro lugar debido al azote de un conflicto interno signado por la sangrienta guerrilla y las respuestas del Ejército y los paramilitares. Llegó así, junto a su familia, al caluroso pueblo de Ceilán en el norte del Departamento del Valle.

Allí, en Ceilán, Garavito ingresó a la escuela Simón Bolívar con gran entusiasmo. Al comienzo todo iba bien para él pero pronto sus problemas internos empezaron a transformarlo en un niño tímido e introvertido, usualmente violento y frecuentemente molestado por sus compañeros que le tildaban de “Garabato” (por el apellido). Sumados a esos problemas sociales estaba el complejo de inferioridad que en Garavito se iba acentuando al saber que, encima de ser un chico con lentes al que hostigaban, era un niño con pánico escénico, con miedo de pasar al pizarrón y, claro está, sin la capacidad de sobresalir en los exámenes y demás asuntos de la vida escolar.

Paralelamente a toda esa frustración escolar, Garavito nunca tuvo un buen entorno familiar, por lo que años después declaró que tenía “la desgracia de estar dentro de una familia que se la pasaba discutiendo, peleando y lanzándose palabras de grueso calibre”. Fue en esa familia donde Garavito sufría viendo como su “muy rígido” padre golpeaba a su madre “y la arrastraba” mientras ella lanzaba gritos “desesperadamente”. Sin embargo hubo una escena que lo marcó particularmente, por lo que años después declaró: ‹‹Yo vi cuando él la cortó; esa imagen quedó grabada dentro de mi cerebro de por vida, no la he podido olvidar…. Yo fui el único que la defendí…. Le metió una pela que la dejó coja estando embarazada de mi hermano Ricardo. Fueron casi cuarenta años que le aguantó mi mamá a ese señor humillaciones, desprecios; recuerdo que le decía: “yo la recogí del fango, mujerzuela”››.

También el padre de Garavito era un individuo que, además de tratarlo de “jueputa”, “bastardo” e “imbécil”, solo lo tomaba en cuenta para que cumpliese sus órdenes y las diversas tareas que le encomendaba, a lo que sumaba su negativa a permitirle a Garavito el tener amigos y novia. Sexualmente tampoco era una muy buena influencia pues, como el mismo Garavito contó: “Mi papá no dormía con mi mamá, dormía conmigo, él me bañaba, no recuerdo que él me haya acariciado, tengo un recuerdo vago, era de noche, él como que me acarició me tocó las partes íntimas…a ese señor nunca lo quise, lo veía como un verdugo”.

Continuando el proceso de degeneración sexual de Garavito, entró un amigo de su padre, un tipo que era vecino, dueño de una droguería del pueblo y abusivo consumado. Ese hombre torturó y violó a Garavito cuando apenas tenía doce años; lo ultrajó golpeándolo y mordiéndole el pene y las nalgas, quemándolo con una vela, amarrándolo a una cama y obligándolo a hacer cosas tan infames que ni el mismo Garavito quiso confesar años después. Fue por culpa de aquel monstruo que Garavito no se entusiasmó cuando “el hermano de una señora” le mostró revistas pornográficas.

Lejos de darse por satisfecho, el amigo del padre de Garavito iba a visitar a Garavito cuando éste dormía con su hermano Rafael en la tranquilidad de la finca, sacándolo de la habitación y llevándoselo a algún lugar del campo para violarlo a sus anchas. Por aproximadamente dos años, esa fue la infernal rutina sexual de Garavito, hasta que fueron a Trujillo, donde las cosas tampoco se mejoraron, ya que allí, cuando su padre lo mandó a comprar unas inyecciones en una farmacia, el sujeto (otro conocido de su padre) violó a Garavito, cosa que repitió algunas veces más, sin ser jamás delatado puesto que el pobre chico temblaba de miedo ante la posibilidad de que su padre no le creyera a él sino a sus amigos…El daño era ya definitivo según se ve en las palabras de Garavito: “Después yo empecé a sentir una atracción hacia las personas de mi mismo sexo. Mis hermanos y hermanas estaban muy pequeños, yo sentí como algo y todos nos fuimos hacia una cama donde yo insinué que se quitaran la ropa y comencé a acariciarlos, allí no pasó nada, ni mis padres se dieron cuenta, ni tal vez mis hermanos se acuerden. Estando durmiendo, cogía a mis hermanos menores y les quitaba la ropa y sin que ellos se enteraran los acariciaba”

Luego, aún de adolescente, Garavito fue un poco más lejos e intentó acorralar a un niño cerca de la estación del tren. Violarlo no era su intención, solo quería abusar ligeramente del inocente niño, por lo que empezó a tocarlo en sus partes íntimas, pero éste gritó y afortunadamente vinieron unos guardias de la Defensa Civil que se llevaron a Garavito. Posteriormente fue liberado y su padre, que le prohibía tener novia, actuó de una manera aberrantemente incoherente e incomprensiva pues, como contó Garavito: “Después de eso me largan y resulta que mi padre me reprendió, me dijo que si acaso no había mujeres. Pero mi papá no me dejaba tener novia y a mí tocaba ocultar todas esas cosas que me pasaban. Me soltaron y de ahí en adelante no volví a vivir en la casa, mi papá me echó y trataba de que no volviera más”

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Algo bueno de esta nueva etapa en su vida, fue que Garavito tuvo “muchas amigas” y, particularmente, en Trujillo conoció, en la iglesia, a una muchacha de la cual se enamoró, a la cual nombraba frecuentemente y de la cual “decía que había tenido un hijo con ella” aunque nunca tuvo ni un hijo ni tan siquiera una “relación con ella en aspecto íntimo”. Pero al menos, como se ve, las violaciones no lograron convertir a Garavito en un homosexual puro sino más bien en un bisexual.

