Pero un día, la señora Grexa preguntó en broma a Carole cuándo pensaban tener un hijo, a lo cual ésta contestó que primero había que hacer el amor para quedar embarazada. No le comentó que su marido no disimulaba su afición por las revistas pornográficas de hombres desnudos, ni que había admitido sin tapujos su preferencia por los chicos.Mientras tanto, John Wayne Gacy se estaba convirtiendo en una especie de celebridad local. Demasiado mayor para la Joven Cámara de Comercio, contactó con la Organización Demócrata y se ofreció a trabajar para ellos, incluso cediendo a sus propios empleados para limpiar las oficinas. Aceptaron entusiasmados.Gacy deseaba involucrarse más profundamente en la vida social de su ciudad; se confeccionó entonces un traje de payaso. Se maquillaba y su rostro, en vez de reflejar alegría, daba una impresión macabra.“Pogo el Payaso” se convirtió en un personaje familiar que recogía fondos para el Partido Demócrata o divertía a los niños del hospital local. Todos se tomaban fotos con él. Gacy no lo sabía, pero ese personaje se convertiría, con el tiempo, en el símbolo más terrible de su desintegración mental y en un referente obligado para la historia de horror de sus crímenes.
Pero sus jóvenes empleados veían otro aspecto de su carácter. Era muy tacaño con los sueldos y les pagaba sólo las horas de trabajo, sin tener en cuenta los desplazamientos entre obra y obra, y como debían viajar varias veces al día, perdían mucho dinero. Pero uno de los empleados de dieciséis años, Tony Antonucci, tenía otra queja.Una noche de 1975, Gacy se presentó en su casa con una botella de vino. Le explicó que quería enseñarle un truco con un par de esposas, desafiándole a encontrar el método secreto para abrirlas. Tony Antonucci se cuidó de no introducir completamente una de sus manos en la manilla, y cerró la otra sobre su muñeca. Luego, cogió la llave, se liberó y ató las manos del jefe en la espalda, con las mismas esposas. Este luchó, profirió amenazas y finalmente se calmó y convenció al chico para que se las quitara. No intentó ninguna otra cosa para abusar de su empleado, quien conservó el trabajo durante nueve meses.
Los juguetes sexuales de Gacy
La soga empleada por Gacy en sus crímenes
Ron Grexa se enfadó tanto que amenazó con quemarle la casa. Este fue inmediatamente a denunciar el hecho a la policía, luego llamó a sus vecinos para disculparse y pedirles que el incidente no estropeara su amistad. Los Grexa aceptaron las disculpas.