Luego Garavito fue a la ciudad de Armenia (en Colombia), donde consiguió empleo en una panadería, arrendó un cuarto y se vinculó con Alcohólicos Anónimos. En ese entonces su rutina después del trabajo solía ser la de asistir con fervor a la iglesia, ir después a Alcohólicos Anónimos y, tras salir, tomarse unas cuantas cervezas para ir al parque Valencia en la noche y comprar algún cuerpecito de los pobres niños que a esas horas se prostituían en los alrededores del parque…Esa fue la doble vida que llevó por más de un año en los inicios de su juventud, una vida que por un lado le llenaba de pervertido goce mas por otro le envenenaba con remordimiento (solía golpearse fuertemente el pecho en la iglesia) y angustiosas preocupaciones por la forma en que era socialmente vista su inclinación.

Poco menos de 23 años tenía Garavito cuando, no pudiendo tolerar más la angustia de sus trastornos, fue a buscar atención psiquiátrica en el Seguro Social tras pelear con sus compañeros de trabajo y perder su empleo. Allí le contó al psiquiatra que había pensado en suicidarse porque su vida “no valía nada”, pero no le dijo sobre su impotencia sexual con las mujeres, su afición carnal a los menores y la importancia que para él tenía el conformar una familia. Así, el tratamiento que se le dio fue el demasiado general que se correspondía con el cuadro de “depresión reactiva”.

Después la vida de Garavito pareció mejorar considerablemente cuando éste consiguió empleo en un supermercado dentro del cual conoció a Claudia, una mujer que tenía dos hijos (un chico de 14 y una niña) a los cuales, sorprendentemente, Garavito siempre respetó. Pero no pudo más que ser pareja sentimental (y no sexual debido a su impotencia) de Claudia, él mismo lo dejó claro: “mis compañeros me molestaban con Claudia, yo con ella no tuve relaciones sexuales, era para que la gente me viera con ella y le gastaba bastante”.

ALBAFIKA DE PISCIS
05-02-2013, 14:03:26
Surge el gran violador

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Junto a esa impotencia para ser marido-amante, empezó a latir con más fuerza el monstruo interior de Garavito cuando, en octubre de 1980 él, mientras seguía trabajando en el supermercado, comenzó a sentir la presencia de un “impulso” que quería dominarlo. En sus propias palabras: “Muchas veces me ocurrió que llegaban menores de edad al supermercado a comprar algo, a mí me iba dando un deseo como lo que yo siempre he denominado una fuerza o un impulso de estar con ese menor de edad, acariciarlo, violarlo. En las horas de almuerzo aprovechaba, dos horas, y me iba para la vecina población de Quimbaya. Allí accedí a varios menores…[…]…únicamente los acariciaba, los amarraba, les quitaba la ropa y los violaba, pero finalizando el 80 y a comienzos del 81, me voy para la ciudad de Sevilla, me llevo a un menor, y de pronto no sentía placer solamente con acariciarlos y violarlos[2], sino que llevaba cuchillas de afeitar, velas y encendedores. En algunas oportunidades les hacía tomar el semen obligados y me quitaba un diente para poder morder a los niños, es el incisivo lateral derecho, ese diente me lo hice colocar porque mi papá me lo tumbó cuando yo tenía quince años. Yo sentía como un descanso, me sentía bien haciéndoles esto a los menores, les mordía las tetillas, les tasajeaba los brazos y, por los lados de las nalgas los quemaba”

En la desfigurada psiquis de Garavito, al igual que en la del sanguinario Andrei Chikatilo, se había establecido la fatídica asociación entre el dolor ajeno y el placer propio, asociación que en psicópatas como él fácilmente desembocaba en el matrimonio del sexo y la muerte. Y es que, en efecto, Garavito descubrió que la intensidad de sus orgasmos aumentaba cuando aumentaba la violencia que sobre sus víctimas ejercía, debido a lo cual empezó a torturar a sus pequeñas víctimas. Sin embargo el nacimiento de esa oscura faceta no liquidó su conciencia moral; la cual, si bien no servía para frenarlo, sí que servía para atormentarlo. Fue entonces que intentó darle una explicación bíblica a sus actos y su religiosidad se volvió compulsiva, haciéndolo buscar no solo perdón y redención sino castigo para sus pecados. Tan grandes eran sus remordimientos que a veces, sacudido por la angustia, se levantaba desorientado en medio de la madrugada, recordando cada violación que acudía a su mente, reviviendo las terribles escenas en que sus inocentes víctimas, una vez más, lo miraban con los ojos desorbitados por el dolor y el terror, no ya para traerle placer sino profusas lágrimas que resbalaban por su rostro y luego, sorprendentemente, eran seguidas por sarcásticas risas suscitadas por la evocación del sádico gozo…

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Lejos de ser una ficción, en Garavito parecían convivir dos hombres distintos. Cada noche se acercaba con fervor a la mesa y tomaba la Biblia, buscando en ella algún salmo que le proporcionase paz a su alma, alejándolo así del peso de la culpa y abriéndole las puertas a la esperanza de ser salvo. También, cada vez que encontraba algún versículo aplicable a la crisis que estaba atravesando, lo escribía en su adorada libreta azul con la letra torcida por el desenfreno. Y cada noche, además del salmo o los salmos, Garavito recitaba en voz alta los versículos de su libreta azul mientras deambulaba, desnudo, de un lado a otro de su habitación. Finalmente, cuando la fe le había repuesto las fuerzas, el monstruo se vestía y salía a la calle; pero, antes de aquello, tomaba el siniestro diario donde apuntaba el nombre de cada niño violado.

Mas no era únicamente el deseo de placer lo que impulsaba a Garavito hacia el mal. Había también un deseo de venganza (unido al ‹‹mecanismo de desplazamiento››[3]) y un anhelo de contrarrestar su sentimiento de humillación a través del sentimiento de poder que experimentaba con sus víctimas. Esto lo vemos implícito en la forma con que Garavito se expresó de la admiración hacia Hitler que desarrolló (sin dejar de lado su fanatismo religioso…) luego de leer su biografía: “Yo admiraba mucho a Hitler, quería llegar a ser como él, conseguir poder para hacerme respetar. Siempre anhelé ser importante, estar en la televisión, en la prensa y que todo el mundo hablara de mí. Me gustaba él porque fue una persona humillada y de un momento a otro alcanzó un poder. Admiraba de él esa situación, yo me quería vengar de muchas personas. Yo pensaba que una persona que me mirara mal había que fusilarla. Me gustaban los campos de concentración….”

Por todos los conflictos internos antes expuestos fue que Garavito, con 27 años, ingresó a una clínica psiquiátrica en enero de 1984. Allí estuvo 33 días, hasta que los doctores creyeron que se había recuperado y le autorizaron a asistir a sus reuniones en Alcohólicos Anónimos. Fue un gran error: Garavito nunca se recuperó y estaba ávido por tener carne tierna entre sus manos. Él mismo lo contó: “Cuando me dieron un permiso, llegué a Pereira […]. Allí ubiqué dos menores de edad que vivían por el sector de Getsemaní, un centro espiritual campestre. Sobre esa misma vía, algo retirado de ese seminario, los metí por un cafetal y los amarré, los despojé de sus ropas y yo también me despojé de mis ropas. Los violé […]. A estos niños me parece que los quemé[4], los mordí y allí los dejé”

Pero Garavito, que aún no había alcanzado todo su potencial criminal, los dejó con vida y éstos lo reconocieron después mientras estaban en un carro. Lastimosamente el criminal logró escapar.

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Así habría de seguir hasta 1992, fecha en la que cometería su primer asesinato. Pero, hasta que la tormenta de sangre se desate, muchísimos niños inocentes habrían de ser violados y torturados por el infame Garavito, de quien los expertos calculan que llegó a violar un niño por mes entre 1980 y 1992, habiendo sido, a lo largo de ese transcurso, incapacitado por el ISS (Instituto de Seguridad Social) en 1980, 1981, 1983, 1985 y 1989. Puede entonces formularse la pregunta de cómo logró violar tantos niños con tantas incapacitaciones del ISS y sin ser capturado. La respuesta está, por una parte, en la habilidad que tenía Garavito para convencer a los psiquíatras y médicos de lo útil que le era realizar visitas (aprovechaba las salidas para violar) a Alcohólicos Anónimos; y, por otra parte, está en la destreza con que engañaba a sus víctimas y en el cuidado que ponía en no ser visto a la hora de violar, tal y como él mismo dejó entrever cuando dijo: ‹‹Para poder llevar a los niños les repetía el cuento: “tengo unos terneritos pequeños y necesito que me ayuden, yo les pago mil o quinientos pesos”. Los niños me creían y se iban conmigo. […] Yo buscaba sitios apartados de difícil acceso y boscosos, también matorrales que estuvieran alejados de las casas. Utilizaba cafetales y cañadas donde hubiera pasto alto, pero siempre lejos de la gente.››

Los primeros pasos de sangre

En 1992 Garavito cometió en Jamundí el primero de sus más de cien asesinatos. Se trataba del pequeño Juan Carlos, quien se divertía tranquilamente en un parque hasta que tuvo la desdicha de pasar enfrente de una caseta en la que Garavito estaba bebiendo. Seguramente fue el alcohol, además de otros factores, lo que en ese instante encendió en Garavito el deseo de violar a Juan Carlos. Era un impulso oscuro y contundente el que, convirtiéndolo en una especie de marioneta humana, tomó el control de Garavito e hizo que pague la cuenta al instante y comience a perseguir al niño desde una distancia prudente. Cuando el niño se detuvo, Garavito aprovechó y compró un cuchillo, cuerda y licor. Entonces y justo antes de que Juan Carlos se levantase para ir a buscar a su madre, Garavito lo engañó ofreciéndole dinero y se lo llevó hasta un potrero cercano, caminando después cerca de los rieles del ferrocarril hasta llegar a un lugar despoblado. Fue allí, en medio de aquel paisaje boscoso y lleno de charcas que reflejaban la luz de la luna, donde el trastornado Garavito tuvo la revelación que lo impulsó a complacer su maltrecho concepto de venganza: ‹‹Me transporté a mi infancia, sentí mucho odio, más los niños que yo llevaba nunca los mataba, y es allí donde cojo a este menor, empiezo a tasajearlo con una cuchilla y se apodera de mí algo extraño que me decía “mate, que con matar ya venga muchas cosas”. Fue así como yo procedí a matarlo, así fue mi primera muerte››

Luego de su primer asesinato, Garavito quiso ir a Trujillo para visitar a su hermana Esther, quien era la única, de entre todos sus hermanos y hermanas, con quien tenía un vínculo. Sin embargo hizo una pausa en Tulúa, donde se abandonó al alcohol. Otra vez sucedería lo mismo que con el pequeño Juan Carlos. Era pues ya de tarde cuando Garavito, que estaba bebiendo desde las diez de la mañana, vio a Jhon Alexander Peñaranda. De aquel instante el monstruo recuerda: “Yo estaba bien, tomando, solo con el deseo de escuchar música, no tenia planificado buscar un menor, de pronto de un momento a otro veo pasar a un niño y me pone mal, se me apodera esa fuerza […], entonces yo reprimo, tomo más licor y empiezo a quebrar envases”. Luego vino la aplicación del método y la violación y muerte del niño.

ALBAFIKA DE PISCIS
05-02-2013, 14:05:19
Destripando y amputando: Garavito aumenta su crueldad

En 1993 Garavito comenzó a abrirles (mientras estaban vivos) el abdomen a los niños. Era un corte extenso, lo suficientemente profundo como para destrozarles el ******o digestivo pero no como para quitarles la vida. De aquella y otras crueldades fue testigo la aterrorizada capital colombiana de Bogotá.

El autor de los asesinatos, el hombre que le arrancó los pulgares a ocho niños (no lo repitió con más por temor a ser descubierto), planeó cada crimen tras el cristal de una ventana en los rojizos, empobrecidos y tupidos barrios de ladrillo del sur oriente de Bogotá. Al respecto, Garavito cínicamente expresó: ‹‹Eso lo hice yo. Sentía placer al hacerle esto a los niños, aparecían con los intestinos afuera… yo quedaba tranquilo. Claro que pensaba, “ese placer fue a costa del dolor de todos estos angelitos”, como les digo yo. Yo lo titularía “El Silencio de los Inocentes”. Estando matando niños me vi esa película como cinco veces.››

Sin embargo no todas las víctimas de Garavito fueron, como diría el habla popular, “pan comido”. Así, a fines de 1993 en la localidad de Tulúa, Garavito estaba bebiendo una botella de “Aperitivo de la Corte” (su licor favorito, lo adoraba) cuando de pronto vio a un niño que deambulaba con su bolso por la terminal. El niño tenía doce años y se había quedado dormido en el bus, por lo que no se bajó cuando debía y ahora estaba perdido. Garavito vio que tenía una oportunidad y, con engaños, aparentó que ayudaría al niño, compró más botellas de “Aperitivo de la Corte”, le brindó al niño una buena cantidad y luego lo llevó por la carretera bien lejos, se desvió, cruzo una zanja y allí, en el campo, amarró al niño y le quitó la ropa. Iba a seguir cuando un mal olor lo detuvo. Era un olor nauseabundo, propio de algo podrido, un olor que no lo dejaría seguir en paz con su pervertido plan hasta que no averiguase de qué se trataba. En realidad eran restos de algo muy familiar, solo que Garavito, para fortuna del niño, no recordaba que había dejado exactamente allí, tal y como cuenta: ‹‹Busco a ver qué era, sin que el niño se diera cuenta, y sí, allí observo un cráneo, unos restos de otros menores que días antes había llevado, estaba esa calavera, y yo en estado de “enlagunamiento”. Después de tener al menor amarrado me pide que lo suelte. Lo suelto, el niño también toma conmigo y lo acaricio. No sé en qué momento él se armó con el cuchillo y se me abalanzó. Yo se lo fui a quitar y resulté tasajeándome el dedo pulgar de mi mano izquierda[5]. Perdí la movilidad porque me cogió unos tendones y allí fue donde decidí matarlo››. Fue a causa de aquel acto temerario que el niño acabó perdiendo la vida inmediatamente, aunque es prácticamente seguro que, de no haberlo hecho, solo habría conseguido retardar su muerte.

Otro asesinato de particular importancia fue el de Jaime Andrés de 13 años de edad, quien era un preadolescente de humildes orígenes; un chico amable y trabajador, que estudiaba en la jornada de la tarde del colegio Policarpa Salavarrieta y vendía café preparado por su madre para ayudarla a cubrir los gastos de la pequeña casa que ocupaban en el barrio la Independencia. Jaime Andrés era bastante popular y querido entre conductores de taxis, clientes de bares del centro de la ciudad y noctámbulos de parques; todos guardaban simpatía por el llamado “niño de los tintos”, hasta que la noche del 4 de febrero de 1994 el infame Garavito apareció.

Todo empezó cuando echaron a Garavito del bar Los Vallunos tras discutir con un cliente. Al frente, en la otra acera, Jaime Andrés contemplaba toda la escena. El sujeto se le hacía conocido: era el “doctor de los ambientadores” que había ido el año pasado a vender ambientadores a su colegio. A su vez Garavito también había visto al pequeño y se había acordado de él, pero de momento no hizo nada más que marcharse amargado al hotel en que estaba. No obstante a las 9 de la noche “esa fuerza extraña” que lo “domina” empieza a hacer de las suyas para que Garavito se aproveche del “niño de los tintos”, quien aún a esas horas seguía vendiendo café. Como siempre, cede, tras lo cual se guarda el cuchillo, compra cuerdas y licor y convence al niño para que lo acompañe en un viaje del que solo uno de los dos regresará, aunque esta vez con un recuerdo amargo que jamás podrá borrar: ‹‹ […] él estaba vendiendo tintos, le hablo, lo convenzo para que me acompañe, deja su termo y se va conmigo. Lo introduzco al cañadulzal, lo amarro […]. El niño grita, lo acaricio, el niño sigue gritando y posteriormente lo mato, me acuerdo tanto de este niño por una situación, en ese sitio hay una cruz, regreso […] y de un momento a otro siento una voz que me dice: “eres un miserable, no vales nada”. Regresé y mire lo que había hecho. En ese momento me arrodillé, me arrepentí, y enterré el cuchillo››

Real o no, el impacto de esa experiencia fue tal que, al llegar al hotel, Garavito se pasó toda la noche y la madrugada recitando versículos de la Biblia en voz alta, sin poder dormir, presa de una angustia y un remordimiento que lo tuvieron con los ojos abiertos hasta que el sol salió de nuevo.

Mas las cosas no podían quedarse así y aquel “eres un miserable, no vales nada” le dio la fuerza necesaria para dedicarse a trabajar y dejar la bebida, la sangre y los asesinatos. Pero la conversión duró solo un tiempo, tras el cual volvió a su rutina de alcohol, muerte y violaciones. Por otra parte, Garavito también probó suertes con el lado oscuro de la espiritualidad, metiéndose con la ouija (de la cual salió defraudado al no experimentar nada excepcional) y hasta con el satanismo: “Practiqué ritos satánicos con los menores que asesiné, lo hice a mi manera, pero no quiero explicar cómo lo hice; yo hice pacto con el Diablo.”

ALBAFIKA DE PISCIS
05-02-2013, 14:28:49
La captura

El 22 de abril de 1999 y tras haber violado a unos 200 niños y asesinado a más de 100, Garavito fue por fin capturado en la ciudad de Villavicencio.

Salvando al pequeño John:

John Iván Sabogal, niño pobre que vendía lotería en las calles de la ciudad de Villavicencio, yacía desnudo y atado de pies y manos a un matorral ubicado en las solitarias afueras de la ciudad. John no había hecho nada demasiado contundente para escapar del agresor, hasta que sintió en sus espaldas la proximidad ansiosa del agresor…Fue en ese instante, cuando supo que perdería la inocencia y muy probablemente la vida, que el pequeño John empezó a gritar con todas sus fuerzas a ver si alguien hacía algo por él.

Entonces y contra todo lo esperable, un chatarrero que andaba fumando marihuana por el lugar escuchó los gritos y, al ver cuál era la causa de estos, no dudó ni un momento en apedrear al monstruo tras increparle un “¡oiga, hijueputa, qué le está haciendo a ese niño!”.

Al verse defendido, John corrió hacia el chatarrero y luego ambos corrieron como desaforados para huir de Garavito, quien enfurecido los perseguía con el puñal en la mano.

Finalmente el niño y su salvador lograron llegar a un punto en que el asesino dejó de perseguirlos ante la posibilidad de ser visto. Tras eso siguieron hasta llegar a la casa-finca Rosa Blanca, desde donde el noble chatarrero llamó a la estación de policía La Esperanza, ubicada en Villavicencio.

Tras la llamada, la Policía acudió al lugar y la cacería dio inicio.

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Informe de un operativo exitoso:

La búsqueda de Garavito estuvo al mando del cavo Pedro Babatita. Cuando por fin Garavito fue capturado, éste se identificó como Bonifacio Morera Lizcano. Investigaciones posteriores confirmaron que Bonifacio Morera Lizcano era Garavito. Se trataba así de una falsa identidad usada por el asesino para confundir. Nada sorprendente pues, como acotó el Diario Hoy en una nota periodística de octubre de 1999: ‹‹Garavito usaba nombres falsos, cambiaba su cabello, su bigote y barba y empleaba lentes. Pasaba por vendedor ambulante, monje, discapacitado, indigente y hasta representante de fundaciones humanitarias para ingresar a las escuelas, donde hallaba a sus víctimas, que oscilaban entre los ocho y 16 años de edad››. Volviendo al operativo de su búsqueda, el cabo Pedro Babatita reportó los hechos de la siguiente manera:

‹‹ […] ya eran como las nueve de la noche, y nosotros “dele pa’riba” y “dele pa’bajo” por la circunvalar. De pronto un taxista reportó: “Alguien está saliendo del monte, alguien está saliendo del monte”. Aparte de los taxistas con los que íbamos Tinjaca (patrullero) y yo, otros nos ayudaban con la red de apoyo y sus radioteléfonos.

En cinco minutos llegamos al sitio que nos decía el taxista y el niño Jhon Iván apenas lo vio dijo: “¡Es ese, es ese! Ese era el que me iba a violar… el que me estaba cogiendo…”

En el taxi iban también el papá y la mamá del niño, entonces les tuve que ordenar: “¡de aquí no se baja nadie!”. La niña venía[6] con el patrullero Tinjaca, en el taxi que nos seguía. Entonces le dije por radioteléfono: “¡Tinjaca, pregúntele a la niña si ese era el tipo que estaba persiguiendo al indigente y al niño con un cuchillo!” De inmediato contesto: “Sí, sí, sí, ese fue”. Esto sucedió en cuestión de segundos. El taxi que nos había dado el dato clave venía adelante, mientras Garavito caminaba por la orilla. Cuando apenas el hombre se sorprendió al ver tanto taxi, ya estaba cogido, yo me había bajado y estaba encima de él.

De manera muy calmada, pero con berraquera[7] le pregunté: “¿Hacia dónde va el señor?” A los cual contestó: “Vengo de Acacias y voy para allá”, señalando cualquier lado.

“Bueno, mano[8], ¿y usted qué hace caminando por acá si la llegada a Acacias es para el otro lado de la ciudad?”. Mientras le hablaba y él contestaba, saqué las esposas y de una se las puse. Desde el taxi los niños confirmaron que era él. Ya Tinjaca se acercaba al haberse bajado del carro. Era la palabra de los niños contra la de él, recuerdo que no dejé que Garavito viera a los niños para protegerlos por si lo dejaban libre… Tinjaca me saludó y después le metió un puñetazo con el que casi lo acuesta. Yo me quedé aterrado de la reacción de mi compañero, que es un patrullero muy sereno.

En ese momento preferí meterlo al taxi y empezó a salir gente de la nada… luego en la estación comencé a interrogarlo: ¿déjeme ver su cedula? – la perdí. Otro documento que lo identifique? –no tengo ninguno. ¿Nombre y apellidos? –Bonifacio Morera Lizcano…››

ALBAFIKA DE PISCIS
05-02-2013, 14:40:13
Condena y situación actual


Garavito fue condenado a la máxima pena existente en Colombia: 40 años…Muchos solicitaron su muerte pero el Estado nunca accedió. Debido a su buen comportamiento y a su colaboración en el rastreo de cadáveres, se ha abierto la posibilidad de darle libertad condicional cuando cumpla unos 24 años de condena. Como es natural, aquello ha suscitado la indignación y el rechazo de la opinión pública; pero, para complacencia del pueblo colombiano, en mayo del 2011 Ecuador solicitó la extradición de Garavito para que cumpla la pena de 22 años por asesinar a dos menores (de 16 y 12 años respectivamente) en Santo Domingo de los Colorados durante julio de 1998. Inicialmente parecía que el proceso iba a decantarse a favor del deseo popular, sin embargo en mayo del 2012 la Corte Suprema de Justicia de Colombia negó el pedido debido a que, según objetaron, Garavito ya fue condenado por esos hechos (el asesinato de los dos menores) en Colombia.

Desde su internamiento, Garavito ha manifestado algunos intentos de suicidio y siempre ha sido aislado para evitar que lo asesinen y, por la misma razón, lo han cambiado varias veces de prisión. Tiene, debido a su buen comportamiento, derechos especiales como el uso de teléfono por hasta cuatro horas diarias (los otros solo pueden usar el teléfono veinte minutos diarios). Según se sabe, las únicas visitas esporádicas que tiene son de una creyente evangélica que quiere lograr que el asesino se reencuentre con Dios. Supuestamente tal conversión sería un hecho pues Garavito manifestó haberse convertido a la Iglesia Pentecostal, aunque la opinión pública sabe que es una farsa, tal y como parece indicar la entrevista realizada por Guillermo Preto La Rotta “Pirry” para RCN Televisión y Especiales Pirry, en la cual además se ve que Garavito es un mentiroso contumaz que parece subestimar de forma ofensiva la inteligencia de sus oyentes.

Finalmente y a modo de cierre y advertencia sobre el monstruo que siempre permanecerá en Garavito, queden estas palabras de la excelente entrevista a Garavito que Mauricio Aranguren Molina puso por escrito bajo el título Viaje a la mente asesina de “La Bestia”. Mi encuentro con Luis Alfredo Garavito: ‹‹No insistí. Entonces grité más fuerte: “¡guardias!” Aquellos instantes parecieron eternos, mientras Garavito me insistía en dejarle la cámara. Su rostro denunciaba alguna molestia y nada que llegaba el sargento. Sólo pude descansar cuando el guardia abrió el candado. Pocas veces en mi vida de periodista he sentido tanto miedo. En el pasado he entrevistado guerrilleros, delincuentes, paramilitares, con el temor normal, pero convencido de la existencia de una ética de bandido, que se respeta. Pero Luis Alfredo Garavito se sale de las normas humanas y en cualquier momento podría disgustarse conmigo y terminar matándome con sus manos.››

http://www.youtube.com/watch?v=66WYXTeDB0U

http://www.youtube.com/watch?v=-SMbih5CYiw

http://www.youtube.com/watch?v=A46NKwzK08o

ALBAFIKA DE PISCIS
06-02-2013, 08:39:17
Robert Garrow – El Depredador


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El Depredador


Las bellas y pacíficas montañas Adirondack, al norte del Estado de Nueva York, son un lugar inesperado para que se produzca un asesinato múltiple, pero ya se sabe que el crimen puede llegar a todas partes.

Robert Garrow, su esposa Edith, y sus dos hijos, Michelle, de 15 años, y Robert, de 14, vivían en Siracusa. Robert era empleado de la panadería de Millbrook, donde se desempeñaba como maestro mecánico. Lo que no sabían ni su jefe ni sus vecinos era que el buen Robert tenía un oscuro pasado.

En 1961, Robert había sido condenado por violación y asalto en Albany. Estuvo ocho años en la cárcel. Mientras cumplía su condena, Edith le visitaba fielmente en la cárcel y esperaba que fuera puesto en libertad. Sólo Edith sabía de la violenta pesadilla de su marido y de su insaciable necesidad de sexo.

Cuatro años después de haber sido puesto en libertad, el nombre de Robert Garrow apareció en los titulares de la prensa de todo Estados Unidos. Sus crímenes y el dilema que presentaba a su abogado, Frank Armani, serían debatidos a través de todo el mundo de habla inglesa.

El domingo 29 de julio de 1973, Nick Fiorello, Philip Domblewski, David Freeman y su novia, Carol Ann Malinowski, estaban acampando en dos carpas asentadas entre las comunidades de Wells y Speculator en los Adirondacks. Los campings estatales se encontraban llenos la noche anterior, por lo que la gente joven acampó en un pequeño descampado de la ruta 8.

Nick y Phil se levantaron temprano y manejaron hasta Wells para conseguir carnada en Maverick. Mientras estaban en el pueblo, Robert Garrow condujo hasta el camping en su Volkswagen del año 1972 y se estacionó fuera de la vista de los demás. Calladamente, subió hasta llegar a una de las carpas y abrió la puerta delantera. Dentro, David y Carol Ann estaban vistiéndose. David Freeman, sorprendido, sólo pudo susurrar: “¿Qué es lo que quiere?”. Robert murmuró algo como que necesitaba gasolina. Ordenó a la joven pareja que se vistiera. Sus órdenes fueron persuasivas. Robert llevaba un rifle de caza.
Mientras David y Carol Ann abandonaban la carpa, se tranquilizaron al ver a Phil y Nick pasando con su auto por un lado. Phil pidió explicaciones de lo que estaba sucediendo. Robert dijo que necesitaba gasolina. David y Carol Ann, más conscientes del peligro, aseguraron a Phil que sería mejor que cumpliera con el pedido del intruso.

Robert Garrow obligó a sus cautivos a adentrarse en el bosque, en donde sacó un rollo de cuerda. Ató a David y a Nick a un árbol. A Phil y Carol se los llevó más lejos. Pidió a Carol Ann que amarrara a Phil. Después, una aterrada Carol Ann, ahora a solas con Robert, tuvo que caminar unos metros más. Robert la ató a un árbol, diciéndole que tenía que revisar a los otros.

Unos momentos más tarde, Robert apareció enfrente de Phil Domblewski. Phil, de 18 años, quien había sido el más verbal del cuarteto de cautivos, se enfrentó a la ira del loco. Robert, calmada y metódicamente, apuñaló al indefenso joven en el pecho hasta que el cuerpo sin vida se desvaneció contra las cuerdas que le sujetaban al árbol.

Carol Ann escuchó los gritos de Phil. Sudando profusamente, sus muñecas se pusieron tan resbaladizas que fue capaz de liberarse de las cuerdas. Silenciosamente, anduvo hacia Phil; llegó justo en el momento en que Robert Garrow recogía su rifle y desaparecía en el bosque.

Nick Fiorello se las arregló para liberarse, corrió hacia su auto y salió en busca de ayuda. David Freeman, recientemente liberado, tuvo la mala fortuna de tropezarse directamente en el camino de Robert Garrow. Robert le dijo a David que Nick se había escapado y le obligó a buscarlo. El intruso y el cautivo anduvieron en amplios círculos por el bosque. Pasó el tiempo. Nick regresó acompañado de varios policías en tres autos. Cuando David escuchó a su amigo, se apartó de Robert, quien salió corriendo hacia el bosque.

La policía pronto encontró a Philip Domblewski, aún atado al árbol. Carol Ann fue encontrada de rodillas, llorando ante el cuerpo de su amigo. Cuando la policía ya lo tenía acorralado, Robert Garrow logró volver a la carretera y se marchó en su propio auto.

Rápidamente los tres jóvenes rescatados escogieron la foto de Robert Garrow de entre todas las que les fueron enseñadas por la policía. La captura estaba en marcha. Había cierta urgencia. Sólo nueve días antes, Daniel Porter, de 20 años, había sido encontrado acuchillado hasta la muerte atado a un árbol, a unos 80 kilómetros de distancia de donde se había asesinado a Philip Domblewski. Porter estaba acampando con su novia, Susan Petz, quien aún se encontraba desaparecida. La similitud entre los dos incidentes era increíble.

ALBAFIKA DE PISCIS
06-02-2013, 08:41:36
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Once días después del asesinato de Domblewski, Robert Garrow fue arrestado. Había cometido el error de intentar contactar a su hermana en Witherbee. A Robert se le vio en los bosques cercanos a la casa de su hermana. En el tiroteo que le siguió, el oficial Henry Le Blanc derribó a Robert con un rifle de alta potencia. Robert se encontraba seriamente herido en la espalda, brazos y piernas, pero se recuperó lentamente tras ser sometido a una operación con la cual se extrajeron las balas.

Después de ser acusado de asesinato, Robert insistió en ser defendido por el abogado de Siracusa, Frank Armani. Armani había defendido a Robert previamente y era su abogado registrado. Ya que Robert no tenía dinero y expresó su preferencia por Armani, la corte asignó a Armani como su abogado.

Rápidamente, Frank Armani llegó a la conclusión de que su cliente había asesinado a Philip Domblewski y que su defensa basada en la locura sería su única esperanza para cumplir condena en un hospital en vez de en la cárcel.

Al interrogar a su cliente, Armani logró que Robert le confesara que había matado a Daniel Porter y violado y asesinado a Susan Petz. También le reveló que había violado y asesinado a Alicia Hauck. Ninguno de los cuerpos había sido encontrado. Esta información puso al abogado en una situación extremadamente delicada. La confidencialidad entre abogado y cliente es la piedra angular del proceso de defensa. Si Armani revelaba la información recientemente descubierta, rompería esta confidencialidad, una acción que le podría llevar a la exclusión del colegio de abogados.

Inicialmente, Armani tenía que verificar las declaraciones de su cliente. Siguiendo instrucciones de Robert, realmente vio y fotografió el cadáver de Susan Petz, escondido y abandonado en una mina. Un colega, el abogado Francis Belge, encontró e hizo fotos del cuerpo de Alicia Hauck, enterrada en un cementerio.

Frank Armani y Francis Belge, leales a su código de conducta profesional, no dijeron nada sobre sus horribles hallazgos.

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Armani se preparó para defender a su cliente del único cargo de asesinato de Philip Domblewski.

Mientras tanto, meses más tarde, en diciembre de 1973, un estudiante de la Universidad de Siracusa se encontró con el cuerpo de Alicia Hauck en el cementerio de Oakwood. Dos semanas más tarde, niños de una escuela vieron el pie de Susan Petz saliendo de los escombros de la mina abandonada.

Robert Garrow era un sospechoso importante en ambos asesinatos, así como en el de Daniel Porter.

En mayo de 1974, Robert Garrow fue enjuiciado por el asesinato de Philip Domblewski. Garrow era tan odiado en la zona que se tuvo que poner una policía especial las 24 horas del día protegiéndole del enfurecido público. A su abogado también se le brindó protección policial. Las cartas amenazantes no hacían más que llegar a su residencia.

Desde el banquillo, Robert Garrow admitió el asesinato de Daniel Porter, Susan Petz, Alicia Hauck y Philip Domblewski.

Tras la confesión dramática, el colega de Frank Armani, Francis Belge, reveló que ellos sabían lo de los asesinatos, conocían el lugar exacto donde se encontraban los cadáveres, y habían hecho fotografías de los cuerpos mucho antes de que fueran encontrados. La confidencialidad entre ellos y su cliente les había obligado a guardar silencio. Ahora que Garrow había confesado, se sentían libres de tal obligación.

La noticia de que los dos abogados no habían revelado el lugar donde se encontraban los cuerpos de las víctimas corrieron a través de toda la comunidad legal estadounidense. Llevados por la emoción del momento, sus colegas condenaron a los dos hombres.

Mientras tanto, el juicio continuaba. A Robert Garrow se le declaró culpable de asesinato y fue sentenciado a 25 años en prisión.

Se presentaron varios cargos contra Frank Armani y Francis Belge, pero fueron absueltos de cualquier mal criminal o profesional por un gran jurado del Condado de Onondaga y por La Asociación Americana de Abogados.

Robert Garrow, confinado a una silla de ruedas por los resultados de sus heridas, fue encarcelado en la prisión Donnemora. Cuatro años más tarde, fue transferido a las instalaciones del correcional de Fishkill. Subrepticiamente, ejercitó sus piernas hasta que en la noche del 8 de septiembre de 1978, se subió desde su silla de ruedas y escaló dos verjas de alambre con pinchos hasta lograr su libertad.

Inmediatamente se llevó a cabo una búsqueda masiva. Tres días más tarde, en algunos bosques afuera de la institución, el funcionario Dominic Arena se encontró cara a cara con el hombre más buscado de Estados Unidos. Garrow apuntó y disparó una pistola que le había pasado, de contrabando, su hijo en la institución. Arena cayó herido. Más tarde se recuperaría. Funcionarios que le acompañaban abrieron fuego y Robert Garrow cayó muerto en el suelo, terminando con su carrera de violaciones y asesinatos.